Para
encontrar la génesis de Kill Devil Hill, tenemos que remontarnos al año 2009,
cuando el batería Vinnie Appice, tras la gira de Heaven & Hell, decidió
montar su propia banda, para lo que contacto con el cantante Dewey Bragg ex
Pissing Razors., el guitarrista Mark Zavon y el bajista Jimmy Bain. Tras
hacerse pública la enfermedad de Ronnie James Dio, Appice apostó por concentrarse
en el proyecto y ponerse a escribir material de cara a un futuro lanzamiento,
para acabar de engranar su equipo de trabajo decidió sustituir a Jimmy Bain por
su viejo amigo y conocido Rex Brown (ex Pantera y Down).
Con
la formación plenamente consolidada Kill Devil Hill nos sorprende con su primer
lanzamiento, donde lejos de practicar un metal abrasivo y cercano al thrash metal,
deciden sumergirse en las raíces del hard rock mas denso, en el que se nota una
muy marcada influencia de bandas clásicas de la escena de los 90 como
Soundgarden o los Alice In Chains de Jerry Cantrell y Layne Stanley.
Si
la nómina de músicos vinculada al proyecto no resultaba ya un atractivo
suficientemente importante para acercarse a este trabajo, tampoco resulta nada
desdeñable la fantástica producción que ha corrido a cargo de Warren Riker,
conocido por su trabajo con bandas como Cathedral y Down.
Una
formación en la que están involucrados un batería con la experiencia de Vinnie
Appice y un bajista con la consistencia de Rex Brown ha de sonar contundente y
compacta, y esta es precisamente la vibración que transmite la inicial “War
Machine”, donde podemos disfrutar de esos afilados riffs como cuchillos que nos
transportan a un hard rock dinámico, con mucho ritmo y donde destaca la
interpretación vocal de Dewey Bragg,
bastante más comedido y melódico que en su anterior banda, aunque de vez en
cuando deja escapar algún gruñido, mientras el guitarrista Mark Zavon va
dejando muestras de su virtuosismo antes de que el estribillo se vuelva a
repetir cerrando un tema pegadizo y con gancho. Pese a que desde un primer
momento todos los medios han intentado vender a Kill Devil Hill como un
supergrupo, no creo que en ningún momento la banda haya querido asumir ese rol,
si no que mas bien se han dedicado a componer unos temas que la verdad, creo
que se alejan bastante de lo que sus componentes habían realizado con sus
bandas anteriores, como por ejemplo en “Hangman”, donde el penetrante sonido
del bajo de Rex Brown, deja paso a un tema crujiente, que baja notablemente las
revoluciones y en donde Kill Devil Hill se sumergen en las melodías densas que
crean los riffs de Mark Zavon que se
alternan con las tonalidades más envolventes de Dewey Bragg, creando un corte
que contiene un cierto aire hipnótico, muy característico de las bandas más
contundentes del sonido grunge.
Intensidad
podría ser la palabra que mejor podría definir
“Voodo Doll”, a pesar de que a medida que el disco avanza los temas van
bajando su velocidad, en ningún momento Kill Devil Hill pierden ese filo
cortante de su sonido, lo que nos permite transportarnos, cual ejercicio de nostalgia,
a través de un viaje hacia el hard rock de la década de los 90, donde los
estribillos se encargan de hacer subir el tempo del tema, dándole chispa y
emoción a un corte serpenteante. Sumergiéndose todavía más en las sonoridades
mas oscuras y tortuosas “Gates Of Hell”, un corte donde las guitarras se
conjugan con las voces tortuosas de Dewey Bragg, mientras la base rítmica suena
densa y pesada, quedando muy clara la admiración que el cuarteto procesa por
Alice In Chains, hasta tal punto que Dewey Bragg parece la reencarnación de
Layne Stanley, en un corte que transpira angustia y dramatismo, y que pese a lo
relajado de su tempo, no me cabe la menor duda que llegará a ser uno de los
momentos álgidos de sus conciertos.
Nuevamente
vuelve a ser el bajo de Rex Brown el encargado de dar arranque “From The Shadows”, uno de los cortes con más
“groove” de todo el álbum, donde Kill Devill Hill, muestran otra de sus grandes
influencias , que no es otra que ese sonido típicamente “stoner” a medio camino
entre los Black Sabbath mas machacones y bandas como Down o los Corrossion Of
Conformity de la época del “Deliverance”, destacando el fantástico trabajo de
Vinnie Appice en la parte final del tema, donde con sus redobles y los gruñidos
de Dewey Bragg consiguen un final in crescendo. “We´re all Gonna Die”, vuelve a
transportarnos a las sonoridades más propias del grunge, donde las guitarras
densas y envolventes predominan, mientras las letras pesimistas nos sumergen
nuevamente en tempos cadenciosos apoyados en
los estribillos envolventes que aportan un punto de rabia que es
rematado por las armonías de la guitarra de Mark Zavon.
La
base rítmica vuelve a ser la protagonista de “Strange”, donde esta presente el
aroma hard rock mas contemporáneo, en un
tema donde las guitarras suenan bastante más frescas y hasta aportan un toque
mas moderno rompiendo un poco con lo propuesto hasta el momento, dando espacio
a partes más melódicas. Conforme el disco se va sucediendo quizás resulta un
poco excesivo la constante reiteración de esquemas similares en muchos de los
temas que forman el álbum, como en el caso de “Time & Time Again”, que pese
a no ser un mal corte, suena a una versión actual de Alice In chains, y si bien
en algunos de los primeros cortes del álbum podía sorprender, al final llega a
hacerse excesivamente repetitivo la similitud con la banda de Seattle.
“Old
Man”, nos devuelve al rock más dinámico, apartándose de los esquemas del grunge de los noventa y apostando por unas
sonoridades que conjugan algún guiño sureño con las guitarras marchosas y
animadas, dando dinamismo y contundencia a uno de los cortes más movidos de
todo el debut de Kill Devil Hill y en el que resulta especialmente inspirada la
participación de Mark Zavon. A pesar de no ser una balada, las guitarras
acústicas son las encargadas de conducir “Mysterious Ways”, un tema lento con
regusto clásico y aroma sureño, donde llama poderosamente la atención lo bien
que su cantante ha sabido moldearse al sonido del tema, teniendo en cuenta que
provenía de una banda como Pissing Razors, donde precisamente no se prodigaban
mucho con esta clase de composiciones.
Tras
el pequeño respiro de “Old Man” y “Mysterious Ways”, Kill Devill Hill vuelven a
sumergirse nuevamente en el universo de los temas densos en el inicio de “Up In
Flames”, un corte que poco a poco va
subiendo en intensidad gracias a las guitarras que combinan riffs con armonías
dándole al tema junto con la base rítmica momentos intensos que se ven
rematados por las melodías vocales de Dewey
Bragg. Vinnie Appice nos ofrece uno de los mejores ritmos de batería para la
final “Revenge”, una nueva muestra de hard rock contundente y con gancho, que
deja ver que quizás Kill Devil Hill
tienen bastante más potencial y podrían haber facturado un mejor debut dada la
calidad de los músicos que integran el proyecto.
Parece
que el caso de Kill Devill Hill, no es el de la reunión de unos músicos
consolidados para la grabación de un disco, si no más bien que se trata de una
banda con todas las de la ley, así que esperemos que para su próximo trabajo
consigan consolidar su propuesta y alejarse un poco de la influencia de Alice
In Chains, ya que creo que están excesivamente encorsetados en unos patrones
muy de los noventa. No me cabe la menor duda que si este disco hubiera salido
en 1994 o 1995 habría sido todo un éxito, pero estamos en 2012 y creo que ante
la expectativa que había levantado el grupo, sus fans quizás se esperaban una
propuesta un poco más contundente y cercana a sonoridades más netamente
metaleras.
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