Hacía mucho tiempo que no sentía ese cosquilleó y nerviosismo durante las horas previas al inicio de un show, así que me sorprendió muy gratamente, cuando al cruzar la puerta de acceso de la Sala Apolo y tras subir las escaleras que dan acceso a la pista, pude comprobar el gran ambiente que se respiraba en el recinto, un recinto que cubría ya más de la mitad de su aforo desde veinte minutos antes de la hora programada para el inicio del show. Era obvio que el ambiente que se respiraba, era el de las grandes ocasiones, y lo cierto es que el cartel que se nos presentaba esta noche bien lo merecía.
Por un lado Unisonic, una banda en la que por fin, se ha hecho realidad el añorado sueño de muchos metaleros de ver juntos de nuevo, compartiendo escenario, a dos músicos increíbles, dos auténticos pesos pesados, que durante los años 80 dieron la época de mayor esplendor a una de las bandas más importantes e influyentes de la escena Europea, Helloween. Aunque los tiempos han cambiado, y su historia con la "calabazas" queda ya muy lejos, lo cierto es que Unisonic, venían dispuestos a demostrarnos que no son un mero ejercicio de revival y que no quieren vivir de rentas pasadas, apostando muy fuerte por su álbum debut, pero teniendo un recuerdo complice y cariñoso para con todos sus fans, incluyendo en su repertorio algunas piezas clásicas del quinteto alemán.
Cerrando la velada y como cabezas de cartel Gotthard, toda una institución dentro de la escena del hard rock europeo, una formación con más de veinte años de historia, que veía como la fecha del pasado 5 de octubre de 2010, quedaba grabada a fuego en su historia a causa del fallecimiento, en un desgraciado accidente de tráfico, de su vocalista Steve Lee. Como el Ave Fénix, resurgiendo de sus cenizas, los suizos editaron recientemente un fantástico nuevo trabajo titulado "Firebirth", junto al vocalista Nic Maeder, así que la actuación de esta noche suponía la primera oportunidad para comprobar que tal sonaba en directo la nueva voz de Gotthard y si podría llenar el inmenso vacío que había dejado un tipo con la personalidad y carisma del malogrado Steve Lee.
Con la grandilocuencia de “La Cabalgata De Las Valquirias”, del compositor alemán Richard Wagner, sonando como intro, daba arranque la descarga de Unisonic, con el tema que da nombre a la formación, dejando claro, desde un primer momento, su intención de reivindicarse como colectivo, escapando de personalismos y egos, dejándonos en escena a una banda compacta, a la que se le ve perfectamente conjuntada y que desde los primeros segundos de su actuación no tuvo ningún problema en conectar con un auditorio ansioso por recibir una buena dosis de hard rock melódico, temas como el pegadizo “Never Too Late”, fueron muy bien recibidos por un público que coreo cada uno de los estribillos, como si de auténticos clásicos se tratase, mientras Michael Kiske certificaba que todavía sigue conservando esa voz aguda y elegante que le consagro como una de los grandes cantantes de la historia del heavy metal.
No tardo mucho el vocalista en deshacerse de su chaqueta, debido al insoportable calor, mientras un público entregado, ofrecía al vocalista las primeras muestras de cariño y pleitesía, coreando su nombre, a lo que el vocalista respondió, presentándonos rápidamente a cada uno de los integrantes de la formación, antes de zambullirse en el medio tiempo “King For a Day”, en el que Kai Hansen, nos ofrecería el primer gran solo de la noche, mientras el vocalista regalaba sus muñequeras a los fans de las primeras filas. Aunque el material de Unisonic, no puede competir en fuerza metálica con los antiguos himnos de Helloween, lo cierto es que temas como el rockero “My Sanctuary”, conservan ese gancho que consigue que todo el público levante los brazos apoyando el tema y cantando su pegadizo estribillo, mientras el vocalista alemán ejerce las labores de dirección del enorme coro.
Un emocionado Michael Kiske, nos anunciaba que llegaba el momento de viajar en el tiempo, ante el delirio general de un Apolo que literalmente se vino abajo cuando empezaron a sonar las primeras notas de “March Of Time”, la primera de las sorpresas que nos tenían preparadas los alemanes, y realmente doy fe, de que muchos de los presentes sentimos una emoción especial, al volver a escuchar ese viejo himno cantado por el cantante que lo llevo a la cima hasta convertirlo en un clásico, con esas fantásticas notas agudas volando sobre los riffs marca de la casa de un Hansen al que se le veía feliz y muy liberado encargándose únicamente de la guitarra y de apoyar a su compañero en los coros.
Tras el momento de éxtasis, tocaba relajarse, de la mano de una jam lenta y bluesera en la que Kai Hansen intercambio fraseos a las seis cuerdas con Mandy Mayer en forma de dialogo guitarrístico, antes de adentrarnos en una espléndida “Over the Rainbow” que dejaría paso posteriormente a la marchosa “Star Ride” tras la que volaríamos con la vocalmente sublime “We Rise”, donde destaco la contundente pegada el batería Kosta Zafirou que junto a la labor del bajista Denis Ward, formaron una base de ritmo rotunda y contundente, sobre la que Hansen y Mayer desplegaron toda su artillería pesada en forma de riffs, provocando una ensordecedora ovación, que volvió a dejarnos la estampa de un auditorio entregado coreando el nombre del vocalista alemán.
Durante toda la actuación fueron constantes las muestras de buen rollo y camaradería entre todos los componentes de Unisonic, pero especialmente sirvió para certificar la estrecha relación que une, a día de hoy, a las dos cabezas visibles de la banda, y es que el dueto Kiske-Hansen, se mostró en todo momento muy cercano, jugueteando e intercambiándose bromas durante toda la actuación, como el pequeño “lapsus”, que sufrió el vocalista durante la presentación de “Never Change Me”, en la que canto a capela un trozo del “Time To Break Free”, que él mismo grabó para el disco “Land Of The Free” de Gamma ray, lo que provocó las risas entre los asistentes. Estaba claro que los alemanes no eran un artista invitado al uso, ni unos simples teloneros esta noche, así que después de atacar la citada “Never Change Me”, abandonaron las tablas, para regresar, rápidamente por aclamación popular para interpretar uno de los bises más brutales que se puedan presenciar a día de hoy.
Dos clásicos inmortales serían los encargados de poner el broche de oro a la espectacular actuación del quinteto alemán, dos himnos arrolladores y matadores que todos los amantes del metal más clásico hemos cantado en numerosas ocasiones, el inmortal y extenso “Future World”, con Hansen acelerando el tema desde un inicio lento, hasta hacerlo sonar como un auténtico cañonazo, con todo el mundo rugiendo y dando saltos durante el pegadizo estribillo, dejándonos dirigir por el vocalista, y la hímnica “I Want Out” con la que cerraron su actuación, con un público en pleno éxtasis, que no paro de corear el nombre de los músicos, que no tuvieron ningún tipo de reparo en acercarse hasta las primeras filas para desde el mismo escenario firmar fotos, cds y cualquier cosa que cayera en sus manos. Sin duda parece que el proyecto Unisonic, se va consolidando poco a poco, y si siguen la línea marcada con su primer trabajo y ofreciendo descargas tan brutales y efectivas como la vivida en la Sala Apolo, no me cabe la menor duda que en poco tiempo van a ser una de las bandas más importantes dentro del panorama europeo. Personalidad y tablas no les faltan.
A tenor de lo visto sobre el escenario de la Sala Apolo, podría parecer, que los suizos iban a tener una dura papeleta para conseguir llegar al nivel de la formación alemana, pero lo cierto es que Gotthard, venían dispuestos a inyectarnos directamente en vena una buena dosis de rock n´roll festivo y guitarrero, lejos de seguir con la norma no escrita de arrancar los conciertos con el tema de apertura del último disco, los suizos decidieron decantarse por una rotunda “Dream On”, que conseguía poner a todo el mundo a bailar mientras éramos testigos de las evoluciones sobre las tablas , del nuevo vocalista Nic Maeder, que se mostraba descarado y atrevido ocupando la parte central del escenario, incitando a la gente a no parar de moverse y dejando patente por que la veterana formación le ha ofrecido el puesto de vocalista. Tras el bautismo del vocalista, la fiesta continuó con el poderoso “Gone Too Far”, con ese sonido clásico de guitarras y un vocalista, que mostraba maneras muy de la vieja escuela, moviéndose a lo largo de todo el escenario buscando el apoyo del respetable.
Tras una primera salva de aplausos, llegaba el momento de presentar algo del nuevo material de la banda, que tuvo mucha presencia dentro de la actuación, hasta un total de 7 cortes pertenecientes a “Firebirth”, sonarían durante el concierto, siendo el primero de ellos, “Starlight”, en la que el vocalista se colgó una guitarra para acompañar a sus compañeros Freddy Scherer y a un vistoso Leo Leoni que acabo el tema tocando con la guitarra por detrás de la nuca, ante la ovación de los fieles de la banda. El ritmo trepidante y contagioso no se detuvo durante la seguidísima “Top Of The World”, en la que nuevamente Maeder volvió a pedir el apoyo de todos los presentes durante los estribillos antes de afrontar un final apoteósico con el vocalista gritando durante la parte final antes de dar carpetazo al tema dejando en alto el pie de micro.
Tras un primer tramo de actuación en la que Gotthard habían, conseguido ponernos las pilas con una selección de temas roqueros y guitarreros, poniéndonos a todos a bailar, los acordes acústicos de la emotiva “Remem It´s Me”, perteneciente a su más reciente lanzamiento, suponían el primer momento de relax, antes de que el clímax volviera a subir como la espuma durante la interpretación de la zeppeliana “Sister Moon”, que supuso todo un estallido de júbilo y una inyección de adrenalina que se contagió desde el público hasta el escenario. Sin darnos tiempo ni tan siquiera para tomar aire, la fiesta continuó con “Fight”, donde Leo Leoni, volvió a dejar huella con otro incendiario solo, haciendo salir chispas de su mástil, mientras el bajista Marc Lynn y el guitarrista Freddy Scherer tocaban espalda con espalda. Fue su marchosa versión del clásico “Hush”, otra de las piezas que consiguió poner a bailar a toda la sala, con todo el público jugueteando con el estribillo siguiendo las indicaciones de un Maeder que en uno de sus alocados bailes con el pie de micro llegó a perder su inalámbrico.
Pese a la inyección de buen rollo y diversión que estaba suponiendo la descarga de los suizos, era evidente, que una pequeña parte de su concierto tendría que estar dedicada a la memoria de su anterior vocalista, Steve Lee, así que fue el propio Maeder, quedándose solo en el escenario, quien se encargó de introducir, “One Life, One Soul”, levantando una larga y cerrada ovación que precedió a la interpretación de un corte con una gran carga emotiva, que hizo que a más de uno de los presentes estuviera a punto de saltársele una lagrimilla. Siguiendo con el ambiente más íntimo y relajado, Leoni y Scherer, salieron para acompañar a su compañero con las guitarras acústicas durante la interpretación de la sentimental “Tell Me”, la balada con mayúsculas de “Firebirth”, con la que dieron por terminado este pequeño tramo acústico de su actuación.
Sin abandonar los temas de su último trabajo, la vuelta a los sonidos eléctricos, vino de la mano de la bluesera “Take It All Back”, donde Leo Leoni sacó al escenario su guitarra de doble mástil, rematando el tema con otro fantástico solo, ante el delirio de un público entregado. Volviendo al sonido de las tres guitarras sobre el escenario, con Maeder tocando una de ellas, llegaba el turno de la hard roquera “The Story´s Over”, una canción que pese a estar incluida dentro de su último lanzamiento, recibió una respuesta impresionante, que creo que la sitúa como una de las serias candidatas a permanecer dentro del repertorio de la banda de cara a próximas giras. La predisposición de un público con muchas ganas de pasarlo bien, fue clave a la hora de dar color y vistosidad a temas como el festivo “Fist In Your Face”, que la gente coreo incansablemente y donde introdujeron a modo de broma, un corto fragmento del “Smoke On The Water” de Deep Purple.
Con el guitarrista Leo Leoni, jugueteando con el talk-box, daba inicio la soulera “Mountain Mama”, perteneciente a su segundo álbum “Dial Hard” de 1994, con el que la sala se convirtió en una autentico pista de baile, con todo el mundo entregado a una banda que estaba ofreciendo un gran espectáculo, cargado de actitud y rock n´roll , viéndose rematado por el conciso y directo “Right On”, que con su pegadizo estribillo sirvió para hacer levantar decenas de brazos al aire mientras la gente no dejaba de cantar, para que posteriormente los suizos pisaran a fondo el acelerador poniendo el punto final a su show por todo lo alto con una festiva y efectiva “Anytime, Anywhere”.
Después de un show en el que la banda había derrochado energía y potencia, era previsible que los bises iban a ser incendiarios, así que sin apenar darnos tiempo para reponernos, fue Leo Leoni el encargado de reclamar la atención del público, para que posteriormente toda la banda se embarcara en “Master Of Illussion”, en la que Maeder, volvió a demostrar que posee unas privilegiadas cuerdas vocales, ya que supo imprimir a su interpretación potencia y feeling. Era evidente que la actuación estaba llegando a su fin, pero Gotthard todavía tenía un par de balas en la recamara para hacernos disfrutar como enanos, la primera de ellas vino introducida por esa reconocible batería con aire marcial que desemboco en la roquera “Lift U Up”, en la que toda la sala coreo la melodía vocal, demostrando que sigue siendo uno de los mayores pelotazos de la banda en directo y como absoluto y rotundo fin de fiesta su versión del “The Mighty Quinn” del maestro Bob Dylan con el que dieron por terminada su actuación de manera definitiva, cerrando por todo lo alto con un final apoteósico con Leo Leoni tocando la guitarra detrás de la nuca y con sus compañeros saludando a un público que no paro de gritar el nombre de la banda a modo de despedida mientras los músicos se retiraban en medio de una gran ovación.
Gran concierto de Gotthard que parecen haber encontrado en el vocalista Nic Maeder, al sustituto perfecto del añorado Steve Lee. Aunque las comparaciones siempre son odiosas, es cierto que quizás Nic Maeder no tiene el magnetismo, ni el carisma que atesoraba Lee en directo, pero en cualquier caso demostró sus grandes dotes como vocalista y frontman, en una actuación cargada de feeling y puro hard rock.
ALFONSO DIAZ
FOTOS CARLOS OLIVER
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