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lunes, 29 de octubre de 2012

KILL RITUAL-THE SERPENTINE RITUAL






Integrados por miembros de bandas como Imagika, Eldritch o Death Angel, el nacimiento de la formación americana Kill Ritual, se remonta a finales del 2010 cuando los guitarristas Steven Rice y Roberto Proietti decidieron formar equipo con la base rítmica formada por Danyael Williams y Wayne DeVecchi para ponerse a escribir material junto al vocalista Josh Gibson para el que sería su disco debut, un álbum donde nos muestran su predilección por una clase de heavy metal muy contundente, con numerosos elementos que nos traen al recuerdo a bandas de la vieja escuela y en la que tienen cabida sonoridades y tempos propios de thrash metal más característico de la Bay Arena.
Con una producción contundente en la que han puesto especial esmero a la hora de cimentar una base rítmica dura y poderosa, muy del estilo de bandas como Annihilator o los Iced Earth más agresivos, este trabajo nos ofrece una colección de temas repletos de riffs aplastantes que te harán mover la cabeza si te dejas arrastrar por sus fraseos asesinos y sus enrevesados desarrollos solistas, que consiguen dar a cada una de las composiciones un aire netamente heavy metalero, pero sin dejar de lado, en ningún momento la velocidad ni la contundencia, alejando  su sonido de cualquier atisbo de comercialidad, en unos temas directos, de corta duración y que entran directos a la cabeza desde una primera escucha gracias a unos estribillos rotundos y pegadizos.
El tema que da título al álbum “The Serpentine Ritual”, es la pieza que abre el plástico, sumergiéndonos de lleno en una descarga netamente heavy metalera de la mano de una poderosísima base rítmica sobre la que los crujientes riffs de guitarra darán forma a un corte rotundo y arrollador, con la guitarra solista de Steven Rice dibujando fraseos técnicos y letales junto a la cortante voz de un Josh Gibson, que pese a no tener un registro excesivamente contundente, si consigue sonar de forma suficientemente convincente. Tras un inicio rocoso, con la segunda pieza “Torn Down”, llega el momento de mostrar su faceta más netamente thrashera, con la batería de Wayne DeVicchi, dando velocidad y contundencia a un corte rápido, con unos riffs cañeros e incisivos, que desembocaran en un amplio desarrollo instrumental con las guitarras de Steven Rice y Danyael Williams doblándose en  sus melodías, dando a la composición un aire de metal clásico, para posteriormente retornar a un  ritmo marcado y mosheante que inevitablemente nos trae al recuerdo a los Anthrax mas ochenteros.
Tirando de una base de ritmo demoledora arranca la incendiaria y explicita “TimeTo Kill” un corte que estilísticamente está más cerca del U.S. metal practicado por bandas como Flotsam & Jetsam, que del thrash metal más prototípico, en una composición acida y compacta con la voz de Josh Gibson sonando bastante más comedida y melódica, dejando espacio  a unos extensos desarrollos solistas donde Steven Rice se destapa como un rotundo guitarrista regalándonos unos solos técnicos y virtuosos que se enlazaran directamente con una contundente parte final dirigida por el grito guerrero del vocalista. Como una locomotora cogiendo velocidad arranca “Ambush”, un corrosivo medio tiempo liderado por unos riffs incisivos y poderosas melodías, con la voz de Josh Gibson sonando mucho más rasgada dando al tema un toque más rotundo e intenso, que le hace sonar plenamente furioso gracias a su sonido contemporáneo con las guitarras rítmicas machacando la melodía central del tema en segundo plano. 
Adentrándose en terrenos más seminales y casi a modo de declaración de intenciones, nos encontramos con la trepidante y agresiva “Old School Thrasher”, el que es quizás el corte más directo de todo el  álbum, una composición cañera y redonda, donde Kill Ritual, han llevado su estilo a la máxima expresión de la mano de unos riffs speedicios y crujientes, altamente aditivos a los que hay que añadir un estribillo fácil y directo, que esos que se quedan grabados tras un primera escucha, dando forma a todo un trallazo brutal que no está exento de técnica gracias a un nuevo alarde de virtuosismo de un inspirado Steven Rice. Con un inicio lento, con la guitara acompañando a Josh Gibson se abre la oscura “Coat Of Blood”, que nos transporta desde un inicio denso y pausado a una descarga cruda  y opresiva, con la batería de Wayne DeVicchi haciendo subir la intensidad del tema hasta dar forma a un medio tiempo agresivo y compacto, cargado de riffs cortantes y en el que se suceden los cambios de ritmo, dando a la composición un inminente aire épico que se ve reforzado gracias a las líneas vocales de Josh Gibson y las melódicas guitarras de las que se encargó Andy La Rocque, quien ha sido el responsable de mezclar el trabajo.
De vuelta a los ritmos más directos y arrolladores, “Cold Hard Floor”, una pieza pegadiza de un cortante y rotundo thrash n´roll, con Rice y Proietti machacando sus seis cuerdas de manera incesante durante el inicio para posteriormente sumergirnos en unos desarrollos más atmosféricos, navegando en unos tempos más pausados, que dejaran paso nuevamente al trepidante y contagiosos ritmo inicial. La aplastante base rítmica es la protagonista de “Law Of The Land”, llegando a alcanzar especial relevancia envuelta entre riffs arrolladores y concisos dando forma a un corte vibrante y speedico con la banda machacando sus instrumentos de forma magistral junto a unos rotundos coros que conducen el tema hacia una catarsis metálica con Josh Gibson apurando sus cuerdas vocales al máximo.
Adentrándose nuevamente en terrenos épicos, la apocalíptica “The day The World Dies”, una composición que va creciendo progresivamente, partiendo de un inicio melódico y ambiental, con las voces arrastradas, para adentrarse en un in crescendo sonoro que llegara a crear una robusta muralla sónica gracias a los crujientes riffs y a esa sonoridad cortante y agresiva que se ira acelerando con la entrada de los coros para desembocar en un final impregnado de una fuerza arrolladora y aplastante. “Prisioner Of The Flesh”, es quizás el tema con una estructura más lineal de todo el álbum, pero sigue conservando ese filo rotundo y aplastante, con una mayor gamma de registros empleados en las voces de  Josh Gibson, y un estribillo muy marcado que hace recordar a bandas como los canadienses Annihilator, por su bombardeante ritmo y sus vertiginosos riffs en forma de catarata, que se ven rematados por un solo rápido y técnico de Steven Rice.
El disco se cierra con el bonus track “My Neighborhood”, un corte con un ritmo diferente, bastante más encaminado hacia el metal tradicional, que incluye unas ráfagas con un mayor grado de  intensad durante los estribillos, pero que se sale de la tónica predominante durante todo este “The  Serpentine Ritual”, gracias a unas guitarras y efectos que le dan un toque más experimental.
Kill Ritual han facturado en este “The Serpentine Ritual”, un trabajo lleno de furia metálica, en unos temas a medio camino entre el metal más incisivo y el thrash metal de la Bay Arena, aportando unas composiciones repletas de riffs furiosos y afilados, junto a una aplastante base rítmica y unos solos de guitarra realmente letales, en los que se aúnan técnica y velocidad, todo ello completado con un efectivo vocalista, que si bien no tiene ni la consistencia de  Chuck Billy ni  la efusividad de Joey Belladonna, si se muestra lo suficientemente resolutivo a la hora de dar personalidad a cada uno de los temas que componen el álbum.




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