La factoría del metal italiano parece estar viviendo un buen momento, si durante la década de los noventa, bandas como Rhapsody o Labyrinth, veían como su sonido, basado en el power metal rápido y melódico era admirado por media Europa, parece que ahora, una segunda generación de grupos, como Elvenking o Spellblast, siguen empeñados en dar continuidad a la senda anteriormente marcada pero sumando a su propuesta la particularidad de incluir dentro de su sonido, elementos propios de la música folk y medieval.
Otra de las formaciones que están dando cabida a esta particular propuesta power-folk-metalera son los toscanos Vexillum, una joven banda que debuto en 2008 con el EP “Neverending Quest” ,dejando muy buenas sensaciones. Posteriormente en 2011 publicaron su primer disco bajo el título “The Wandering Notes” y se embarcaron en un extenso tour europeo, que les trajo por estos lares, como parte del cartel de la gira de sus compatriotas Rhapsody Of Fire. Tan sólo un año después del lanzamiento de “The Wondering Notes”, el quinteto vuelve a la carga con un nuevo trabajo “The Bivouac”, en el que siguen dando salida a su power metal melódico, impregnado de veloces melodías de guitarra y toques folk-medievales introducidos por instrumentos como la flauta o la gaita.
Si en su anterior trabajo, la línea que servía de hilo conductor, ambientación y intro de muchas de sus composiciones, eran los típicos sonidos de una taberna, en “The Bivouac” la ambientación está orientada hacia la de una caravana a través del bosque, durante los primeros temas, para sumergirnos en la segunda parte del disco en los sonidos de un campamento nocturno en el que se pueden oír el crepitar de las llamas y los sonidos propios de las aves nocturnas.
Dejando a un lado el tema de las ambientaciones y centrándonos en el contenido musical del álbum, “The Bivouac”, arranca con “The Wanderer´s Note”, que prosigue con la línea de su anterior lanzamiento, apostando por un power metal melódico muy optimista, lleno de adornos de teclado y en el que se intercalan pequeños fragmentos folk junto a unos coros dinámicos y unos estribillos muy pegadizos, dando forma a una buena pieza de apertura que guarda una gran similitud estilística con los primeros Rhapsody, pero sonando bastante menos grandilocuentes y cinematográficos. “Dethrone The Tyrant”, tiene una sonoridad más contundente, con un ritmo muy marcado y unas guitarras veloces que vuelan junto a los teclados sobre una rapidísima batería, dando al corte un marcado aire épico, gracias a unas melódicas líneas vocales en los coros que ayudan al tema a ganar muchos enteros junto al incesante aporte de los instrumentos de cuerda, que suenan en segundo plano, durante gran parte del tema, para cerrar posteriormente con una veloz cabalgada con las guitarras de Michele Gasparri y Andrea Calvanico intercambiando fraseos.
Después de una dupla inicial en la que los toscanos, se han centrado en su material más powermetalero, es “Dancing Goddes” la primera de las composiciones de “The Bivouac”, donde se mezclan de manera más notoria sus influencias folk con el metal, dando como resultado, un corte en el que conviven fragmentos de aire juglaresco, con la inclusión de instrumentos propios del folk, con las guitarras eléctricas, aportando melodías que en algunos momentos pueden recordar a los alemanes Blind Guardian, pero sin dejar de lado esos latigazos típicamente power, ni los coros dinámicos junto a la voz de Dario Vallesi, que sigue recitando sus textos en su característico tono melódico y agudo. Adentrándose en sonoridades con una mayor carga lírica e introducida por instrumentos acústicos y de viento, la brillante “The Oak And The Lady Flame”, un corte con un ritmo sosegado, cargado de grandes dosis de emotividad, donde Dario parece recitar los textos cual juglar, compartiendo las partes vocales con una inspiradísima Maxi Nil, que consigue dar un toque especial a una composición que va ganando intensidad progresivamente, hasta llegar a un increscendo rotundo con ambos vocalistas exprimiendo al máximo sus cuerdas vocales.
Los desarrollos más netamente power metaleros, con rápidos fraseos de guitarra, apoyados sobre el voluminoso colchón de los teclados y una contundente y veloz base rítmica vuelven a tener cabida en la contundente “The Hunt”, donde nuevamente vuelven a ser los coros los encargados de dar al tema un inminente aire épico, pero en el que quizás, vuelven a acercarse en exceso a los primeros Rhapsody. En una honda totalmente diferente y nuevamente sumergiéndonos en un ambiente intimista “The Dream”, una bonita pieza, casi íntegramente acústica, en la que la dulzura de las flautas y otros instrumentos típicamente folk, dan forma a una pieza profunda y sosegada, con una ambientación muy lograda, donde destaca especialmente la interpretación vocal de Dario, que muestra un registro personal y lleno de matices, capaz de transportarnos durante unos instantes junto a la hoguera.
A pesar del gran apoyo de los teclados “The Marquetsquare Of Dooly”, es una pieza rotunda y directa, con mucha fuerza, y con un marcado carácter optimista y festivo gracias a unas cuidadas líneas vocales ascendentes en los coros que impregnan la composición de un gran positivismo, que se ve respaldado por las guitarras empleando escalas agudas. Siguiendo con el ambiente festivo “The Way Behind The Hill”, nos deja el sonido de las gaitas, aportando ese carácter típicamente norteño dando la entrada a unas voces que suenan más rotundas que en otros temas, siendo contestadas por unos coros potentes y alegres que vuelven a impregnar el tema de una ambientación optimista y vitalista.
Como si de un viaje se tratase y volviendo nuevamente a parámetros más épicos, rescatando su faceta más netamente metálica, “Valhalla”, un tema que sin ser una mala composición realmente no aporta nada nuevo, ya que no llega a despuntar en ningún momento, basándose en la típica cabalgada powermetalera veloz y exenta de originalidad. Algo más acertada e inspirada, aunque solo sea por los pequeños fragmentos en que aparecen las gaitas es “Letter From The Eatrh”, un medio tiempo, que se muestra contundente, gracias a un gran trabajo de la base rítmica y al aporte de los violines y las gaitas, que se alternan con las guitarras, dando al corte una ambientación distinta y cambiante.
Cambiando nuevamente de ambientación, y moviéndonos, en este caso, hacia melodías de corte arábico “Megiddo”, uno de los cortes donde las guitarras suenan más gruesas y contundentes, alejándose de las melodías alegres y asequibles, para concentrarse en la rotundidad, dando forma a una composición que se sale un poco de lo tónica general de “The Bivouac”, aportando un toque de originalidad. “The Last Inn” marca el rotundo final del álbum, de la mano de una nueva cabalgada inicial que dejara paso a un fragmento folk, antes de adentrarnos en un latigazo rápido y veloz protagonizado por enrevesadas melodías, que se desarrollaran siguiendo el ritmo trepidante de la batería, antes de dejar paso a unos rotundos arreglos corales.
Vexillum, han conseguido con este nuevo trabajo, continuar con la senda marcada den “The Wanderering Notes”, pero quizás habría que pedirles un poco más de originalidad, de cara a sus nuevos trabajos, ya que muchas de sus canciones guardan el mismo patrón compositivo, con lo que el disco, que arranca muy bien, acaba haciéndose un poco monótono. En cualquier caso, “The Bivouac”, es una trabajo accesible y de fácil escucha, que si te gustaron los últimos trabajos de bandas como Elvenking no te disgustará, aunque cabe remarcar, que en el caso de los toscanos, los elementos folk son más una ambientación o un guiño para dar riqueza a unos temas que están orientados hacia el powermetal melódico y épico.
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