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domingo, 2 de diciembre de 2012

BIG BANG-DIEZ TRAGOS




En numerosas ocasiones, suele ser un recurso muy socorrido, el de colocar una determinada etiqueta, a la hora de definir el sonido de una formación, y normalmente esta descripción suele ser muy útil a la hora de hacernos una idea aproximada sobre su propuesta. El "problema", viene cuando en nuestras manos, cae un trabajo como el de los catalanes Big Bang, ya que cualquier posible encasillamiento estilístico al que les adscribamos, resultaría injusto e improcedente. Ellos nos ofrecen  una propuesta musical abierta, ecléptica, llena de matices y en la que tienen cabida grandes dosis de experimentación sonora, dando como resultado, una colección de cortes de difícil clasificación, pero que desbordan originalidad y buenas ideas, haciendo que cada una de las diez composiciones que integran este "Diez Tragos" tenga una personalidad propia y diferenciada.

Big Bang son un cuarteto procedente de Badalona, que llevan más de diez años dando salida a su particular visión del rock moderno, con unas melodías y estructuras propias del S. XXI, que consiguen alejarse de los convencionalismo, introduciéndose en ambientaciones de lo mas variado. Si para su anterior trabajo “Sin Renuncia A La Esperanza”, publicado en 2010, el cuarteto  decidió registrarlo en Los Motion Studios de Barcelona, para posteriormente poner la masterización en manos de Andy Vandette, para este segundo trabajo han optado por la auto producción, encargándose su guitarrista Francisco Rubiales de la producción, mezcla y masterización de este “Diez tragos”, consiguiendo así dar a sus composiciones un enfoque más personal.

El disco se abre con unas voces en plan canto de  iglesia que marcaran el inicio de "Dueño de Mis Sueños", una composición repleta de estructuras imaginativas y novedosas, que se aleja del típico tema directo y lineal de apertura, para zambullirnos  en unas guitarras densas que introducen unas atmósferas opresivas que se ven enriquecidas por algunas pinceladas psicodélicas, que ayudan a redondear una composición que va ganando contundencia de manera progresiva hasta desembocar en un desarrollo guitarrero con ciertos tintes funkies. Siguiendo con la tónica del tema de apertura, y apartándose deliberadamente de cualquier tipo de convencionalismo preestablecido y apostando por la originalidad y la imaginación compositiva, "Soy Inmortal", con un feeling y sonoridad,  a medio camino entre el rock de corte  más clásico y el funky, que se ve reforzado por la inclusión de  unas lineas vocales muy originales, que dan al corte un toque muy personal, sumergiéndonos en una composición que por momentos puede llegar a recordar a los temas mas contundentes de El Fantástico Hombre Bala, y en el que Francisco Rubiales nos muestra sus capacidades como guitarrista antes de arrastrarnos a una rotunda parte final, liderada por las voces cañeras y rasgadas de Manuel Rubiales.

Las atmósferas mas propias de la musica  electrónica, son las responsaobles de introducirnos  en campos mas cercanos a la psicodélica, marcando el inicio "No Soy Un Angel", un tema con un aire  moderno y contemporáneo, gracias al sonido de las guitarras pasadas por filtros, que  dan forma a un medio tiempo cargado de melodía, donde las lineas del bajo de Rafa Caamaño, sirven como nexo de unión entre la parte electrónica y las guitarras roqueras que son protagonistas del estribillo. Esta claro, que un elemento muy importante dentro de la música de Big Bang, es la experimentación, pero lo cierto que en temas como "Sufrir", el cuarteto nos muestra su cara mas rotunda y salvaje, con unas voces muy rasgadas en fragmentos repletos de intensidad y mala leche, que se alternan con pasajes mas melódicos, evidenciando  una visión muy personal de su apuesta por el rock más incisivo.

Nuevamente vuelve a ser el penetrante bajo de Rafa Caamaño el encargado de introducir la tétrica y delirante "Crucifícame", un tema con una ambientación algo más tranquila, pero que consigue crear una atmósfera realmente oscura y opresiva, gracias a las líneas vocales y a una repetitiva melodía de guitarra que consigue colarse en tu cabeza lentamente. En cambio en "Descifrar Los Signos", el cuarteto vuelve a mostrarnos su faceta mas directa y agresiva, en un corte rápido, en el que se han concentrado más en dar caña que en abordar complicados desarrollos instrumentales , dando forma a un trallazo rotundo y guitarrero con unas voces muy potentes a cargo de Manuel Rubiales.

A pesar de la heterogeneidad que preside todo este "Diez Tragos", si tuviera que elegir un único corte para resumir el contenido del disco, sin duda, este seria "Ver LLorar Desiertos", encabezado por una percusión muy sugerente a cargo de Siscu Carrasco que junto a las voces cambiantes y unas sutiles guitarras en segundo plano, ayudan a crear una atmósfera hipnótica e intimista, para posteriormente azotarnos sin piedad con un fragmento rotundo y abrasivo en el que tienen cabida amplias dosis de progresión instrumental, exhibiendo la formación catalana, una libertad estilística  y compositiva propia de una banda que no tiene ninguna clase de miedo a la hora de incorporar a su sonido  nuevos efectos y sonoridades. Bajando un poco el ritmo, pero manteniendo intacta la intensidad, "La Eternidad" un corte donde la rugosidad de las guitarras y un sonido muy logrado y profundo de bajo dan al tema un aire casi "stoner", obteniendo como resultado un medio tiempo cadencioso y muy marcado con uno de los estribillos mas claros y directos de todo el disco.

Encarando la recta final de "Diez Tragos" nos topamos con la experimental, "Quien Es Quien", en el que vuelven a intercalar pasajes mas propios del rock n´roll mas clásico con amplios fragmentos en los que han dejado margen a  un amplio  desarrollo instrumental, adentrándose en terrenos más propios del rock progresivo de principios de la década de los 70. Mostrando un contraste absoluto musicalmente hablando, la final "Franco, Is Dead", es la encargada de poner el punto y final al disco, de la mano de una composición algo complicada, en el que se alternan "samplers" de discursos personajes históricos, en diferentes idiomas y momentos históricos, en una franja de tiempo que va del 1936 al 1975, sobre una base musical enrevesada y cambiante.

Sin duda, este "Diez Tragos", es un álbum complejo, que no entra a la primera  , y al  que hay que dedicar  repetidas escuchas, para poder hacerse una idea aproximada de la calidad que atesora,  y conseguir entender la singular propuesta del cuarteto catalán, pero después de unas cuantas escuchas, los temas se quedan bailando en la cabeza, lo que denota la categoría compositiva y musical de unos temas muy trabajados, tremendamente originales, que se salen de cualquier esquema predeterminado, o convencionalismo, insuflando un soplo de aire fresco en la abarrotada escena nacional,  mostrándonos una banda madura, con las ideas muy claras, y que está dispuesta a defender su propuesta, pese a la complejidad de la misma. Sin duda, "Diez Tragos",  es un disco al que hay que enfrentarse con la mente abierta y totalmente liberado de ideas preconcebidas, y obviando  las siempre incomodas, y arbitrarias  etiquetas musicales. Es en casos como éste, cuando podemos decir que Big Bang, suenan a Big Bang, intentando olvidar comparaciones  odiosas o adhesiones a tal o cual estilo.







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