Lejos queda la segunda mitad de la década de los
noventa, cuando el power metal facturado
en el continente europeo era el dominador absoluto de la escena metálica, gracias
a una segunda generación de bandas que seguían la senda trazada durante los
ochenta por bandas como Helloween, Gamma Ray o Blind Guardian. Siguiendo el
legado de los famosos “Keepers”, la escena
estaba copada por bandas como Hammerfall, Edguy, Rhapsody o los propios
Stratovarius, que durante esos años se
convirtieron en unos habituales de los escenarios españoles, descargando por
diferentes salas y festivales.
Después de este periodo glorioso, coincidiendo con la pérdida de popularidad
del power metal, surgieron en el seno de la formación finlandesa los problemas y desavenencias que se zanjaron
con la salida del bajista Jari Kainulainen y, posteriormente de forma
traumática, la del fundador de la banda, el guitarrista Timmo Tolki. Ante tales
circunstancias, parecía que la banda había pasado a mejor vida, pero finalmente
y de forma un tanto sorpresiva, el vocalista Timo Kotipelto, el teclista Jens
Johansson y el batería Jörg Michael
consiguieron reestructurar la formación y seguir adelante, dándose la curiosa
circunstancia de que ninguno de los
miembros actuales de Stratovarius perteneció a la formación original de la
banda.
Lo cierto es que, además de este enrevesado y hasta cierto punto extraño asunto, la última vez que los finlandeses pisaron tierras catalanas, concretamente acompañando a los alemanes Helloween, la sensación fue un tanto frustrante, ya que el vocalista Timo Kotipelto dio un concierto de circunstancias por culpa de un proceso viral que afectó a su garganta impidiéndole cantar en su línea habitual, así que esta nueva visita de Stratovarius había levantado una gran expectación en la Ciudad Condal. Por si no fuera suficiente reclamo la vuelta como cabezas de cartel de la formación finlandesa, considerados a día de hoy como uno de los referentes en su estilo, en esta ocasión Stratovarius se presentaban acompañados por una de las bandas que más están dando que hablar últimamente; Amaranthe una joven banda que con tan solo dos discos han conseguido recabar una gran atención mediática con su metal de corte vanguardista, basado en unos temas directos, muy variados estilísticamente y que tienen la particularidad de contar con la participación de tres voces solistas. Completando el cartel de este "Nordic Nexus Of Nemesis tour 2013 ", los americanos Seven Kingdoms serían los encargados de abrir fuego poniendo el punto de clasicismo con su power metal potente y melódico.
SEVEN KINGDOMS
Apenas unos minutos después de que se abrieran las puertas y mientras los más madrugadores tomaban posiciones frente al escenario, aparecían sobre las tablas el quinteto americano Seven Kingdoms dispuestos a ofrecernos una buena ración de power metal en el que la velocidad y las buenas armonías vocales, serían las protagonistas de un show que por motivos de la apretada agenda de la noche, se hizo un poco corto, pero con el que los de Florida consiguieron convencer a un público, que si bien, fue en tanto escaso durante los primeros temas, se mostró plenamente convencido con su propuesta.
Aunque quizás para muchos el sonido de Seven Kingoms pueda parecer un tanto
repetitivo, lo cierto es que desde el potente arranque con “After The Fall” o
el marchoso y melódico “Forever Brave”, la banda dejo claro que venían
dispuestos a agradar intentando sacar un buen botín, reclutando algún nuevo fan
de entre los seguidores de las formaciones que actuarían posteriormente, así
que las andanadas powermetaleras cargadas de melodía junto a alguna ráfaga
thrashera fueron constantes durante la
actuación de la formación americana.
Además de un sonido compacto y muy potente, llamó especialmente la atención, la simpatía y calidad vocal de su frontwoman Sabrina Valentine muy comunicativa y sonriente durante toda la actuación, que supo conectar con una audiencia que se mostró bastante participativa, colaborando a la hora de acompañar con palmas la parte intermedia del extenso y cambiante de “The King in The North”, durante el que la formación americana mostró todo su potencial embarcándose en estructuras algo más complejas y cambiantes, desmarcándose del power metal de corte más tradicional. Como punto y final de su breve actuación, el quinteto de Florida apostó por una composición de su segundo trabajo, el apabullante “Into The Darkness” donde nuevamente las veloces guitarras de Camden Cruz y Kevin Byrd serían las encargadas de dar ímpetu y vivacidad a una nueva cabalgada típicamente powermetalera. En resumen, buena actuación de una banda que se mostró muy compacta y contundente sobre las tablas, pero a la que quizás habría que pedirle un poco más de innovación y originalidad, ya que corren el riesgo de acabar siendo una más, de la muchas agrupaciones que practican un estilo similar.
AMARANTHE
Una vez concluida la actuación de Seven Kingdoms, simplemente era necesario ver el ambiente de máxima expectación que se palpaba dentro de la sala mediana de Razzmatazz, para darse cuenta de que gran cantidad del público asistente había venido especialmente para ver la descarga de la formación liderada por la vocalista Elyze Ryd. Desde que Amaranthe publicaran su primer trabajo homónimo hace poco más de dos años, la trayectoria del sexteto ha sido meteórica, consiguiendo captar la atención de muchos seguidores que cayeron rendidos ante la colorista fusión de death melódico, música electrónica, y metal, dando forma a una apuesta arriesgada y novedosa que consiguió sorprender a un público ávido de nuevos sonidos.
Una vez concluida la actuación de Seven Kingdoms, simplemente era necesario ver el ambiente de máxima expectación que se palpaba dentro de la sala mediana de Razzmatazz, para darse cuenta de que gran cantidad del público asistente había venido especialmente para ver la descarga de la formación liderada por la vocalista Elyze Ryd. Desde que Amaranthe publicaran su primer trabajo homónimo hace poco más de dos años, la trayectoria del sexteto ha sido meteórica, consiguiendo captar la atención de muchos seguidores que cayeron rendidos ante la colorista fusión de death melódico, música electrónica, y metal, dando forma a una apuesta arriesgada y novedosa que consiguió sorprender a un público ávido de nuevos sonidos.
Cuando pasaban aproximadamente diez minutos de las ocho de la tarde y tras sonar como preludio una grandilocuente introducción, el sexteto saltaba sobre las tablas al ritmo de la contagiosa y efectiva "Invincible" con sus tres vocalistas liderando la poderosa acometida inicial, intercalando las voces limpias y melódicas que se repartían Ryd y Jake E. Berg, con los tonos guturales en manos de un incisivo Andy Solverström, encargado de inyectar mordiente y agresividad a los pasajes más crudos y oscuros, dando forma a un crisol de voces que al fundirse con las bases electrónicas daban brillo y personalidad a los temas de la formación sueco/danesa. Tras un calurosísimo recibimiento, la banda se sumergió de lleno en repasar los temas que formaban parte de su primer trabajo, así , sin dar tregua entre tema y tema, fueron cayendo de manera sucesiva cortes como el correoso “Leave Everything Behind” que con su pegadizo estribillo puso a toda la sala a dar saltos contagiada por la entrega de la banda sobre las tablas, “1.000.000 Lightyears” en la que el guitarrista Olof Mörk se erigió como protagonista con una brillante aportación solista , para dejar paso posteriormente, a un crujiente y riffero “Serendipity” que fue enlazado con “Enter The Maze” consiguiendo volver a recabar el apoyo masivo de un público que se mantuvo muy metido en la actuación acompañando cada uno de los estribillos.
Aunque el metal moderno de Amaranthe destaca por la introducción en su sonido de bases electrónicas, que pueden hacer que los más ortodoxos miren con recelo su propuesta, lo cierto, es que el sexteto también demostró saber descargar su material al estilo clásico, centrándose únicamente en la potencia de los instrumentos y dejando de lado la ayuda de los pregrabados, lo que hizo que cortes como “My Transition” sonaran muchos más orgánicos y naturales al estar cimentados sobre la poderosa base rítmica formada por Johan Andreassen y Morten Lowe, lo que permitió a sus compañeros moverse con más soltura y libertad al no tener que estar pendientes de los pregrabados. El retorno a los temas de su última entrega discográfica “The Nexus” vino protagonizado por “Infinity” que sonó un tanto descafeinado y falto de fuerza en comparación con los temas anteriores.
Tras un breve y vistoso solo de batería a cargo de Morten Lowe, arrancaba el segundo tramo de la actuación de Amaranthe, centrado en dar a conocer el material de su más reciente obra “The Nexus”, de modo que fueron desgranando temas como “Burn With Me” una de las pocas composiciones donde casi todo el protagonismo vocal recae sobre Jake E. Berg, o la tecno metalera y oscura “Mechanical Illusion” que nos mostraba el lado más contundente de la formación y que tendría continuidad con otra de las piezas rescatadas de su anterior trabajo “It´s All About Me (Rain)” repleta de voces guturales, y ese filo de death metalero del que están salpicadas algunas de las canciones del sexteto. Otra de las composiciones mejor recibidas dentro del setlist de la banda, fue la que da título a su nueva entrega discográfica “The Nexus” abordando unos estribillos altamente pegadizos y donde nuevamente volvió a brillar con luz propia la voz de una simpática Elize Ryd, que no dejo de repartir sonrisas y besos durante toda la actuación. La última de las seis piezas de nuevo cuño que fueron interpretadas, fue la poderosa y trepidante “Afterlife” que curiosamente es uno de los temas que mayor conexión guarda con el material incluido en su debut.
El momento más emotivo del show de Amaranthe vino marcado por la interpretación del tierno y baladístico “Amaranthine” para el que Olof Mörk dejó su guitarra para hacerse cargo de los teclados, para junto a Ryd, marcarse una brillante interpretación, que consiguió emocionar a un público que acabo cantando el estribillo junto a la vocalista. La encargada de poner el punto y seguido a la actuación del sexteto fue la vibrante y furibunda “Call Out My Name”, con la que los músicos abandonaron las tablas siendo aclamados como auténticos héroes.
Ante la insistencia de un público que no dejo de corear el nombre de la banda, el sexteto regresaba sobre las tablas para rematar su actuación con “Automatic” y la apabullante “Hunger” con la que se despidieron de forma definitiva dejando entre sus seguidores la sensación de que la banda está en un gran momento de forma. Personalmente, debo reconocer que no soy muy aficionado a las bandas de este estilo, pero lo cierto es que Amaranthe demostraron tener un directo compacto y arrollador. Seguramente habrá quien les achaque un excesivo uso de las bases electrónicas y una innecesaria tripleta de vocalistas, pero realmente los chicos se mostraron potentes y aguerridos sobre las tablas demostrando una gran madurez y reafirmando que son una banda con un futuro muy prometedor.
STRATOVARIUS
Después de un periodo un tanto errático, la formación finlandesa regresaba al circuito de salas de nuestro país liderando su propio show. Una buena noticia que, junto con la notable acogida de su decimoquinto trabajo de estudio "Némesis", parece reafirmar que por fin Stratovarius han conseguido enderezar el rumbo. Para certificar estas buenas sensaciones, la veterana banda finlandesa tenía ante sí una buena oportunidad para reivindicarse, demostrando su valía en directo presentándose ante un público que aguardaba impaciente el regreso de sus ídolos.
Con un escenario sobrio, únicamente engalanado con un
telón detrás de la batería, que reproducía la portada de su último lanzamiento,
la actuación del quinteto finlandés se iniciaba de igual forma que se abre
"Némesis" con el descomunal derroche de contundencia que encierran
los compases iniciales de un rotundo "Abandon" que sonó instrumentalmente potente y arrollador, gracias a su impetuoso
riff y al excelente trabajo del joven
batería Rolf Pilve, que con su poderosa pegada fue el encargado de liderar el
sonido de la banda, mientras que Timo
Kitipelto llenaba todo el escenario con su elegancia y desparpajo, demostrando
el inmenso carisma y personalidad que desprende el pequeño vocalista. Sin
darnos un segundo de tregua, el segundo asalto de la noche vino de la mano de
uno de las clásicos imprescindibles dentro de la discografía de la banda, el
arrebatador "Speed Of Light" extraído de una de las piezas más
veneradas por los fans de la banda
"Episode", un álbum que marcó el inicio del periodo dorado de la
formación y que como no podía ser de otra forma fue recibido con auténtica
devoción, haciendo las delicias de los seguidores más veteranos gracias al
incendiario duelo entre el guitarrista Matias Kupiainen y el veterano teclista
Jens Johansson.
Con la audiencia todavía asimilando la pronta inclusión en el set de uno de los
clásicos de la banda, el vocalista aprovechó la ocasión para darnos las buenas
noches y recordarnos que en su anterior visita no estuvo a la altura de las
circunstancias, por lo que esta noche se sentía especialmente motivado para dar
lo mejor de sí mismo, la charla fue contestada por una cerraba ovación que se
fundiría con las rotundas líneas del bajo de Lauri Porra que serían, junto a
las palmas del respetable, las que
marcasen el arranque de una novedosa "Halcyon Days" que sonó vibrante
y poderosa, repleta de esos aires futuristas que marcan una nueva
orientación en el estilo de
Stratovarius, y es que a lo largo de su
actuación los finlandeses se mostraron muy confiados en su nuevo
material, al que dieron mucha cobertura, desgranando hasta un total de 6
cortes. Pero sin duda los momentos más trepidantes y eléctricos de la velada vinieron marcados por piezas como
el melódico e hipnótico "Eternity", en el que pudimos comprobar los
apuros del vocalista para llegar a las notas más altas. Mucho más suelto y
cómodo se mostró Kotipelto a la hora de encarar temas menos exigentes
vocalmente como el rápido y contagioso
“Dragons” con un impresionante derroche de virtuosismo a cargo
de Jens Johansson, que dejó paso al solo de batería de Rolf Prive. Pese a
que no me considero un apasionado de los
solos de batería, lo cierto es que el del jovencísimo percusionista me pareció muy técnico y llamativo, mostrando a los seguidores de la banda, las habilidades que le han servido para
reemplazar al carismático Jörg Michael.
La banda al completo volvía a tomar posiciones para ofrecernos
un pegadizo “Eagleheart”, única pieza
rescatada de su “Elements Part 1” de
2003, que sirvió para que todos los presentes cantásemos el pegadizo estribillo, capitaneados por un Timo
Kotipelto muy metido en su papel de lider, que no dudó en alargar su pie de
micro hacia las primeras filas, mientras sus compañeros, el bajista Lauri Porra
y el guitarrista Matias Kupiainen, eran los encargados de ocupar la parte
central del escenario. Encarando la recta final de su show, la banda apostó por una de las piezas de
“Nemesis” que mejor equilibran el
presente y el pasado de la banda, el
melódico “Fantasy” con la que demostraron que la banda sigue conservando
intacta su maestría a la hora de encarar esos poderosos medios tiempos repletos
de técnica y melodía.
El retorno a la década de los noventa, vino marcado por la grandilocuente intro encargada de dar la
entrada a una extensa y sinfónica
“Destiny”, que desató el delirio entre el público, sumergiéndonos de
lleno en un viaje rebosante de virtuosismo musical, durante el que
pudimos ser testigos de las diabluras sonoras que se intercambiaban Johansson y Kupiainen, mientras Kotipelto se
dedicaba a grabar, cámara en mano, a
las primeras filas durante los extensos desarrollos instrumentales. Tras una
nueva ovación por parte de una audiencia que durante todo el show se mostró
plenamente satisfecha por el espectáculo
recibido, Kotipelto nos dejaba en manos de
Jens Johansson que tras un pequeño alarde solista, empezó a juguetear con la familiar melodía del “Black Dimond”,
otra de las piezas clásicas de la banda que hizo subir la temperatura de la
sala hasta niveles insospechados, y que
sirvió para que el quinteto se retirara por primera vez de las tablas, dejando
tras de sí una larga ristra de aplausos y vítores.
Ante los constantes gritos de “Oe, Oe, Oe...”, de una audiencia insaciable, poco se hicieron derogar los finlandeses para retornar sobre las tablas para interpretar el tema más intimista y relajado de toda su actuación, la balada perteneciente a su último trabajo, la sentida “If The Story Is Over” que contó únicamente con el acompañamiento de la guitarra Kupiainen y un ligero apoyo de los teclados de Jens Johansson, mientras Kotipelto ponía el toque emotivo con su elegante voz, consiguiendo arrancar una cerrada ovación. Una optimista y alegre “Unbreakable” fue la encargada de recuperar la chispa del show, siendo también el último corte que atacarían de “Nemesis”, para acabar poniendo el punto y final de la mano de un celebradísimo “Hunting High And Low” que volvió a poner a toda la sala a cantar, cerrando el show por todo lo alto, dejando a una audiencia eufórica, que coreó el nombre de la banda durante varios minutos, demostrando el cariño y devoción que despierta la formación finlandesa.
Tras la actuación de Stratovarius, la sensación general entre los asistentes era muy positiva, el único pero que se puede poner a su descarga, fue que se hizo demasiado corta, y más si tenemos en cuenta que dejaron aparcados los temas de sus últimos trabajos "Polaris" y "Elysium", además de dejarse en el tintero clásicos del calibre de “Will The Sun Rise?”, “Forever” , “The Kiss Of Judas” o "Paradise"… , que hubieran sido la guinda perfecta para convertir la velada en una noche inolvidable.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
FOTOS:CARLOS OLIVER
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