Tras varios años de ausencia, la caravana itinirante del festival Sonisphere volvia a atracar nuevamente en tierras catalanas. Si en la anterior encarnación del festival en la Ciudad Condal, los cabezas de cartel fueron los americanos Metallica, para esta nueva edición, la organizacion se decidio a apostar por una de las bandas insignias del heavy metal europeo, los míticos Iron Maiden. Junto al legendario sexteto británico, formarían otros nombres destacados como los americanos Anthrax y Megadeth como representantes del thrash metal, y la nueva formacion del legendario ex-bajista de Metallica Jason Newsted.
Como sabia nueva, y jugoso aperitvio antes de la salida de los nombres mas populares y consagrados, teniamos programada la presencia sobre las tablas de los roqueros Voodoo SIx, los punk- industriales October File y los stoner Red Fang.
Representando al metal nacional contabamos con la participacion de los riojanos Tierra Santa, quienes se presentaban con illusiones renovadas y dispuestos a convencer a la audiencia de la calidad de sus nuevas composiciones. Tampoco podian faltar los aires retros y satanicos de los suecos enmascarados Ghost. Y como fin de fiesta absoluta, el proyecto personal del vocalista de Edguy, Tobias Sammet quien se presentaba por primera vez en tierras catalanas con una amplia nomina de invitados, que serían los encargados de dar brillo y esplendor a su actuación.
VOODOO SIX
Los encargados de
abrir esta nueva edición del festival Sonisphere en tierras catalanas eran los británicos
Voodoo Six. El quinteto londinense se presentaba abalado por el bajista de los
cabezas de cartel, quien se había deshecho en elogios ante la propuesta de la
banda. Ante tales expectativas, unos cuantos centenares de valientes se
atrevieron a desafiar el tórrido sol de sobremesa, congregándose a las tres de
la tarde para presenciar su show.
Con mucho ritmo y
unas enormes ganas de agradar a la escasa audiencia que se dio cita para seguir
su actuación, el quinteto londinense arrancaba su descarga con el contundente
hard rock de raíz clásica contenido en cortes como “Falling Knives” o el
pegadizo “Sink Or Swim”, ambos incluidos en su última entrega “Songs To Invide
Countries To”, consiguiendo arrancar los primeros aplausos de un público con
muchas de fiesta y diversión.
Aunque no
dispusieron de mucho tiempo ni de un sonido especialmente nítido, lo cierto es
que el quinteto supo sacar el máximo partido a sus escasos treinta minutos de
show, consiguiendo recabar el apoyo de las primeras filas durante el marchoso “Take
The Blame”, el contagioso “Your Way”, o la final “Long Way From Home”, facturando
una actuación vistosa y entretenida en la que destacó por encima de sus
compañeros, el simpático bajista Tony
Newton.
OCTOBER FILE
El planteamiento de la actual gira de Iron Maiden está claro, rememorar la época y la gira del popular video MAIDEN ENGLAND. Para tal efecto, la banda no ha escatimado ni el más mínimo detalle recuperando para la ocasión un escenario muy similar al de aquella gira, con dos niveles de altura y unas amplias pasarelas laterales en la parte superior. Además, también han rescatado las pantallas laterales y centrales sobre la que se harían las proyecciones de la introducción, y que servirían para poder seguir las evoluciones de los músicos.
Pese a que a la hora fijada para el inicio del show todavía había mucha claridad, la banda nos tenía preparado un gran despliegue de recursos luminotécnicos, apostando por una iluminación basada en tonalidades azules, verdes y rojas, que serían las encargadas de ambientar el escenario junto a unas altísimas columnas de fuego y un gran despliegue pirotécnico.
Tampoco podían faltar a su reencuentro con el público catalán, los diferentes Eddie´s que fueron desfilando durante la actuación por el escenario, llegando a interactuar con los músicos en algunos temas; e incluso una enorme representación del macho cabrío presidiendo el escenario durante la ejecución del mítico “The Number Of The Beast”.
Tras una larga y tensa espera, la euforia del público se desataba al reconocer
los primeros compases del “Doctor
Doctor”, que nos ponía a todos en sobre aviso sobre la que se nos venía encima.
Tras tararear todos al unisonó el inmortal clásico de U.F.O., (convertido ya en
sintonía de inicio de las descargas de Maiden), se encendían las pantallas
mostrándonos unas impactantes imágenes del deshielo polar acompañadas de una
sintonía apocalíptica que desembocaría en la familiar intro de “Moonchild”.
Acto seguido, llegaba la primera gran explosión de la noche, tras la que los
componentes de la banda aparecieron en escena tan majestuosos y activos como
siempre, ocupando el nivel inferior, mientras Dickinson se adueñaba del nivel
superior comandando la nave a la vez que
divisaba a la muchedumbre congregada frente al escenario.
Sin tiempo para reponernos del impacto inicial, llegaba el turno de una celebradísima y coreadísima “Can I Play With Madness”, con el vocalista ya formando junto al resto de sus compañeros demostrando sus grandes dotes como frontman, incitando a participar a la audiencia en unos coros que sonaron realmente ensordecedores.
Con el vocalista posicionado entre los monitores centrales pidiendo los gritos de apoyo del respetable daba arranque el primero de los rescates de la noche, un hímnico “The Prisioner”, que fue el escogido por Bruce para obsequiarnos con los primeros “Screaming From Me Barcelona” de la noche, provocando el delirio de un entusiasmado público. Si a estas alturas el personal ya estaba completamente entregado a la banda, la locura más absoluta se adueñó del recinto al reconocerse los primeros compases del trepidante “2 Minutes To Midnight”, en los que pudimos observar las dificultades de Bruce para llegar a los tonos más altos, una carencia que el vocalista supo suplir con una gran entrega física.
La primera charla de la noche servía para hacernos recobrar el aliento antes de que la formación británica nos embarcara dentro de un hipnótico y arrebatador “Afraid To Shoot Strangers”, con toda la banda sonando como si de una orquesta se tratara, melódica, compacta, sólida y tremendamente precisa, con Janick, Dave y Adrian, entrelazando sus armonías acompañando a un Dickinson que nos ofrecía su faceta más teatral, dando más empaque y consistencia a la composición. Unos sutiles toques de la batería de Nicko McBrain nos anunciaban la llegada de uno de los puntos álgidos de la noche “The Trooper”, que puso a toda la audiencia a botar exaltados por un Dickinson uniformado con la clásica casaca roja que hondeaba incansablemente su bandera.
Con el ambiente ya plenamente caldeado llegaba el momento de escuchar uno de
los clásicos absolutos dentro de la discografía de la banda, un coreadísimo
“The Number Of The Beast”, para el que contaron con una figura del macho cabrío, que emergió desde el
fondo del escenario junto a unas espectaculares columnas de fuego que se
reavivaban con la llegada de los clásicos “Six, Six, Six”. A pesar de la
excelente colección de clásicos que sonaron durante la actuación de los
británicos, no creo equivocarme al comentar que uno de los momentos más
emocionantes para muchos de los presentes, especialmente para los fans más
veteranos, fue un trepidante “Phantom Of The Opera”, en la que la tripleta de
guitarristas volvió a dejarnos un fiel testimonio de su calidad técnica y nivel
de compenetración.
Una apoteósica “Run To The Hills”, fue la encargada de dar continuidad a la velada con un Dickinson que corría sin descanso de un lado al otro aprovechando al máximo las pasarelas laterales de la parte superior del escenario, mientras que el nivel inferior era tomado al asalto por un gigantesco Eddie blandiendo un sable, desatando una euforia que tendría continuidad con uno de los temas más queridos por todos los fans de la banda “Wasted Years”, en el que como no podía ser de otra forma, brilló especialmente su compositor Adrian Smith.
Tras una monumental ovación llegaba el momento más memorable de la noche, un apoteósico “Seventh Son Of A Seventh Son”, más de diez minutos de auténtico deleite musical, enmarcados dentro de una cuidada escenografía compuesta por un Eddie vidente flanqueado por dos antorchas. Tampoco faltó la presencia de unos fantasmagóricos teclados qué acabarían desapareciendo por el lado derecho del escenario. Además de la impresionante puesta en escena, la canción se vio redondeada por una fantástica interpretación a cargo de un fabuloso Dickinson, que ataviado con una gabardina azul, convirtió la pieza en un acto operístico, dándole una grandilocuencia y dramatismo que consiguió emocionar a muchos de los asistentes.
Tras unos escasos segundos, que sirvieron para sacarnos del aturdimiento
generalizado, eran las cuatro cuerdas de Steve Harris las encargadas de marcar
el familiar ritmo de “The Clairvoyant”, que volvería a poner a toda la
audiencia a botar, para posteriormente dejar paso a un pletórico “Fear Of The
Dark”, que fue espectacularmente recibido por una audiencia que coreo cada una de
las líneas vocales consiguiendo crear un ambiente realmente sobrecogedor.
Antes de que el sexteto abandonara el escenario, aún tuvimos tiempo para un abrumador “Iron Maiden”, con sus habituales juegos y cánticos. Sorpresivamente, mientras todos permanecíamos atentos a la entrada de Eddie sobre las tablas, el séptimo miembro de la banda emergió desde las profundidades del escenario reproduciendo la portada del mítico “Seventh Son Of A Seventh Son”.
No se hicieron de rogar en exceso a la hora de volver sobre las tablas para abordarnos con una tripleta realmente demoledora. Un galopante “Aces High”, que quedó un tanto deslucido por la dificultad de Dickinson para alcanzar las notas más altas, fue la antesala perfecta para una arrolladora “The Evil That Men Do”, que volvió a hacer rugir estruendosamente el recinto del Forum, para acabar poniendo la guinda a su soberbia actuación con un marchoso “Running Free”, que todos cantamos como si nos fuera el alma en ello.
Tras presenciar la descarga de Maiden, creo poder asegurar que, el montaje y la producción de esta nueva gira es el más completo y ambicioso de los últimos veinte años. Quizás un sonido algo falto de potencia y un Bruce un escalón por debajo del nivel al que nos tiene acostumbrados fueron los dos únicos lunares de una actuación realmente memorable.
OCTOBER FILE
Uno de los grandes
atractivos de los macro festivales veraniegos es la constante mezcolanza de
estilos que conviven en ellos. Si los encargados de abrir la jornada nos habían
ofrecido una descarga de hard rock de corte clásico, los siguientes en tomar
las tablas, los también británicos October File, venían dispuestos a hacernos
saltar con su poderoso punk metal impregnado de pinceladas industriales.
Aunque el cuarteto
lleva bastante tiempo sin editar disco nuevo, la banda se mostró muy sólida
durante su corto e intenso show, ofreciéndonos un gran derroche de potencia y entrega
física sobre las tablas personificado, especialmente, en la figura de su
vocalista Ben Hollyer, que no paró de moverse como un poseso sobre el
escenario, incitando a la audiencia a saltar y levantar los brazos siguiendo el
ritmo de sus trepidantes canciones.
A pesar de los
fallos técnicos y alguna anomalía sonora, el cuarteto supo cuajar una actuación
de lo más compacta y convincente, dando
a conocer temas como “Falter”, un incisivo y arrebatador “Crawl”, o un poderoso
“Isolation”, que fue el encargado de dar por cerrada su actuación.
Pese a que quizás
el estilo de October File no era el más apropiado para los seguidores de los
cabezas de cartel, creo que los británicos
supieron rentabilizar su tiempo al máximo, desplegando todo su potencial sobre
las tablas y consiguiendo pescar entre los asistentes algún nuevo adepto para su causa.
RED FANG
El primer plato
fuerte de la tarde llegaba con la actuación de los americanos Red Fang, que con
su potente mezcla de heavy metal y sonido stoner consiguieron congregar a
bastante gente para seguir su actuación. Muchos de los presentes venían
atraídos por la curiosidad de ver como se lo curraban en directo esta panda de
“colgaos” que hacen unos videos tan disparatados como divertidos.
Desde la edición de
su último trabajo “Murder The Mountains”, los de Porland no han parado de tocar
en directo, con lo que la propuesta del cuarteto se ha ido tornando cada vez
más compacta y agresiva.
Para esta nueva
descarga en tierras catalanas, la formación americana preparó un set muy
equilibrado en el que dieron cabida a las mejores composiciones de sus dos
obras de estudio.
Aunque a priori la
propuesta de los de Porland parece más encaminada a salas de pequeño aforo, el
cuarteto supo desenvolverse a la perfección dentro de un escenario tan grande y
a plena luz del día, consiguiendo enganchar a la audiencia con los riffs gruesos y aplastantes de temas como
“Malverde”, “Into The Eyes” o un soberbio “Hank Is Dead”, que hicieron
sacudir la cabeza violentamente a más de
uno.
Tampoco quisieron
olvidarse de algunas de las gemas contenidas en su álbum homónimo de 2009, del
que desgranaron cortes como el aplastante “Sharks” y un mastodóntico y
turbulento “Prehistoric Dog”, que fue el encargado de poner el punto y final a
su abrumadora actuación.
TIERRA SANTA
Los riojanos Tierra
Santa se presentaban como los portadores
del estandarte del metal nacional. Habiendo sido el blanco de numerosas
críticas tras la edición de su último trabajo “Mi Nombre Sera Leyenda”, la
banda liderada por el vocalista y guitarrista Angel San Juan saltaba a escena dispuesta a resarcirse, e
intentar convencer a los más escépticos de la calidad de sus
nuevas composiciones.
Pese a todas las
adversidades, la banda tuvo que lidiar durante toda su actuación con un incómodo
viento que provocó que el sonido fuera de los peores de toda la jornada, Tierra
Santa demostraron que siguen conservando el cariño y el tirón de su púbico,
sintiendo el respaldo incondicional de sus seguidores al encarar temas clásicos
como “La Sombra De La Bestia” o el
grandísimo “Indomable”, que hizo levantar muchos puños al aire.
Mucho menos efusiva
y bastante más tibia fue la respuesta que obtuvieron al presentar sus temas más recientes como la inicial “Mas
Allá de la Vida” o el single de presentación de su nuevo trabajo “Héroe” , con
los que la banda no llegó a conectar plenamente con la audiencia.
Aunque sin duda lo más
destacado de la actuación de los riojanos fue una trepidante recta final con temas como la emocionante “Una
Juventud Perdida”, un coreadísimo y animado “Legendario”, con Rober animando a
sumarse a la fiesta al respetable, y una poética y emotiva “La Canción Del
Pirata”, con el mar Mediterráneo de fondo, y gran parte del público recitando
el inmortal poema de Espronceda.
En resumen, un
concierto algo frio de los únicos representantes españoles en esta nueva
edición del Sonisphere. Seguramente un repertorio basado en sus temas más
clásicos hubiera conseguido una mejor respuesta por parte de un público que se
mostró un tanto apático con las nuevas composiciones de la banda.
NEWSTED
Después de un largo
periodo apartado de la primera línea de la actualidad metalera, el que fuera
bajista de Metallica, Jason Newsted,
parece que se ha decidido a embarcarse en un nuevo proyecto, usando como
denominación para su banda su propio apellido.
Hace tan solo unos
meses el carismático bajista presentaba su primer Ep bajo el identificativo título de “Metal”,
toda una declaración de intenciones sobre sus
planes de futuro. Tras grabar el mencionado EP, y acabar de cimentar una
banda de plenas de garantías, el bajista ha decidido subirse a la caravana
itinerante de Sonisphere para volver a visitar el viejo continente dando a
conocer sus nuevas composiciones.
Músico respetado y
carismático como pocos, el bueno de Jason salía a escena dispuesto a agradar y
convencer a una amplia legión de curiosos que se acercaron a ver las evoluciones
de toda una leyenda del metal.
Pese a que durante
su actuación no hubo ningún tema que
despuntara sobre el resto, hay que remarcar que la nueva formación del bajista
sonó compacta y rotunda, arrollándonos con la contundencia sonora de trallazos como
“Soldierhead” “Godsnake” o “As The Crow Flies”.
Vocalmente me
pareció que Jason iba un poco justito, ya que su voz sonaba mucho más “rota” y
forzada que en el Ep, no sé si por
voluntad propia, o porque tenía alguna clase de problema en la garganta, en
cualquier caso, de cara al futuro, me imagino que aprenderá a amoldarse mejor a los registros de sus
grabaciones.
Además del material
incluido en “Metal”, el bajista presentó alguno de los nuevos cortes que
formaran parte de su inminente nuevo trabajo como el brillante “Long Time Death”,
una explosiva combinación entre la velocidad de Motorhead y el sonido stoner, que pareció
agradar bastante a la audiencia, o un incisivo “Heroic”, durante el que el
bajista no cesó de arengar a la “familia metalera” mientras hacía cuernos.
Tampoco faltó algún
pequeño recuerdo hacia sus ex compañeros, como el amago del “Creeping Death” en
el tramo final de “Kings Of The
Underdogs”, o el apabullante “Wiplash”, con el que la gente se volvió
literalmente loca. Curiosamente fue Jason el primero de los artistas en ofrecernos
un bis, en este caso un lento y oscuro “Nocturnus”,
que fue el encargado de cerrar su show,
dejando unas buenas sensaciones entre los asistentes.
GHOST
Precedidos por el
halo de misterio que provoca el anonimato de los componentes de la formación,
Ghost se presentaban a plena luz del día liderados por su carismático vocalista
Papa Emertius II, preparados para someternos a su particular liturgia satánica,
mezclando para ello, una sonoridad clásica del rock de los sesenta y esas cautivadoras
pinceladas de oscuridad y dramatismo de las que están impregnadas sus
composiciones.
Sin duda, el hecho
de tocar a plena luz del día no jugo a favor de la propuesta de la formación
sueca, pero este detalle no debe servir para justificar una actuación más bien
floja.
A pesar de lo
acertado de su repertorio, en el que alternaron los mejores cortes de sus dos
trabajos discográficos, lo cierto es que su descarga, a diferencia de la que
ofrecieron en la edición madrileña del año pasado, fue bastante plana y lineal.
Un sonido bastante
decepcionante, y la dificultad para escuchar con claridad la voz del Papa
Emertius II deslucieron notablemente la descarga de los suecos, haciendo que
los primeros compases de su actuación con temas como “Per Aspera Ad Inferi” o
el sinuoso “Con Clavi Con Dio”, sonaran bastante deslavazados y faltos de
fuerza.
A medida que fue
avanzando su actuación la cosa fue mejorando ligeramente, consiguiendo que
temas como la fantasmagórica “Stand By Him” o el
invocador “Year Zero”, sonaran algo más potentes, pero en ningún momento,
sus argumentos sonoros consiguieron convencer a una audiencia que prefirió ir a
refrescarse ante la inminente salida de los cabezas de cartel.
En resumen, una
actuación decepcionante de una banda que venía precedida de una gran aureola, y
que personalmente, me resulto bastante corriente. De su actuación, únicamente
salvaría su brillante puesta en escena, con todos sus miembros perfectamente
uniformados con sus hábitos de moje, y
un pegadizo “Ritual”, con el que despidieron su actuación ante la indiferencia
generalizada de la audiencia.
IRON MAIDEN
Tras haber tenido
que desplazarme para ver las últimas giras de la Doncella, resultaba todo un
privilegio tener la posibilidad de volverlos a disfrutar dentro de la Ciudad
Condal. Habiendo visto a la formación en múltiples ocasiones se me antojaba
bastante difícil que la banda pudiera llegar a sorprenderme, pero esta vez lo
consiguieron.
El planteamiento de la actual gira de Iron Maiden está claro, rememorar la época y la gira del popular video MAIDEN ENGLAND. Para tal efecto, la banda no ha escatimado ni el más mínimo detalle recuperando para la ocasión un escenario muy similar al de aquella gira, con dos niveles de altura y unas amplias pasarelas laterales en la parte superior. Además, también han rescatado las pantallas laterales y centrales sobre la que se harían las proyecciones de la introducción, y que servirían para poder seguir las evoluciones de los músicos.
Pese a que a la hora fijada para el inicio del show todavía había mucha claridad, la banda nos tenía preparado un gran despliegue de recursos luminotécnicos, apostando por una iluminación basada en tonalidades azules, verdes y rojas, que serían las encargadas de ambientar el escenario junto a unas altísimas columnas de fuego y un gran despliegue pirotécnico.
Tampoco podían faltar a su reencuentro con el público catalán, los diferentes Eddie´s que fueron desfilando durante la actuación por el escenario, llegando a interactuar con los músicos en algunos temas; e incluso una enorme representación del macho cabrío presidiendo el escenario durante la ejecución del mítico “The Number Of The Beast”.
Sin tiempo para reponernos del impacto inicial, llegaba el turno de una celebradísima y coreadísima “Can I Play With Madness”, con el vocalista ya formando junto al resto de sus compañeros demostrando sus grandes dotes como frontman, incitando a participar a la audiencia en unos coros que sonaron realmente ensordecedores.
Con el vocalista posicionado entre los monitores centrales pidiendo los gritos de apoyo del respetable daba arranque el primero de los rescates de la noche, un hímnico “The Prisioner”, que fue el escogido por Bruce para obsequiarnos con los primeros “Screaming From Me Barcelona” de la noche, provocando el delirio de un entusiasmado público. Si a estas alturas el personal ya estaba completamente entregado a la banda, la locura más absoluta se adueñó del recinto al reconocerse los primeros compases del trepidante “2 Minutes To Midnight”, en los que pudimos observar las dificultades de Bruce para llegar a los tonos más altos, una carencia que el vocalista supo suplir con una gran entrega física.
La primera charla de la noche servía para hacernos recobrar el aliento antes de que la formación británica nos embarcara dentro de un hipnótico y arrebatador “Afraid To Shoot Strangers”, con toda la banda sonando como si de una orquesta se tratara, melódica, compacta, sólida y tremendamente precisa, con Janick, Dave y Adrian, entrelazando sus armonías acompañando a un Dickinson que nos ofrecía su faceta más teatral, dando más empaque y consistencia a la composición. Unos sutiles toques de la batería de Nicko McBrain nos anunciaban la llegada de uno de los puntos álgidos de la noche “The Trooper”, que puso a toda la audiencia a botar exaltados por un Dickinson uniformado con la clásica casaca roja que hondeaba incansablemente su bandera.
Una apoteósica “Run To The Hills”, fue la encargada de dar continuidad a la velada con un Dickinson que corría sin descanso de un lado al otro aprovechando al máximo las pasarelas laterales de la parte superior del escenario, mientras que el nivel inferior era tomado al asalto por un gigantesco Eddie blandiendo un sable, desatando una euforia que tendría continuidad con uno de los temas más queridos por todos los fans de la banda “Wasted Years”, en el que como no podía ser de otra forma, brilló especialmente su compositor Adrian Smith.
Tras una monumental ovación llegaba el momento más memorable de la noche, un apoteósico “Seventh Son Of A Seventh Son”, más de diez minutos de auténtico deleite musical, enmarcados dentro de una cuidada escenografía compuesta por un Eddie vidente flanqueado por dos antorchas. Tampoco faltó la presencia de unos fantasmagóricos teclados qué acabarían desapareciendo por el lado derecho del escenario. Además de la impresionante puesta en escena, la canción se vio redondeada por una fantástica interpretación a cargo de un fabuloso Dickinson, que ataviado con una gabardina azul, convirtió la pieza en un acto operístico, dándole una grandilocuencia y dramatismo que consiguió emocionar a muchos de los asistentes.
Antes de que el sexteto abandonara el escenario, aún tuvimos tiempo para un abrumador “Iron Maiden”, con sus habituales juegos y cánticos. Sorpresivamente, mientras todos permanecíamos atentos a la entrada de Eddie sobre las tablas, el séptimo miembro de la banda emergió desde las profundidades del escenario reproduciendo la portada del mítico “Seventh Son Of A Seventh Son”.
No se hicieron de rogar en exceso a la hora de volver sobre las tablas para abordarnos con una tripleta realmente demoledora. Un galopante “Aces High”, que quedó un tanto deslucido por la dificultad de Dickinson para alcanzar las notas más altas, fue la antesala perfecta para una arrolladora “The Evil That Men Do”, que volvió a hacer rugir estruendosamente el recinto del Forum, para acabar poniendo la guinda a su soberbia actuación con un marchoso “Running Free”, que todos cantamos como si nos fuera el alma en ello.
Tras presenciar la descarga de Maiden, creo poder asegurar que, el montaje y la producción de esta nueva gira es el más completo y ambicioso de los últimos veinte años. Quizás un sonido algo falto de potencia y un Bruce un escalón por debajo del nivel al que nos tiene acostumbrados fueron los dos únicos lunares de una actuación realmente memorable.
ANTHRAX
Una vez finiquitada
la descarga de Iron Maiden, el recinto del Fórum se preparaba para acoger a la
primera de las dos bandas que descargarían esta noche como representantes de
ese legendario “Big Four” del thrash metal americano.
La actuación de
Scott Ian y sus muchachos fue de auténtica traca. Aunque a tenor de las
noticias que han ido apareciendo en la prensa, podría parecer que la formación
neoyorquina no está atravesando su mejor momento, con constantes bajas
temporales de algunos de sus miembros, y
pese al reciente abandono de su
guitarrista Rob Caggiano, lo cierto es que Anthrax se reivindicaron como una de
las bandas clásicas del género, pasando como un auténtico vendaval sobre las
tablas y dejando una magnífica impresión entre todos los que presenciaron su
incendiaria actuación.
Con un escenario
muy sobrio, un sonido tremendamente potente, (más amenazante que el de los
propios Maiden), y un set-list muy bien escogido para la ocasión, rescatando
temas de casi todas sus épocas, los neoyorquinos saltaban al escenario con el
cuchillo entre los dientes dispuestos a arrollaremos con el portentoso a
"Among The Living", con el quinteto pisando el acelerador al máximo,
mientras que un fantasmagórico y carismático
Belladona se metía al público en el bolsillo con sus poses clásicas de
los 80, manteniéndose bien aferrado a su medio pie de micro. Siguiendo con su
arrebatador repaso por su época más gloriosa, el siguiente cañonazo en caer fue
un colosal "Caught In A Mosh", que dejo paso a un coreadísimo "I
Am The Law", durante el que un animadísimo Frank Bello sacó su alma de
animadora, ocupando el centro del escenario a la vez que animaba incesantemente a una audiencia que
estaba disfrutando de lo lindo.
Como sí de un viaje
en el tiempo se tratase, la banda se plantaba en su más actual "Worship
Music", para ofrecernos un reverencial " In The End", que relajó
un poco el ambiente, cambiando la energía desmedida por la emoción, ya que el
tema fue dedicado a la memoria de Ronnie James Dio y Dimebag Darrell, cuyas
fotografías presidieron el escenario mientras Belladona no dejaba de repetir
incansablemente el gesto que popularizo el pequeño "Elfo".
Tampoco quisieron
dejar de lado su última entrega “Anthems”, en forma de EP de versiones, del que
rescataron un marchoso "T.N.T." del que me sorprendió muy gratamente la manera de encarar el tema de
Belladona, que supo hacer suyo el corte, respetando el espíritu original de la canción
de los australianos.
El retorno a su material más clásico vino de
la mano de una aclamada "Indians"
que puso a todo el mundo a botar, antes de que la banda se abalanzara sobre un
nuevo cocer, en esta ocasión, la elegida sería el tema de Joe Jackson "Got
The Time". Sin dejarnos tomar aliento, llegaba el momento de una nueva
visita a su "Worship Music" de la mano de un corrosivo "Fight' Em
´Till You Can´t" que nos adentraba irremediablemente en el tramo final de
su actuación.
Si previamente, la banda ya había rendido su particular homenaje a Dio y Darrell, fue durante el cachondo y marchoso "I´m The Man", cuando tuvieron el bonito detalle de introducir un fragmento del clásico de Slayer "Raining Blood", a modo de homenaje al recientemente fallecido Jeff Hanneman. Con todo el público entregado, era el momento de la despedida y que mejor elección que un potente y disparatado "Antisocial" que puso a todo el mundo a saltar consiguiendo poner un fantástico broche a una brutal actuación.
Si previamente, la banda ya había rendido su particular homenaje a Dio y Darrell, fue durante el cachondo y marchoso "I´m The Man", cuando tuvieron el bonito detalle de introducir un fragmento del clásico de Slayer "Raining Blood", a modo de homenaje al recientemente fallecido Jeff Hanneman. Con todo el público entregado, era el momento de la despedida y que mejor elección que un potente y disparatado "Antisocial" que puso a todo el mundo a saltar consiguiendo poner un fantástico broche a una brutal actuación.
Tras poco más de
una hora de show, los neoyorquinos demostraron que siguen estando en un gran
momento de forma, con un fantástico Jon Donais como nuevo guitarrista que se
mostró perfectamente acoplado al
engranaje de la banda y un repertorio
realmente arrollador, en el que siendo un poco crítico, quizás habría sacado
alguna versión para dar cabida a alguno de sus inmortales clásicos como por
ejemplo "Madhouse" o “Efilnikufesin (N.F.L.). En cualquier caso, la actuación de Anthrax, fue una de las
mejores de esta edición del Sonisphere 2013.
MEGADETH
Con la noche ya
bien entrada, era el turno de otro de
los platos fuertes de esta nueva edición del Sonisphere, los americanos
Megadeth. Una banda con una larga trayectoria a sus espaldas, y una gran legión
de seguidores en nuestro país; es por ello, que muchos fueron los que no
quisieron perderse las evoluciones de Dave Mustaine y sus muchachos.
Tras la aplastante
descarga de los Neoyorquinos Anthrax, los técnicos del equipo de Megadeth
tomaron el escenario para montar unas vistosas pantallas, sobre las que se
irían proyectando diferentes imágenes y efectos visuales, que darían a la
descarga del cuarteto americano una ambientación de lo más futurista.
Finalmente cuando todo estuvo listo, una desconcertante
introducción fue la encargada de marcar la sobria entrada de los músicos sobre las
tablas, siendo el último en aparecer en escena Dave Mustaine, para arrancar su
descarga de forma lenta y sosegada con un envolvente y dramático “Trust”.
Tras la primera toma de contacto, se dispararon las
revoluciones de banda y público al comenzar a sonar los primeros riffs de una incendiaria “Hangar
18”, que nos supo a gloria, con toda la banda rindiendo a gran nivel mientras
las pantallas no dejaban de mostrar impactantes imágenes. La anécdota de la
jornada la protagonizó el propio Mustaine, quien al final del tema espetó un sonoro “Gracias,
Madrid”, que provocó el lógico silbido
del público, y la rápida disculpa y rectificación del guitarrista, que paso un
mal rato ante tal “gambazo”.
Con su nuevo
trabajo “Super Collider” a punto de salir al mercado, la banda no quiso
desaprovechar la ocasión para ofrecernos
una pequeña degustación del mismo, adelántanos un marchoso “Kingmaker”, que
enfrió un poco los ánimos del respetable. Rápidamente el ambiente volvería a
remontar gracias a la velocidad riffera
de una incisiva “She-Wolf”, que pondría a todos los asistentes a tararear sus
pegadizas armonías.
Durante toda la
actuación de los americanos, se pudo ver a un Mustaine un tanto indolente, que
no parecía acabar de encontrarse cómodo sobre las tablas, en cambio, sus
compañeros se mostraron muy activos y participativos, especialmente Dave Ellefson
que no dejo en ningún momento de animar y alentar al público, y un
inspiradísimo Chris Broderick, que poco a poco, se ha ido consolidando como una
pieza clave dentro del sonido de la banda.
No faltaron durante
la actuación de Megadeth, los momentos emotivos como los multitudinarios coros
en la clásica “A Tout Le Monde”, que
sonó un poco descafeinada, ni tampoco el recuerdo a una de las piezas maestras
de su discografía “Countdown To Extinction”, del que desgranaron cortes como el
que da título al álbum, y un contundente y áspero “Sweating Bullets”, con el
que hicieron las delicias de los fans más veteranos de la formación americana.
Un nuevo guiño a su
material más reciente de la mano de la irregular “Super Collider”, nos servía para tomar
impulso de cara a la recta final de su actuación. “Symphony Of Destruction”,
era la encargada de levantar nuevamente la moral de la tropa, antes de
adentrarnos en un vertiginoso “Peace Sells”, que sonó realmente intenso y
atronador, redondeando uno de los
mejores momentos de su actuación, con
las pantallas escupiendo imágenes bélicas mientras los músicos machacaban sin
piedad sus instrumentos.
Con las pantallas
reproduciendo una pared de amplificadores Marshall arrancaba la última de las
canciones de la noche, un aclamadísimo “Holy Wars… The Punishment Due”, que fue
el encargado de poner el definitivo punto y final a la descarga del cuarteto,
no sin antes dejar que Mustaine nos presentara a sus compañeros de viaje, y volviera,
de forma sincera, a pedir perdón por su lapsus inicial.
Sensaciones
encontradas después de la descarga de unos Megadeth a los que note un poco cansados y repetitivos, sin
esa chispa y electricidad que siempre les había caracterizado en directo,
echando mano de un repertorio
excesivamente previsible, y dejando de lado algunos de sus más impactantes
clásicos como “Tornado Of Souls” , “In My Darkest Hour” o “Skin O´My Teeth”.
AVANTASIA
Tras una
maratoniana jornada de conciertos, el cansancio acumulado empezaba a hacer
mella entre muchos de los asistentes, lo que propicio que gran parte del
público diera por concluida esta edición
del Sonisphere 2013, al concluir
la irregular actuación de Megadeth. Pese a ello, una nutrida legión de
seguidores optaron por aguantar el tirón, como auténticos valientes, para poder
degustar de primera mano el fantástico espectáculo que nos ofrecía el diminuto
vocalista Tobias Sammet y su caravana itinerante de Avantasia.
El retraso
acumulado durante toda la jornada, y el montaje de la escenografía para la
actuación de la formación alemana, propiciaron que el inicio del show se
retrasara ligeramente, dando inicio sobre las dos de la madrugada.
Según los detalles
que se habían ido filtrando de su concierto madrileño, para esta serie de
presentaciones en territorio español, el vocalista contaba con la presencia en
escena de invitados de contrastada calidad como por ejemplo Eric Martin
(Mr.Big), Michael Kiske (Unisonic), Bob Catley (Magnum) y Ronnie Atkins (Pretty
Maids), además de los miembros
habituales de la banda Sascha Paeth, Felix Bohnke, Olive Hartman, Thomas
Rettke, Miro y la angelical Amand Somerville. Ante tal despliegue de estrellas,
la actuación de Avantasia se presentaba como una autentica constelación de estrellas.
La encargada de
abrir fuego, fue la pieza que marca el arranque de su última entrega
discográfica “Mistery Of Time”, “Spectres” que servía para que Sammet, como
maestro de ceremonias, nos diera la bienvenida y nos agradeciera efusivamente
nuestra paciencia y entrega a horas tan tardías. A diferencia de anteriores
visitas con Edguy, el vocalista se mostró muy potente y resolutivo, aunque
continuo haciendo gala de un gran sentido del humor. En cuanto al sonido de la
banda, lo cierto, es que fue realmente bueno, incluso me atrevería a decir que
mucho más nítido y potente que durante la actuación de Maiden.
Tras la primera
toma de contacto, el concierto se convirtió en un constante desfile desfile de
invitados, que fueron los encargados de dar lustre y brillo a una monumental
actuación. El primero en salir a escena junto al propio Sammet fue un inspirado
Ronnie Atkins para marcarse un potente “The Sacrecrow”, que con sus aires folk
convirtió el recinto en una auténtica fiesta. Sin tiempo más que para unas
escuetas presentaciones, Sammet se embarcaba en una preciosa y sentimental “The
Story Ain´t Over”, para la que contó con la clase y la elegancia de un Bob Catley que se mostró realmente sublime durante
todas sus intervenciones.
Pero
indudablemente, si hubo un vocalista que consiguió hacer explotar al público
barcelonés, este fue el mítico Michael Kiske, que bordó su intervención en
temas clásicos, como el primerizo “Reach Out For The Light” o “Breaking Away”,
donde protagonizo unos intensos duelos con su alumno aventajado, rindiendo
ambos a un gran nivel, ofreciéndonos sus tonalidades mas agudas; para dejar paso a un emotivo "Farewell", en el que Kiske compartio las labores vocales con Amanda Somerville.
Otro de los grandes
reclamos de esta primera visita de Avantasia por tierras catalanas fue la
presencia del vocalista de Mr. Big, Eric Martin que con su figura de eterno
adolescente, fue el encargado de hacerse cargo de las líneas vocales de Klaus
Meine de Scorpions durante una inspiradísima “Dying For An Angel”. Con Tobias
cediendo todo el protagonismo a sus invitados, era el propio Martin y el
potente Atkins los encargados de liderar la formación durante una tortuosa
“Twisted Mind”, durante la que el veterano Atkins se adueñó del escenario,
consiguiendo meterse a toda la audiencia en el bolsillo con su potente
interpretación y sus grandes maneras como frontman.
Haciendo gala de su
peculiar sentido del humor, Sammet regresaba sobre las tablas para anunciarnos
una próxima venida de la banda, en la que podremos disfrutar íntegramente del
show completo de la formación, para posteriormente presentarnos el tema más
comercial de la formación, su single por antonomasia “Lost In Space”, durante
el que el vocalista puso a mover a todo el público las brazos, recreando una
estampa que todos hemos visto en los grandes festivales europeos. La recta
final de la actuación vino marcada por el retorno de Catley y Kiske para un
arrollador “Shelter From The Rain” que precedería al apoteósico “Sign Of The
Cross”, para que finalmente, todos los músicos tomaran la parte central del
escenario para cantar al unísono un brillante “The Seven Angels” que fue el
encargado de cerrar la actuación ante el aplauso reverencial de una audiencia
totalmente entregada.
En resumen, la de
Avantasia fue la guinda de una gran jornada de metal. Sin duda, una de las
mejores actuaciones de toda la jornada, repleta de buen gusto y calidad
musical. El único pero, fue lo tardío de su aparición y que no pudimos
disfrutar del grandilocuente show de casi tres horas que la formación está
ofreciendo en su gira de pabellones. En cualquier caso, esta presentación nos
sirvió de aperitivo, ya que el propio Sammet manifestó su férrea voluntad de
volver a tierras españolas para presentarnos el montaje completo de su banda.
Tras una
maratoniana jornada de conciertos, cuando el reloj sobrepasaba ampliamente las
tres de la madrugaba, llegaba el momento de tomar el camino de vuelta a casa,
pensando en el buen regusto de boca de una jornada que nos deparo muchísimas
sorpresas y grandes momentos, que muchos de los asistentes guardaran para
siempre en su recuerdo. Como pensamiento positivo, cabe recalcar que ya solo
falta un año para la edición del Sonisphere 2014.
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