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lunes, 1 de julio de 2013

THE SWORD-RAZZMATAZZ3-BCN-26-JUN-2013



La trayectoria de los americanos The Sword ha sido como una carrera de fondo. A pesar de que la banda  no ha llegado a despuntar rotundamente con la edición de ninguno de sus discos, lo cierto es que el cuarteto  nunca se ha rendido, y ha ido publicando con milimétrica regularidad, un disco cada dos años, trabajos compactos y brillantes con los que se han  ido labrando  un nombre, y una excelente reputación como banda de directo, dentro de la difícil escena americana. Lejos quedan sus primeros años en los que basaban su propuesta en la potencia doom metalera junto a algunos trallazos desgarradores, que les sirvieron para compartir escenario con bandas como Mastodon, Lamb Of God, Machine Head o Metallica. Fue a raíz de la edición de su tercer trabajo, el conceptual "Warp Riders", cuando el sonido de la banda experimentó una flagrante involución, sumergiéndose de lleno en las raíces hard roqueras  de la década de los setenta, sumando a su habitual tormenta de densidad y watios   la influencia de bandas como  Blue Öyster Cult o Thin Lizzy. La  culminación de  este giro estilístico  en su propuesta, se consolidó definitivamente  con la publicación de su último trabajo  “Apocryphon", un excelente álbum con el que el cuarteto texano abría sus miras, ofreciendo sus empastadas bases rítmicas y sus demoledores riffs  a un público más amplio y heterogéneo.
Aunque a priori no tenía excesiva confianza en el poder de convocatoria  del cuarteto de Austin, la verdad es que viendo la buena entrada que registró la sala pequeña de Razzmatazz, sólo puedo rendirme ante  la senda ascendente de calidad  y popularidad que están viviendo The Sword en los últimos tiempos. Para la descarga de esta noche en la ciudad Condal,  los americanos se presentaban solos, frente a  un público adulto, que rozaba o sobrepasaba la treintena, y  que supo degustar y disfrutar de  su personal propuesta.

Un escenario sobrio, en el que únicamente destacaban los amplificadores "Orange" y un telón de fondo con el logo de la banda  hacían  presagiar la apuesta sin concesiones de la formación  americana por sus composiciones sin ningún tipo de atrezo ni elemento externo,  presentándonos  únicamente a cuatro excelentes músicos, que se mostraron como un engranaje bien  engrasado,  regalándonos  un repertorio en el que se mezclaron   la potencia stoner/doom y las atmósferas retro-rock de la década de los setenta.

Con una sala abarrotada y un calor asfixiante, cuando pasaban algunos minutos de los 21,40, salían a escena los componentes del cuarteto americano, siendo los primeros en tomar posiciones los integrantes de la base rítmica, el  bajista Bryan Richie  y el batería Santiago Vela III, para arrancar su descarga con la rugosa intensidad contenida en   "Arrows In The Dark", que se vio fundida con el primero de los cortes de su última entrega discográfica, el guitarrero y místico "The Veil Of Isis", que nos proponía un primer viaje a través de las dunas desérticas  guiados por  esos riffs demoledores y ese aroma  repleto de misterio  y ocultismo. Aunque en principio, podría suponerse que la banda saldría con el cuchillo entre los dientes desde los primeros compases del show, lo cierto es que el cuarteto salió a escena un tanto  frio, muy estáticos, y mostrándose hasta cierto punto tímidos, eso sí, sonando muy compactos  instrumentalmente pero con unos registros vocales a cargo de J.D. Cronise excesivamente flojos, a un volumen muy bajo, lo que hacía difícil poder apreciar con claridad todos los matices de su voz.

Tras la primera salva de aplausos, y sin mediar ninguna clase de presentación,( el cuarteto  se mostró un tanto esquivo a la hora de dirigirse a la audiencia durante toda la actuación), fue con la colosal "How Heavy This Axe", cuando la banda pareció animarse definitivamente, empezando a sonar mucho más sólidos  y  potentes,  rayando a gran altura contagiados por el entusiasmo de un  público, que pese a no ser excesivamente activo, sí que se mostró muy cálido y expectante, siguiendo de cerca, y sin perder el más mínimo detalle,  todas las evoluciones  de los músicos sobre las tablas. "The Cronomancer I: Hubris", fue la escogida para que el rubio guitarrista Kyle Shutt nos ofreciera su primera exhibición guitarrística, un desarrollo cargado de ácida  psicodelia que sirvió   de preámbulo para una doble ración de su nuevo trabajo de la mano de la pesadez doom metalera  "The Hidden Masters" y la cósmica "Dying Earth", durante  la que Cronise y Shutt echaron mano de sus pedaleras dando  al corte  una ambientación experimental.

A pesar de que el grueso del repertorio estuvo basado en las composiciones de sus dos últimas entregas, el combo americano no quiso dejar de lado los recuerdos a sus primeros años, atacando con rotundidad piezas como "Maiden, Mother & Crone",  que fue calurosamente recibida, o la cautivadora "Barael´s Blade", extraída de su debut de 2006 "Age Of Winters", que desató la euforia de un público que se mostró como un gran conocedor de la trayectoria del cuarteto de Austin.

Sin duda, una de los principales atractivos del sonido de la formación americana en directo  radica en la contundencia de su base rítmica, capaz de cimentar  una insalvable pared sonora gracias al trabajo de su batería Santiago “Jimmy” Vela III, quien me sorprendió con su técnica a la hora de aporrear su instrumento, consiguiendo imprimir al sonido del cuarteto un “groove” muy característico, brillando especialmente en temas como el monumental y cambiante "Execrator", que sirvió de antesala para  otro de los momentos álgidos  de la velada, el roquero y marchoso  "Tres Brujas", que con su contagioso   juego de guitarras a lo Z.Z. Top, sonó realmente atractivo y convincente.

Un nuevo viaje a través de las dunas desérticas de la mano de "Cloak Of Feathers", impregnada de ese dialogo guitarrero al más puro estilo Thin Lizzy, fue la encargada de adentrarnos en una recta final que se vio rematada por una fantástica interpretación del tema que la banda incluyo en el videojuego "Guitar Hero II", la apabullante "Freya", que fue fantásticamente recibida, para que posteriormente,  el cuarteto nos embarcara en la magnificencia épica contenida en la pieza que da título y cierra su última obra "Apocryphon", durante la que el  vocalista J.D. Cronise, se fue varias veces de tono, seguramente contagiado por el clima de efusividad y euforia que reinaba en  la sala.

A pesar de que en un principio, el tema título de su última obra había  sido el escogido para cerrar su actuación, las persistentes demandas de un público deseoso de una nueva ración de su apocalíptico stoner hizo regresar al cuarteto sobre las tablas para ofrecernos la interpretación de una par de números más. Dos fueron las piezas escogidas para poner la rúbrica a la actuación  del cuarteto americano, un coreadísimo "(The Night The Sky Cried) Tears Of Fire", extraído de su álbum conceptual "Warp Riders", que vino precedido de un pequeño solo de batería,  y la oscura cabalgada de la arrolladora "Winter´s Wolves", con la que pusieron el broche definitivo a una brillante actuación, dejando sus instrumentos silbando en el aire mientras los músicos se retiraban envueltos en una sonora ovación.

En resumen, gran descarga de la banda liderada por J.D. Cronise, ratificando sobre las tablas las excelentes sensaciones que han ido dejando en sus últimas entregas discográficas. Quizás, sólo habría que reprocharles una excesiva frialdad a la hora de relacionarse con sus fans. En cualquier caso, The Sword demostraron en la Ciudad Condal que su nombre merece un lugar destacado entre las nuevas bandas de heavy metal del S. XXI.


TEXTO:ALFONSO DIAZ

FOTOS:CARLOS OLIVER
 

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