Los suecos Cult Of
Luna han demostrado a lo largo de sus quince años de trayectoria que no son una
banda al uso. El septeto de Umea siempre se ha caracterizado por una evolución
constante en su sonido, dando forma a una propuesta original, compleja y heterogénea
con la que han conseguido consagrarse como una de las bandas más reconocibles e
influyentes dentro de la escena sludge y post-metal. Si cinco largos años
fue el lapso de tiempo transcurrido entre "Eternal Kingdom" y su
última entrega, el conceptual, "Vertikal", en esta ocasión el septeto
sueco no ha perdido el tiempo y, aprovechando la buena acogida de su última
entrega discográfica, tan solo nueve meses después vuelven a la carga con esta secuela titulada
"Vertikal II", con la que completan la historia basada en la epopeya
épica del cineasta austriaco Fritz Lang, el clásico del cine mudo
"Metrópolis".
INICIO
▼
domingo, 29 de septiembre de 2013
jueves, 26 de septiembre de 2013
AUTOPSY-THE HEADLESS RITUAL
Hablar de los
americanos Autopsy es hablar de una de las bandas más reconocibles e
influyentes de la escena death metalera americana. Formados en San Francisco en
1987, tras el paso del batería Chris Reifert por los míticos Death de Chuck
Schuldiner con los que grabó el clásico “Scream Bloody Gore”, la banda siempre
resultó un tanto peculiar por lo inusual que resultaba que fuera el propio
percusionista quien se hiciera cargo de
los guturales registros vocales. Responsables de facturar trallazos tan seminales
y arrolladores como el sangrante “Severed Survival”, o su aclamado "Mental
Funeral" de 1991, en los que el cuarteto daba buena cuenta de su calidad
técnica a la vez que asentaba las bases de su poderoso death metal. La banda, lejos de estancarse y acomodarse en una
fórmula que sabía ganadora, apostó por dar un rotundo giro a su propuesta impregnando su sonido de unos aires más hard-core en el álbum
"Shitfun" (1995), un trabajo que serviría como punto de partida para
Abscess, el nuevo proyecto en el que se embarcaron Chris Reifert y Danny
Coralles después de la disolución del
combo en 1995.
Tras permanecer
unos años concentrados en Abscess, el dúo Reifert/Coralles resucitaba Autopsy
en 2010, rescatando al guitarrista Eric
Cutler y reclutando al bajista Joe Trevisano para grabar el EP "The Tomb Within", que marcaba su retorno tras quince años de ausencia. La confirmación de su vuelta se produjo al
año siguiente con la publicación de "Macabre Eternal", un plástico en
el que la banda retomaba su propuesta en el punto exacto donde la había dejado en 1995, optando por centrar su mirada en el futuro, lo que
supuso una pequeña decepción entre los fans más veteranos del cuarteto
americano. En cambio, de cara a este nuevo esfuerzo, que lleva por título
"The Headless Ritual", la banda nos propone una vuelta a sus origines, recuperando sus primigenias influencias y
apostando por ese death metal de corte clásico, en el que la velocidad y la
voracidad se dan la mano con unos tempos densos y cadenciosos,( casi más
propios del doom), con los que el cuarteto es capaz de recrear esas
ambientaciones oscuras y opresivas.
Otro detalle a
resaltar en esta nueva entrega del combo
californiano es la duración del plástico, sensiblemente inferior a la de su
predecesor, así como una cuidada y pulcra producción a cargo de la propia banda
y el ingeniero Adam Muñoz (Faith No More, Abscess) que permite diferenciar de
forma nítida todos y cada uno de los instrumentos, dando al álbum un toque de clase y distinción
que se ve rematado por el soberbio artwork a cargo del reputado artista Joe Petagno (Motörhead,
Pink Floyd, Led Zeppelin).
Lejos de las
acostumbradas "intros" y ambientaciones atmosféricas, tan en boga
durante los últimos años, esta nueva entrega del cuarteto americano se abre de forma aplastante con la brutal “Slaughter At Beast House”, una
composición crujiente y rabiosa liderada por un riff incendiario que se verá secundado por una batería potente
y machacona durante la primera parte del
corte, para acabar conduciéndonos sobre un desarrollo más lento y cadencioso.
Mucho más dinámica y cambiante resulta “Mangled Far Below”, en la que se
suceden numerosos cambios de ritmo, redondeando una composición que evoca el
clasicismo death metalero de los álbumes grabados durante la primera mitad de la década de los
noventa, apoyándose para ello en una melodía penetrante y enfermiza que se
quedara dando vueltas en tu cabeza hasta atraparte irremediablemente junto a
los desquiciantes gruñidos de un Chris Reifert que suena más corrosivo y
visceral que nunca.
La solidez plúmbea
de las guitarras junto a una voz más profunda y cavernosa serán las encargadas
de crear esa terrible ambientación decadente y oscura que protagoniza “She Is A
Funeral”, impregnando la composición de una deprimente densidad sonora que
parece transportar al oyente hasta las mismísimas puertas del averno, con
Reifert torturando al máximo sus castigadas cuerdas vocales, mientras el ritmo
se hace cada vez más lento y cadencioso. Las guitarras de Eric Cutler y Danny
Coralles serán las encargadas de marcar los primeros compases del asfixiante y
opresivo “Coffin Crawlers”, proponiéndonos ambos hachas unos incendiarios y endiablados desarrollos solistas que serán
los encargados de hacer de nexo de unión entre las diferentes partes del tema,
dando forma a una composición repleta de atmósferas doom metaleras y estructuras
fantasmagóricas.
Aunque dentro de
esta nueva entrega del combo americano hay una buena dosis de material lento y
pesado, lo cierto es que el cuarteto no ha perdido ni un ápice de su punzante
voracidad arrolladora, y sigue
mostrándose igual de insaciable que en su primera época, al atacar temas como el sangrante “When Hammer Meets Bone”, en el que se
muestran realmente inspirados a la hora de pisar el acelerador al máximo, dando
garra y mordiente a un tema que tiene un pequeño fragmento lento durante su
tramo central. La entrada circular y repetitiva de la breve “Thorns And Ashes”
servirá como introducción para la más envolvente y épica “Arch Cadaver”, en la
que vuelven a recurrir a esos infernales
riffs, desbordantes de una clara esencia “Sabbatica”, con los que darán
consistencia y empaque a unos desarrollos densos y cadenciosos que
acabarán transportándonos sobre unos
latigazos rápidos y efectivos en los que la banda nos muestra su faceta más
cruel y despiadada.
A lo largo de las
diez composiciones que integran el álbum, la formación americana demuestra en
piezas como la intensa “Flesh Turns To Dust”, que pese al tiempo transcurrido
no han perdido la magia para arrastrarnos a través de esas atmosferas vaporosas
y corrosivas que siempre han sabido recrear en sus tortuosas composiciones,
consiguiendo hacernos reptar junto a los serpenteantes riffs mientras las
guitarras solistas nos descuartizan con sus chirriantes desarrollos. A
diferencia de lo que sucediera en su anterior entrega discográfica, parece que
Reifert y sus muchachos se han decidido a recuperar su vertiente más extrema, solo así
se explica la radicalidad y agresividad contenida en piezas como “Running From
The Goathead”, con la que consiguen transportarnos directamente a su primera
época, apostando por unos vertiginosos riffs junto al sonido seco y arrollador de la batería de
Reifert, que sigue mostrándose como una de los baterías más polivalentes del
género. La encargada de cerrar el álbum es la pieza que presta su nombre al
plástico “The Headless Ritual”, un intenso y enfermizo desarrollo instrumental
que sirve como rúbrica para esta nueva entrega del cuarteto americano.
Tras la buena
noticia que supuso la confirmación de su retorno con la publicación de “Macabre
Eternal” en 2011, parece que esta nueva entrega de Reifert y sus muchachos nos devuelve a los Autopsy más clásicos y
poderosos. Sin duda, este “The Headless
Ritual” contiene todos los ingredientes necesarios para hacer las delicias de los fans más
veteranos de la mítica formación americana y, por extensión, de todos los seguidores
de bandas clásicas del género como
Death, Morbid Angel u Obituary.
Lista de Temas
01. Slaughter At Beast House
02. Mangled Far Below
03. She Is A Funeral
04. Coffin Crawlers
05. When Hammer Meets Bone
06. Thorns And Ashes
07. Arch Cadaver
08. Flesh Turns To Dust
09. Running From The Goathead
10. The Headless Ritual
martes, 24 de septiembre de 2013
THE WINERY DOGS+THE SIXXIS-APOLO-BCN-21-SEP-2013
Durante décadas uno
de los entretenimientos preferidos entre
los seguidores del hard rock ha sido el de elucubrar como sonarían "hipotéticas" formaciones creadas
a partir de músicos de diferentes bandas ya establecidas. De un tiempo a esta
parte, parece que está cada vez más en boga que diferentes artistas, virtuosos
instrumentistas en la mayoría de los casos, unan fuerzas en diferentes
proyectos que tanto la prensa como los fans tienden a etiquetar como super
grupos. Durante los últimos años nombres como Audioslave, Them Crooked
Vultures, Chickenfoot o Black Country Communion han copado la escena roquera revitalizando
el denominado "classic Rock". Una de las ultimas agrupaciones en
sumarse a este resurgir de clasicismo roquero ha sido el trío americano The
Winery Dogs, una formación que cuenta entre sus filas al talentoso guitarrista
Richie Kotzen (Poison, Mr.Big), al virtuoso bajista Billy Sheehan (David Lee
Roth, Steve Vai, Mr.Big) y al incombustible batería Mike Portnoy (Dream
Theater, Avenged Sevenfold, Adrenaline Mob, Flying Colors y una interminable
colección de diferentes proyectos).
Tras plasmar el
trío todo su potencial y calidad técnica en un fantástico disco homónimo que
vio la luz a finales del pasado mes de Julio, llegaba el momento crucial de defender en directo las composiciones de
su debut discográfico. Para la ocasión, el laureado power trío había optado por
presentarse en una sala de mediano aforo
como es la Sala grande del Apolo de Barcelona, un marco ideal para poder
seguir, muy de cerca y sin perderse ningún tipo de detalle, las evoluciones
sobre las tablas de los maestros americanos. Desde primerísima hora de la tarde
ya se podía palpar en los alrededores de la sala la enorme expectación que
había suscitado esta primera visita del
trío americano con una gran número
de fans apostados a la entrada
del recinto, aguardando pacientemente que saliera a firmar autógrafos algunos
de los protagonistas de la velada, o que se abrieran las puertas para poder
tomar una buena posición frente al escenario. Este fenomenal ambiente se
tradujo en una sala que rozó prácticamente el lleno.
Como aperitivo antes del recital del power trío americano teníamos programada la actuación de sus compatriotas The Sixxis. Aunque la formación ha publicado recientemente su álbum debut, lo cierto es que el quinteto de Atlanta posee una longeva trayectoria a sus espaldas, amén de una amplia experiencia batallando en el circuito underground americano, demostrando unas tablas y un aplomo que quedaron acreditados desde los compases iniciales de la intimista "Coke Can Steve", que rápidamente cedería ante la avalancha roquera contenida en la eléctrica "Long Ago", en la que los poderosos estribillos fueron los auténticos protagonistas.
Como aperitivo antes del recital del power trío americano teníamos programada la actuación de sus compatriotas The Sixxis. Aunque la formación ha publicado recientemente su álbum debut, lo cierto es que el quinteto de Atlanta posee una longeva trayectoria a sus espaldas, amén de una amplia experiencia batallando en el circuito underground americano, demostrando unas tablas y un aplomo que quedaron acreditados desde los compases iniciales de la intimista "Coke Can Steve", que rápidamente cedería ante la avalancha roquera contenida en la eléctrica "Long Ago", en la que los poderosos estribillos fueron los auténticos protagonistas.
Lejos
de centrarse en un estilo pragmático y acotado, el quinteto de Atlanta demostró
una gran cintura estilística a la hora de moverse con soltura por diferentes
estilos y sonoridades, sabiendo desenvolverse por los pasajes funkeros de
"Nowhere Close", en los que brilló especialmente la aportación de su
bajista Mark Golden, y que fue fundida con la intensidad contagiosa del medio
tiempo "Believe", que fue una de las composiciones que mejor
respuesta obtuvieron por parte de un público que permaneció muy atento y
expectante ante la descarga del combo americano.
Tampoco faltaron
durante su show los pasajes elegantes y llenos de melodía contenidos en piezas
como "She Only", con una fantástica demostración de guitarra
"slide" a cargo de Paul Sorah, ni la potencia arrolladora de los up
tempos como en el caso de la intensa "I Wanted More", durante la que el
vocalista Vladdy Iakhavok alargó sus tonos al máximo, llevando al límite sus
cuerdas vocales. Si durante toda su actuación, los miembros del quinteto de Atlanta se mostraron como unos
músicos solventes e imaginativos, mención especial merece el batería Josh
Baker, quien fraguo una actuación realmente compacta y completa, dando feeling
y personalidad a piezas como la progresiva “Opportune Time”.
Los últimos compases de la actuación del combo
americano estuvieron marcados por "Out Alive", con esos pequeños
toques "grunge" impregnando la composición, y la contagiosa
"Snake In The Grass", que fue la encargada de cerrar una actuación
más que notable del heterogéneo quinteto de Atlanta, que se marchó del
escenario con una sonrisa dibujada en el rostro y con la satisfacción del deber
cumplido.
Después del
acostumbrado descanso, y del pertinente cambio de "backline", con
suma puntualidad sobre el horario previsto saltaban sobre las tablas el
impactante trío The Winery Dogs. En un escenario sobrio y desnudo, engalanado
únicamente con un gran telón de fondo que reproducía el "logo" de la formación
americana. La encargada de abrir fuego, al igual que sucede en su álbum debut,
fue la marchosa "Elevate", una fantástica carta de presentación con
la que consiguieron meterse a toda la
audiencia en el bolsillo, desatando la
euforia de una sala que les tributó una
bienvenida de auténticos héroes, constatando el enorme tirón y carisma que
atesoran los músicos que integran este nuevo proyecto. Fue el propio Portnoy,
quizás el más carismático de los componentes del trío, el encargado de darnos
la bienvenida desde su kit, situado en la parte central de escenario, para
rápidamente atacarnos con la más densa y crujiente "Criminal", en la
que destacó un estelar Richie Kotzen,
muy metido en su papel de guitar-hero, sacando brillo a su guitarra mientras
nos ofrecía ese envolvente aroma bluesero del que está impregnado la composición.
Una fastuosa
primera ovación fue la encargada de dar continuidad a una fiesta que prosiguió
de la mano de "We Are One", con Portnoy dando rienda suelta a su
peculiar y vistosa forma de tocar la batería, golpeándose en la cabeza,
levantándose de la banqueta, haciendo coros y recurriendo a todo su arsenal de
trucos para demostrar, una vez más, que este hombre lleva el ritmo metido en el
cuerpo, mientras sus compañeros se concentraban en dar "feeling" a la
interpretación del tema. "One More Time", fue la encargada de
sumergirnos de lleno en ese rock clásico de raíces setenteras durante el que
pudimos degustar la excelencia sonora que proporciona la pareja rítmica Sheehan/Portnoy,
encargados de llevar el peso de la composición mientras Kotzen se concentraba
en las líneas vocales.
Lejos de los egos y
las individualidades, lo cierto es que The Winery Dogs funcionan como un equipo
perfectamente engrasado y conjuntado, y más después de que la banda llegara a
tierras catalanas muy rodada tras una
extensa "tourne" por el continente Americano. Ese feeling y
complicidad que dan los directos se pudo
apreciar, especialmente, en el apartado vocal donde las voces de los tres protagonistas se juntaban para
rubricar unos coros realmente efectivos y armónicos que hicieron ganar muchos enteros a la interpretación de
cortes como la poderosa y "grungera" "Time Machine", o la
más relajada e introspectiva "Damaged", con la que nos proponían un
rotundo cambio de tercio apostando por las atmósferas más melancólicas y
elegantes.
Aunque hasta este
momento la descarga de la formación americana estaba siendo impecable,
sobretodo en el apartado técnico, lo cierto es que me pareció excesiva la agrupación, en un mismo tramo de show, de
tantas baladas y medios tiempos con lo que se perdió un poco la intensidad con
la que había arrancada la descarga. Es por ello que al reconocerse los primeros
compases del potente "Six Feet Deeper", la sala volvió a rugir con fuerza siguiendo los estribillos
al pie de la letra como si de un verdadero clásico se tratase. Un escueto y
concentradísimo solo de Mike Portnoy sería el encargado de dar la entrada a un
fantástico e irrefrenable "The Other Side", con el que parecía
recuperarse el apabullante ritmo inicial manteniendo el nivel de euforia entre
las primeras filas.
Acto seguido, sería
el veterano bajista el que disfrutaría de tiempo para su lucimiento personal con un solo
bastante más extenso que el de su compañero, que nos sirvió para comprobar la
maestría y pericia del mago de las cuatro cuerdas, provocando una de las
mayores ovaciones de la noche que nos dejó con la estampa del propio Portnoy rindiendo
pleitesía desde su kit. Sin darnos un segundo de tregua el trío se sumergía de
lleno en el intimismo acústico contenido en la delicada y
reflexiva "You Saved Me", que nos dejó un final
estratosférico con Kotzen volviendo a erigirse como la piedra angular en
torno a la que gira este nuevo proyecto. Tras haber recuperado el aliento, la
adrenalina y la emoción volvían a desatarse al ritmo clásico y setentero de la
contagiosa "Not Hopeless", que volvía a poner la sala patas arriba,
certificando que cuando el trío saca a relucir su parte más marchosa y
eléctrica es cuando da sus mejores prestaciones.
Con la sala sumida en la más absoluta penumbra fue Kotzen el encargado de llenar el escenario
con la única compañía de su guitarra para una coreadísima versión del
"Stand" de Poison, en el que la colaboración de la audiencia en los
coros fue fundamental para dar al corte esa ambientación gospel que tenía la
versión original contenida en el álbum "Native Tongue" de 1993.
Siguiendo con el protagonismo del guitarrista, la siguiente pieza en caer fue
una tierna y emotiva "You Can´t Save Me", perteneciente al material
en solitario de Kotzen, que fue acompañada con palmas desde el público, para
dejar paso posteriormente a una melódica
y contagiosa "Shine" extraída del álbum "Actual Size" de
2001, una composición no muy conocida de la época en la que Richie y Sheehan
compartían tablas en Mr. Big.
Tal y como
sucediera durante la primera parte de su actuación, de cara a este tramo final de show, The
Winery Dogs volvieron a apostar por una sucesión de baladas y medios tiempos
con lo que el ambiente se relajó notablemente, lo que propició que la audiencia
se concentrara en seguir de cerca todos
los detalles técnicos de la actuación
del trío americano. En un entorno más relajado e intimista fue la guitarra
de Kotzen la encargada de volver a impregnar el ambiente de ese
penetrante aroma bluesero, dando paso a la dupla compuesta por el segundo single de la banda, el envolvente y melódico "I´m No
Angel", y el intimista "The
Dying", que sería el encargado de dejar paso a los teclados, tocados por
Kotzen, que protagonizarían los primeros
compases de la elegante "Regret", que a la postre sería la encargada
de cerrar la actuación de un trío que abandonó por primera vez el escenario al
grito de "Peace & Love".
Ante la insistente
demanda de una audiencia totalmente entregada, la banda no se hizo de rogar en
exceso a la hora de regresar sobre sobre las tablas para dar el pistoletazo de
salida a los bises. Siguiendo con la tónica que había dominado el tramo final
de su actuación, la banda apostó por la elegancia contenida en su versión del
“Fooled Around And Fell In Love” del
veterano bluesman americano Elbin Bishop,
para posteriormente acabar rematando la
faena embarcándose en la genialidad
“zeppeliana” de “Desire”, toda una bomba de relojería que puso a toda la sala a
cantar, marcando un excelente colofón final
para esta primera visita del trío americano.
Aunque resulta
evidente que no se puede poner ninguna clase de pega al nivel técnico y de
entrega de la formación americana, sí que me pareció que el ritmo de su
actuación fue algo lineal, y en algunos momentos monótono, mostrándose
excesivamente densos al enlazar muchos medios tiempos y baladas con lo que el
show perdió algo de chispa y frescura. En cualquier caso, para ser una primera
toma de contacto, el trío formado por Kotzen, Sheehan y Portnoy, o lo que es lo mismo The Winery
Dogs, se mostraron como una banda "real" y solvente, constatando que,
si sus agendas lo permiten, tenemos ante nosotros a una gran banda de hard rock
que puede darnos muy buenos momentos de cara al futuro más inmediato.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
domingo, 22 de septiembre de 2013
SOZIEDAD ALKOHOLIKA-CAUCHO ARDIENDO
Hablar de Sociedad Alkoholika, es
hablar de una de las bandas más queridas y admiradas de la escena estatal, amén de ser una de las más longevas y
luchadoras que ha dado nuestro rock. Desde sus inicios, a finales de la
década de los ochenta, los vitorianos siempre se han caracterizado por
mantenerse fieles a sus ideales,
teniendo que lidiar con multitud de problemas y obstáculos a lo largo de su
carrera. La polémica y la controversia siempre han estado asociadas a la
formación vasca. Si durante sus primeros años tuvieron que hacer frente a las
absurdas acusaciones de antisemitismo por la letra de "Nos Vimos En Berlín",
fue a principios del siglo XXI cuando la
banda se vio sumida en una turbia polémica con la AVT (Asociación Víctimas del
Terrorismo) y el propio Partido Popular, a propósito de la lírica de temas como "Sindrome Del Norte" o “Explota
Zerdo”, con lo que la formación sufrió
un veto que le impidió descargar en muchos lugares de la geografía española.
Pese a todas estas conjeturas la
banda siguió girando y facturando trabajos hasta que, a finales del año 2004, el
conocido juez Baltasar Garzón archivó la causa contra el grupo Vitoriano. Desde
entonces la carrera del quinteto vasco no ha hecho más revitalizarse con
lanzamientos como "Mala Sangre", la re-grabación de su álbum debut
publicada en 2009 bajo el título
"Sesión#2", y su más reciente "Cadenas de Odio", que les ha
servido para volver a recuperar el lugar de privilegio que nunca debieron
perder, mostrándonos a una formación tan fuerte y comprometida como antaño que
ha sabido evolucionar su sonido hasta convertirse en todo un referente para las
bandas de este país.
Es ahora cuando se van a cumplir 2 años de la edición de su última entrega discográfica cuando la banda, a modo de celebración de su vigésimo quinto aniversario, pone en circulación un Ep digital en el que además de una nueva composición "Caucho Ardiendo", y el ya conocido "Niebla de Guerra", incluido en "Cadenas de Odio", se ha decidido a rescatar un par de versiones: "Veraneo en Puerto Hurraco", que se incluyó en el disco tributo "La Culpa De Todo La Tiene Def Con Dos", y el clásico metalero de Ozzy Osbourne "Over The Mountain".
El primer tema de este nuevo EP, y el encargado de darle título es el incisivo “Caucho Ardiendo”, un tema que continua con la línea de los últimos trabajos de los vitorianos, fundiendo su transgresivo metal con unas letras acidas e incomodas, dominadas por la crítica social y que reflejan a la perfección la situación de crispación que se vive actualmente en la sociedad española. Guitarras asesinas, una base rítmica potente y machacona junto a unas líneas vocales entendibles, atractivas y combativas son las principales armas de esta nueva andanada del quinteto vasco.
La encargada de proseguir con “Caucho Ardiendo”, es una vieja conocida "Niebla De Guerra", otra pieza “marca de la casa”, que ya se incluía en su anterior entrega discográfica “Cadenas De Odio”, y de la que han grabado un impactante video-clip dirigido y editado por Paul Urkijo y David Zabala, y que ayudará a relanzar su anterior trabajo. Musicalmente hablando el tema es algo más oscuro y tiene una sonoridad más afilada y cortante que su predecesor, no en vano se ha convertido en una de las piezas imprescindibles en su actual repertorio de gira.
Además de las dos composiciones propias, para acabar de redondear este Ep, la formación vasca ha incluido un par de versiones. Por un lado nos encontramos con el clásico de Def Con Dos “Veraneo En Puerto Hurraco”, a la que han dado una vuelta de tuerca, llevándola a su terreno, apostando para ello por unas guitarras mucho más compactas e incisivas que en la versión original, además de la acostumbra ración de mala leche y gancho que imprime siempre Juan al hacerse cargo de las letras. Sin duda lo mejor que se puede decir de este “cover” es que la banda ha sabido llevarla a su terreno, pasándola por su propio tamiz y dándole su característico toque “Alkoholiko”.
Algo más sorprendente resulta la adaptación del clásico de Ozzy Osbourne “Over The Mountain”, a la que han dado un punto más de agresividad, subiendo los decibelios de las guitarras y acelerando los ritmos, apostando para ello por dar una mayor contundencia a la base rítmica junto a unos coros más crujientes y marchosos durante los estribillos, haciendo prácticamente irreconocible la canción original y facturando un “cover” muy acertado.
Aunque seguramente los seguidores más acérrimos del quinteto vasco estaban, a estas alturas, demandando ya un nuevo trabajo de la formación, lo cierto es que siempre es de agradecer que la banda siga manteniéndose activa en directo, y para matar el “gusanillo” de sus más acérrimos fans que mejor caramelo que este nuevo EP digital, en el que además de una nueva perla nos presentan juntas un par de resultonas versiones.
Lista de Temas
1.-Caucho Ardiendo
2.-Niebla De Guerra
3.-Veraneo en Puerto Hurraco
4.-Over The Mountain