Si hace tan solo un
par de meses teníamos la oportunidad de presenciar la actuación del vocalista Ronnie Atkins, como uno de los
principales reclamos de los Avantasia de Tobias Sammet, durante la pasada edición
del festival Sonisphere. En esta ocasión, el carismático vocalista regresaba
con su inseparable compañero, el incombustible guitarrista, Ken Hammer para
presentarnos la última entrega discográfica de sus Pretty Maids, el fantástico
“Motherland”, un álbum que prosigue la
senda ascendente iniciada con su anterior obra “Pandemonium”.
Aunque la banda ya
había estrenado sus nuevas composiciones en diferentes festivales durante los
meses estivales, lo cierto es que esta nueva visita del combo danés, enmarcada
en el inicio de su actual gira europea, representaba una excelente oportunidad
para comprobar el verdadero potencial de las nuevas composiciones de la mítica
formación.
Pero antes de
presenciar la descarga de Atkins y sus muchachos, tendríamos la oportunidad de
seguir las evoluciones de los locales Hardreams, una formación con una amplia
trayectoria a sus espaldas. Unos auténticos “currantes” de la escena catalana
que llevan muchos años batallando para conseguir labrarse una excelente reputación como banda de
directo.
Aunque a la hora
prevista para el inicio del show, el aforo era todavía bastante discreto, lejos
de caer en el desánimo la banda catalana saltó a escena muy motivada y
concentrada, dispuesta a sacar el máximo partido posible a sus cuarenta minutos
de show. Con una puesta escena sobria y elegante la formación catalana dejó que la
calidad de sus composiciones hablara por ellos, regalándonos una actuación
cargada de clase y virtuosismo, ofreciéndonos un detallado repaso a su extensa
trayectoria, incluyendo durante su show temas de sus tres trabajos de estudio,
pero haciendo especial hincapié en las composiciones de su fenomenal “Unbroken
Promises”.
A lo largo de su
eléctrico show Hardreams supieron conjugar a la perfección el ritmo roquero y
marchoso de piezas como “Rebel Heart”, con la elegancia y delicadeza de los
medios tiempos, logrando que temas como la melódica “My Last Desire” sonaran
realmente potentes y compactos. Tampoco quisieron dejar de lado los guiños a
los primeros años de la banda, rescatando, para una ocasión tan especial, una
de sus primeras composiciones “I Don´t Know Why”, que formó parte de su álbum
debut de 2004 “Calling Everywhere”.
Durante todo su
show la banda se mostró muy entusiasta y agradecida con la oportunidad
brindada, respondiendo al desafío con el buen gusto y la calidad técnica
contenida en piezas como “It´s Only Love”, todo un derroche de sensibilidad y
sutileza con el que demostraron porque son una de las bandas más populares dentro de la
escena Hard-A.O.R. nacional. El contraste a tanta melodía lo puso la potente y
oscura “The War Is Over”, que con su estructura más densa y pesada marcó el
punto de inflexión en la presentación
de la formación catalana.
La vuelta a las
sonoridades más hard roqueras vino de la mano de la optimista “A High Mountain
To Climb”, que dejaría paso al ritmo irrefrenable de la contagiosa “Two Shots”,
en la que Manu nos puso a dar palmas
mientras nos hacía tararear su pegadizo estribillo. Lamentablemente, el tiempo
de Hardreams se estaba agotando, pero antes de despedirse todavía tuvieron
tiempo para una arrebatadora versión de su “Little Sinner Queen”, que sería la
encargada de poner el punto y final a una entretenida actuación.
Por mucho que
algunos se empeñen en no prestar atención a lo que se “cuece” dentro de
nuestras fronteras, siempre resulta gratificante ver como una banda con la
trayectoria y las tablas de Hardreams tiene la oportunidad de presentar
sus composiciones en una sala, y un escenario, a la altura de su calidad como
músicos. Resumiendo, gran descarga de la
formación catalana que supo aprovechar
la oportunidad de compartir escenario con Pretty Maids para sumar algún adepto
a su causa.
En una sala que
finalmente registró una media entrada, y tras la brillante actuación de
Hardreams, llegaba el turno del plato fuerte de la noche, los veteranos Pretty Maids. A pesar de llevar más de tres
décadas en la brecha, los daneses han sabido evolucionar su primigenia
propuesta, manteniéndose fieles al estilo melódico que siempre les ha
caracterizado, y que les ha servido para ser considerados como uno de los máximos
referentes del sonido “Hard n´ Heavy” a este lado del Océano Atlántico.
Siguiendo la
exitosa estela de sus últimas entregas discográficas, la formación danesa se
presentaba en la ciudad Condal con la novedad en su formación del bajista Rene
Shades, quien completaba el line-up junto a los fundadores Atkins y Hammer, el batería Allan Tschicaja y el teclista
Morten Sandager, ambos en el seno de la formación desde el año 2006.
Con suma
puntualidad sobre el horario previsto, cuando el reloj marcaba las 21 horas, empezaba a sonar a través del P.A., la
introducción que marcaría la entrada de los músicos sobre las tablas, siendo el
primero en tomar posiciones el batería Allan
Tschicaja, para acto seguido, dar arranque al espectáculo con el tema que abre
su última entrega discográfica “Mother Of All Lies”, que sonó mucho más potente
y orgánico que en su versión de estudio. Sin tiempo para podernos recuperar del
primer impacto, la formación danesa continuó desgranando su “Motherland”, con
un potente “I See Ghosts”, que fue recibido con gran entusiasmo entre las
primeras filas, certificando que el nuevo material ha calado entre los
seguidores de la veterana formación
danesa.
Aunque la gran
mayoría de las miradas recayeron sobre el vocalista Ronnie Atkins, resulta
evidente el enorme peso musical y escénico que tiene en la banda el otro
miembro fundador, el guitarrista Ken Hammer, quien no dejó en ningún momento de
saludar a los fans de las primeras filas. Tras la primera doble ración del material
más novedoso, llegaba el momento de viajar a la época dorada de la banda, de la
mano de una dupla incontestable, el marchoso “Needles In The Dark”, que con su
ritmo hard roquero desató la euforia entre las primeras filas, y el pegadizo
“Love Games”, que con ese seductor aroma a clásico ochentero convirtió la sala
en una fiesta con todo el mundo saltando
mientras coreaba su contagioso estribillo.
Pese a la longeva
trayectoria de la formación danesa, el grueso de su descarga se concentró, casi
de forma exclusiva, en el material de cuatro álbumes. De su etapa más clásica,
de mediados de los ochenta, la banda optó por las composiciones incluidas en
trabajos como el magnífico “Red, Hot And Heavy” y “Future World”. Mientras que
de su etapa más reciente, optaron por el material incluido en “Pandemonium”, y
su más reciente “Motherland”.
Tras unos primeros compases
desbordantes de fuerza e intensidad fue la novedosa “Sad To See You Suffer”, la
encargada de proseguir con la descarga. Resulta curioso que pese a ser esta una
pieza de nuevo cuño, el nivel de entrega y entusiasmo de los fans no disminuyó
ni un ápice. Mucho más densa y oscura
resultó la intrigante “Why So Serious”, en la que destacó la aportación a los
teclados de un omnipresente Morten Tschicaja, dando al tema esa ambientación
tan siniestra y característica que se vio reforzada por la apabullante pegada
del batería Allan Tschicaja.
A diferencia de lo
que sucede con otros cantantes de su generación, el bueno de Atkins sigue
conservando intacto su carisma y su característica voz, con lo que el vocalista
continua mostrándose como un frontman sólido y convincente, dominando la
situación desde el centro del escenario
mientras lidera a la audiencia a la hora
de entonar los estribillos de temas clásicos como el imperecedero “Yellow Rain”
que, veinticinco años después de ser compuesto, sigue sonando igual de fresco y
efectivo. La acostumbrada intro de “Carmina Burana”, sería la encargada de dejar
paso a uno de los momentos álgidos de la noche con la coreadísima “Back To
Back”, todo un clásico de los daneses que hizo rugir a toda la audiencia en una
versión realmente potente e impactante que se saldó con una cerrada ovación por
parte de un púlblico totalmente entregado.
Una roquera
“Rodeo”, sería la encargada de hacer que la euforia no decayese entre las
primeras filas, para acto seguido dejar paso al clásico de John Skyes “Please
Don´t Leave Me”, una composición que con el paso de los años se ha convertido
en una de las piezas fundamentales en los shows de Pretty Maids, gracias a la
elegancia y al “feeling” que consigue
imprimir la guitarra de Ken Hammer. Proponiéndonos
un rotundo cambio de tercio, llegaba el momento de centrar nuestras miras en la última etapa del quinteto,
de la mano de un celebrado “I.N.V.U.”, perteneciente a su anterior trabajo
“Pandemonium”, que sirvió de antesala para una festiva “Red, Hot And Heavy”,
que definitivamente puso la sala patas arriba ante la atónita mirada de un
Atkins que saboreo solemnemente la respuesta de sus seguidores antes de
abandonar por primera vez el escenario de Razzmatazz.
Tras unos minutos, en los que la sala no dejó de corear el nombre de la formación danesa, los músicos volvieron a tomar posiciones para ofrecernos una trepidante recta final. El inicio de los bises estuvo marcado por un par de piezas de su álbum “Pandemonium” de 2010. El up-tempo “It Comes At Night”, y la ambiental “Little Drops Of Heaven”. El remate final para su fantástica actuación fue un apoteósico y atronador “Future World”, durante el que Atkins, una vez más, puso a toda la sala a cantar, creando el ambiente idóneo para cerrar la descarga por todo lo alto, dejando a una audiencia satisfecha que, no me cabe la menor duda, volverá a repetir en próximas visitas de la banda.
Tras unos minutos, en los que la sala no dejó de corear el nombre de la formación danesa, los músicos volvieron a tomar posiciones para ofrecernos una trepidante recta final. El inicio de los bises estuvo marcado por un par de piezas de su álbum “Pandemonium” de 2010. El up-tempo “It Comes At Night”, y la ambiental “Little Drops Of Heaven”. El remate final para su fantástica actuación fue un apoteósico y atronador “Future World”, durante el que Atkins, una vez más, puso a toda la sala a cantar, creando el ambiente idóneo para cerrar la descarga por todo lo alto, dejando a una audiencia satisfecha que, no me cabe la menor duda, volverá a repetir en próximas visitas de la banda.
Gran descarga de la
formación danesa que abandonó las tablas
en olor de multitudes, y con la certeza de saberse vencedores en esta
nueva cita con sus seguidores. Únicamente, habría que destacar un sonido un tanto embarullado en algunos
tramos puntuales del show, y la elección de un repertorio excesivamente
centrado en sus álbumes de mayor éxito, borrando de un plumazo su producción
musical entre 1987 y 2006.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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