La formación
capitaneada por el controvertido guitarrista Alexi “Wildchild” Laiho siempre ha
estado en el ojo del huracán. A lo largo de su extensa trayectoria, una de las
señas de identidad del poderoso quinteto de Espoo ha sido no dejar indiferente
a nadie, trazando una gruesa línea divisoria entre sus detractores y sus más
fieles seguidores. Tras un periodo en el que la formación parecía haber
perdido el rumbo, los finlandeses
parecen haber retornado a la buena senda
gracias a la edición de su nuevo trabajo “Halo Of Blood”, un plástico que marca
la vuelta al sonido clásico de álbumes
como “Hatebreeder” o “Follow The Reaper”.
Pese a que el
cambio de sala, y la siempre inoportuna coincidencia con el clásico liguero del
futbol español, hacían presagiar una discreta entrada para esta nueva visita del
combo finlandés, lo cierto es que echando un vistazo a los alrededores del
recinto podíamos comprobar el excelente ambiente que se respiraba durante la
previa, donde una larga cola a las
puertas del local ratificaba el enorme
tirón que sigue conservando la banda, especialmente entre los más jóvenes.
Para redondear el
atractivo cartel de esta tarde-noche de sábado, contábamos con la
presencia de los prometedores Medeia y
de, toda una institución dentro de la escena europea, los veteranos “deathers”
polacos Decapitated.
Una media sala, con
muchas ganas de caña y diversión, era el aforo que aguardaba impaciente la
salida de la primera banda de la tarde, los finlandeses Medeia. Aunque no
dispusieron de mucho tiempo, ni de un sonido excesivamente brillante, lo cierto
es que el sexteto de Tampere salió a escena muy motivado, y dispuesto a
aprovechar al máximo la oportunidad de tocar ante una audiencia tan receptiva y
entusiasta como la que les aguardaba en la Ciudad Condal.
La encargada de
abrir la descarga del joven sexteto fue
la trepidante y corrosiva “We All Fail”, con la que el rocoso combo finlandés
ponía las cartas sobre la mesa, proponiéndonos un corrosivo death metal cargado
de contundencia y voracidad, en el que destacaban unas originales y
preponderantes líneas melódicas a cargo de los teclados de Laura Dziadulewicz, concediendo
a sus composiciones un aire personal y característico que les hace desmarcarse
del típico sonido deathmetealero.
Conscientes de la
calurosa acogida obtenida, el vocalista Keijo Niinimaa no dudó en agradecernos
nuestra presencia, habiéndoles elegido a ellos en lugar de seguir las
evoluciones del clásico. Sin mucho más que añadir, y sin extenderse demasiado
en las presentaciones, la banda continuo su descarga azotándonos sin piedad con
la opresiva densidad del tema que da
nombre a su anterior trabajo “Abandon
All”, arrastrando a todos los presentes
a una intensa sesión de pogo y “headbanging”.
A pesar de la orientación
death metalera de la banda de Tempere, hay que destacar que los teclados
tuvieron un notable protagonismo en muchos momentos de su actuación, como
durante los compases iniciales de “The Unseen”, que acabó transformándose en
un torbellino crujiente y amenazante, que
serviría de preámbulo para el más melódico e intimista “The Burning”, en
el que la dulzura de los teclados se mezcló
con la brutalidad abrasiva de unos arrolladores registros guturales.
Pero, pese a esos
destacados desarrollos melódicos, está claro que lo que mejor define a estos
chicos es su brutalidad, así que rápidamente recuperaron la senda de los ritmos
intensos y poderosos para someternos al vendaval metálico contenido en piezas
como “Dexcension”, extraída de su segundo trabajo “Cult”. Aunque la banda acaba
de editar su último trabajo, lo cierto es que los finlandeses se reservaron su
material más novedoso para rematar sus treinta minutos de show, ofreciéndonos una doble ración, consistente en
el tema que presta su nombre al plástico “Iconoclastic”, y el técnico y
guitarrero “Misery Prevails”, que volvió a espolear a una audiencia que
disfrutó al máximo de la descarga del sexteto.
Gracias a las
buenas sensaciones dejadas por Medeia, y al empujón que supuso el ingreso de
los más rezagados, una vez finalizado el partido, la sala presentaba un aspecto
realmente atractivo, aguardando expectante la salida sobre las tablas del veterano
cuarteto polaco. Para los que desconozcan la historia de Decapitated, hay que destacar
que su carrera está marcada por el
trágico accidente de tráfico que en 2007 costó la vida al batería Witold
“Vitek” Kieltyka, y causó graves lesiones al vocalista Adrian “Covan” Kowanek,
obligándole a tener que abandonar su carrera musical. Tras un largo paréntesis,
el hermano del difunto batería, el guitarrista Waclaw “Vogg” Kieltyka, reclutó
al vocalista “Rasta” Piotrowski para
grabar su retorno bajo el título de “Carnival Is Forever”.
No era esta la
primera vez que los polacos giraban por nuestro país presentando su última
entrega discográfica, sin ir más lejos, hace menos de un año el cuarteto se
presentaba en nuestros escenarios acompañando a los maestros suecos Meshuggah.
Tras una introducción idílica, salpicada
de tintes acústicos, como es “Silence”, la banda salía a escena con el cuchillo
entre los dientes, dispuesta a no hacer prisioneros y convencer a toda la
parroquia congregada, recurriendo para ello a lo más abrasivo y demoledor de su
repertorio, apostando por dar el pistoletazo de salida con la irrefrenable
“Pest”, toda una bomba de relojería guiada por los riffs “panterosos” de Vogg y los
implacables cambios de ritmo del batería Dawell juraszewicz. Durante toda su actuación,
la banda se mostró sólida y muy compacta, sacando de sus instrumentos un sonido
mucho más pulcro y potente que el de sus antecesores, lo que les permitió que
temas como el clásico “Day 69”, sonasen especialmente técnicos y contundentes.
La vuelta a su
material más reciente se produjo con la rugosidad cortante de la agresiva y
directa “404”, que hizo subir considerablemente el nivel de intensidad entre
las primeras filas, gracias a la labor de un comunicativo “Rasta”, que no dejo
de animar al respetable, ni un solo instante, mientras no paraba de agitar sus
larguísimos tirabuzones. Aunque el registro del actual vocalista es bastante
más agudo que el de su predecesor, la formación polaca no quiso olvidarse de
incluir algún pequeño guiño para sus fans más veteranos, rescatando para la
ocasión piezas tan técnicas y abrasivas como “Post(?) Organic”, de su aclamado
“Organic Hallucinosis” de 2006.
Pero sin duda los
temas en los que más brilló el cuarteto polaco fue en los que “Rasta”, pudo
mostrar sus registros más descarnados y “death-core”, como en la pieza que
presta su nombre al último trabajo de la banda ”Carnival Is Forever”, con las
primeras filas volviendo a erigirse como
protagonistas, para posteriormente dejar paso a la intrincada y cambiante “Homo
Sum”, que fue respondida con una de las mayores ovaciones de la noche. La recta
final de la brillante y sangrante actuación del combo polaco vino marcada por
la inclusión de la pieza más antigua que descargaron, la implacable “Spheres Of
Madness”, coreadísima por sus más fieles seguidores, y que servía para traernos
al recuerdo aquella fantástica gema
titulada “Nihility”.
Después de haber
consolidado su retorno con un disco que, pese al cambio estilístico, está a la
altura de su legado, y habiendo
constatado la valía de su nueva formación en directo, creo que ya es hora de
que la banda asuma el reto de volver a encerrarse en el estudio para grabar la
continuación de “Carnival Is Forever”.
Una vez agotado el
tiempo de los actos preliminares, llegaba el momento de las estrellas de la
noche, los finlandeses Children Of Bodom. El quinteto de Espoo, no quiso faltar
a su habitual cita anual con la audiencia catalana. Repitiendo el marco de su anterior
visita a la Ciudad Condal, el combo
finlandés asaltaba al escenario
precedido de unas envolventes y estridentes sirenas que, a modo de
introducción, marcarían la entrada de los músicos sobre las tablas para abrir
fuego con el primer single de su último trabajo, el devastador “Transference”,
con el que consiguieron desatar la euforia de una audiencia muy animada y
participativa, que apoyó al quinteto durante toda la velada. Totalmente engullidos
por el trepidante arranque, banda y público certificaban su excelente conexión
al escucharse los primeros compases del clásico “Silent Night, Bodom Night”, en
el que los integrantes de la formación se dejaron arrastrar por el entusiasmó
desmedido de una audiencia caliente y entregada que, prácticamente, llenó la
sala mediana del Razzmatazz.
Tras la primera
gran ovación de la noche, Alexi se dirigió por primera vez a sus seguidores,
agradeciendo su presencia y alentando al respetable a gritar con fuerza el
título del siguiente corte “Sixpounder”, que sonó realmente crudo y majestuoso
con toda la banda rayando a gran altura, sonando rápidos, técnicos y muy
contundentes. Aunque en esta ocasión, la banda no llevaba un juego de luces tan
vistoso como en anteriores visitas, lo cierto es que el quinteto supo
aprovechar al máximo sus recursos lumino-técnicos a la hora de ambientar temas
como la novedosa “Halo Of Blood”, en la que bañaron el escenario con esos
demoniacos tonos rojizos.
Siguiendo con el
repaso de su última entrega discográfica, el quinteto no quiso dejar de lado su
faceta más melódica, atacándonos frontalmente con “Scream For Silence”, con el
que se calmarían un poco los ánimos
entre las primeras filas, para que posteriormente,
la euforia volviera a desatarse cuando los teclados de Janne Wirman anunciaron
la llegada de un nuevo clásico, un adictivo y fulgurante “Bodom After Midnight”,
que espolearía nuevamente al respetable,
creando un ambiente de éxtasis y
excitación que alcanzaría su máximo clímax cuando un largo acople de guitarra
desembocó en el místico y épico “Lake Bodom”, que se convirtió en uno de los
momentos álgidos de la noche, con todos los presentes tarareando su melodía y
haciendo “headbanging” como si les fuera la vida en ello.
Pese a que la banda
estuvo muy enchufada durante todo el show, sí que me dio la impresión de que,
en esta ocasión, Alexi estuvo algo más estático y comedido, muy concentrado en
su labor como guitarrista y vocalista, dejando un poco de lado las carreras y
el “headbanging” para concentrarse en “clavar” sus partes. A lo que no renuncio
el líder de la banda fue a su característica pose, con su flecha apoyada en la rodilla izquierda
mientras sacaba la lengua de forma
irreverente durante cada una de sus aportaciones solistas. La encargada de
continuar con el ceremonial metálico de los finlandeses fue la siempre efectiva
“Hate Crew Deathroll” en la que Alexi volvió a tirar de carisma para poner a cantar
a toda la sala, provocando una estruendosa y prolongada ovación.
Un pequeño parón,
que la audiencia aprovecho para corear el nombre de la banda, sirvió para que los músicos se
prepararan para sumergirnos de lleno en el oscuro y ambiental “Dead Man´s Hand
On You”, cuarto y último tema rescatado de su más reciente entrega discográfica
“Halo Of Blood”, y con el que consiguieron crear esa ambientación densa y
opresiva que contrastaría vivamente con la dinámica contagiosa de la
incendiaria “Are You Dead Yet?”, que si en anteriores descargas había servido
para cerrar las actuaciones del combo finlandés, en esta ocasión, situada en mitad
del show, pilló por sorpresa a los fans, convirtiendo la sala en un olla a
presión que reventó definitivamente con
la inquietante “Blooddrunk”.
El retorno a los
derroteros más melódicos e intimista vendría de la mano de la emotiva
“Everytime I Die”, con toda la sala cantando y acompañando a sus héroes en los
estribillos, para que acto seguido, Alexi nos transportase a los lejanos
tiempos del “Hatebreeder”, regalándonos, una recuperada para esta gira,
“Towards Dead End” que cedería el testigo a una arrebatadora “Hate Me!”, durante
la que Alexi y Wirman volverían a batirse en un incendiario duelo,
intercambiándose vertiginosas melodías, provocando el delirio de sus
incondicionales. Con el escenario sumido en la densidad de las luces verdes, y
arropada por las calurosas palmas del respetable, arrancaba la última pieza de la
descarga, una vibrante y arrolladora “Downfall”, que volvía a poner la sala
patas arriba, y que marcaba la salida de los músicos hacia los camerinos.
Con la gente
totalmente entregada, coreando incansablemente el nombre de la banda, Laiho y
sus muchachos regresaban sobre las tablas para ofrecernos un único bis,
brindándonos una descomunal “In Your Face” que a modo de declaración de
intenciones servía para poner un fantástico punto y final a la apoteósica
descarga de la formación finlandesa.
Como suele ser
habitual en todas las actuaciones de Children Of Bodom, siempre habrá quien
opine que la banda no estuvo a la altura,
pero lo cierto es que, en esta ocasión, el combo finlandés cumplió con las
expectativas creadas, ofreciendo un gran concierto en el que defendió con
convicción sus nuevas composiciones, además de ofrecernos una selecta colección
de clásicos. Sin duda, el buen hacer del quinteto, y la gran respuesta de un
público fiel y entregado fueron los mejores ingredientes para una presentación
realmente deliciosa.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER