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martes, 29 de octubre de 2013

CHILDREN OF BODOM+DECAPITATED+MEDEIA-RAZZMATAZZ2-BCN-26-OCT-2013


La formación capitaneada por el controvertido guitarrista Alexi “Wildchild” Laiho siempre ha estado en el ojo del huracán. A lo largo de su extensa trayectoria, una de las señas de identidad del poderoso quinteto de Espoo ha sido no dejar indiferente a nadie, trazando una gruesa línea divisoria entre sus detractores y sus más fieles seguidores. Tras un periodo en el que la formación parecía haber perdido  el rumbo, los finlandeses parecen haber retornado a  la buena senda gracias a la edición de su nuevo trabajo “Halo Of Blood”, un plástico que marca la  vuelta al sonido clásico de álbumes como “Hatebreeder” o “Follow The Reaper”.

Pese a que el cambio de sala, y la siempre inoportuna coincidencia con el clásico liguero del futbol español, hacían presagiar una discreta entrada para esta nueva visita del combo finlandés, lo cierto es que echando un vistazo a los alrededores del recinto podíamos comprobar el excelente ambiente que se respiraba durante la previa, donde  una larga cola a las puertas del local  ratificaba el enorme tirón que sigue conservando la banda, especialmente entre los más jóvenes.

Para redondear el atractivo cartel de esta tarde-noche de sábado, contábamos con la presencia  de los prometedores Medeia y de, toda una institución dentro de la escena europea, los veteranos “deathers” polacos   Decapitated.

Una media sala, con muchas ganas de caña y diversión, era el aforo que aguardaba impaciente la salida de la primera banda de la tarde, los finlandeses Medeia. Aunque no dispusieron de mucho tiempo, ni de un sonido excesivamente brillante, lo cierto es que el sexteto de Tampere salió a escena muy motivado, y dispuesto a aprovechar al máximo la oportunidad de tocar ante una audiencia tan receptiva y entusiasta como la que les aguardaba en la Ciudad Condal.

La encargada de abrir la descarga del joven sexteto  fue la trepidante y corrosiva “We All Fail”, con la que el rocoso combo finlandés ponía las cartas sobre la mesa, proponiéndonos un corrosivo death metal cargado de contundencia y voracidad, en el que destacaban unas originales y preponderantes líneas melódicas a cargo de los teclados de Laura Dziadulewicz, concediendo a sus composiciones un aire personal y característico que les hace desmarcarse del típico sonido deathmetealero.

Conscientes de la calurosa acogida obtenida, el vocalista Keijo Niinimaa no dudó en agradecernos nuestra presencia, habiéndoles elegido a ellos en lugar de seguir las evoluciones del clásico. Sin mucho más que añadir, y sin extenderse demasiado en las presentaciones, la banda continuo su descarga azotándonos sin piedad con la  opresiva densidad del tema que da nombre a su anterior trabajo  “Abandon All”, arrastrando  a todos los presentes a una intensa sesión de pogo y  “headbanging”.

A pesar de la orientación death metalera de la banda de Tempere, hay que destacar que los teclados tuvieron un notable protagonismo en muchos momentos de su actuación, como durante los compases iniciales de “The Unseen”, que acabó transformándose en un  torbellino crujiente y amenazante, que serviría  de preámbulo   para  el más melódico e intimista “The Burning”, en el que la dulzura de los teclados se mezcló  con la brutalidad abrasiva de unos arrolladores registros guturales.

Pero, pese a esos destacados desarrollos melódicos, está claro que lo que mejor define a estos chicos es su brutalidad, así que rápidamente recuperaron la senda de los ritmos intensos y poderosos para someternos al vendaval metálico contenido en piezas como “Dexcension”, extraída de su segundo trabajo “Cult”. Aunque la banda acaba de editar su último trabajo, lo cierto es que los finlandeses se reservaron su material más novedoso para rematar sus treinta minutos de show,  ofreciéndonos una doble ración,  consistente en  el tema que presta su nombre al plástico “Iconoclastic”, y el técnico y guitarrero “Misery Prevails”, que volvió a espolear a una audiencia que disfrutó al máximo de la descarga del sexteto.

Gracias a las buenas sensaciones dejadas por Medeia, y al empujón que supuso el ingreso de los más rezagados, una vez finalizado el partido, la sala presentaba un aspecto realmente atractivo, aguardando expectante la salida sobre las tablas del veterano cuarteto polaco. Para los que desconozcan la historia de Decapitated, hay que destacar que su carrera  está marcada por el trágico accidente de tráfico que en 2007 costó la vida al batería Witold “Vitek” Kieltyka, y causó graves lesiones al vocalista Adrian “Covan” Kowanek, obligándole a tener que abandonar su carrera musical. Tras un largo paréntesis, el hermano del difunto batería, el guitarrista Waclaw “Vogg” Kieltyka, reclutó al vocalista “Rasta” Piotrowski  para grabar su retorno bajo el título de “Carnival Is Forever”.

No era esta la primera vez que los polacos giraban por nuestro país presentando su última entrega discográfica, sin ir más lejos, hace menos de un año el cuarteto se presentaba en nuestros escenarios acompañando a los maestros suecos Meshuggah. Tras una introducción idílica,  salpicada de tintes acústicos, como es “Silence”, la banda salía a escena con el cuchillo entre los dientes, dispuesta a no hacer prisioneros y convencer a toda la parroquia congregada, recurriendo para ello a lo más abrasivo y demoledor de su repertorio, apostando por dar el pistoletazo de salida con la irrefrenable “Pest”, toda una bomba de relojería guiada  por los riffs “panterosos” de Vogg y los implacables cambios de ritmo del batería  Dawell juraszewicz. Durante toda su actuación, la banda se mostró sólida y muy compacta, sacando de sus instrumentos un sonido mucho más pulcro y potente que el de sus antecesores, lo que les permitió que temas como el clásico “Day 69”, sonasen especialmente técnicos y contundentes.

La vuelta a su material más reciente se produjo con la rugosidad cortante de la agresiva y directa “404”, que hizo subir considerablemente el nivel de intensidad entre las primeras filas, gracias a la labor de un comunicativo “Rasta”, que no dejo de animar al respetable, ni un solo instante, mientras no paraba de agitar sus larguísimos tirabuzones. Aunque el registro del actual vocalista es bastante más agudo que el de su predecesor, la formación polaca no quiso olvidarse de incluir algún pequeño guiño para sus fans más veteranos, rescatando para la ocasión piezas tan técnicas y abrasivas como “Post(?) Organic”, de su aclamado “Organic Hallucinosis” de 2006.

Pero sin duda los temas en los que más brilló el cuarteto polaco fue en los que “Rasta”, pudo mostrar sus registros más descarnados y “death-core”, como en la pieza que presta su nombre al último trabajo de la banda ”Carnival Is Forever”, con las primeras  filas volviendo a erigirse como protagonistas, para posteriormente dejar paso a la intrincada y cambiante “Homo Sum”, que fue respondida con una de las mayores ovaciones de la noche. La recta final de la brillante y sangrante actuación del combo polaco vino marcada por la inclusión de la pieza más antigua que descargaron, la implacable “Spheres Of Madness”, coreadísima por sus más fieles seguidores, y que servía para traernos al recuerdo aquella fantástica  gema titulada “Nihility”.

Después de haber consolidado su retorno con un disco que, pese al cambio estilístico, está a la altura de su legado,  y habiendo constatado la valía de su nueva formación en directo, creo que ya es hora de que la banda asuma el reto de volver a encerrarse en el estudio para grabar la continuación de “Carnival Is Forever”.

Una vez agotado el tiempo de los actos preliminares, llegaba el momento de las estrellas de la noche, los finlandeses Children Of Bodom. El quinteto de Espoo, no quiso faltar a su habitual cita anual con la audiencia catalana. Repitiendo el marco   de su anterior visita  a la Ciudad Condal, el combo finlandés  asaltaba al escenario precedido de unas envolventes y estridentes sirenas que, a modo de introducción, marcarían la entrada de los músicos sobre las tablas para abrir fuego con el primer single de su último trabajo, el devastador “Transference”, con el que consiguieron desatar la euforia de una audiencia muy animada y participativa, que apoyó al quinteto  durante toda la velada. Totalmente engullidos por el trepidante arranque, banda y público certificaban su excelente conexión al escucharse los primeros compases del clásico “Silent Night, Bodom Night”, en el que los integrantes de la formación se dejaron arrastrar por el entusiasmó desmedido de una audiencia caliente y entregada que, prácticamente, llenó la sala mediana del Razzmatazz.

Tras la primera gran ovación de la noche, Alexi se dirigió por primera vez a sus seguidores, agradeciendo su presencia y alentando al respetable a gritar con fuerza el título del siguiente corte “Sixpounder”, que sonó realmente crudo y majestuoso con toda la banda rayando a gran altura, sonando rápidos, técnicos y muy contundentes. Aunque en esta ocasión, la banda no llevaba un juego de luces tan vistoso como en anteriores visitas, lo cierto es que el quinteto supo aprovechar al máximo sus recursos lumino-técnicos a la hora de ambientar temas como la novedosa “Halo Of Blood”, en la que bañaron el escenario con esos demoniacos tonos rojizos.

Siguiendo con el repaso de su última entrega discográfica, el quinteto no quiso dejar de lado su faceta más melódica, atacándonos frontalmente con “Scream For Silence”, con el que se  calmarían un poco los ánimos entre las primeras filas, para que  posteriormente, la euforia volviera a desatarse cuando los teclados de Janne Wirman anunciaron la llegada de un nuevo clásico, un adictivo y fulgurante “Bodom After Midnight”, que espolearía nuevamente al respetable,  creando un ambiente  de éxtasis y excitación que alcanzaría su máximo  clímax cuando un largo acople de guitarra desembocó en el  místico y épico “Lake  Bodom”, que se convirtió en uno de los momentos álgidos de la noche, con todos los presentes tarareando su melodía y haciendo “headbanging” como si les fuera la vida en ello.

Pese a que la banda estuvo muy enchufada durante todo el show, sí que me dio la impresión de que, en esta ocasión, Alexi estuvo algo más estático y comedido, muy concentrado en su labor como guitarrista y vocalista, dejando un poco de lado las carreras y el “headbanging” para concentrarse en “clavar” sus partes. A lo que no renuncio el líder de la banda fue a su característica pose,  con su flecha apoyada en la rodilla izquierda  mientras sacaba la lengua de forma irreverente durante  cada una  de sus aportaciones solistas. La encargada de continuar con el ceremonial metálico de los finlandeses fue la siempre efectiva “Hate Crew Deathroll” en la que Alexi volvió a tirar de carisma para poner a cantar a toda la sala, provocando una estruendosa y prolongada ovación.

Un pequeño parón, que la audiencia aprovecho para corear el nombre  de la banda, sirvió para que los músicos se prepararan para sumergirnos de lleno en el oscuro y ambiental “Dead Man´s Hand On You”, cuarto y último tema rescatado de su más reciente entrega discográfica “Halo Of Blood”, y con el que consiguieron crear esa ambientación densa y opresiva que contrastaría vivamente con la dinámica contagiosa de la incendiaria “Are You Dead Yet?”, que si en anteriores descargas había servido para cerrar las actuaciones del combo finlandés, en esta ocasión, situada en mitad del show, pilló por sorpresa a los fans, convirtiendo la sala en un olla a presión  que reventó definitivamente con la  inquietante “Blooddrunk”.

El retorno a los derroteros más melódicos e intimista vendría de la mano de la emotiva “Everytime I Die”, con toda la sala cantando y acompañando a sus héroes en los estribillos, para que acto seguido, Alexi nos transportase a los lejanos tiempos del “Hatebreeder”, regalándonos, una recuperada para esta gira, “Towards Dead End” que cedería el testigo a una arrebatadora “Hate Me!”, durante la que Alexi y Wirman volverían a batirse en un incendiario duelo, intercambiándose vertiginosas melodías, provocando el delirio de sus incondicionales. Con el escenario sumido en la densidad de las luces verdes, y arropada por las calurosas palmas del respetable, arrancaba la última pieza de la descarga, una vibrante y arrolladora “Downfall”, que volvía a poner la sala patas arriba, y que marcaba la salida de los músicos hacia los camerinos.  

Con la gente totalmente entregada, coreando incansablemente el nombre de la banda, Laiho y sus muchachos regresaban sobre las tablas para ofrecernos un único bis, brindándonos una descomunal “In Your Face” que a modo de declaración de intenciones servía para poner un fantástico punto y final a la apoteósica descarga de la formación finlandesa.

Como suele ser habitual en todas las actuaciones de Children Of Bodom, siempre habrá quien opine  que la banda no estuvo a la altura, pero lo cierto es que, en esta ocasión, el combo finlandés cumplió con las expectativas creadas, ofreciendo un gran concierto en el que defendió con convicción sus nuevas composiciones, además de ofrecernos una selecta colección de clásicos. Sin duda, el buen hacer del quinteto, y la gran respuesta de un público fiel y entregado fueron los mejores ingredientes para una presentación realmente deliciosa. 



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

domingo, 27 de octubre de 2013

VOLBEAT+ICED EARTH-APOLO-BCN-22-OCT-2013



Pocas, muy pocas son las formaciones que, a día de hoy, pueden permitirse la licencia de visitar Barcelona un martes laborable y conseguir colgar en las taquillas de la céntrica sala Apolo  el cartel de “No Hay Billetes”. Los responsables de semejante proeza fueron  Volbeat, un cuarteto danés que  ha venido experimentando un acusado y vertiginoso aumento de popularidad durante los últimos años. Gracias a una propuesta desenfadada y heterogénea, en la que convergen estilos  tan  dispares como el rock n´roll, el punk, el metal o el rockabilly,  la banda ha conseguido labrarse una excelente reputación en directo, facturando unos shows realmente explosivos y matadores con los que convierten  cada una de sus presentaciones en una auténtica fiesta.

 Avalados por una excelsa y vertiginosa trayectoria discográfica, que les ha llevado a facturar cinco álbumes en poco menos de una década, la formación danesa desembarcaba en  la capital catalana para presentar su más reciente lanzamiento “Outlaw, Gentlemen & Shady Ladies”, que marca  el inicio de una nueva etapa para el combo, ya que al habitual trío  formado por el carismático vocalista Michael Poulsen, el bajista Anders Kjolholm y el batería Jon Larsen, hay que sumar ahora al ex-guitarrista de Anthrax  Rob Caggiano.

Por si semejantes argumentos no fueran suficientes para convencer al exigente público barcelonés para acudir a presenciar la descarga de Volbeat, el cuarteto de Copenhague se guardaba un as en la manga,  la presencia de unos  acompañantes de auténtico lujo, los americanos Iced Earth. El quinteto, liderado por el carismático guitarrista Jon Schaffer, llegaba a esta nueva cita con el público catalán dispuesto a ofrecernos un pequeño adelanto de lo que será su próxima obra de estudio “Plagues Of Babylon”, un álbum que tiene que significar la consagración definitiva de esta nueva encarnación de la banda con el vocalista canadiense  Stu Block al frente.

Ante  una sala que presentaba un aspecto muy animado y concurrido, con suma puntualidad sobre el horario previsto, cuando el reloj marcaba las 20 horas, arrancaba la grandilocuente  introducción que marcaba  la entrada de los músicos sobre las tablas, siendo el primero en tomar posiciones  el líder de la banda, el guitarrista Jon Schaffer. Con un espacio reducido, (debido a la  producción que llevaban Volbeat), el quinteto se adueñaba de un escenario en el que destacaban dos paneles laterales que reproducían la portada del nuevo trabajo de la banda. El elegido para  arrancar  el show fue el tema que abrirá su próxima obra de estudio “Plagues Of Babylon”, un arrollador inicio con el que la banda certificaba que el nuevo material  está a la altura de su antecesor, el aclamado “Dystopia, conservando toda la potencia y rabia metalera que este contenía  pero añadiéndole  unas melodías más épicas  y majestuosas.

Tras una prometedora primera toma de contacto, y conscientes de las limitaciones propias de su condición de invitados, Iced Earth plantearon una actuación poderosa y convincente, aprovechando al máximo sus escasos 45 minutos de show para ofrecernos una buena muestra de su arrollador poder metálico. Tras el estreno que supuso la primera composición de la velada, la segunda en sonar fue la pieza que prestaba el nombre a su anterior trabajo “Dystopia”, que fue  recibida con el entusiasmo propio de un clásico, corroborando el fantástico recorrido que ha tenido la última entrega del quinteto americano,  ratificando  la buena conexión  del público con un Stu  Block que se mostró insultantemente potente, llevando sus agudos hasta límites insospechados a la vez que manejaba a su antojo a los incondicionales que copaban  las primeras filas.

Con la  audiencia ya plenamente metida en la descarga de los americanos, llegaba el momento de la primera mirada al pasado, embarcándonos en el tema que abría su  aclamado trabajo de 1996 “The Dark Saga”, un crujiente y poderoso medio tiempo que volvió a contar con el respaldo de las primeras filas que, a petición del vocalista, acompañaron con palmas el arranque del tema. A lo largo de toda la descarga, los miembros de la banda se mostraron especialmente activos y participativos, a excepción del guitarrista Troy Seele, que permaneció algo más distante y esquivo,  concentrado en el lado izquierdo del escenario en sacar el máximo partido a su instrumento durante la interpretación de piezas clásicas como “My Own Saviour”, que convirtieron la sala en una auténtica olla a presión, consiguiendo el quinteto recrear el infernal ambiente que se produce durante sus shows como cabezas de cartel.



Aunque la formación americana tiene ya completamente cerradas las fechas de su próxima gira para presentar  “Plagues Of Babylon”, durante el mes de Enero, Schaffer y sus muchachos no quisieron dejar pasar la oportunidad de ofrecernos un segundo bocado de su esperada nueva obra, apostando en esta ocasión, por los ambientes más densos y envolventes  de “If I Could See You”, una pieza rebosante de feeling e intensidad que parece conectar directamente con el antiguo material contenido en álbumes como “The Dark Saga” o “Something Wicked This Way To Come”, y que a tenor de  la calurosa respuesta obtenida podemos decir que pasó con nota la prueba del directo.
 
Pero como no podía ser de otra forma,  los momentos más excitantes e implacables de la descarga  de Iced Earth vinieron marcados por una aplastante segunda mitad de show liderada por un incendiario “V” que fue la responsable de que toda la sala levantará al unísono sus brazos, mientras que Stu Block sostenía en alto una vistosa careta de “anonymous”, al igual que ya hiciera en las presentaciones de su anterior gira. La arrolladora potencia metálica, y el martilleante repicar de las campanas, marcaría el arranque de la poderosa “Burning Times”, que sería la encargada de adentrarnos en una trepidante recta final, que nos dejó la estampa de  Stu Block calcando al milímetro  los registros de un Matt Ballow, al que creo que nadie echo en falta.

La emotividad acústica, y las palmas de una audiencia plenamente satisfecha, marcaron el inicio de la delicada  e introspectiva “Watching Over Me”, que iría creciendo progresivamente hasta desencadenar el irrefrenable potencial del quinteto yankee, arrastrándonos sobre un poderoso up-tempo que serviría como antesala perfecta para el ultimo latigazo de la descarga de Schaffer y sus muchachos, un primerizo y arrollador Iced Earth, que fue el encargado de poner el punto y final a los vibrantes 45  minutos del combo americano.

En resumen, gran actuación de Iced Earth que demostraron, una vez más, estar en un fantástico momento de forma. Sin duda esta pequeña demostración de fuerza y actitud metálica significó el mejor de los reclamos de cara a sus inminentes  shows en nuestro país a principios del próximo año.

Tras un ajetreado verano en el que el combo danés ha descargado en los principales festivales europeos, Download, Roskilde, Hellfest, Rock Am Ring, y después de una extensa gira por los States y la tierra del Sol Naciente, Volbeat regresaban al viejo continente con la intención de certificar su excelente estado de forma, presentándose ante una audiencia ansiosa y excitada que aguardaba impaciente la salida de sus héroes sobre las tablas.

Ante una sala abarrotada, en la que literalmente no cabía un alfiler y en la que se  respiraba el ambiente de las grandes ocasiones, a eso de las 21, 15 horas se apagaban las luces y empezaba a sonar a través del P.A., ante la explosión de júbilo del respetable, el clásico de Motörhead “Born To Raise Hell”, que marcaría la entrada del cuarteto a todo trapo con la  salvaje “Hallelujah Goat”, para dejar paso, acto seguido, al irrefrenable tema que presta su nombre a su tercer trabajo “Guitar Gangster & Cadillac Blood”, durante el que la formación se mostró especialmente comunicativa, transmitiendo un buen rollo y diversión que contagió a toda la sala, convirtiendo la descarga de los daneses  en un auténtico desparrame roquero con todos los asistentes cantando y bailando como si les fuera la vida en ello.

Entre constantes bromas y guiños, por parte de un comunicativo Michael Poulsen, los de Copenhague continuaron desgranando temas clásicos en su repertorio como la pegadiza “Radio Girl”, que fue contestada con una rotunda ovación por parte de un público que se mostro muy familiarizado con el catalogo de la banda. Tras la primera charla de la noche, llegaba el momento de centrarse en el material de  su último trabajo de la mano del denso y riffero “The Nameless One”, durante el que brilló especialmente la labor del reciente fichaje del cuarteto, el guitarrista Rob Caggiano, quien se mostro perfectamente acoplado con sus nuevos compañeros, asumiendo sin ninguna clase de rubor  todo el protagonismo, ocupando la primera línea de fuego haciendo llorar su guitarra  a la vez que se posicionaba  prácticamente sobre las primeras .

Una de las características más significativas de las descargas de Volbeat es su facilidad a la hora  de mezclar elementos y estilos de lo más dispares y variopintos, sólo así se puede comprender como Michael  Poulsen, acompañado de su guitarra acústica, es capaz de pasar de forma natural del amago de unos acordes de flamenco, a la  introducción acústica del “South Of Heaven” de Slayer, para acabar dejando en el aire un fragmento del clásico de Jhonny Cash “Ring Of Fire” a modo de preámbulo para el introspectivo “Sad Man´s Tongue”, provocando  la explosión de jubilo y alegría de una audiencia  totalmente entregada.

Por si alguien podía albergar alguna duda sobre el poder de convicción de las composiciones de la formación danesa, únicamente hicieron falta unos segundos del riff principal de “Lola Montez”, para que toda la sala   respondiera al reclamo convirtiendo el recinto en un especie de karaoke multitudinario ante el rostro de satisfacción de un sonriente  cuarteto que remató el corte de forma arrolladora, para acabar enlazándolo con la cambiante “Heaven Nor Hell”, en la que nuevamente fue el ex-Anthrax Robb Caggiano el encargado de hacerse cargo de la parte solista, introduciendo el seductor sonido “wha wha” de su guitarra.

Sumidos de lleno en un ritmo frenético y sin concedernos un segundo de tregua, la siguiente en caer fue la deliciosamente roquera “16 Dollars”, que convirtió la pista del Apolo en un desparrame absoluto mientras Michael Poulsen tiraba de carisma, mostrando sus fantásticas cualidades como frontman, haciéndonos mover los brazos de izquierda a derecha. Aunque esta claro que la banda tiene tras de sí una extensa trayectoria discográfica, lo cierto es que el notable crecimiento en su popularidad ha sido a raíz de la publicación de sus dos últimos plásticos “Beyond Hell/ Above Heaven”, y su más reciente “Outlaw Gentlemen & Shady Ladies”, es por ello que no fue ninguna sorpresa que el grueso del repertorio de esta noche estuviera basado en el material contenido en ambos álbumes, intercalando el aire festivo y desenfadado del coreadísimo “Dead But Rising” con momentos más melódicos y delicados como en el denso “Fallen”, o el irrefrenable “The Mirror And The Ripper”, que a modo de montaña rusa volvía a poner la sala patas arriba.

Aprovechando el momento de euforia reinante en la sala, la banda volvió a echar mano de su extenso catálogo de versiones de otros artistas para ofrecernos un coreadísimo “My Body”, de los americanos Young The Giant , que nos dejó la estampa de toda la sala cantando al unísono mientras las luces del local permanecían encendidas. Pero sin duda, el atractivo principal de las descargas de los daneses es el constante cambio de ritmo y estilo, de forma que rápidamente después de un fugaz y efectivo “Maybellene I Hofteholder”, el cuarteto se adentró en los ritmos más compactos y oscuros de la novedosa “The Hangman´s  Body Count”, que nos mostraba la faceta más cruda y metalera de los daneses.

Después de ofrecernos un desenfadado y divertido “medley” en el que el cuarteto intercaló retazos de clásicos del calibre de “Raining Blood”, ”Breaking The Law”, “Sheena Is A Punk Rocker”, junto a algún que otro  guiño a  Metallica o Mötley Crüe, llegaba el momento de poner el punto y seguido a esta primera parte del show, apostando para ello por el contagioso vitalismo de  “Still Counting”, que fue respondido por un intenso pogo e incluso algún tímido “circle-pit”.

Estaba claro que después de semejante recital de entrega y pasión roquera, el público no iba a dejar marchar fácilmente a los daneses. Así que a los acostumbrados cánticos  de “Oe, Oe, Oe”, le  siguieron las demandas del respetable coreando el nombre de la banda. De modo que después de darse su “pequeño baño de multitudes”, los músicos regresaron sobre las tablas, con una sonrisa de oreja a oreja y  las pilas bien recargadas, dispuestos a arrasarnos definitivamente con una explosiva y arrebatadora tripleta final. Una incendiaria versión del novedoso “Doc Holiday” fue el encargado de hacer subir los ánimos del respetable, para acabar rematando la faena con una doble ración de su primer trabajo “The Strength/ The Sound/ The Songs”, de la mano del emotivo cover de  Dusty Springfield “I Only Wanna Be WIth You”, para acabar poniendo el broche final a su actuación con el delirante y cachondo “Pool Of Booze, Booze, Booza”.

Seguramente serán muchos los que escuchando los trabajos de estudio de Volbeat no acaben de comprender el meteórico ascenso de la formación danesa, pero lo cierto es que estos chicos tienen un directo efectivo, eléctrico y arrollador con el que consiguen transmitir a sus seguidores la entrega y pasión  de los músicos sobre las tablas, además de tener la facultad de contagiar  todo el buen rollo y la  diversión que se respira sobre el escenario. Gran triunfo de la formación danesa que arrasó la Ciudad Condal dejando a su paso a una audiencia satisfecha, agotada  y completamente exhausta.


TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER