Pocas, muy pocas son las
formaciones que, a día de hoy, pueden permitirse la licencia de visitar
Barcelona un martes laborable y conseguir colgar en las taquillas de la
céntrica sala Apolo el cartel de “No Hay
Billetes”. Los responsables de semejante proeza fueron Volbeat, un cuarteto danés que ha venido experimentando un acusado y
vertiginoso aumento de popularidad durante los últimos años. Gracias a una
propuesta desenfadada y heterogénea, en la que convergen estilos tan dispares como el rock n´roll, el punk, el
metal o el rockabilly, la banda ha
conseguido labrarse una excelente reputación en directo, facturando unos shows
realmente explosivos y matadores con los que convierten cada una de sus presentaciones en una
auténtica fiesta.
Avalados por una excelsa y vertiginosa
trayectoria discográfica, que les ha llevado a facturar cinco álbumes en poco
menos de una década, la formación danesa desembarcaba en la capital catalana para presentar su más
reciente lanzamiento “Outlaw, Gentlemen & Shady Ladies”, que marca el inicio de una nueva etapa para el combo,
ya que al habitual trío formado por el
carismático vocalista Michael Poulsen, el bajista Anders Kjolholm y el batería
Jon Larsen, hay que sumar ahora al ex-guitarrista de Anthrax Rob Caggiano.
Por si semejantes
argumentos no fueran suficientes para convencer al exigente público barcelonés
para acudir a presenciar la descarga de Volbeat, el cuarteto de Copenhague se
guardaba un as en la manga, la presencia
de unos acompañantes de auténtico lujo,
los americanos Iced Earth. El quinteto, liderado por el carismático guitarrista
Jon Schaffer, llegaba a esta nueva cita con el público catalán dispuesto a
ofrecernos un pequeño adelanto de lo que será su próxima obra de estudio
“Plagues Of Babylon”, un álbum que tiene que significar la consagración
definitiva de esta nueva encarnación de la banda con el vocalista canadiense Stu Block al frente.
Ante una sala que presentaba un aspecto muy
animado y concurrido, con suma puntualidad sobre el horario previsto, cuando el
reloj marcaba las 20 horas, arrancaba la grandilocuente introducción que marcaba la entrada de los músicos sobre las tablas,
siendo el primero en tomar posiciones el
líder de la banda, el guitarrista Jon Schaffer. Con un espacio reducido, (debido
a la producción que llevaban Volbeat),
el quinteto se adueñaba de un escenario en el que destacaban dos paneles
laterales que reproducían la portada del nuevo trabajo de la banda. El elegido
para arrancar el show fue el tema que abrirá su próxima
obra de estudio “Plagues Of Babylon”, un arrollador inicio con el que la banda
certificaba que el nuevo material está a
la altura de su antecesor, el aclamado “Dystopia, conservando toda la potencia
y rabia metalera que este contenía pero
añadiéndole unas melodías más
épicas y majestuosas.
Tras una prometedora primera toma de contacto, y conscientes de las limitaciones propias de su condición de invitados, Iced Earth plantearon una actuación poderosa y convincente, aprovechando al máximo sus escasos 45 minutos de show para ofrecernos una buena muestra de su arrollador poder metálico. Tras el estreno que supuso la primera composición de la velada, la segunda en sonar fue la pieza que prestaba el nombre a su anterior trabajo “Dystopia”, que fue recibida con el entusiasmo propio de un clásico, corroborando el fantástico recorrido que ha tenido la última entrega del quinteto americano, ratificando la buena conexión del público con un Stu Block que se mostró insultantemente potente, llevando sus agudos hasta límites insospechados a la vez que manejaba a su antojo a los incondicionales que copaban las primeras filas.
Con la audiencia ya plenamente metida en la descarga de los americanos, llegaba el momento de la primera mirada al pasado, embarcándonos en el tema que abría su aclamado trabajo de 1996 “The Dark Saga”, un crujiente y poderoso medio tiempo que volvió a contar con el respaldo de las primeras filas que, a petición del vocalista, acompañaron con palmas el arranque del tema. A lo largo de toda la descarga, los miembros de la banda se mostraron especialmente activos y participativos, a excepción del guitarrista Troy Seele, que permaneció algo más distante y esquivo, concentrado en el lado izquierdo del escenario en sacar el máximo partido a su instrumento durante la interpretación de piezas clásicas como “My Own Saviour”, que convirtieron la sala en una auténtica olla a presión, consiguiendo el quinteto recrear el infernal ambiente que se produce durante sus shows como cabezas de cartel.
Aunque la
formación americana tiene ya completamente cerradas las fechas de su próxima
gira para presentar “Plagues Of
Babylon”, durante el mes de Enero, Schaffer y sus muchachos no quisieron dejar
pasar la oportunidad de ofrecernos un segundo bocado de su esperada nueva obra,
apostando en esta ocasión, por los ambientes más densos y envolventes de “If I Could See You”, una pieza rebosante
de feeling e intensidad que parece conectar directamente con el antiguo material
contenido en álbumes como “The Dark Saga” o “Something Wicked This Way To
Come”, y que a tenor de la calurosa
respuesta obtenida podemos decir que pasó con nota la prueba del directo.
Pero como no podía ser de otra forma, los momentos más excitantes e implacables de la descarga de Iced Earth vinieron marcados por una aplastante segunda mitad de show liderada por un incendiario “V” que fue la responsable de que toda la sala levantará al unísono sus brazos, mientras que Stu Block sostenía en alto una vistosa careta de “anonymous”, al igual que ya hiciera en las presentaciones de su anterior gira. La arrolladora potencia metálica, y el martilleante repicar de las campanas, marcaría el arranque de la poderosa “Burning Times”, que sería la encargada de adentrarnos en una trepidante recta final, que nos dejó la estampa de Stu Block calcando al milímetro los registros de un Matt Ballow, al que creo que nadie echo en falta.
La emotividad acústica, y
las palmas de una audiencia plenamente satisfecha, marcaron el inicio de la
delicada e introspectiva “Watching Over
Me”, que iría creciendo progresivamente hasta desencadenar el irrefrenable
potencial del quinteto yankee, arrastrándonos sobre un poderoso up-tempo que
serviría como antesala perfecta para el ultimo latigazo de la descarga de Schaffer
y sus muchachos, un primerizo y arrollador Iced Earth, que fue el encargado de
poner el punto y final a los vibrantes 45 minutos del combo americano.
En resumen, gran
actuación de Iced Earth que demostraron, una vez más, estar en un fantástico
momento de forma. Sin duda esta pequeña demostración de fuerza y actitud metálica
significó el mejor de los reclamos de cara a sus inminentes shows en nuestro país a principios del próximo
año.
Tras
un ajetreado verano en el que el combo danés ha
descargado en los principales festivales europeos, Download, Roskilde,
Hellfest, Rock Am Ring, y después de una extensa gira por los States y la
tierra del Sol Naciente, Volbeat regresaban al viejo continente con la
intención de certificar su excelente estado de forma, presentándose ante una
audiencia ansiosa y excitada que aguardaba impaciente la salida de sus héroes
sobre las tablas.
Ante una sala abarrotada, en la que literalmente no
cabía un alfiler y en la que se respiraba el ambiente de las grandes
ocasiones, a eso de las 21, 15 horas se apagaban las luces y empezaba a sonar a
través del P.A., ante la explosión de júbilo del respetable, el clásico de
Motörhead “Born To Raise Hell”, que marcaría la entrada del cuarteto a todo
trapo con la salvaje “Hallelujah Goat”,
para dejar paso, acto seguido, al irrefrenable tema que presta su nombre a su tercer
trabajo “Guitar Gangster & Cadillac Blood”, durante el que la formación se
mostró especialmente comunicativa, transmitiendo un buen rollo y diversión que contagió
a toda la sala, convirtiendo la descarga de los daneses en un auténtico desparrame roquero con todos
los asistentes cantando y bailando como si les fuera la vida en ello.
Entre constantes bromas y guiños, por parte de un comunicativo
Michael Poulsen, los de Copenhague continuaron desgranando temas clásicos en su
repertorio como la pegadiza “Radio Girl”, que fue contestada con una rotunda
ovación por parte de un público que se mostro muy familiarizado con el catalogo
de la banda. Tras la primera charla de la noche, llegaba el momento de centrarse
en el material de su último trabajo de
la mano del denso y riffero “The Nameless One”, durante el que brilló
especialmente la labor del reciente fichaje del cuarteto, el guitarrista Rob
Caggiano, quien se mostro perfectamente acoplado con sus nuevos compañeros,
asumiendo sin ninguna clase de rubor todo el protagonismo, ocupando la primera
línea de fuego haciendo llorar su guitarra
a la vez que se posicionaba prácticamente sobre las primeras .
Una de las características más significativas de las
descargas de Volbeat es su facilidad a la hora
de mezclar elementos y estilos de lo más dispares y variopintos, sólo
así se puede comprender como Michael Poulsen, acompañado de su guitarra acústica,
es capaz de pasar de forma natural del amago de unos acordes de flamenco, a la introducción acústica del “South Of Heaven” de
Slayer, para acabar dejando en el aire un fragmento del clásico de Jhonny Cash
“Ring Of Fire” a modo de preámbulo para el introspectivo “Sad Man´s Tongue”, provocando
la explosión de jubilo y alegría de una
audiencia totalmente entregada.
Por si alguien podía albergar alguna duda sobre el
poder de convicción de las composiciones de la formación danesa, únicamente
hicieron falta unos segundos del riff principal de “Lola Montez”, para que toda
la sala respondiera al reclamo convirtiendo
el recinto en un especie de karaoke multitudinario ante el rostro de satisfacción
de un sonriente cuarteto que remató el
corte de forma arrolladora, para acabar enlazándolo con la cambiante “Heaven
Nor Hell”, en la que nuevamente fue el ex-Anthrax Robb Caggiano el encargado de
hacerse cargo de la parte solista, introduciendo el seductor sonido “wha wha”
de su guitarra.
Sumidos de lleno en un ritmo frenético y sin concedernos
un segundo de tregua, la siguiente en caer fue la deliciosamente roquera “16
Dollars”, que convirtió la pista del Apolo en un desparrame absoluto mientras
Michael Poulsen tiraba de carisma, mostrando sus fantásticas cualidades como
frontman, haciéndonos mover los brazos de izquierda a derecha. Aunque esta
claro que la banda tiene tras de sí una extensa trayectoria discográfica, lo
cierto es que el notable crecimiento en su popularidad ha sido a raíz de la
publicación de sus dos últimos plásticos “Beyond Hell/ Above Heaven”, y su más
reciente “Outlaw Gentlemen & Shady Ladies”, es por ello que no fue ninguna
sorpresa que el grueso del repertorio de esta noche estuviera basado en el
material contenido en ambos álbumes, intercalando el aire festivo y desenfadado
del coreadísimo “Dead But Rising” con momentos más melódicos y delicados como
en el denso “Fallen”, o el irrefrenable “The Mirror And The Ripper”, que a modo
de montaña rusa volvía a poner la sala patas arriba.
Aprovechando el momento de euforia reinante en la
sala, la banda volvió a echar mano de su extenso catálogo de versiones de otros
artistas para ofrecernos un coreadísimo “My Body”, de los americanos Young The
Giant , que nos dejó la estampa de toda la sala cantando al unísono mientras
las luces del local permanecían encendidas. Pero sin duda, el atractivo
principal de las descargas de los daneses es el constante cambio de ritmo y
estilo, de forma que rápidamente después de un fugaz y efectivo “Maybellene I
Hofteholder”, el cuarteto se adentró en los ritmos más compactos y oscuros de
la novedosa “The Hangman´s Body Count”,
que nos mostraba la faceta más cruda y metalera de los daneses.
Después de ofrecernos un desenfadado y divertido “medley”
en el que el cuarteto intercaló retazos de clásicos del calibre de “Raining
Blood”, ”Breaking The Law”, “Sheena Is A Punk Rocker”, junto a algún que otro guiño a Metallica o Mötley Crüe, llegaba el momento de
poner el punto y seguido a esta primera parte del show, apostando para ello por
el contagioso vitalismo de “Still
Counting”, que fue respondido por un intenso pogo e incluso algún tímido
“circle-pit”.
Estaba claro que después de semejante recital de
entrega y pasión roquera, el público no iba a dejar marchar fácilmente a los
daneses. Así que a los acostumbrados cánticos de “Oe, Oe, Oe”, le siguieron las demandas del respetable coreando
el nombre de la banda. De modo que después de darse su “pequeño baño de
multitudes”, los músicos regresaron sobre las tablas, con una sonrisa de oreja
a oreja y las pilas bien recargadas,
dispuestos a arrasarnos definitivamente con una explosiva y arrebatadora
tripleta final. Una incendiaria versión del novedoso “Doc Holiday” fue el
encargado de hacer subir los ánimos del respetable, para acabar rematando la
faena con una doble ración de su primer trabajo “The Strength/ The Sound/ The
Songs”, de la mano del emotivo cover de
Dusty Springfield “I Only Wanna Be WIth You”, para acabar poniendo el
broche final a su actuación con el delirante y cachondo “Pool Of Booze, Booze, Booza”.
Seguramente serán muchos los que escuchando los
trabajos de estudio de Volbeat no acaben de comprender el meteórico ascenso de
la formación danesa, pero lo cierto es que estos chicos tienen un directo
efectivo, eléctrico y arrollador con el que consiguen transmitir a sus
seguidores la entrega y pasión de los
músicos sobre las tablas, además de tener la facultad de contagiar todo el buen rollo y la diversión que se respira sobre el escenario.
Gran triunfo de la formación danesa que arrasó la Ciudad Condal dejando a su
paso a una audiencia satisfecha, agotada y completamente exhausta.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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