Hacía
ya bastante tiempo que los aficionados al hard rock en Barcelona no teníamos la
oportunidad de disfrutar de una velada
tan mágica y emotiva como la que se vivió
el pasado jueves en el incomparable marco de la sala grande de Razzmatazz,
presenciando en primera persona la consagración definitiva de una banda que
posiblemente está llamada a convertirse en uno de los buques insignia del hard
rock en esta segunda década del siglo XXI.
Aunque
en sus inicios Alter Bridge fueron considerados como el nuevo proyecto de los
miembros de Creed junto al vocalista Myles Kennedy, lo cierto es que gracias al
buen trabajo del cuarteto y,- por que no decirlo-, a la notoriedad que ha
alcanzado el vocalista Miles Kennedy con su unión con el carismático Slash, la
banda ha conseguido un considerable aumento de popularidad. Un crecimiento que
se ha visto reforzado por la edición de grandes trabajos como “Blackbirth”, “AB
III”, o su más reciente “Fortress”.
Por
si no fuera suficiente aliciente la descarga de
los de Orlando, para sus conciertos de presentación en este nuevo
periplo europeo, Alter Bridge están contando con la participación de Halestorm,
una prometedora formación de hard rock americana liderada por los hermanos
Hale. Aunque en Estados Unidos la banda es ya toda una realidad, habiendo sido nombrados
como banda revelación del pasado año 2012, y galardonados con un premio Grammy,
lo cierto es que he de reconocer que antes de su actuación era de los que se mostraba
bastante escéptico con lo que podía depararnos su presentación de esta noche. Así
que debo reconocer que me sorprendió la gran expectación que se respiraba en el
recinto ante el inminente desembarco de la formación capitaneada por la guapa y
carismática Lzzy Hale.
Como
un auténtico ciclón desatado saltaron Halestorm sobre las tablas, y es que
pocas bandas pueden permitirse el lujo de abrir sus presentaciones con una
composición galardonada con un grammy como es “Love Bites (So Do I)”, donde
desde los primeros compases pudimos ver la entrega de un público que no dudó en
apoyar al cuarteto americano. Sin duda, uno de los mayores atractivos de la
banda es Lzzy Hale, una de las mejores frontwoman de la actualidad, todo un
torbellino es escena, canta, toca la guitarra, maneja a la audiencia a su
antojo, y no pierde la sonrisa en ningún momento, consiguiendo crear un
ambiente de comunión total con los fans de la banda, como quedo plenamente
confirmado durante la machacona y poderosa “Mz. Hyde”.
Tras
la doble ración de su material más reciente, llegaba el momento de una primera
mirada a su álbum debut de 2009 de la mano de “It´s Not You”, para
posteriormente ponernos a todos a botar con el contagioso ritmo de la novedosa
“Freak Like Me”, en la que nuevamente un
mar de puños se levantaron para corear incansablemente su pegadizo estribillo.
Aunque esta era su primera su visita por tierras españolas, los americanos
demostraron tener una buena legión de seguidores, de hecho la banda no tuvo que
sufrir las siempre incomodas limitaciones a las que suelen estar sometidos los
artistas invitados, ya que contaron con un sonido limpio y poderoso, además de
un eficiente juego de luces, lo que permitió que su descarga ganara muchos
enteros.
Aunque
inevitablemente la imagen de la banda es la atractiva Lzzy, el resto de sus
compañeros cumplen sobradamente su cometido, especialmente su hermano Arejay, que con su vistosa y contundente forma
de aporrear la batería se convirtió en protagonista de cortes como el machacón
“Rock Show”, con el que pusieron la sala definitivamente “patas arriba”,
convirtiendo su presentación en una autentica fiesta roquera. Una nueva mirada
a su debut de la mano del up-tempo “Familiar Taste Of Poison”, seria el
preámbulo perfecto para la demostración solista del batería, una portentosa
exhibición de fuerza y feeling que desembocaría en su particular versión del
“Dissident Aggressor” de Judas Priest, con Lzzy liberada de sus tareas como
guitarrista para concentrarse en emular los altísimos registros del maestro
Halford.
Tras
una nueva ovación, Lzzy volvía a colgarse su guitarra para ofrecernos la pieza
que sirvió como primer single para su álbum debut, un coreadísimo “I Get Off”,
que nos conduciría al momento más emotivo y relajado de su actuación “Here´s To
Us”, con Lzzy nuevamente concentrada en
su labor como vocalista, alentando a toda la sala a mover los brazos. La
encargada de poner el punto y final a sus aprovechadísimos 45 minutos de show
fue la grandiosa “I Miss The Misery”, con la que abandonaron las tablas dejando
tras de si a una audiencia satisfecha y deseosa de presenciar una descarga
completa de la formación americana.
Una
vez presenciada la descarga de
Halestorm, no puedo más que rendirme ante la actitud, entrega y potencia de una
banda que si sigue con está clara progresión ascendente esta llamada a
convertirse en una de las sensaciones roqueras de los próximos años. No me cabe
la menor duda de que su próxima a visita a nuestro país será ya liderando su
propio show. En resumen, su descarga fue una agradable sorpresa
Difícil
papeleta la que tenían Alter Bridge para superar la abrumadora descarga de sus compatriotas Halestorm, pero
cuando una banda está en estado de gracia puede permitirse el lujo de asumir
ciertos riesgos a sabiendas de que va a salir victoriosa. Y es que si algo que ha
caracterizado siempre la carrera de los de Orlando es su solvente y arrollador
directo.
Tras
el acostumbrado descanso, por fin a las 21 horas, se apagaban las luces
mientras empezaba a sonar el clásico “Back In Black”, para que acto seguido la
sala explotara de júbilo al irrumpir el
cuarteto en escena para arrancar su recital
con una impactante interpretación del primer single de su nuevo trabajo,
un metálico “Addicted To Pain” que, a modo de declaración de intenciones, nos
anunciaba el progresivo endurecimiento que ha sufrido el sonido de la banda.
Con una alineación escénica algo inusual, con Kennedy ocupando la esquina
derecha del escenario, mientras la parte central se la repartían Tremonti Y
Marshall, arrancaba “White Knuckles”, (el primero de la extensa lista de temas
que desgranaron de su segundo trabajo “Blackbird”), con el que consiguieron
meterse a toda la sala en el bolsillo, para acabar rematando este espectacular
arranque con una de las favoritas de la audiencia “Come To Life”, todo un
derroche de garra, elegancia y potencia roquera, culminada con Kennedy, Tremonti y Marshall ocupando el
centro del escenario machacando sin piedad
sus instrumentos en un final
apoteósico.
Después
de un comienzo arrollador, en el que la
banda metió toda la carne en el asador consiguiendo contactar con su publico y
crear un fantástico ambiente, llegaba el momento de tomarnos un pequeño respiro
con la intensidad melódica de “Before Tomorrow Comes”, con Miles Kennedy
emanando ese magnetismo propio de las grandes estrellas, haciendo mover a toda
la sala los brazos de izquierda a derecha, demostrando el enorme crecimiento
como frontman que ha experimentado en los últimos años. El retorno a su
material más reciente vendría protagonizado por un compacto “Cry Of Achilles”,
en el que sus cambiantes atmósferas, y
el espectacular trabajo de un Miles Kennedy, desbordante de fuerza y feeling,
pusieron la guinda a uno de los momentos más intensos y cañeros de toda la
velada.
A
pesar de que el repertorio de los americanos supuso un exhaustivo repaso a toda
su carrera, lo cierto es que su trabajo “AB III”, fue el que menos peso tuvo
durante el show, pese a ello, los de Orlando no se dejaron en el tintero piezas
indispensables en sus directos como el sentimental y roquero “Ghost Of Days
Gone By”. Como si de una montaña rusa se tratará, la banda volvía a subir la intensidad
del show apoyándose en la poderosa
guitarra de Tremonti para un
envolvente y corrosivo “Ties That Bind”. Precisamente, sería el propio
guitarrista el encargado de hacerse cargo de algunas de las estrofas del
novedoso “Waters Rising”, demostrando que la buena compenetración con Kennedy
es tanto instrumental como vocal.
Si
durante sus anteriores visitas habíamos podido ver como Miles Kennedy se
mostraba algo inseguro y dubitativo cuando dejaba de lado su guitarra, en esta
ocasión pudimos verle mucho más cómodo cuando decidió dejar su instrumento para
concentrarse en las tareas vocales de la bluesera “Broken Wings”, que fue recibida con
un silencio reverencial por parte de una audiencia entregada a la causa del
cuarteto americano. El resurgir roquero, y el retorno a las melodías adictivas
y pegadizas, vendría de la mano de otra de las composiciones de su debut, la
arrolladora “Metalingus”, que volvió a poner a toda la sala a botar contagiada
por el ritmo adictivo de su enérgico
estribillo.
Aunque
quizás Mark Tremonti no tiene el aspecto descarado y excéntrico de otros
músicos, lo cierto es que el guitarrista con su peculiar forma de tocar se ha
convertido en uno de los músicos más influyentes y reconocidos de su
generación, como quedó claramente reflejado durante los pasajes más intensos y
emotivos de la extensa “Blackbird”, en la que Tremonti nos ofreció todo un
recital de clase y elegancia. Entre tanto derroche de potencia e intensidad llegó el momento mágico de la noche, con Miles
sentado en el centro del escenario, únicamente acompañado con su acústica, para
marcarse una sobria y soberbia
interpretación de “Watch Over You”, durante la que, además de la acostumbrada
marea de teléfonos inmortalizando el momento, pudimos ver algunos mecheros dando color y emotividad al momento.
Con
toda la sala rindiendo pleitesía al cuarteto, y aprovechando la magia creada,
era un buen momento para adentrarnos en el introspectivo arranque de “Slip To
The Void” que, como no podía ser de otra forma, acabaría convirtiéndose en un arrollador torbellino roquero con toda
la sala saltando y gritando. La vuelta a los temas de “Fortress” vendría de la
mano de la colosal “Farther Than The Sun”, con Kennedy reivindicándose como uno
de los mejores vocalistas de la actualidad, modulando y alargando sus tonos
hasta límites insospechados. La inexorable curva ascendente hacia un apoteósico
final estaría lidearada por una de las favoritas de la audiencia, la siempre apasionante
y poderosa “Isolation”, que puso a toda la sala a cantar como si le fuera la
vida en ello, para acabar cerrando con las melodías accesibles y pegadizas de
la primeriza “Open Your Eyes”, que convirtió la sala en un Karaoke
multitudinario con todos los asistentes cantando el estribillo para poner el
broche perfecto a estos primeros noventa minutos de show.
Los
gritos desaforados de una audiencia que durante toda la velada coreó, en
numerosas ocasiones, el nombre de la banda sirvió como sintonía para la vuelta
de los músicos sobre las tablas para rematar la faena con el sorpresivo
arranque de “Calm The Fire”, con el vocalista calcando los agudos registros del
disco, para acabar cerrando
definitivamente con la oda al optimismo contenida en el contagioso canto roquero
que representa “Rise Today”, con banda y público dándolo todo en un final
épico.
Aunque
quizás habrá algunos que no acaben de comulgar con la propuesta de los
americanos, lo cierto es que Alter Bridge llevan ya varios años demostrando su
calidad, solvencia y entrega sobre las tablas. Sin duda, si la progresión del
cuarteto no se detiene la banda, tal y como decía al comienzo de esta crónica,
está llamada a convertirse en uno de los nombres de referencia,- (si no lo son
ya)-, del hard rock a nivel mundial. Y si no…, al tiempo.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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