Desde su formación a principios de la década de los noventa los finlandeses Amorphis han sido un claro ejemplo de progresión y crecimiento musical dentro de su propuesta. Aunque poco queda de su primigenio sonido, basado en un poderoso y oscuro death metal, lo cierto es que la banda ha sabido madurar y reinventarse disco a disco hasta forjar un estilo propio y personal. Sin duda, uno de los principales alicientes de esta acusada evolución fue la entrada del vocalista Tomi Joutsen, que con su incorporación al combo dio el espaldarazo definitivo al éxito comercial en su país.
Aunque durante los primeros años de su carrera
los finlandeses apenas se dejaron ver por nuestro país, lo cierto es que este
primer concierto español de la gira de
presentación de su nuevo trabajo “Circle”, suponía su tercera visita en los
últimos tres años. Si en su anterior descarga en la Ciudad Condal, la banda
consiguió congregar a un buen número de fieles en la Sala Bikini, el marco
previsto para esta nueva descarga del
sexteto de Helsinki fue la Sala grande del Apolo, una puesta excesivamente ambiciosa a tenor de la media
entrada que finalmente acabó registrando el recinto.
Pero antes de la
descarga de las estrellas de la noche teníamos programada, a modo de suculento
aperitivo, la descarga de los americanos Starkill. Tal y como se encargó de
recordarnos su líder, el vocalista y guitarrista Parker Jameson, el presente tour era la primera incursión del cuarteto en territorio
europeo, de modo que la banda salió a escena muy motivada, dispuesta a dejar
una grata impresión entre los cerca de dos centenares de aficionados que siguieron su
actuación.
Capitaneados por
Parker Jameson, (que tanto en su forma
de tocar, como en sus poses, me recordó
mucho a Alexi Laiho), la banda salió
dispuesta a darlo todo sobre las tablas desde los compases iniciales de la
arrolladora “New Infernal Rebirth”, con la que dejaron clara su apuesta por un rápido y enérgico
death metal, en el que como demostraron en cortes como “Inmortal Hunt”, también
había mucho espacio para la melodía, y unos intensos duelos de guitarra cargados de velocidad y virtuosísimo.
Tras una primera
toma de contacto en la que el cuarteto demostró su enorme potencial sobre las tablas, llegaba el turno de
adentrarnos en las atmosferas más complejas y cambiantes del tema que da título
a su debut “Fires Of Life”, durante el que se alternaron momentos rápidos y
trepidantes, casi propios del power metal,
con pasajes más intensos y cadenciosos. Pese a que en líneas generales
la actuación de los de Illinois fue más que correcta, no me acabó de convencer
el trabajo vocal de Jameson, al que vi excesivamente forzado a la hora de encarar los
temas más rápidos e incisivos como “Strength In The Shadow”, o la final
“Whispers Of Heresy”. Mucho más solvente y resolutivo se mostró el vocalista
durante la interpretación de cortes más machacones y compactos que le permitían dirigir a la audiencia a la
hora de cantar los poderosos estribillos de temas como la hímnica “Below The Darkest Depths” o la épica “This
Is Our Battle; This Is Our Day”, que se convirtió en una de las piezas más
seguidas de su show.
En resumen, buena
actuación del joven cuarteto de Chicago que demostró, en sus escasos cuarenta
minutos de show, tener temas y tablas
suficientes para hacerse un hueco entre los amantes de su estilo, aunque quizás
les falte pulir un poco el aspecto vocal.
Pese a que durante
la actuación de Starkill, el ambiente en la sala era bastante desangelado, la
verdad es que durante los minutos
previos a la salida de Amorphis, la gente empezó a acceder al recinto hasta
completar una media entrada
aproximadamente. Enmarcado en la
sobriedad de un escenario en el que únicamente destacaban el enorme telón
trasero que reproducía la portada de su último trabajo “Circle”, y el
estrambótico pie de micro de Tomi Joutsen; los miembros de la banda salían a
escena lentamente, de forma parsimoniosa,
acompañados de la intro que abre su más reciente obra. El pistoletazo de
salida estuvo protagonizado por la
envolvente y rocosa “Shades Of Gray”,
que provocó la explosión de júbilo y
entusiasmo de un público fiel y entregado
que siguió con devoción, y sin
perder detalle, cada uno de los movimientos del combo sobre las tablas. Sin
concedernos ni un segundo de tregua, las palmas de los fieles seguidores de los
finlandeses serían las encargadas de
introducirnos de lleno en los pasajes más “folkies” de “Narrow Path”, con Joutsen subido sobre unas pequeñas tarimas,
agitando incansablemente sus larguísimas “rastas” mientras espoleaba a un público que no paro de bailar y saltar.
Con el ambiente ya plenamente
caldeado, gracias a un demoledor arranque, y tras los acostumbrados saludos y
agradecimientos, llegaba el momento de dejarnos seducir por la sutileza
melódica de “Sampo”, responsable de la primera gran ovación de la noche. Sin
abandonar las composiciones de su trabajo de 2009 “Skyforger”, la encargada de
proseguir la descarga, haciendo subir considerablemente el nivel de potencia e
intensidad, fue “Silver Bride”, en la que pudimos presenciar el excelente
trabajo del tandem que forman los
guitarristas Tomi Koivusaari y Esa
Holopainen.
Aunque
evidentemente la descarga de los
finlandeses estuvo centrada en su actual etapa con el vocalista Tomi Joutsen al frente, lo cierto
es que la banda no tuvo ninguna clase de reparo a la hora de echar la vista atrás para
rescatar temas de su primera época como “Against Widows”, que contrastó vivamente al alternarse
con piezas como la novedosa “The Wanderer”, en la que Esa Holapainen fue el
encargado de poner la rúbrica al tema, ofreciéndonos una buena muestra de su
calidad técnica a la hora de atacar su
instrumento, consiguiendo cosechar una calurosa ovación que servía para certificar la buena acogida de su material
más novedoso.
Pese a que puede sonar a tópico, la verdad es
que los finlandeses, a excepción de Tomi Joutsen, se mostraron bastante fríos y
estáticos sobre las tablas, sin extenderse excesivamente en las presentaciones,
dejando que sus composiciones hablaran por ellos, y consiguiendo suscitar
respuestas tan apoteósicas y cálidas como la que recibieron clásicos de la
talla de “My Kantele”, que hizo subir varios grados la intensidad del show, convirtiéndose
en el preludio perfecto para que el
escenario se inundara de tonalidades azules mientras sonaba a través del P.A.
la introducción “Thousand Lakes” que nos sumergiría de lleno en el clasicismo
death del primerizo “Into Hiding”, todo un derroche de fuerza y poderío
metálico con el que los finlandeses nos
hacían viajar a los lejanos tiempos del magistral “Tales From The Thousand
Lakes”.
Con el capítulo
dedicado al recuerdo completamente cerrado, llegaba el momento de seguir
desgranando el material de “Circle”, embarcándonos para ello en el intimismo
introspectivo de “Nightbrid´s Song”, para posteriormente viajar a los tiempos
de “Eclipse” para ofrecernos una revisión de las atmósferas volátiles y etéreas
de “The Smoke”, que sirvió para que el sexteto se diera su particular baño de
multitudes. La crujiente y progresiva "You I Need", dominada por los
teclados de Santeri Kallio, constituirá el único recuerdo de su anterior plástico
"The Beginning Of Times", para posteriormente dejar paso a una dupla
final protagonizada por la novedosa "Hopeless Day", y la cambiante e hipnótica "Leaves
Scars".
El retorno sobre
las tablas estuvo marcado por la
sofisticada y envolvente melodía de “Sky Is Mine”, durante la que el
guitarrista Esa Holopainen volvió a sumergirnos en otra travesía melódica
desbordante de intensidad y feeling. Si
durante la primera parte del show, la banda se había mostrado bastante fría y
lineal, limitándose a descargar sus temas uno tras otro sin apenas
presentaciones, lo cierto es que de cara a la introducción del apoteósico “Black
Winter Day”, el vocalista Tomi Joutsen nos sorprendió con un largo “speech” en
el que incluso hizo partícipe a alguno de sus compañeros, mostrándonos la cara
más amigable de la formación finlandesa. Pero irremediablemente el concierto
estaba tocando a su fin, y la encargada de dar el carpetazo definitivo a la
descarga fue una inmensa “House Of
Sleep”, que animó a todos los presentes a
saltar y bailar apurando al máximo los últimos
instantes de la descarga del combo de
Helsinki.
Tras presenciar la
actuación de Amorphis no me cabe la menor duda de que todos los seguidores de
la banda se fueron a casa contentos y
satisfechos con el espectáculo presenciado , pero personalmente creo que un
poco más de garra, e interacción con el
público habrían servido para convertir
una notable actuación en un show realmente excelente.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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