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lunes, 18 de noviembre de 2013

AMORPHIS+STARKILL-APOLO-BCN-12-NOV-2013



Desde su formación a principios de la década de los noventa los finlandeses Amorphis han sido un claro ejemplo de progresión y crecimiento musical dentro de su propuesta. Aunque poco queda de su primigenio sonido, basado en un poderoso y oscuro death metal, lo cierto es que la banda ha sabido madurar y reinventarse disco a disco hasta forjar un estilo propio y personal.  Sin duda, uno de los principales alicientes de esta acusada evolución fue la entrada del vocalista Tomi Joutsen, que con su incorporación al combo  dio  el espaldarazo definitivo al éxito comercial en su país.

 Aunque durante los primeros años de su carrera los finlandeses apenas se dejaron ver por nuestro país, lo cierto es que este primer concierto español  de la gira de presentación de su nuevo trabajo “Circle”, suponía su tercera visita en los últimos tres años. Si en su anterior descarga en la Ciudad Condal, la banda consiguió congregar a un buen número de fieles en la Sala Bikini, el marco previsto  para esta nueva descarga del sexteto de Helsinki fue la Sala grande del Apolo, una puesta  excesivamente ambiciosa a tenor de la media entrada que finalmente acabó registrando el recinto.

Pero antes de la descarga de las estrellas de la noche teníamos programada, a modo de suculento aperitivo, la descarga de los americanos Starkill. Tal y como se encargó de recordarnos su líder, el vocalista y guitarrista Parker Jameson, el presente  tour era la primera incursión del cuarteto en territorio europeo, de modo que la banda salió a escena muy motivada, dispuesta a dejar una grata impresión entre los cerca de  dos centenares de aficionados que siguieron su actuación.

Capitaneados por Parker Jameson, (que  tanto en su forma de tocar, como  en sus poses, me recordó mucho a Alexi Laiho),  la banda salió dispuesta a darlo todo sobre las tablas desde los compases iniciales de la arrolladora “New Infernal Rebirth”, con la que dejaron  clara su apuesta por un rápido y enérgico death metal, en el que como demostraron en cortes como “Inmortal Hunt”, también había mucho espacio para la melodía, y unos intensos duelos de guitarra  cargados de velocidad y virtuosísimo.

Tras una primera toma de contacto en la que el cuarteto demostró su enorme potencial  sobre las tablas, llegaba el turno de adentrarnos en las atmosferas más complejas y cambiantes del tema que da título a su debut “Fires Of Life”, durante el que se alternaron momentos rápidos y trepidantes, casi propios del power metal,  con pasajes más intensos y cadenciosos. Pese a que en líneas generales la actuación de los de Illinois fue más que correcta, no me acabó de convencer el trabajo vocal de Jameson, al que vi  excesivamente forzado a la hora de encarar los temas más rápidos e incisivos como “Strength In The Shadow”, o la final “Whispers Of Heresy”. Mucho más solvente y resolutivo se mostró el vocalista durante la interpretación de cortes más machacones  y compactos  que le permitían dirigir a la audiencia a la hora de cantar los poderosos estribillos de temas  como la hímnica  “Below The Darkest Depths” o la épica “This Is Our Battle; This Is Our Day”, que se convirtió en una de las piezas más seguidas de su show.

En resumen, buena actuación del joven cuarteto de Chicago que demostró, en sus escasos cuarenta minutos de show,  tener temas y tablas suficientes para hacerse un hueco entre los amantes de su estilo, aunque quizás les falte pulir un poco el aspecto vocal.

Pese a que durante la actuación de Starkill, el ambiente en la sala era bastante desangelado, la verdad es que  durante los minutos previos a la salida de Amorphis, la gente empezó a acceder al recinto hasta completar  una media entrada aproximadamente. Enmarcado en la sobriedad de un escenario en el que únicamente destacaban el enorme telón trasero que reproducía la portada de su último trabajo “Circle”, y el estrambótico pie de micro de Tomi Joutsen; los miembros de la banda salían a escena lentamente, de forma parsimoniosa,  acompañados de la intro que abre su más reciente obra. El pistoletazo de salida estuvo protagonizado por  la envolvente y rocosa  “Shades Of Gray”, que provocó  la explosión de júbilo y entusiasmo de un público fiel y entregado  que siguió con devoción,  y sin perder detalle, cada uno de los movimientos del combo sobre las tablas. Sin concedernos ni un segundo de tregua, las palmas de los fieles seguidores de los finlandeses  serían las encargadas de introducirnos de lleno en los pasajes más “folkies”  de “Narrow Path”, con  Joutsen subido sobre unas pequeñas tarimas, agitando incansablemente sus larguísimas “rastas” mientras espoleaba a  un público que no paro de bailar y saltar.

Con el ambiente ya plenamente caldeado, gracias a un demoledor arranque, y tras los acostumbrados saludos y agradecimientos, llegaba el momento de dejarnos seducir por la sutileza melódica de “Sampo”, responsable de la primera gran ovación de la noche. Sin abandonar las composiciones de su trabajo de 2009 “Skyforger”, la encargada de proseguir la descarga, haciendo subir considerablemente el nivel de potencia e intensidad, fue “Silver Bride”, en la que pudimos presenciar el excelente trabajo del  tandem que forman los guitarristas Tomi  Koivusaari y Esa Holopainen.

Aunque evidentemente la descarga de los  finlandeses estuvo centrada en su actual etapa con el  vocalista Tomi Joutsen al frente, lo cierto es que la banda no tuvo ninguna clase de reparo  a la hora de echar la vista atrás para rescatar temas de su primera época como “Against  Widows”, que contrastó vivamente al alternarse con piezas como la novedosa “The Wanderer”, en la que Esa Holapainen fue el encargado de poner la rúbrica al tema, ofreciéndonos una buena muestra de su calidad técnica  a la hora de atacar su instrumento, consiguiendo cosechar una calurosa ovación que servía  para certificar la buena acogida de su material más novedoso.

 Pese a que puede sonar a tópico, la verdad es que los finlandeses, a excepción de Tomi Joutsen, se mostraron bastante fríos y estáticos sobre las tablas, sin extenderse excesivamente en las presentaciones, dejando que sus composiciones hablaran por ellos, y consiguiendo suscitar respuestas tan apoteósicas y cálidas como la que recibieron clásicos de la talla de “My Kantele”, que hizo subir varios grados la intensidad del show, convirtiéndose  en el preludio perfecto para que el escenario se inundara de tonalidades azules mientras sonaba a través del P.A. la introducción “Thousand Lakes” que nos sumergiría de lleno en el clasicismo death del primerizo “Into Hiding”, todo un derroche de fuerza y poderío metálico con el que los finlandeses   nos hacían viajar a los lejanos tiempos del magistral “Tales From The Thousand Lakes”.

Con el capítulo dedicado al recuerdo completamente cerrado, llegaba el momento de seguir desgranando el material de “Circle”, embarcándonos para ello en el intimismo introspectivo de “Nightbrid´s Song”, para posteriormente viajar a los tiempos de “Eclipse” para ofrecernos una revisión de las atmósferas volátiles y etéreas de “The Smoke”, que sirvió para que el sexteto se diera su particular baño de multitudes. La crujiente y progresiva "You I Need", dominada por los teclados de Santeri Kallio, constituirá el único recuerdo de su anterior plástico "The Beginning Of Times", para posteriormente dejar paso a una dupla final protagonizada por la novedosa "Hopeless Day",  y la cambiante e hipnótica "Leaves Scars".

El retorno sobre las tablas estuvo marcado por  la sofisticada y envolvente melodía de “Sky Is Mine”, durante la que el guitarrista Esa Holopainen volvió a sumergirnos en otra travesía melódica desbordante de intensidad  y feeling. Si durante la primera parte del show, la banda se había mostrado bastante fría y lineal, limitándose a descargar sus temas uno tras otro sin apenas presentaciones, lo cierto es que de cara a la introducción del apoteósico “Black Winter Day”, el vocalista Tomi Joutsen nos sorprendió con un largo “speech” en el que incluso hizo partícipe a alguno de sus compañeros, mostrándonos la cara más amigable de la formación finlandesa. Pero irremediablemente el concierto estaba tocando a su fin, y la encargada de dar el carpetazo definitivo a la descarga fue una inmensa  “House Of Sleep”, que animó  a todos los presentes a saltar y bailar  apurando al máximo los últimos instantes de  la descarga del combo de Helsinki.

Tras presenciar la actuación de Amorphis no me cabe la menor duda de que todos los seguidores de la banda  se fueron a casa contentos y satisfechos con el espectáculo presenciado , pero personalmente creo que un poco más de garra,  e interacción con el público habrían  servido para convertir una notable actuación en un show realmente excelente.



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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