lunes, 2 de diciembre de 2013

AVENGED SEVENFOLD+FIVE FINGER DEATH PUNCH+AVATAR-PALAU OLIMPIC DE BADALONA-BCN-25-NOV-2013


Hace ya unos años que la escena metálica está huérfana de nuevos héroes que tengan la capacidad de seducir y arrastrar a las nuevas generaciones como antaño lo hacían bandas como Guns n´Roses o Metallica. Aunque resulta evidente que Avenged Sevenfold no están todavía al nivel de los nombres anteriormente citados, lo cierto es que el quinteto americano desprende ese magnetismo que hace que los más jóvenes se sientan atraídos por su propuesta. Con una larga trayectoria a sus espaldas,  la formación  de Huntington Beach ha sabido evolucionar su sonido hasta convertirse en toda una referencia para una nueva generación de hambrientos metaleros. Habiéndose tenido que enfrentar al fallecimiento de su fundador Jimmy “The Rev” Sullivan  a finales de 2009, M. Shadows y sus secuaces se han sabido sobreponer a las adversidades, manteniéndose más firmes y unidos que nunca hasta llegar a convertir a la banda en toda una sensación al otro lado de Atlántico.

A diferencia de lo que sucede con otros artistas de un estatus similar, los chicos de Avenged Sevenfold han decido echar toda la carne en el asador para este nuevo periplo europeo, y se han arriesgado a traer el mismo espectáculo que están ofreciendo en sus conciertos por los States, apostando en sus presentaciones por un gran montaje escénico con el que consiguen sorprender e impactar a sus seguidores, ofreciéndoles un show que, a día de hoy, solo está al alcance de los pesos pesados del negocio. Sin embargo, el marco previsto para su presentación en tierras catalanas, el Pabellón Olímpico de Badalona, se quedó excesivamente grande para acoger su descarga, ya que los americanos únicamente lograron congregar a unos 4000 seguidores, la mayoría de ellos chavales muy jóvenes que venían predispuestos a pasarlo en grande con la descarga de sus ídolos.

Pero vayamos por partes, los encargados de empezar a hacer rugir a los más madrugadores fueron los suecos Avatar, que salieron al escenario a primera hora de la tarde dispuestos a ofrecernos una buena muestra de su más reciente entrega discográfica “Black Waltz”, que vio la luz a principios del pasado año 2012. Aunque en sus primeros trabajos los suecos practicaban un death metal melódico bastante tradicional, lo cierto es que en sus últimas entregas su sonido se ha ido impregnando de los  elementos vanguardistas que aportan bandas como Rammstein o Marilyn Manson, de modo que el furibundo arranque compuesto por “Torn Apart” y “Let It Burn”, resultó la  espoleta perfecta para hacer explotar a un público que se mostró muy cálido y participativo con el quinteto sueco.

Pese a ser los encargados de abrir el cartel  la formación sueca contó con un sonido potente y un vistoso juego de luces, lo que sumado a las buenas formas de su alocado vocalista Johannes Michael Gustaf hizo que su descarga ganara muchos enteros. En sus escasos 30 minutos de show Avatar consiguieron poner al público en movimiento, haciéndolo botar en repetidas ocasiones, asolándonos con  trallazos contagiosos como “Vultures Fly”. Tampoco quisieron dejar de lado su vertiente más netamente death metalera atacando piezas de corte clásico como “Ready For The Ride”, con toda la banda machacando sus instrumentos sin piedad mientras Gustaf se posicionaba en una tarima situada fuera del escenario provocando el delirio del personal de las primeras filas.

Tras regalar algún cd desde el escenario, y después de citarnos en su puesto de “marchandising”, (donde posteriormente se hicieron fotos con todo el que se acercó), los suecos cerraban su escueto show con el punzante y amenazador “Smell Like A Freakshow”. Aunque debo reconocer que no conocía a Avatar, la verdad es que los suecos se marcaron un show solvente y convincente, fraguando una actuación vibrante y muy divertida con la que consiguieron sumar algún adepto para su causa.

Una vez concluida la impactante actuación de Avatar era el momento de Five Finger Death Punch. La trayectoria del quinteto de Los Ángeles ha sido una travesía lenta pero segura, mejorando disco a disco y consiguiendo a base de facturar unos directos brutales y  arrolladores hacerse un hueco dentro de la escena metálica americana, ganándose  una reputación que les ha servido para  formar parte del cartel de festivales tan multitudinarios como el Download Fest o el Mayhem Fest. Mucha expectación había levantado la presentación del quinteto americano, así que la banda salió muy concentrada y con la consigna clara de agradar a sus seguidores, y convencer a los curiosos que se habían acercado a ver su show. 

Apostando por su material más furioso y corrosivo su descarga arrancaba con un visceral “Under And Over It”, en el que la turbina metálica de los americanos empezaba a escupir sus riffs crudos y arrebatadores. Una doble ración de su trabajo de 2009 “War Is The Answer”, sería la encargada de dar continuidad al show de la mano de la contagiosa “Burn It Down”, toda una invitación a la pista para ponerse a botar, para dejar paso posteriormente a las melodías más accesibles de “Hard To See”, con el vocalista Ivan Moody dirigiéndose a las primeras filas mientras se mantenía firmemente aferrado a su estrambótico pie de micro.

La vuelta a los riffs más musculosos, provocando brutales avalanchas entre las primeras filas, vino de la mano de  “Lift Me Up” extraída de su trabajo “The Wrong Side Of Heaven And The Righteous Side Of Hell, Volume 1”. Pese a la juventud de la mayoría de los aficionados que se dieron cita para seguir la descarga del quinteto americano, lo cierto es que la calurosa acogida que obtuvo su versión del clásico de “Bad Company”, sirvió para certificar que la canción se ha convertido en una de las piezas clave en los directos de la banda Angelina.

Pero evidentemente si hay algo que caracteriza las presentaciones Five Finger Death Punch es la crudeza devastadora de la dupla guitarrera formada por Zoltan Bathory y Jason Hook, quienes  durante los 40 minutos de show nos ofrecieron una buena colección de riffs rocosos y consistentes que parecían sacados del libro de estilo de sus compatriotas Pantera, consiguiendo que cortes como el explosivo “Burn MF”, sirvieran para poner la pista literalmente patas arriba. Pese a que su vocalista Ivan Moody destacó durante todo el show por sus poses agresivas y sus registros rasgados y altamente corrosivos, lo cierto es que el frontman también supo demostrar su versatilidad a la hora de atacar piezas como “Coming Down”, que fue la encargada de  poner el punto de calma necesario  antes de volver a la carga con toda la caña contenida en  “Never Enough”, con la que nuevamente volverían a rugir con fuerza las primeras filas.

Tras unos segundos de pausa, Ivan Moody volvía sobre las tablas, ataviado con una camiseta del Barça, para cantar a capela, y acompañado por el público, “Far From Home”, que sería la antesala perfecta para un abrumador final protagonizado por la rugosidad caustica de “The Bleeding”. Aunque la actuación de los americanos se hizo muy corta, el quinteto de Los Ángeles supo ofrecernos una  buena muestra de su calidad y experiencia, sabiendo aprovechar al máximo su tiempo para deleitarnos con una buena ración de su incendiario poder en directo. Sin duda Five Finger Death Punch, se encuentran en un gran momento de forma,  y su presentación en Badalona fue la demostración perfecta de ello. Esperemos que pronto podamos tener la oportunidad de presenciar su propio show como cabezas de cartel.

Una vez consumidos los actos preliminares llegaba el momento que estaba esperando todo el  público congregado en el Pabellón Olímpico de Badalona, el momento cumbre de la velada, la actuación de los americanos Avenged Sevenfold. Una vez retirado el equipo de las bandas teloneras, el escenario quedo engalanado con un enorme telón que reproducía el logo de las estrellas de la noche, dejándonos ver un “stage”  grande y despejado, en el que únicamente llamaban la atención  tres tarimas situadas en la línea frontal del escenario. Tras una calma tensa, amenizada por clásicos del heavy metal, se apagaban las luces del recinto, y caía el telón  que ocultaba la parte trasera del escenario, dejando visibles unas grandes escaleras, situadas a ambos lados de la batería; y presidiendo el escenario el emblema de la banda, un Deathbat colgante que se convertiría en protagonista de los momentos “más calientes de la noche”.

El envolvente y misterioso riff de la pieza que abre su último trabajo “Shepherd Of Fire”, sería la encargada de dar el pistoletazo de salida a la ceremonia metálica del quinteto americano, una ceremonia en la tuvo especial relevancia el fuego. Durante casi todas las canciones del show, los columnas de fuego de la parte trasera del escenario, y muy especialmente, las llamas que nacían de las alas y la cabeza de “Deathbat” fueron fundamentales para dar calor y espectacularidad a la descarga de las estrellas de la noche, consiguiendo hacer vibrar a la audiencia,  provocando una reacción entusiasta y desaforada por parte de unos seguidores que vibraron  y corearon cada uno de los trallazos de la banda. Liderados por un carismático M. Shadows, que supo llenar a la perfección el inmenso escenario, consiguiendo conectar con sus seguidores y hacerles partícipes temas como  “Critical Acclaim”, o el aclamadísimo “Welcome To My Family”, que con su potencia desgarradora ,y la calurosa respuesta obtenida se convirtieron en los pilares  sobre los que se cimentó la brutal descarga del quinteto americano.

Pese a que M. Shadows es quien se lleva la mayor parte de las miradas, especialmente de las seguidoras más jovencitas, lo cierto es que el resto de sus compañeros funcionan como una autentica apisonadora, mención especial merece la labor de su nuevo batería Arin LLejay, quien ha sabido acoplarse perfectamente al engranaje del combo americano, salvando con solvencia las partes más rápidas de sus viejas composiciones, a la vez que ha sabido impregnarse de ese aroma más clásico  y hard roquero que desprenden piezas como  el novedoso “Hail To The King” o “Doing Time”, convertida ya en todo un himno para unos fans que corrieron enfervorizados creando un gigantesco “circle-pit”.

Aunque la banda lleva desde la edición de su álbum homónimo de 2007 inmerso en una clara línea ascendente, sin duda su anterior trabajo “Nightmare”, fue uno de sus mayores éxitos a nivel comercial, de hecho el quinteto americano no vaciló a la hora de concederle un especial protagonismo dentro de su repertorio, ofreciéndonos de forma consecutiva “Buried Alive”, en donde un emotivo y sentimental arranque, con todo el escenario lleno de humo, nos conduciría a una rotunda explosión roquera desbordante de watios y fuego,  convirtiendo el tema en uno de los momentos álgidos de este primer tramo de show. Sin abandonar el material de “Nightmare”, la siguiente en sonar fue la elegante “Fiction”, en la que M. Shadows sería el encargado de dar el punto de calma y emotividad necesario para aplacar los ánimos de un público altamente entusiasta. Para acto seguido, volvernos a someter al torbellino metálico del homónimo “Nightmare” que sirvió para volver a hacer crecer la tensión y la expectación entre las primeras filas.

Una nueva mirada a su trabajo de 2007 de la mano de la portentosa y metalera “Afterlife”, con ambos guitarristas ocupando el centro del escenario en un intercambio constante de melodías, sería la encargada de conducirnos sobre el extenso solo de guitarra de Synister Gates que enlazaría su demostración con una portentosa jam con el resto de sus compañeros, permitiendo que M. Shadows pudiera descansar sus cuerdas vocales para poder afrontar de forma solvente el tramo final de su actuación. Tras unos instantes de silencio y oscuridad, una tétrica introducción en latín marcaría el arranque de la poderosa y cambiante “Requiem”, en la que el vocalista se mostró muy cómodo y enchufado. La elegida para cerrar esta primera parte del show fue la siempre efectiva “Bat Country”, directamente rescatada de su explosivo “City Of Evil”, en la que la  banda se dio su particular baño de multitudes al retirarse envueltos de una grandísima ovación.

Entre los ensordecedores gritos de todos los asistentes, que reclamaban insistentemente la vuelta del quinteto sobre el escenario, el primero en tomar posiciones, colocándose en el centro, fue M. Shadows quien mirando desafiante a la audiencia nos prometía un viaje atrás en el tiempo, embarcándonos en una trepidante dupla final en la que nuevamente el fuego y la pirotecnia volverían a ser partes fundamentales del espectáculo. Si durante todo el show la banda se apoyó, casi de forma exclusiva, en las composiciones de sus últimas entregas discográficas, de cara a los bises el quinteto se decidió a proponer un guiño a sus fans más veteranos apostando por dos piezas de su segundo trabajo “Wakig The Fallen” de 2003, un apoteósico “Chapter Four”, que provocó un impresionante estallido de júbilo entre los seguidores de las primeras filas, y la arrolladora “Unholy Confessions”, que convirtió el reciento en un karaoke multitudinario transformando el final del concierto en una auténtica celebración roquera.

Aunque los más veteranos se empecinen en no dar bola al quinteto americano, y a tratarlos como un grupo de consumo para adolescentes, lo cierto es que Avenged Sevenfold demostraron tener la actitud y los temas necesarios para hacerse un hueco en el olimpo del metal. Seguramente sus composiciones nunca podrán compararse con las de los grandes buques insignias de la década de los 80 y los 90, pero viendo el triste panorama de la escena actual la verdad es que se agradece que todavía haya bandas emergentes que apuesten por el espectáculo y no solo se limiten a tocar sus composiciones.

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