Ahora que parece que el futuro de
los thrashers americanos Exodus está más en aire que nunca, debido a la
incorporación definitiva del guitarrista Gary Holt a los maestros Slayer,
parece que el vocalista Rob Dukes va a centrar todos sus esfuerzos en este proyecto
bautizado con el sugerente nombre de Generation Kill. Coincidiendo con el
inicio de la temporada estival, Dukes y
sus secuaces se pasearon por nuestros escenarios acompañando a las leyendas de
la Bay Arena Heathen, en un par de
actuaciones en las que el quinteto neoyorquino dejó una muy grata impresión, descargando los
mejores cortes de su debut “Red, Wine And Blood”, y una buena selección del material contenido en este segundo trabajo.
Para los que todavía no hayan
tenido la ocasión de acercarse a la nueva aventura del vocalista americano, hay
que remarcar que lo que se van a encontrar en este “We´re All Gonna Die” son
ocho composiciones duras y compactas, en las que se mezcla la rabia
arrebatadora de ese crossover de corte metálico y corrosivo, con otras piezas
en las que la cadencia y la profundidad de las guitarras parecen retrotraernos
a unos tempos más densos y rugosos, casi
más propios del sonido pétreo y pantanoso
que practican bandas como Down o Crowbar; todo ello enmarcado dentro de
una fantástica producción, y dominado por la agresiva y cortante voz del carismático Rob Dukes, que es quien se
encarga de aportar esa personalidad y carisma que hace que la propuesta de la
banda resulte tan sumamente atractiva
tanto para los fans de Exodus, como para los seguidores del hardcore-punk.
El disco se abre de forma
violenta con el abrasivo “Born To Serve”, en el que la banda nos muestra su
faceta más directa y combativa, avasallándonos sin piedad con una pieza rápida,
cargada de dinamismo y mala leche, protagonizada por unos coros altamente contagiosos, ideales para
el directo, dando forma a toda una
declaración de principios en la que la banda nos ofrece su lado más corrosivo y
guerrero. Al igual que sucediera en su debut de hace un par de años, el
quinteto, lejos de dejarse encasillar fácilmente, trata de explorar diferentes
vertientes y estilos, de modo que la segunda pieza del álbum es la densa y
cambiante “Prophets Of War”, en la que la banda se sumerge de lleno en unas atmósferas
más oscuras y cadenciosas, lideradas por
la tortuosa voz de Dukes durante la primera mitad del tema, para posteriormente
pisar el acelerador al máximo en una trepidante y explosiva recta final,
redondeando un trallazo que resultara
idóneo para los “circle-pits” en sus conciertos.
La intensidad y las atmósferas
pesadumbrosas se convertirán en las protagonistas del tercer corte del
álbum “Death Comes Calling”, un rabioso
medio tiempo durante el que Dukes alterna unos registros limpios y melódicos,
con otros más desesperados y tortuosos, mientras las guitarras de Jason
Trenczer y Jason Velez dan al corte una
orientación más melódica y contenida,
acercándose, durante algunos pasajes, a los Down de Phil Anselmo. Pero
indudablemente si hay algo que caracteriza esta nueva entrega de Generation
Kill es la velocidad y potencia de temas como “Friendly Fire”, en el que el
quinteto nos muestra su faceta más netamente thrashmetalera, respaldándose para
ello en la velocidad endiablada de las
guitarras, y unos contagiosos coros, a cargo del bajista Rob Moschetti (ex
-M.O.D. y ex -Pro-Pain), que convierten
la pieza en un trallazo demoledor. Rápido, combativo y vertiginoso, sin duda “Friendly
Fire”, pasa por ser uno de los cortes
más enérgicos y trepidantes de todo el plástico.
Quizás, el tema más extraño del
álbum, y que rompe un poco su dinámica, es “Carny Love” un uptempo que arranca
con una introducción tétrica, que nos embarcará en un seductor viaje a través de diferentes
ambientaciones y tesituras, pasando de momentos envolventes e hipnóticos, a
fragmentos de más intensidad, en los que la banda suena realmente cruda y
cadenciosa empujada por la batería de Jim DeMaria. Ahondando en la línea más agresiva
del quinteto nos topamos con los tintes más contemporáneos de “Vegas”, en la
que el sonidos de las guitarras vuelve a arrollarnos de forma inexorable,
mientras Rob Dukes apuesta por ofrecernos
unos registros más rasgados e incisivos, facturando una pieza que mezcla
el thrash metal de toda la vida con una sonoridad totalmente contemporánea y realmente atractiva.
La vena más netamente thrashmetalera
vuelve a bombear con fuerza al ritmo de la aplastante “There Is No Hope”, una composición que pasa
por ser la más cercana al material más reciente de Exodus, convirtiéndose en un
descomunal ejercicio thrashero que te hará sumergirte en una alocada sesión de “headbanging”.
La encargada de cerrar el álbum, de forma magistral, es la escueta y directa
pieza que da nombre al álbum, la profética “We ´re All Gonna Die”, en la que se
funden de forma rotunda la caña thrashera, y una actitud plenamente hardcore, que nos trae al
recuerdo la época dorada de los tejanos Pantera. Sin duda una magnifica
elección para cerrar este atractivo y arrollador trabajo.
Aunque su debut “Red, White And
Blood” no era un mal trabajo, la verdad es que este nuevo plástico del quinteto
neoyorquino está muy por encima de su predecesor. Ahora sólo falta comprobar si
Generation Kill tendrán continuidad como banda de cara al futuro, o acabarán
convirtiéndose en el pasatiempo de Dukes durante los descansos de Exodus.
1. Born To Serve
2. Prophets Of War
3. Self Destruction
4. Friendly Fire
5. Carny Love
6. Vegas
7. There Is No Hope
8. We're All Gonna Die
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