De entre el aluvión de descargas programadas para este inicio de año 2014,
una de las citas más atractivas para todos los seguidores del death metal “old
school” era la nueva visita de los
míticos Kataklysm. La veterana formación canadiense ponía en circulación hace
unos meses su nuevo trabajo “Waiting For The End To Come”, un brutal retorno con
el que la banda parece haber logrado el equilibrio perfecto entre la brutalidad
extrema de sus inicios, y esos aires más melódicos propuestos en sus últimas referencias de
estudio. Como compañeros de viaje para este nuevo periplo europeo, los
canadienses contaban con el apoyo de los italianos Fleshgod Apocalypse, que
volvían a nuestro país para ofrecernos una nueva muestra de su técnico death
metal impregnado de sinfonismo barroco. Una personal propuesta que les ha
servido para labrarse una excelente
reputación, amén de una buena legión de fieles incondicionales. Completando el
atractivo cartel de esta noche de sábado, contábamos con el clasicismo de los
legendarios metaleros brasileños Krisiun
quienes, pese a no tener un nuevo plástico que presentar, venían dispuestos a azotarnos con su arrollador brutal death y
su tormentoso vendaval de riffs
supersónicos.
Pese a que el inicio de las actuaciones estaba marcado para una hora muy
temprana, las 19,30 horas, lo cierto es que la sala presentaba un ambiente bastante
animado cuando se apagaron las luces y empezó a sonar a través del P.A.
"Temptation" que, a modo de introducción, sería la encargada de
marcar la entrada de Fleshgod Apocalypse, para rápidamente asestarnos el primer
trallazo de la noche "The Hypocrisy", que con sus altas dosis de
grandilocuencia épica conseguía arrancar una calurosa bienvenida de manos de un
público muy participativo. Al igual que sucediera en sus anteriores visitas, la
puesta en escena de los italianos fue impecable, ataviados con sus andrajosos
trajes decimonónicos, dándolo todo sobre las tablas y poniendo el toque
operístico a composiciones como "Minotaur (The Wrath Of Poseidon)", que
contó con la participación de una corista enmascara que se situó en uno de los
extremos del escenario.
Aunque el sonido no fue todo lo brillante que a muchos nos hubiese
gustado,- los arreglos de cuerda grabados sonaron algo embarullados-, los italianos supieron
conectar a la perfección con sus
seguidores, especialmente al embarcarse en los temas de su fantástico
"Agony", descargando de forma consecutiva cortes como "The Deceit", con ese aroma hipnótico
y envolvente en el inicio; "The Violation", que contó con una teatral
presentación a cargo de Tommaso Riccardi;
o el brutalmente extremo "The
Egoism", que sería el encargado de culminar esta devastadora tripleta extraída
de su álbum de 2011.
Además de su brutal y trabajada puesta en escena, los italianos supieron
dejar buena muestra de su excelsa
calidad técnica, especialmente reseñable me pareció la aportación del batería
Francesco Paoli, y la del teclista ,y responsable de los arreglos orquestales, Francesco Perrini, quien se pasó todo el show
tocando su piano clásico de espaldas al público. Pese a que el grueso de su
repertorio estuvo centrado en su anterior trabajo "Agony", los
romanos no quisieron dejarse en el tintero piezas como la oscura y sangrante
"Elegy", que se acabaría convirtiendo en la antesala de la última
pieza de la noche, la más melódica y melancólica "The Forsaking", que
marcaría la salida del combo italiano mientras eran aclamados como héroes por
una sala que disfrutó al máximo de su descarga.
Una vez comprobada la entrega y la expectación que había suscitado la
descarga de Fleshgod Apocalypse, no lo
iba a tener nada fácil la formación de los hermanos Kolesne. Pero si hay algo
que ha caracterizado la dilatada carrera de Krisiun ha sido la honestidad y la
profesionalidad desplegada durante los últimos 25 años. Aunque siempre han
estado a la sombra de sus compatriotas Sepultura, la impecable trayectoria de
los de Río Grande siempre ha sido un claro ejemplo de dedicación y entrega al
death metal más corrosivo y clásico. Si bien es cierto que de cara a esta nueva
visita a la Ciudad Condal los brasileños no tenían un nuevo plástico que
presentar, lo cierto es que el poderoso
trío nos ofreció un repertorio realmente delirante, proponiéndonos un
exhaustivo repaso a su longeva trayectoria, además de premiar nuestra fidelidad
con alguna sorpresa reseñable.
Como si de una tormenta tropical se
tratara, la descarga del combo brasileño quedaba inaugurada con un seminal
"Kings Of Killing", que con un sonido realmente crudo y devastador
nos preparaba para el aluvión metálico que se nos venía encima. Tras las
primeras muestras de apoyo, de un público algo más estático que durante la
actuación de los italianos, una monumental "Combustión Inferno", sería
la encargada de proseguir con su infernal ceremonia deathmetalera, personificada en la figura de un Alex Camargo rotundo y desafiante, que supo
conectar en todo momento con la audiencia, agradeciéndonos continuamente
nuestro apoyo, y presentando todos los temas en un más que correcto castellano.
Una apoteósica "The Will To Potency", liderada por una
arrolladora batería, sería la encargada de dar continuidad a la descarga, para
posteriormente hacernos sucumbir ante el torbellino sonoro que supone
"Vicious Wrath", que nos dejó al trío exprimiéndose al máximo sobre
las tablas, mientras contagiaba su entusiasmo a una audiencia cada vez más
participativa. Para cualquier que haya seguido la trayectoria de la mítica
formación brasileña resulta evidente que uno de sus máximos activos ha sido la
estabilidad en su seno, así que piezas clásicas como la primeriza
"Vengeance's Revelation", no desentonaron al intercalarse con temas
más novedosos como "Descending Abomination", en el que la banda nos
mostró su maestría para afrontar temas más complejos y cambiantes.
Ante un público rendido, que coreó incansablemente el nombre de la banda,
era Max el encargado de azotarnos con un
escueto y portentoso solo de batería, que serviría para marcar el
inicio de una de las sorpresas de la noche, el clásico de los británicos
Venom, un hímnico "Black
Metal", que convirtió la pista en un campo de batalla. Tras una nueva
ovación, que sirvió para ratificar el estatus del trío carioca dentro de la
escena death metalera, llegaba el momento de encarar una rotunda tripleta final, compuesta por la desbordante batería de "Blood Of Lions", extraída
de su más reciente “The Great Execution”; la impasible y compacta “Ravager”,
para acabar rematando su explosiva actuación con el brutal clasicismo de
"Ominous". Una vez más, los
brasileños volvieron a reivindicarse
como unos auténticos maestros dentro del
underground metálico, demostrando el por qué son una apuesta segura de cara al
directo.
Tras un reparador descanso, que nos sirvió para recobrar el aliento después
de las dos arrolladoras actuaciones previas, por fin llegaba el momento estelar
de la velada, la descarga de los protagonistas de la noche, los canadienses
Kataklysm. Ante una sala que finalmente registró un ambiente bastante
concurrido y animado, (con el recinto acotado por la mitad), el respetable iba
tomando posiciones mientras aguardaba impaciente el inicio del show del
cuarteto de Montreal. Pese a la sobriedad del escenario, únicamente engalanado
con un telón de fondo y sendas plataformas situadas a ambos lados de la
batería, la descarga del cuarteto canadiense se vio potenciada por un vistoso
juego de luces que ayudó a dar al show una mayor intensidad y ambientación.
Otro de los puntos fuertes de la descarga de Kataklysm fue la arrolladora pared
sonora que los canadienses supieron crear, ofreciéndonos un sonido duro,
compacto y poderoso, pero que a la vez nos permitía poder apreciar con nitidez
todos y cada uno de los matices de sus visceral propuesta.
Amparados por una trayectoria tan longeva, y teniendo en cuenta la variedad
estilística de las composiciones que el cuarteto ha facturado durante el último
cuarto de siglo, resultaba una total incógnita saber cuál iba a ser el
repertorio escogido para la descarga de esta noche. Rodeados de una gran
expectación, todas estas dudas empezaron a disiparse cuando tras una larga y
densa introducción la afilada guitarra de Jean Francois Dagenais, nos
introducía en el demoledor “Let Them Burn”, toda una declaración de intenciones
que nos mostraba a un cuarteto potente, exultante y amenazador, liderado por un
colosal Maurizio Iacono, que sería el encargado de ejercer como maestro de
ceremonias dentro de esta peculiar liturgia de la destrucción que se prolongaría
durante los siguientes 75 minutos. Con una banda tremendamente motivada y
enchufada, la devastadora descarga del cuarteto proseguía con la primera mirada
a su anterior trabajo “Heaven´s Venom”, de manos de un denso y crujiente “Push
The Venom”, que fue el encargado de hacer rugir con fuerza a una audiencia muy
participativa.
Durante toda la descarga, Maurizio Iacono se mostró como un frontman sólido
y muy comunicativo, sabiendo hacer participe en todo momento a la audiencia,
animando y dirigiendo a la pista a la hora de montar esos rotundos
“circles-pits”, que se acabarían convirtiendo
en los protagonistas de cortes como el visceral “Like Angels Weeping (The
Dark)”, con el que lograron crear uno de los momentos más vibrantes y
eléctricos de este inicio del show. Tras los pertinentes saludos y
presentaciones, llegaba el turno de centrarse en su material más reciente, y
que mejor opción para empezar a destripar su nuevo plástico que uno de los
temas más directos y correosos, un desquiciante “Like Animals”, con el que
convirtieron la pista en un hervidero, con todo el mundo saltando a la vez que
Iacono nos hacía repetir, como si fuera un mantra, el poderoso estribillo.
A pesar de que la propuesta del cuarteto canadiense ha ido evolucionando
con el paso de los años, lo cierto es que la banda sigue conservando esa
atractiva aurea de death metal “old school”, como quedó plenamente plasmado con
su arrolladora puesta en escena, con Dagenais y Barbe machacando intensamente
sus instrumentos, mientras Iacono atacaba de rodillas temas como el épico “As I
Slither”. Tras deleitarnos con la grandilocuencia contenida en la pieza
anterior, llegaba el momento de cambiar abruptamente de tercio y sumergirnos de lleno en la amenazante
voracidad de la agresiva “At The Edge Of The World”, durante la que el cuarteto
fusionó con maestría las partes más arrolladoras, -lideradas por la martilleante
batería de Oli Beaudoin-, con los pasajes más melódicos e intensos.
Con sus compañeros ocupando las tarimas laterales, perfectamente alineados
con la batería, era el vocalista el encargado de apoderarse del centro del
escenario para hacernos sucumbir ante los ritmos plúmbeos y cadenciosos de la rotunda
“Taking The World By Storm”, que sería la encargada de dejar paso al fantástico solo del nuevo batería de
la banda Oli Beaudoin, quien durante todo el show se mostró como un músico
realmente versátil y polivalente, sabiendo moverse con soltura entre los tempos
más abrasivos y destructores, como dentro de esos desarrollos más densos y melódicos,
consiguiendo dejar una buena muestra de su gran calidad técnica durante el ametrallante inicio de “Blood On
The Swams”, que acabaría por convertirse en otro de los momentos cumbre de la
actuación del cuarteto de Montreal.
Lejos de bajar el ritmo de su trepidante actuación, la siguiente pieza nos
sirvió para corroborar la plena confianza del cuarteto en su última obra
“Waiting For The End To Come”, ya que los canadienses concedieron un papel estelar
a su pieza de apertura, descargando un rotundo “Fire”, con el que consiguieron
poner la sala patas arriba, con todo el mundo cantando el estribillo mientras
Iacono nos incitaba a dirigir nuestras
manos hacia el escenario reproduciendo
el símbolo de la bestia. Tras semejante ejercicio de voracidad metálica, llegaba
el momento, ahora sí, de levantar ligeramente el pie del acelerador para
adentrarnos en terrenos más melódicos y cadenciosos
de manos de un sobrecogedor “Blood Of Heaven”, que sonó realmente crudo y desafiante,
liderado por el afilado bajo de Stephane Barbe. El momento reivindicativo de la
noche llegaría durante la presentación del contestatario “Kill The Elite”, con
Iacono alentándonos con sus revolucionarias proclamas antes de abalanzarnos
sobre uno de los temas más aclamados de la noche.
Tampoco faltaron durante la descarga de los canadienses las arengas
proclamando la hermandad del heavy metal, consiguiendo arrancar unas
estruendosas ovaciones antes de que la banda atacara de forma despiadada el
tema que daba título y abría su trabajo
de 2008, el machacón “Prevail”, que se convertiría en la antesala perfecta para
el desbordante “Iron Will”. Con una sala realmente entregada, y con una banda
en estado de gracia, llegaba el momento de encarar el tramo final de la
descarga del poderoso cuarteto de Montreal, así que Iacono y sus secuaces
optaron por poner el acento en las majestuosas melodías de la novedosa
“Elevate”, toda una muestra de la evolución que ha sufrido el sonido de la
banda canadiense.
Los dos últimos zarpazos de la noche estuvieron marcados por la incendiaria
potencia de “In Shadows And Dust”, que nos retrotraía a los lejanos tiempos de
su “Shadows & Dust” publicado en 2002, para acabar poniendo la guinda
definitiva a su actuación con una abrumadora versión del corrosivo “Crippled &
Broken”, que volvió a convertir la pista en un campo de batalla con toda la
sala cantando y saltando mientras Iacono nos miraba complacido. Tras su
arrolladora descarga, los canadienses abandonaban las tablas del Razzmatazz 2 recibiendo todo el apoyo y la
pleitesía de una audiencia plenamente satisfecha.
En resumen, gran descarga de Kataklysm que demostraron en Barcelona estar
en un gran momento de forma. Con muchas de las bandas clásicas en horas bajas,
o simplemente alejadas de la carretera, parece que los canadienses están
dispuestos a proseguir con su imparable carrera, mientras continúan
postulándose como uno de los nombres de referencia dentro de la escena death metal.
TEXTO:ALFONSO DÍAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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