Las tradicionales
fiestas navideñas siempre son una excelente excusa para los reencuentros y las
celebraciones. Hacía ya bastante tiempo que los madrileños Mägo de Oz no se
acercaban a la Capital Catalana, así que
aprovechando el pretexto del vigésimo quinto aniversario de su creación, la
veterana banda del foro regresaba a
Barcelona para presentarnos a su nuevo vocalista Javier Domínguez
"Zeta". Aunque en un principio este Mägo de Oz Fest iba a contar con
la participación de Leo Jiménez, problemas con los horarios y la producción
acabaron impidiendo que la banda del vocalista pudiera estar presente en la
descarga de esta noche. Pese al inoportuno cambio de planes, lo cierto es que
el Sant Jordi Club presentó un cálido aspecto, congregando a una audiencia
bastante heterogénea en la que se mezclaban
fans de toda la vida de la banda, seguidores más jóvenes, e incluso
bastantes niños que acudieron a la cita acompañados de sus padres. Lamentablemente,
la ausencia de Leo Jiménez no fue la única baja
reseñable de la noche.
Los encargados de
dar el pistoletazo de salida fueron los roqueros Bürdel King, el proyecto
paralelo en el que Txus y Frank dan rienda suelta a sus inquietudes hard
roqueras fuera de su banda madre, y en el que Di Fellatio se permite
concentrarse en potenciar al máximo su faceta de showman y vocalista. A pesar
de la baja de Sergio Martínez, (quien fue reemplazado de forma solvente por el
bajista de Patricia Tapia Khy Javier Sane),
los del foro, a diferencia de lo que sucediera en su presentación madrileña, sí
pudieron contar con la participación del guitarrista de Hamlet, Alberto Marín.
Precedidos de una
bizarra y escatológica introducción, que no dejo indiferente a nadie, saltaban
sobre las tablas los chicos de Bürdel King con un profético “Esta Noche Huele a
Rock n´Roll”, con el que nos ofrecieron una buena dosis de su socarronería y
desparpajo, personalizada en la figura de un extravagante Txus Di Fellatio
quien, ataviado con uno de sus llamativos “modelitos”, se erigió desde los
primeros compases del show en el centro de todas las miradas. A pesar de que el
concierto estaba autorizado para menores, esto no representó ninguna clase de
problema para que la banda descargara temas tan irreverentes y gamberros como “Engaña A Tu Novio”, en el que destacó
la enorme elegancia del guitarrista Alberto Marín, o la cachonda y
desternillante “665 (El Vecino Del Diablo).
Tras unos primeros
compases realmente efectivos en los que la banda se metió a la gente en el
bolsillo, llegaba el momento de los saludos. Unos parlamentos en los que Txus,
además de darnos las gracias de forma efusiva, nos anunciaba que, a causa de
una inoportuna lesión futbolera, el carismático Mohamed no podría participar en
la posterior descarga de Mägo de Oz.
Durante su actuación Bürdel King se mostraron como una tormenta ácida y
corrosiva de rock n´roll marchoso, vacilón
y adictivo como quedo plenamente plasmado al atacar cortes como el crítico
“Lo Llaman Democracia…”, o el lascivo e irreverente “Inmaculada”, para el que
contaron con la participación de Josema, que apareció en escena ataviado como una provocativa colegiala,
consiguiendo arrancar más de una
carcajada de entre los asistentes.
Aunque Txus
continuó durante todo el show, exprimiendo al máximo su faceta de frontman, es
evidente que el carismático músico sabe de sus limitaciones como vocalista, así
que no le dolieron prendas a la hora de
presentar a su compañera Patricia Tapia, quien se hizo cargo de las voces en una trepidante y eléctrica versión del clásico de la Creedence
Clearwater Revival “Proud Mary”, que se convirtió en uno de los momentos más
vibrantes de su actuación; mientras que
el punto tierno y emotivo de la
noche lo puso la poética “La Luna En
Ti”, con Frank haciéndose cargo de las
acústicas. La otra gran sorpresa de la noche fue “Mi nombre es Rock N´Roll”, un
pequeño guiño a los Mägo, durante el que
Alberto y Frank se convirtieron en los auténticos protagonistas, repartiéndose
el centro del escenario.
Antes de despedirse,
Txus todavía tuvo tiempo de anunciarnos en exclusiva el título del segundo
plástico de la banda: “Si Dios Está En Todas Partes, Fuego A Discreción”, para
posteriormente dar carpetazo a su presentación con la contagiosamente festiva “El Sexorcista”,
con la que pusieron a toda la sala a cantar, mientras Di Fellatio se paseaba
por el escenario mostrando una “senyera estelada”, provocando el delirio entre
las primeras filas.
Aunque resulta
evidente que Txus nunca figurará en la
lista de los mejores vocalistas de este país, no me cabe la menor duda de que
Bürdel King son una magnifica banda de
rock n´roll, y por mucho que a algunos les cueste reconocerlo, estos tíos son
unos auténticos referentes de ese hard rock sucio, lascivo, descarado, e
impregnado de un genuino sabor a bourbon y un adictivo aroma a tabaco.
Tras una pequeña
pausa, que sirvió para que los músicos recobraran el aliento, mientras los
miembros de su equipo daban los últimos retoques al escenario que serviría como
marco para la descarga de las estrellas de la noche, a eso de las 22 horas se
apagaban las luces del recinto. Lamentablemente, debo reconocer que me
sorprendió la sencillez y sobriedad del escenario que nos ofrecieron los Mägo
en esta ocasión, ya que si bien era muy difícil superar el ambicioso montaje de
giras anteriores como la de "Finisterra" o "Gaia", en los
que la banda tiró la casa por la ventana, lo cierto es que si me esperaba un
poco más de ornamentación y atrezo para
un escenario que finalmente quedó algo frío y desangelado visualmente. Pero en
cualquier caso, lo importante era la música, y en honor a la verdad hay que
remarcar que desde los primeros compases de "A Marcha Das Meigas", el
recinto del Sant Jordi Club se convirtió en una auténtica olla a presión, dando
la bienvenida a la veterana formación con un griterío ensordecedor que alcanzó el clímax con la llegada de "El
Libro De Las Sombras", que fue el elegido para arrancar el show,
mostrándonos a una banda ágil, dinámica y rejuvenecida, con mucha hambre y que
hacía gala de la vitalidad e ilusión recobrada
durante esta nueva etapa.
En cuanto a la
labor del nuevo vocalista Zeta, creo que cumplió con creces su cometido, tanto
en los temas de su última entrega “Hechizos, Pócimas y Brujería”, como a la
hora de enfrentase a temas clásicos,
como el coreadísimo “Maritormes”. Aunque evidentemente, Zeta todavía no tiene las tablas ni la
personalidad arrolladora de su antecesor, lo cierto es que el vocalista tiene
una fantástica voz, y un estilo propio y personal, que puede gustar más o
menos, pero hay que reconocerle la entrega y la voluntad de no convertirse en
un clon escénico de José Andrëa.
Tras una primera
ráfaga de calurosos aplausos, con los que la banda pudo sentir el apoyo y el
cariño de sus incondicionales, llegaba
el momento de acordarse de los ausentes, teniendo un bonito recuerdo tanto para
Leo Jiménez, como para el carismático violinista de la banda, el siempre
simpático Mohamed, quien fue reemplazado de forma magistral por Roberto
Jabonero, que dio su toque personal a temas como el novedoso “H2Oz”, mostrando una
gran entrega y confianza a la hora de
interactuar con sus compañeros,
disfrutando al máximo de la descarga. Si la anterior pieza había servido para
que los miembros de la banda se reivindicaran ante sus seguidores, la fiesta
estalló definitivamente al reconocer el respetable los primeros compases de
“Molinos De viento”, una de las composiciones más representativas y fiesteras
del repertorio de la banda, poniendo a toda la sala a bailar, mientras junto a la batería de Txus se
desplegaba un enorme Quijote, que presidiría el escenario durante el resto de
la velada.
Sin darnos un
segundo de tregua eran los teclados de Javier Díez los encargados de introducirnos de lleno en
el torrente hardroquero del intenso medio tiempo “Sácale Brillo A Una Pena”,
que sirvió para que Zeta nos mostrara sus habilidades a la hora de enfrentarse
a los temas más pausados y melódicos. Sin abandonar el material de su última
entrega discográfica, la siguiente en sonar fue la densa y oscura “Satanael”,
que nos adentraba en terrenos más complejos y sinuosos en los que volvieron a
cobrar un mayor protagonismo la facción más netamente metalera de la banda, con
Frank y Carlitos endureciendo notablemente el sonido de sus guitarras.
Pese a que durante
los primeros compases del show pudieron escucharse algunos gritos de apoyo a
José Andrëa, lo cierto es que a medida que fue avanzando el concierto Zeta supo
irse ganando al respetable. De hecho, el Sant Jordi Club coreó, en un par de
ocasiones, el nombre del vocalista. Y es que Zeta, lejos de adentrarse en
absurdas y vacías polémicas, prefirió ganarse el respeto de los más reticentes con unas excelentes
interpretaciones de clásicos del calibre de “Hasta Que El Cuerpo Aguante”,
extraído de su magistral “Finisterra”, con el que la banda volvió a hacer subir
la temperatura del recinto, poniendo a todo el mundo a danzar siguiendo el
vertiginoso ritmo de su acelerada melodía. Aprovechando el excelente clima
reinante, llegaba el turno para uno de los momentos más disparatados y bizarros de la noche, el cachondísimo solo de Josema,
quien nos sorprendió a todos con su facultad innata para crear melodías
soplando objetos tan dispares como una muleta, un ladrillo, una jeringuilla o
una regadera de plástico.
Después del genial
momento de jarana y carcajada, la actuación seguía fluyendo a través de los
derroteros más “folkies” de manos de un cautivador
“Celtian”, que se convertiría en la puerta de acceso para una segunda parte de
show en la que tomarían una mayor cuota de protagonismo los temas clásicos de
la formación. Pero antes de sumergirnos de lleno en este segundo tramo de
concierto, todavía tuvimos tiempo para apreciar las excelentes cualidades técnicas
del bajista Fernando Mainer, quien con su instrumento nos ofreció una vistosa
versión del “Nothing Else Matters”, amén de algunos fragmentos de clásicos como
“Smoke On The Water”, o “Master Of Puppets”.
El angustioso
dramatismo de “Hasta Que Tu Muerte Nos Separe”, fue el encargado de hacernos
retroceder hasta los lejanos tiempos del “Jesús De Chamberí”, con un Zeta
espectacular salvando con eficiencia el tema, mientras Carlitos se explayaba a
gusto con su guitarra en un extenso y vistoso desarrollo solista. Un pequeño
oasis melódico protagonizado por la emotiva “Quiero Morir En Ti”, se
convertiría en la antesala perfecta para uno de los momentos álgidos de la
noche, el abrumador “El Que Quiera Entender Que Entienda”, que volvía a hacer
rugir con fuerza a todos los presentes, convirtiendo el estribillo en un
ensordecedor canto a favor de la libertad.
Aunque durante toda
la actuación Patricia Tapia se mantuvo en un discreto segundo plano, siempre a
la sombra de Zeta, lo cierto es que la atractiva vocalista también tuvo su momento de
lucimiento personal durante una dramática y brillante interpretación de
“Brujas”, que la vocalista interpretó encapuchada, y acompañada de una
sugerente percusión que dio al tema una ambientación de lo más oscura y perturbadora. La emotividad y la
introspección volvían a apoderarse de
los primeros compases de la pieza que presta su nombre al último plástico de los madrileños “Hechizos, Pócimas y
Brujería”, para posteriormente arrastrarnos a través de un trepidante vendaval
roquero que sería el encargado de cerrar esta primera parte del show.
Bastante se
hicieron de rogar los Mägo en su retorno sobre las tablas, de hecho fue Javier
Díez el
encargado de reanudar la descarga con un extenso solo de teclado, en el que hubo diversos guiños a clásicos de
la banda, para acabar desembocando en la barroca introducción del grandilocuente
"Finisterra", que personalmente fue uno de los temas que más me
gustaron de la descarga, con todos los músicos sonando intensos, potentes y
exultantes, contando en todo momento con la complicidad y el apoyo de un
público plenamente entregado que coreó incansablemente cada uno de los
estribillos como si les fuera la vida en ello.
Ante las
insistentes demandas del respetable, fue el propio Txus quien agarró el micrófono para presentarnos a todos sus compañeros, además de concedernos
una nueva exclusiva: “El próximo disco
de la banda volverá a ser un álbum conceptual”. El final de fiesta definitivo
estuvo marcado por la tripleta compuesta por "La Costa del Silencio",
la novedosa "Xanandra", y la
preferida de la audiencia "Fiesta Pagana", con la que pusieron la
sala patas arriba, retirándose en olor
de multitudes, y dejando entre los presente la sensación de que la banda ha
recuperado la magia y la actitud que les catapultó a la cima de la escena nacional.
En resumen, casi
dos horas y media de música, fiesta y diversión, redondeando un fantástico concierto
con el que los Mägo retomaron el contacto con su público de la Ciudad Condal después de una larga
ausencia. Tal y como comentó Txus en el
tramo final del concierto " nos deben un Mägo de Oz Fest completo".
En cualquier caso, y hasta que esta nueva cita se materialice, la descarga de
los madrileños en tierras catalanas
sirvió para reencontrarnos, y volvernos a ilusionar, con una banda que parece
haber recobrado la buena senda, gracias a la sabía nueva, y a la renovada
ilusión que muestran los antiguos miembros de la banda. Aunque seguramente
puede sonar a tópico:" ¡Tenemos Mägo de Oz para rato!".
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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