Chuck Garric es uno de aquellos tipos que irradian autenticidad y rock n´roll
por los cuatro costados. Ataviado con sus gastados jeans, su cortísima
chaqueta, sus tatuajes y sus quilométricas patillas, el bajista ha invertido
gran parte de su carrera en ser un jugador de equipo, formando parte de las
bandas que han acompañado a artistas como Ted Nugent, Alice Cooper, o el
tristemente desaparecido Ronnie James Dio. Con semejante currículum, y cantidad
de quilómetros a sus espaldas, el bajista ha decidido pasarse a las seis
cuerdas y, llevando la voz cantante, se ha puesto al frente de su nuevo
proyecto Beasto Blanco con el que acaba de editar su primer trabajo "Live
Fast Die Loud".
Lejos de los montajes faraónicos y
los grandes escenarios, Chuck ha decidido embarcarse junto a sus secuaces en un
gira en la que el sexteto descarga su abrumador show dentro del marco de
pequeños clubs, recuperando así el encanto y el espíritu del genuino rock n'
Roll. Aunque evidentemente es la presencia de Chuck el principal reclamo de las
descargas de Beasto Blanco, lo cierto es que el carismático músico ha sabido
rodearse de una banda realmente compacta
y de garantías, en la que comparte escenario con sus compañeras en Alice
Cooper, la teclista Tiffany Lowe y la
vocalista Calico Cooper, hija de un tal Vincent Furnier. Lamentablemente la
sorpresa de la noche vino de la mano de la floja afluencia de público que se
dio cita para seguir la descarga de Beasto Blanco, ya que apenas unas cuantas
decenas de personas fueron las que se acercaron para presenciar el show.
Seguramente el aluvión de conciertos, y el hecho de que la descarga fuera un
martes por la noche acabo siendo un hándicap importante para que muchos fanáticos de Alice Cooper no
se acercaran a la sala, aunque sólo fuera por la posibilidad de hacerse una
foto con el bajista y la hija del mítico vocalista.
Aunque musicalmente tenían muy poco en común con los protagonistas de la
noche, los encargados de dar por inaugurada la velada fueron los suizos Ever
Since, una banda totalmente desconocida por estos lares, pero que lleva más de
quince años descargando su poderoso death metal de corte melódico. En los
cuarenta minutos que estuvieron sobre las tablas, los suizos se dedicaron a
desgranar de forma íntegra todos los cortes que forman parte de su segundo
trabajo "Bring Out The Gimp", que salió a la venta a principios de
este mismo año 2014. Pese al gélido ambiente que se respiraba en el Rocksound,
el quinteto salió a escena muy enchufado y dispuesto a agradar a la treintena de personas que aguardan su
descarga, atacando de forma convincente
temas potentes y frenéticos como "Wrong
Way", o el más machacón y corrosivo "Run", protagonizado
por unos arrolladores registros guturales.
Sobreponiéndose a las circunstancias, el combo suizo consiguió crear un
clima muy distendido, gracias a que su vocalista Pedro se dedicó a presentar
todos los temas en un correcto castellano con lo que consiguió la complicidad
de todos los presentes, lo que les sirvió para que los estribillos más
melódicos de "Prison Son", fueran seguidos con atención por una
audiencia dispersa, pero muy atenta a las evoluciones del quinteto sobre las
tablas. A pesar de la orientación netamente deathmetalera de muchas de las composiciones del combo
suizo, Ever Since también tuvieron tiempo de dejarnos una buena muestra de su
faceta más vanguardista, introduciendo algunos elementos electrónicos en temas
como "No Way Out", o el cambiante "Wake Up", que nos dejó
la estampa del vocalista subido en uno de los monitores, mientras el bajista se
sumergía en una trepidante sesión de “headbanging”
con la que intentó contagiar a la audiencia.
Sin tiempo para mucho más, la recta final de su show estuvo marcada por la
arrolladora "10´000 Feet", y por los aires más ambientales de la
experimental "Circles", que fue la elegida para cerrar su show
rescatando nuevamente su vertiente más letal y devastadora.
Tras un pequeño descanso, que sirvió para que los más rezagados accedieran
a la sala, el escenario aguardaba ya dispuesto para la descarga de los
protagonistas de la noche Beasto Blanco. Cabe remarcar que, aunque la afluencia
no fue excesivamente numerosa, todos los que nos dimos cita en la pequeña Rocksound conseguimos, junto a la banda, dar
a la actuación un toque de autenticidad rockera, convirtiendo la velada en una verdadera
reunión entre amigos, con la banda poniendo toda la carne en el asador para dar
un buen espectáculo ante una selección de fieles seguidores que se apretujaron
en las proximidades del escenario logrando que los músicos se sintieran
arropados.
Acompañados por la introducción de música de “spaghetti western” que abre
su debut " Ride Fast, Die Loud", la banda tomaba posiciones para
arrancar su show con la contagiosa pieza que da nombre a la banda "Beasto
Blanco", fusionando ese rock n´roll crudo y clásico, marcado por una actitud macarra y
unas guitarras sucias, con esas bases típicas del rock industrial propio de
bandas como White Zombie. A pesar de llevar la guitarra colgada al cuello, lo
cierto es que Chuck se concentró, casi de forma exclusiva, en su faceta de vocalista, consiguiendo con su raspada voz
dar personalidad y empaque a unos temas marchosos y altamente adictivos que
contaron con el contrapunto de la chillona voz de Calico Cooper, quien acabó
convirtiéndose en el otro punto de
atención sobre el escenario, gracias a su magnetismo y a los sugerentes bailes
que nos regaló durante la interpretación
de cortes como la efectiva "Bloodshot", que contó con el respaldo de
un público muy participativo.
Tal y como nos había anunciado Chuck en su entrevista, el show estuvo
centrado en los cortes que forman parte de su debut, así que tras las primeras
presentaciones de la noche, la banda continuó desgranando temas como el
altamente contagioso "Freak", que nos dejó la imagen de Chuck elevando su guitarra para que pudiéramos
leer el "Hell Yeah" del estribillo, consiguiendo caldear todavía más
el ambiente. Tras unos primeros compases en los que el sexteto apostó por sus
temas más desenfadados y festivos, las guitarras se tornaron más densas y oscuras para atacar la pieza que
presta su nombre al plástico "Ride Fast Die Loud", durante la que
destacó la contundencia de la base
rítmica en un explosivo y corrosivo final.
Otro de los puntos fuertes de la banda durante el show fue su actitud,
personificada en la figura de su líder quien, a pecho descubierto y mostrando
sus tatuajes, se abalanzó sobre el micrófono para obsequiarnos con una fastuosa
interpretación de "California", con Chuck encarnando su papel de alma
atormentada cantando a la meca de la nocturnidad y los excesos, para acabar
cambiando el nombre del tema por el de Barcelona. Sin darnos un segundo de
tregua, y frente a la estampa de una Calico Cooper totalmente poseída, moviendo
lascivamente sus caderas, arrancaba una descomunal "Vegas Baby Vegas",
que nos arrastraba irremediablemente
hacia ese rock visceral y crudo, salpicado de pinceladas “sleazy”, con
el que el sexteto volvió a conectar plenamente
con sus seguidores, haciéndonos cantar como descosidos mientras Chuck se
dirigía a nosotros como un pastor adoctrinando a su rebaño.
Aunque evidentemente todas las miradas se las llevo la dupla formada por Chuck y Calico Cooper, lo cierto
es que la pareja de vocalistas tienen detrás una banda realmente compacta y de
auténticas garantías, como quedo
plenamente ratificado durante el instrumental "Death Dealer", en la que ambos vocalistas desaparecieron entre
bambalinas dejando todo el protagonismo a sus compañeros. A su regreso, era
Calico quien, encapuchada y apuntándonos con dos linternas, nos introducía en
la demoniaca "Motor Queen", que nos dejó a un Chuck cantando ataviado
con un pasamontañas, consiguiendo dotar al corte de esa característica ambientación
“shock-rock”.
Con los asistentes en un estado de exaltación máximo, y muchísimas ganas
diversión, Chuck dejaba de lado su instrumento para embarcarse en una teatral
interpretación junto a Calico del clásico "No More Man", con ambos
vocalistas enzarzados en una ardua discusión de pareja sobre las tablas, dando
al corte un gran dramatismo e intensidad. Tampoco quisieron dejar pasar la
ocasión de mostrarnos su vena más macarra y punkera con una adrenalítica versión de "Beg To
Differ", con el vocalista contorneándose y adentrándose entre el público
al más puro estilo Iggy Pop. Recuperando Chuck nuevamente su guitarra, la banda
se adentraba en una brillante "Who Do You Think You Are", cantada
íntegramente por Calico demostrando su capacidad para liderar su propia banda,
consiguiendo hacernos esbozar una sonrisa al reconocer en su expresión algunas
de las muecas clásicas de su padre.
La elegida para echar el
cierre a esta primera parte del show fue "Breakdown", en la que
nuevamente la banda volvía a mostrarnos su faceta más novedosa, fundiendo el
sonido industrial con ese rock n´ roll de estirpe clásica. Para los bises la
formación americana se reservó un par de ases en la manga. La encargada de
poner la sala en estado de ebullición fue el clásico de Alice Cooper "School´s
Out", con todos los asistentes cantando efusivamente el conocido
estribillo, para acabar evolucionando el tema hasta confundirlo con el
"The Wall" de Pink Floyd. Y por último el broche definitivo que vino de la mano de una lasciva "Gang
Bang", con ambos vocalistas compartiendo nuevamente las tareas vocales
para cerrar una divertida velada
roquera.
Mientras que muchos artistas se han dejado engullir por la maquinaria del
negocio del rock n´ roll, siempre es de
agradecer la entrega y la actitud de
algunos músicos que siguen defendiendo con orgullo la autenticidad del más puro
y genuino rock n´ roll. Una lástima que la descarga de Beasto Blanco en
Barcelona no contara con el apoyo y el seguimiento que sin duda merecía. Si siendo una reunión entre amigos la
banda redondeó una descarga realmente notable, no me quiero imaginar de lo que
serían capaces con el apoyo incondicional de una sala repleta y totalmente entregada. En resumen, un concierto Intenso, caliente y sobretodo
cargado de actitud roquera. ¡Arrolladores!
FOTOS:CARLOS OLIVER
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