Analizándolo con perspectiva resulta sorprendente que una banda como Dark Moor se haya pasado una década sin
pisar los escenarios de la Ciudad
Condal, y más si tenemos en cuenta la
trayectoria ascendente de una banda que
lleva más de veinte años en activo. Durante este tiempo el cuarteto
ha publicado un total de nueve álbumes de estudio, y lejos de conformarse con las escasas perspectiva
que les ofrecía el mercado nacional, los madrileños han apostado por centrar su objetivo en la
expansión internacional, descargando su música por todo el viejo continente, e
incluso en las lejanas tierras del Sol Naciente, en donde la banda tiene una buena legión de seguidores.
Avalados por la calidad y la buena acogida de su trabajo “Ars Musica”,
editado durante el pasado año 2013, el cuarteto del foro se presentaba en la
ciudad de Barcelona con su último trabajo ya muy rodado, con lo que la
formación capitaneada por el guitarrista Enrik García arribaba a la Sala Bóveda
dispuesta a protagonizar una de las
descargas más atractivas de la temporada. Para acompañarles en este anhelado
reencuentro con la audiencia barcelonesa los madrileños contaban con la
participación de los locales Menzia, los portugueses Mindfeeder, que
pondrían la nota de clasicismo con su
vertiginoso power metal, y los italianos Sinheresy que con su heavy metal
sinfónico, interpretado a dos
voces, serían los encargados de caldear
el ambiente de cara a la actuación de las estrellas de la noche.
Pese al atractivo y extenso cartel de esta noche, la sala no llegó a
llenarse, de hecho a la hora prevista para el arranque de la actuación de
Menzia, el recinto presentaba un ambiente bastante frío, con tan solo algunas
decenas de aficionados siguiendo las evoluciones del voluntarioso quinteto
barcelonés. Ataviados de forma extravagante, y con una actitud descarada y
atrevida,- personificada en la figura de su vocalista Gat-, Menzia nos
ofrecieron un entretenido show descargando su variopinto metal melódico,
demostrando que lejos de los esquemas y las formulas preconcebidas lo suyo es
la fusión. Durante el poco tiempo de que dispusieron la banda nos ofreció un
buen repaso a los mejores temas de su segunda demo “Way To Nowhere”, descargando
con solvencia cortes como la inicial “D-Generation”, o la más incisiva y cañera
“Nasty Words”, con la que el sexteto mostraba sus cartas, presentándonos un metal melódico en el que
había mucha presencia de los teclados e incluso algunas bases electrónicas.
Aunque el quinteto no disfrutó de un buen sonido, la voz de Gat resultó
totalmente indescifrable durante algunos momentos del show, los barceloneses no
cayeron en el desánimo y mostraron su vertiente más fiera y eléctrica al atacar
piezas como la corrosiva “Puzzle Mind”, que además fue la escogida para que la
vocalista nos presentara al resto de sus compañeros. A Medida que fue avanzando
la actuación del quinteto catalán, la sala fue ganando en colorido, así que la
parte final de su show estuvo marcada por las pinceladas góticas de “Stupid
Loop”, rescatada de su anterior demo, y la oscura “Necrosis” que sería la
encargada de poner el punto y final a la cirquense actuación del combo catalán.
Los encargados de recoger el testigo de los catalanes fueron los lisboetas
Mindfeeder, y debo reconocer que, para el que suscribe, fueron la gran sorpresa
de la noche. Aunque el sexteto luso no ofreció nada sustancialmente nuevo con
su clásico power-metal de corte melódico, lo cierto es que demostraron una gran
confianza, amén de una excelente calidad técnica a la hora de descargar sus
composiciones, consiguiendo captar nuestra
atención y conectar con la audiencia.
A pesar de que su trabajo del pasado año
“Endless Storm”, significaba su debut discográfico, el sexteto luso
lleva más de una década descargando su potente power metal, y toda esa experiencia
y tablas se palparon en la potencia arrolladora de trallazos como la inicial
“The Call”, en la que desde los primeros compases pudimos observar las buenas
formas de la banda. Además, por si no fuera suficiente con su efectiva
propuesta, su vocalista Leo se dirigió al público en castellano, lo que les allanó todavía más el camino a lo hora de
presentar cortes como “Endless Storm”, en el que la voz del propio Leo se fundió
con la del bajista Sergio dando más mordiente e intensidad a sus contagiosos
coros.
Tampoco faltaron durante su descarga esas clásicas cabalgadas a ritmo de doble bombo en temas
como el vertiginoso “Colours Of The Skies”, o el doble ataque guitarrero
contenido en piezas como “Together”, que
sirvió a los lusos para mostrar sus credenciales, certificando el potencial que
en ellos vio el propio Piet Sielck (Iron Savior), que es quien se ha encargado
de masterizar y co-producir su debut.
Además de esas poderosas andanadas a ritmo de doble bombo, el sexteto
también tuvo tiempo para mostrarnos sus excelentes cualidades técnicas,
embarcándose en la extensa y camaleónica “Memories”, de la que desgranaron las
cuatro suites que la forman, proponiéndonos un envolvente viaje que dio
inicio con los aires baladísticos de
“Spark Of Thoughts”, para acabar
desembocando en la grandilocuencia contenida en el hímnico “Awakening”. En resumen, grata sorpresa la
que nos llevamos con la actuación de estos chicos de Lisboa que esperemos no
tarden mucho en volver para mostrarnos todo su potencial en vivo.
Con una sala algo más concurrida y animada
llegaba el momento de la presentación de los italianos Sinheresy.
Nacidos inicialmente como una banda tributo de los finlandeses Nightwish, el
sexteto de Trieste ha ido poco a poco perfilando y puliendo su propio estilo.
Pese a que en sus composiciones todavía resultan evidentes las influencias de
bandas como Edenbridge o After Forever, lo cierto es que cada vez son más
apreciables en su sonido esos delicados toques góticos que junto al doble
ataque vocal consiguen diferenciar su propuesta de la de otras formaciones con
cantante femenina al frente. Dejando a
un lado la excelente labor vocal de Cecilia Petrini, también destacaría la
aportación de su compañero Stefano Sain, creando entre ambos esas contagiosas
melodías que les caracterizan.
Ante un auditorio más curioso que expectante, ya que la banda no es
excesivamente conocida por estos lares, el sexteto abordaba las tablas del
Bóveda con los ritmos electrónicos de la vanguardista “The Gambler”, dejándonos ver a una banda que
parecía un tanto nerviosa ante la frialdad con la que fueron recibidos. Sin
embargo, el sexteto pareció asentarse
definitivamente sobre el escenario al atacar temas más metálicos como el
crujiente “Made For Sin”, durante el que los italianos nos deleitaron con esos
intensos duelos melódicos que nos proponían la guitarra de Lorenzo Pasutto y
los teclados de Daniele Girardelli.
Pese a contar con la participación de dos vocalistas, la auténtica líder de la banda en escena fue Cecilia
Petrini, quien dejó una fantástica impresión con sus altísimos registros,
consiguiendo brillar con luz propia durante la interpretación de piezas como la
delicada “Roses & Throns”. A lo largo de su actuación los italianos se
fueron ganando la atención del respetable, consiguiendo recabar el apoyo de los
más participativos a la hora de atacar cortes como el envolvente “Break Point”.
Cambiando totalmente de registro, y apostando por esas atractivas melodías
orientales, la banda todavía tuvo tiempo de insuflarnos los cautivadores
influjos de la perturbadora “Elua´s Gift”, que contó con un vistoso baile a
cargo de la vocalista durante su tramo inicial, poniendo la nota exótica a la
velada.
El contrapunto a tanta elegancia y sutileza estuvo protagonizado por el oscuro e introspectivo
“Merciless Game”, extraído de su anterior Ep de 2011 “The Spiders And The
Butterfly”, que fue el encargado de mostrarnos la faceta más cruda y
devastadora del combo de Trieste, con la
guitarra de Pasutto en
primera línea respaldando con
contundencia los guturales registros del
orondo Stefano Sain. Tampoco faltaron durante su descarga los pasajes con una
mayor carga sinfónica como en el intrigante “Lost In The Shadows”, durante el que
destacaron unos grandilocuentes coros que serían rematados por un excelente alarde a
cargo del guitarrista Lorenzo Pasotto.
Respondiendo a las continuas arengas de Cecilia, por fin el público decidió
acercarse hasta el escenario, dando algo más de colorido al tramo final de su
actuación, embarcándonos en un último segmento de show que estuvo marcado por
la elegancia melódica del tema que presta título a su debut, el delicado “Paint
The World”, y por la composición que
abría su anterior EP, la clasicista “Temptation Flame”, en la que destacaron unos
intensos y elegantes pasajes sinfónicos
a cargo de los teclados de
Daniele Girardelli. Tras su descarga, el combo italiano se mostró muy
satisfecho con la respuesta obtenida del público catalán, y de hecho estuvieron
firmando y tomándose fotos con todos
aquellos que se acercaron a su puesto de “merchandising”.
Tras haberse consumido los actos previos, por fin llegaba el momento del
plato fuerte de la noche. Aunque a
priori la descarga de Dark Moor tenía todos los alicientes para
convertir su regreso a los escenarios barceloneses en un rotundo éxito,
lamentablemente un cúmulo de problemas técnicos, retrasos y adversidades
acabaron convirtiendo lo que tenía que ser un triunfal reencuentro con sus
seguidores en un concierto que, pese a la innegable calidad técnica de los
músicos, nos acabó dejando con una sensación un tanto agridulce, y con la
impresión de no haber podido disfrutar en todo su esplendor del directo de una
banda que atraviesa uno de sus mejores momentos tras la edición de su
fantástico “Ars Musica”.
Lo primero que me llamó la atención fue que, pese a la larga ausencia del
combo madrileño y a su excelente reputación en directo, la banda no consiguió
movilizar al siempre exigente público barcelonés, y lejos de llenar el recinto,
el aforo quedó reducido a algo más de media entrada. Pese a ello, resultaba
evidente, viendo el ambiente que se respiraba en la sala, que los allí
congregados eran fieles seguidores del cuarteto, con lo que los músicos
pudieron sentir durante su actuación el calor y el apoyo de una audiencia
devota y completamente entregada al talento de sus héroes.
Dejando a un lado el retraso acumulado a lo largo de la velada, la descarga
de Dark Moor arrancaba de forma prometedora con la banda tomando posiciones
sobre el escenario acompañada de la grandilocuente introducción que abre su
último trabajo, y que servía para que su líder y guitarrista
Enrik García se llevara la primera ovación de la noche antes, incluso, de
colgarse su instrumento para atacar los primeros compases del trepidante “First Lance Of Spain”, que fue el elegido para romper el hielo poniendo
a toda la sala a cantar su pegadizo estribillo,
mientras Alfred se adueñaba del escenario
manejando a su antojo a la audiencia, demostrando sus buenas formas como
frontman y la experiencia adquirida con el paso de los años. Lamentablemente,
fue durante este primer tema cuando empezaron a surgir los primeros problemas
con el bajo de Mario García. Como auténticos profesionales, y sin dejar que el
inoportuno contratiempo rompiera el ritmo inicial de su actuación, Alfred,
Enrik y Roberto improvisaron una versión del clásico “Smoke On The Water”,
haciendo cantar a la audiencia mientras
Mario intentaba subsanar el problema con
su instrumento.
Una vez solucionado el problema, y
después de que Alfred verbalizara el deseado reencuentro con el público
barcelonés, el cuarteto volvía la vista atrás para rescatar la pieza de
apertura de su plástico de 2005 “Beyond The Sea”, para ofrecernos el primer
clásico de la noche “Before The Duel”, en el que pudimos comprobar que aunque
Enrik sigue siendo el auténtico líder de
la banda en directo, ahora el guitarrista no asume tanto protagonismo como
antaño, y se apoya bastante más en el
resto de sus compañeros. Pero cuando parecía que todos los problemas iniciales
estaban olvidados, y justo cuando la banda parecía dispuesta a ofrecer su mejor
versión, los problemas en el bajo de Mario volvieron a reproducirse durante la
interpretación de “Together As Ever”, restando potencia e intensidad a la
elegancia melódica del corte. Pese a las reiteradas disculpas del bajista, y a
las continuas muestras de apoyo del respetable, lo cierto es que la banda no
llegó a sonar con total nitidez en este tramo inicial del show, aunque hay que remarcar que una vez
quedaron definitivamente solventados los problemas técnicos temas de nuevo cuño
como el épico “El Último Rey”, sonaron realmente compactos y poderosos, con la
banda rindiendo a un magnifico nivel, mientras Alfred mostraba una gran personalidad
imprimiendo mucha fuerza y elegancia a
su interpretación.
Curiosamente, fue cuando mejor estaba sonando la banda, cuando el cuarteto
tuvo que lidiar con el otro gran problema de la noche, el horario de la sala.
Así que sin extenderse en las
presentaciones la banda tuvo que empezar a desgranar a toda prisa temas
como la roquera “This Is My Way”, con la que demostraron su maestría para
moverse por diferentes registros, y que el propio Alfred presentó como un tema
que hablaba de ellos mismo: “Una banda que hace las cosas a su manera”. Tras
una generosa ovación, por fin llegaba el momento de pisar el acelerador al
máximo, y que mejor elección que la desquiciante “Living In A Nightmare”, con
Alfred entonando esas teatrales y diabólicas líneas vocales, mientras Enrik y
Mario se batían en una ardua batalla intercambiando las notas de sus
instrumentos. Aunque la formación no se había acercado hasta Barcelona para
presentar sus últimas obras de estudio, el grueso de su repertorio estuvo
centrado básicamente en el material de su más reciente entrega discografía “Ars
Musica”, del que desgranaron hasta un total de seis composiciones. De entre las
que no quisieron dejarse en el tintero, destacaría la delicada balada “Gara & Jonay”, todo un ejercicio de
elegancia y sutileza que caló profundamente entre sus seguidores,
protagonizando uno de los momentos más vibrantes y emotivos de la noche.
El repaso a sus anteriores trabajos de estudio estuvo marcado por una
explosiva dupla en la que se alternaron los aires melancólicos de “On The Hill
Of Dreams”, que por cierto sonó mucho más potente y rabiosa que en su versión
de estudio dando al tema una nueva dimensión, para posteriormente dejar paso a
los grandilocuentes coros de “Love From The Stone”, que sirvió para poner a toda la sala a cantar demostrando la buena
repercusión de su anterior trabajo “Ancestral Romance”.
Con un ambiente un tanto enrarecido, a causa de la obligación expresa de tener que acabar el
show a una hora determinada, y con el
consiguiente mosqueo de Alfred que se quejó enérgicamente desde el escenario por no poder ofrecer a sus
seguidores todo el repertorio previsto, los madrileños quisieron aprovechar al
máximo su tiempo desgranando una coreadísima versión de “The Chariot”, con la
que certificaron que la pieza se ha convertido en un clásico absoluto dentro de
su repertorio. Para finiquitar su accidentada descarga los madrileños apostaron
por la efectividad de una de las mejores piezas de su última entrega, el single
"The Road Again”, para acabar
poniendo el broche definitivo a su
presentación con su particular revisión de los clásicos versos de Espronceda,
ofreciendo a sus seguidores, a petición popular, una coreadísima interpretación
de “La Canción Del Pirata”, que puso a toda la sala a cantar como si le fuera
la vida en ello.
A pesar de que no fue un mal concierto, no creo que el de esta noche fuera
el reencuentro soñado ni por la banda ni por el público barcelonés, pero en
cualquier caso sirvió para poner fin a un desencuentro que se había dilatado
demasiado en el tiempo. Simplemente desear que de cara a futuras ocasiones la mala suerte y el infortunio no se vuelvan a
cebar con el cuarteto del foro. Y que, por supuesto, no tengamos que esperar
otros 10 años para poder disfrutar de una nueva descarga de Dark Moor en
Barcelona.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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