Siempre resulta gratificante comprobar como dos bandas clásicas dentro de
la escena death metal continúan conservando el tirón a la hora de movilizar a
sus seguidores. Tarde-noche de agua y tormenta en la ciudad de Barcelona, y que
mejor lugar para refugiarse que una sacrílega ceremonia musical protagonizada
por dos nombres míticos dentro de la escena "old school" americana.
Como si de un combate pugilístico se tratará el cartel de esta noche enfrentaba
en una trepidante contienda a dos pesos pesados del género. Por un lado, el
quinteto de Illinois Broken Hope, toda una institución dentro de la escena
death-gore que venían dispuestos a
ofrecernos una buena muestra de su última entrega "Omen Of Disease",
un plástico que marca el "come-back" discográfico de la banda después
de un interminable silencio de más de una década. Mientras que en la esquina
opuesta, aguardaban su turno, esperaban los titanes de New York Immolation,
unos ilustres veteranos que durante el último cuarto de siglo no han dejado de
asolar a sus seguidores con sus arrolladoras andanadas protagonizadas por un
demoledor death metal, salpicado de oscuridad y unas letras con un marcado aire
blasfemo, lo que les ha servido para
convertirse en una referencia obligada para todos los amantes del género.
Pero antes del desembarco de ambas formaciones teníamos programada la
actuación del cuarteto francés Sweetest Devilry. Pese a su juventud, y a su
corta trayectoria como banda, la formación comandada por los hermanos Beguigne
ha dado un buen número de conciertos a lo largo del viejo continente e
Inglaterra, habiendo compartido escenario con bandas como Destinity, Arvas, o
los míticos Deicide del carismático Glen Benton. Así que esta primera incursión
por tierras hispanas resultaba, a priori, una excelente oportunidad para
presentar a los fans españoles los temas que forman parte de su trabajo
"Funny Human Race".
Desafortunadamente los parisinos tuvieron que enfrentarse con un desolador
ambiente al tener que dar arranque a su actuación ante una sala prácticamente
vacía. Pese a ello, los chicos le pusieron muchas ganas y entrega, haciendo
todo lo que estuvo en su mano para causar una buena impresión al público catalán,
descargando temas como "Santa Claus",”Continue To Ask. Pray” o el
demoledor "Story Of Reaper' s Book".
Si a la temprana hora de su actuación le sumamos una sala prácticamente
vacía, y que su death metal técnico impregnado de melodía no acabó de comulgar
con las preferencias del público de Immolation, el resultado fue una actuación
realmente fría y desangelada. Ni tan siquiera los gritos de un voluntarioso
Jeff Beguigne, reclamando algo de apoyo por parte del respetable, ni los rápidos
solos del guitarrista Gerald Audiard consiguieron sacar de la apatía
generalizada a un reducido auditorio que prefirió seguir la actuación desde la
distancia mientras apuraba la primera cerveza de la noche.
Si durante la actuación del cuarteto parisino el ambiente había sido
totalmente gélido y desolador, la salida en tromba del combo de Chicago Broken
Hope supuso una visceral inyección de adrenalina para una audiencia que pareció
despertar abruptamente de un profundo letargo. Simplemente fueron necesarios
los primeros compases de la inicial "Womb Of Horrors", para que los
americanos dieran un rotundo vuelco a la situación, convirtiendo la sala en un
hervidero para sumergirnos de lleno en su brutal show. Vista la respuesta
del respetable resultaba evidente que había muchas ganas de ver a los
americanos, y la devoción del público se tradujo en una fenomenal entrega en
cortes como "Dilation & Extraction", que nos ratificaba el
inmenso potencial del nuevo vocalista de la banda Damian “Tom” Leski quien,
encorvado y fuertemente aferrado a su
micro, dio buena cuenta tanto de los clásicos de la banda como de piezas de
nuevo cuño como el incendiario "The Docking Dead".
Durante su corto show la banda mostró una fantástica predisposición y una
buena actitud en escena, especialmente llamativa me pareció la labor del
guitarrista Jeremy Wagner, único miembros que ha permanecido en todas y cada
una de las formaciones del quinteto, mientras que su compañero el bajista Shaun
Glass, no paró durante todo el show de moverse sobre el pequeño escenario
alentando y animando a las primeras filas. En cuanto al resto de sus
compañeros, dejando de lado al ya mencionado vocalista, me encanto la técnica y
la pegada del batería Mike Miczek, que con sus incendiarios blastbeats y sus
explosivos cambios de ritmo se convirtió en el motor de la banda en cortes como
el ametrallante "The Docking Dead". Quizás el más discreto de los
cinco fue el guitarrista Chuck Wepfer, algo más estático en escena, pero que
ejecuto de forma precisa cada uno de sus solos.
Aunque evidentemente el motivo de su visita era la presentación de los
temas de su más reciente entrega discográfica, el quinteto de Illinois no quiso
dejar de lado su fantástico legado facturado durante la década de los noventa
junto al tristemente desaparecido Joe Ptacek, con lo que el tramo central de su
actuación estuvo marcado por esas sangrantes demostraciones del más puro y
genuino death metal, azotándonos sin piedad con piezas explícitas como "He
was Raped", el primerizo "Swamped In Gore", que puso a todos los
presentes a menear la cabeza como posesos, o el cortante y devastador "The
Dead Half", que supuso el único recuerdo a su trabajo de 1993 “The Bowels
Of Repugnance.
Pese a que durante la descarga de Broken Hope el sonido no fue todo lo
nítido que hubiera sido deseable, la banda supo suplir este hándicap tirando de
experiencia y actitud, consiguiendo hacer partícipe al público de su actuación logrando
momentos realmente vibrantes, como cuando después de interpretar un arrollador
"Rendered Into Lard", se abalanzaron sobre una sobrecogedora dupla
perteneciente a su debut "Swamped In Gore". Y es que a pesar del
tiempo transcurrido escuchar piezas como "Gore Hog", o el inquietante
"Awakekening By Stench", es como entrar en un túnel del tiempo para
viajar directamente a la década de los noventa.
Con la batalla ganada, el quinteto de Illinois estaba dispuesto a no hacer
prisioneros, y optaron por rematar su demoledora actuación con un apocalíptico
sprint final, adentrándose para ello en la pantanosa "Give Me The Bottom
Half", que sería la encargada de conducirnos sobre esa enfermiza
demostración de brutalidad extrema que lleva por título "Into The
Necrosphere", que les allanaría todavía más el camino hacia un sorpresivo
final en el que se mezclaron los aires novedosos de "The Flesh Mechanic" con la
primitiva esencia del demoledor "Incenerated", demostrando que pese a
los 22 años que separan ambos cortes, los dos siguen conservando intacta la
esencia y la personalidad de lo que son Broken Hope.
Mucha curiosidad y expectación había suscitado la actuación de Broken Hope,
y a tenor de las opiniones recabadas tras la conclusión de su show, el verídico era claro. La banda se
marcó una actuación realmente demoledora.
Con el ambiente ya plenamente caldeado, y ante una sala que finalmente
registró una media entrada, los minutos se hacían eternos esperando la llegada
del plato fuerte de la noche Immolation. Si la recepción tributada a Broken
Hope había sido realmente clamorosa, lo cierto es que entre los asistentes
había muchas ganas de disfrutar del abrumador directo de los neoyorquinos. La
banda, a lo largo de su longeva carrera, se ha ganado a pulso una excelente
reputación entre los seguidores del death metal "old school", de hecho
su nombre es sinónimo de profesionalidad y entrega, pero sobre todo de actitud,
ya que el cuarteto siempre se ha caracterizado por convertir cada una de sus descargas
en una auténtica ceremonia de la destrucción. A una propuesta musical cruda y
descarnada hay que sumar una sobria puesta en escena, conducida por la maestría
y el carisma de su bajista y vocalista Ross Dolan, quien consiguió conectar con
sus seguidores logrando crear un ambiente de auténtica hermandad entre todos
los seguidores de la banda.
Con la sala expectante y sumida en un tenso silencio, los protagonistas de
la velada tomaban posiciones para asestaremos el primer zarpazo de la noche de
manos de la pieza que abre su último redondo "Kingdom Of Conspiracy",
que nos sirvió para verificar que los neoyorquinos serían los que disfrutarían
del mejor sonido de la noche. Sin detenerse ni un instante, la banda no perdió
la ocasión de azuzar a todos los presentes con la rabiosa contundencia de la
machacona "Majesty And Decay", con toda los miembros de la formación
rindiendo al máximo sobre las tablas, mientras Robert Vigna nos ofrecía todo un
recital machacando su instrumento con su peculiar forma de tocar la guitarra. A
pesar de su veteranía, el cuarteto apostó en todo momento por imprimir a su
descarga un ritmo realmente alto y endiablado, empalmando sus temas en bloques de
tres, con lo que consiguieron mantener el ritmo y la intensidad arrolladora durante todo el show. La encargada de rubricar
este apocalíptico arranque fue la opresiva "What They Bring", durante
la que destacó la envenenada pegada del batería Steve Shalaty.
Tras la seminal tripleta de apertura era el turno de los saludos y los
agradecimientos, pero el respiro no fue excesivamente largo, ya que la banda
continuó desgranando de forma inmisericorde
bombas de nuevo cuño como "A Spectacle Of Lies", con la que
convirtieron la sala en una carnicería, o la más lejana "Lost
Passion", que no hizo más que seguir incrementando la temperatura en la
sala, para posteriormente sumergirnos en las latitudes más cambiantes de la
compleja "God Complex". Pese a su extenso catálogo, jalonado de
auténticas joyas para todos los amantes del género, la banda concedió mucho
protagonismo a los temas de su último trabajo “Kingdom Of Conspiracy”,
desgranando hasta un total de seis composiciones, -que por cierto fueron muy
bien recibidas-, lo que nos dio una buena muestra del potencial y la confianza
que la banda tiene depositado en su nuevo material.
Uno de los pocos "speechs" de la noche se lo llevo la
presentación del cambiante "Providence", que con sus melodías densas
y opresivas nos adentraba en lo más oscuro de la propuesta de los americanos,
para posteriormente someternos al torbellino arrollador del doble bombo,
protagonizando un final cargado de épica y grandilocuencia que se acabaría
fundiendo con el arranque de uno de los de los clásicos de la banda "Of
Martyrs And Men". Una nueva mirada a su último trabajo de manos de una
irregular "Bound To Order", sería la encargada de conducirnos sobre
uno de los momentos álgidos de la noche, protagonizado por un demencial "
A Glorious Epoch", que convirtió la pista en un mar de puños apuntando
hacia el escenario, y es que la composición extraída de su anterior trabajo
“Majesty And Decay”, pasa por ser uno de los cortes que mejor define el personal
estilo del cuarteto neoyorquino.
Si hasta ese momento la actuación de Immolation había estado centrada, de
forma exclusiva, en composiciones facturadas durante los primeros años de este
siglo XXI, fue durante la segunda mitad del show cuando el cuarteto se permitió
alguna licencia, recurriendo a su
material más clásico,- aunque quizás en menor medida de lo que nos hubiera
gustado-. La primera perla recuperada de sus primeros años de existencia fue
"Those Left Behind", anunciada como una demostración de clásico death
metal "old school", que dejo sangrando nuestros tímpanos gracias a la
gutural voz de Ross Dolan, paro rápidamente retornaron sobre su material más
reciente, apoyándose para ello en la efectiva solidez de los riffs de una
tétrica "Indoctrinated". Tras preguntarnos si estábamos cansados, la
banda continuó castigando nuestras maltratadas cervicales dando un nuevo golpe
de timón que nos conduciría hacia los tiempos de su segundo plástico "Here In After", para
recuperar otra de las piezas que ayudaron a convertir a la banda en toda una
institución dentro de la escena, un corrosivo "Nailed To Gold", que
nos sirvió para presenciar el descomunal duelo guitarrístico entre el robótico Robert Vigna y el más
discreto y comedido Bill Taylor.
Aunque todos éramos conscientes de que la descarga de los americanos estaba
tocando a su fin, nadie parecía dispuesto a dejar pasar la ocasión de degustar
cada segundo del show, así que la respuesta del respetable fue apabullante
cuando Robert Vigna se acercó el filo del escenario levantando los brazos para
recabar el apoyo del público antes de arrancar " Challenge The
Storm", que se convertiría en la antesala perfecta para el hímnico
"All That Awaits Us", que sería la encargada de marcar la salida de
los músicos. Con la gente demandando más brutalidad, el cuarteto regresaba
rápidamente para agradecernos de forma efusiva nuestro apoyo antes de
embarcarse en la pieza que pondría el broche definitivo a su brutal actuación,
la demoniaca "Despondent
Souls", un recuerdo a su debut que nos dejó a todos con un fantástico
sabor de boca tras una descarga realmente abrumadora.
Al término del show caras de satisfacción por haber podido presenciar la
descarga de dos bandas que tuvieron un peso importante dentro de la escena
death americana de principios de la década de los noventa
y que, a día de hoy, siguen conservando su plena vigencia. Además, para
todos aquellos que quisieron felicitar, saludar o hacerse una foto con los
miembros de la banda, Immolation estuvieron a las puertas del local departiendo
durante un buen rato con sus seguidores.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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