Hay personajes que, por una u otra razón, no han podido disfrutar del
estatus y del reconocimiento que sin duda se merecen. Seguramente, uno de los
casos más flagrantes dentro del mundo del metal es el del vocalista británico Blaze Bayley.
Durante la primera mitad de la década de los noventa el vocalista sacrificó la
carrera de sus prometedores Wolfsbane para ponerse al frente de la banda más
importante dentro del heavy metal, los
legendarios Iron Maiden, convirtiéndose en su vocalista durante la
difícil travesía que representó la oscura
segunda mitad de la década de los noventa.
Tras el abandono del carismático Dickinson, Bayley tuvo que lidiar con las
críticas de un ejército de detractores
que hablaban de sus carencias vocales y escénicas para estar al frente de la mítica
Doncella. Pese a ello, el vocalista aguantó el tipo, facturando álbumes como “The X Factor” o “Virtual XI”,
que si bien no pasaran a la historia por estar entre los mejores del extenso
catálogo de los ingleses, sí que les
permitieron continuar girando durante los años del apogeo del “grunge”.
Pero la presión popular de los fans y la férrea voluntad de Dickinson
acabaron propiciando una reunión que hacia abandonar el barco, por la puerta de
atrás, a un Bayley herido y ninguneado. Tras su estancia al frente de la Doncella,
Blaze continuó girando y editando
álbumes con cierta regularidad,
destacando especialmente sus primeros trabajos en solitario “Silicon
Messiah” y “Tenth Dimension”, en los que
proponía un sonido más agresivo y afilado que el de sus trabajos
al frente de Wolfsbane, o de los propios Maiden. Pero lamentablemente,
la carrera del vocalista se fue deshinchando lentamente. Aunque en la
actualidad el vocalista tiene un amplio catálogo en solitario, lo cierto es que
el grueso del público que acude a sus conciertos son seguidores de Harris y
Cía. dispuestos a “rascar” alguna de las piezas que Bayley grabara junto a la
Doncella.
Aunque personalmente debo reconocer que su última entrega de estudio “The King Of Metal”, me dejó un tanto frio,
principalmente por una producción bastante mejorable, lo cierto es que esta
nueva visita del carismático vocalista inglés se presentaba como una excelente
oportunidad para hacer balance a sus tres décadas de carrera, y más teniendo en
cuenta que hacia bastante tiempo que el ilustre vocalista no pisaba los
escenarios de la capital catalana.
Como acompañantes para su actuación Blaze contó con la participación de dos bandas catalanas. Los encargados de abrir fuego está noche serían los prometedores Dr. X, quienes se encargarían de suplir la baja de última hora de Sofire, que tuvieron que cancelar su show a causa de la enfermedad de su vocalista Pau Millera. Mientras que para calentar el ambiente de cara a la actuación del plato fuerte de la noche contábamos con la participación de los metaleros Inmoonere, quienes provenientes de tierras tarraconenses se presentaban en la Sala Bóveda dispuestos a dejarnos una buena muestra de su arrollador potencial, desgranando las mejores piezas de su debut “Un dia Perfecte Per Morir”.
Como acompañantes para su actuación Blaze contó con la participación de dos bandas catalanas. Los encargados de abrir fuego está noche serían los prometedores Dr. X, quienes se encargarían de suplir la baja de última hora de Sofire, que tuvieron que cancelar su show a causa de la enfermedad de su vocalista Pau Millera. Mientras que para calentar el ambiente de cara a la actuación del plato fuerte de la noche contábamos con la participación de los metaleros Inmoonere, quienes provenientes de tierras tarraconenses se presentaban en la Sala Bóveda dispuestos a dejarnos una buena muestra de su arrollador potencial, desgranando las mejores piezas de su debut “Un dia Perfecte Per Morir”.
Para ir calentando motores, y ante una sala que aun presentaba un aspecto
poco concurrido, contábamos con el concurso del quinteto de Vilanova i la
Geltrú Dr. X. El joven quinteto se ha convertido en un habitual dentro de la
escena barcelonesa, y continúan presentando en vivo los temas de su primer Ep
“Meet The Doctor”, demostrando en sus directos una progresión y un crecimiento
que les convierten en una de las bandas más prometedoras de la actual escena
catalana. Liderados por la brillante vocalista Alba Karry, la banda continua
acumulando tablas y experiencia,
mostrando una confianza y un desparpajo impropios de su juventud, exhibiendo una
actitud
y un dominio escénico que hace que temas como el inicial “Hungry for
Metal”, se estén convirtiendo en todo un himno para su cada vez más
nutrido grupo de seguidores.
Tal y como sucediera en anteriores ocasiones que he podido ver a la banda en
vivo, me gustó especialmente el trabajo
de sus dos guitarristas, Alex Ertack y Guillem Martínez, quienes volvieron a demostrar unas buenas cualidades
técnicas a la hora de intercambiarse tanto las rítmicas como las solistas en
temas como el contagiosamente dinámico “Get Injected”.
Quizás en esta ocasión me pareció percibir que el quinteto estaba algo más
serio y concentrado, especialmente su vocalista Alba, a la que se vio algo
tensa y pendiente de todos los detalles. Pese a ello, esto no fue un hándicap para que la banda acabara cuajando una notable
actuación, apoyándose para ello en los
explosivos cambios de “God Bless Hell”, que además fue la elegida para que la
vocalista nos presentará al resto de sus compañeros, para posteriormente despedirse con su habitual versión del
clásico de Neil Young “Rockin´ In The Free World”, que se convirtió en la
excusa perfecta para poner a cantar a una sala que, poco a poco, iba ganando en
calor y ambiente de cara al desembarco del plato fuerte de la noche.
Aunque su actuación se hizo excesivamente corta, el quinteto de Vilanova
volvió a demostrar que a base de hacer bien las cosas, y de mucho esfuerzo, se están haciendo un
hueco destacado dentro de la escena de la Ciudad Condal. Esperemos que todo el trabajo, y las buenas
sensaciones que transmite la banda en directo, se vean materializadas en un
próximo y exitoso debut.
Tras el buen sabor de boca que nos dejó la
actuación de Dr. X, los siguientes en tomar las tablas de un Bóveda
bastante más concurrido fueron los
tarraconenses Inmoonere. A diferencia del clasicismo metálico que nos proponían
los encargados de abrir la velada, la propuesta
del sexteto catalán resultó mucho más versátil y heterogénea, fundiendo
unas sonoridades y unas estructuras mucho
más complejas y personales, redondeando unas composiciones en las que Inmoonere
funden a la perfección las diferentes influencias de cada uno de sus miembros,
abarcando terrenos tan dispares como el
power-metal, el metal progresivo e incluso algunas pinceladas más propias del gothic metal.
Con muchas ganas, muy motivados, y perfectamente respaldados por más de
medio centenar de seguidores venidos desde “el camp de Tarragona”, Inmoonere asaltaban
el escenario del Bóveda al son del
potente y cambiante “Fes-Me Terra”, que servía al sexteto para romper el hielo
y presentar sus poderosas credenciales, apostando por un sonido crudo y
potente, en el que se fundieron las
afiladas guitarras de Mario y José Ramón con unos pasajes más envolventes y
atmosféricos introducidos por los teclados de Damià. Una vez recibido el apoyo
y el soporte de sus seguidores la banda
continuó desgranando los temas que integran su debut “Un Dia Perfecte Per
Morir”, solapando al tema de apertura la
tormentosa agresividad contenida en “Respira El Present”, en el que la base
rítmica formada por David y Pedro sería la encargada de adentrarnos en unos explosivos cambios de ritmo que se verían matizados por
los altísimos registros de David.
Sin duda uno de los mayores atractivos de la descarga de Inmoonere fue su
maestría a la hora de moverse por diferentes estructuras y sonoridades, creando
unos temas muy dinámicos y cambiantes que consiguieron mantener la atención del
público en todo momento, logrando que
temas como el vivaz “Tan Sols Criatures”, se convirtiera en una de las piezas
más aplaudidas y coreadas de la noche, con la banda dándolo todo sobre las
tablas, mientras las teclas de Damià nos
adentraban en esas ambientaciones densas
y pesadumbrosas. Tampoco faltarían durante su actuación esas atmosferas más
introspectivas propuestas durante el tramo inicial de “Fugint Del Món”, que
acabaría transformándose en un vendaval metálico liderado por las guitarras de
Mario y José Ramón.
Aunque no dispusieron de mucho tiempo, Inmoonere supieron aprovechar al
máximo su actuación, imprimiendo una
gran intensidad a su show, fundiendo los temas y prescindiendo de largas presentaciones con
lo que consiguieron dar a su actuación un gran dinamismo, dejando que cortes
como el machacón “Negre O Blanc”, se convirtieran en el mejor reclamo para
todos aquellos que todavía no conocían
su propuesta.
Para el tramo final de su actuación el sexteto tarraconense se guardó un
par de ases en la manga, el emotivo y sentimental “Ella”, protagonizado por un
inicio lento,- con su vocalista Daniel sentado en la tarima de la batería-, para posteriormente adentrarnos en un desarrollo
más denso y poderoso. Mientras que la encargada de certificar su arrolladora
actuación fue la pieza que presta el nombre a su debut “Un Dia Perfecte Per
Morir”, con la que nos dejaban una fantástica impresión, y con ganas de haber
degustado un par de temas más.
En resumen, muy buena descarga de Inmoonere que demostraron un gran nivel
técnico, y una excelente actitud en su
presentación en Barcelona, convenciendo a la audiencia con una propuesta que,
lejos de los cánones y los convencionalismos, apuesta por la innovación y la
fusión de estilos, sin perder, en ningún momento, sus raíces netamente metaleras.
Tras una pequeña pausa, que sirvió para dar los últimos retoques al equipo
de sonido, por fin el escenario estaba listo para acoger la última actuación de
la noche, la del mítico vocalista Blaze Bayley. Durante las últimas tres
décadas si hay algo que ha marcado la trayectoria de Blaze ha sido la honestidad
y la autenticidad que siempre ha sabido transmitir, bien fuera al frente de
Wolfsbane, de Maiden, o en su posterior aventura en solitario. Aunque para el
show de esta noche la figura del vocalista era el principal reclamo, lo cierto
es que Blaze se mostró muy bien arropado por los músicos que le acompañan en
este nuevo periplo europeo: el bajista Dan Bate, el batería Martin McNee,-que
lució un aparatoso vendaje en su rodilla izquierda-, y el guitarrista Chris
Appleton.
Precisamente fue el trio de acompañamiento el encargado de inaugurar la
descarga, ofreciéndonos un largo desarrollo instrumental que marcaría el
arranque del show y la posterior aparición en escena del carismático vocalista, que atacó en el arranque un vibrante y poderoso “Speed Of Light”, un golpe directo y certero
con el que Blaze se presentaba ante sus seguidores con la cabeza completamente
afeitada, pero conservando sus larguísimas patillas y su característica pose
con el cable del micro enrollado en la muñeca. Si la aparición del vocalista ya
hizo rugir con intensidad a un Bóveda realmente desbocado, el ambiente se tornó
asfixiante cuando Blaze descendió hasta
el foso para empalmar con el segundo tema de la noche “The Launch”, que sirvió
para que el vocalista se dedicará a repartir abrazos y saludos entre las
primeras filas, mientras nos obsequiaba con su extenso catálogo de caras
bizarras y alocadas.
Sin concedernos un segundo de tregua, y con el vocalista todavía en el
foso, - de hecho Blaze se pasó gran parte del show metido allí, sintiendo el
aliento de sus seguidores-, llegaba el primer momento de locura colectiva
que, como no podía ser de otra forma,
llegó en forma de recuerdo a su etapa en Maiden, interpretando un
acelerado “Futureal”, durante el que la
gente se agolpó junto al foso para acompañar al vocalista en los estribillos.
El primer respiro de la noche, además de para los típicos saludos, sirvió para
que el público coreará intensamente el nombre del vocalista. Tras el primer
éxtasis de la noche había que mantener el alto nivel de intensidad que estaba
teniendo la descarga, así que Blaze optó por la desbordante contundencia
contenida en la primeriza “Stare At The Sun”, que se convertiría en la antesala
perfecta para el segundo recuerdo
“Maiden” de la noche, de manos de un vibrante y coreadísimo “The Clansman”, que pese a contar con tan solo una guitarra
siguió conservando toda su fuerza y dramatismo.
Aunque este nuevo tour del vocalista estaba anunciado
como Blaze Bayley, lo cierto es que el grueso de su repertorio estuvo centrado
en sus primeros álbumes en solitario, aquellos que publicará bajo el apelativo
de Blaze. En cualquier caso, durante el show no faltaron algunos recuerdos
hacia su etapa más reciente en forma de trallazos tan eléctricos y devastadores
como “Watching The Night Sky”,- con el que el vocalista por fin regresaba al
escenario junto a sus compañeros-, que no desentonaron con los aromas más
añejos contenido en composiciones como la que
titulaba su primer álbum de la era post-Maiden “Silicon Messiah”. Pese a que
físicamente el cantante parece un tanto descuidado, y con algún kilo de más, lo
cierto es que Blaze se mostró muy ágil y activo durante todo el show, bregando
constantemente con las primeras filas, consiguiendo crear un clima realmente
intenso, que hizo que temas como el machacón “Ghost In The Machine” sonaran
realmente demoledores al contar con el inestimable apoyo del público.
Espoleado por la calurosísima acogida que le brindó la sala, Blaze se mostró en todo momento como un
vendaval, tanto sobre las tablas como desde el foso, e incluso se permitió
alguna excursión para hacer suya la barra a la hora de interpretar alguna de sus composiciones. Con
la sala apoyando al máximo, la descarga proseguía con temas como el abrasivo
“Kill And Destroy”, o el afilado “Samurai”, que volvía a devolvernos a Blaze al foso. Si durante todo el show el
nivel de electricidad e intensidad había
sido realmente alto , la recta final de la descarga estuvo introducida por un
nuevo “speech”, en el que Blaze, además de hablarnos de sus 30 años de carrera, y del inmenso honor que supuso
para él pertenecer a la familia Maiden,
nos coronaba como los auténticos reyes del metal, para posteriormente atacarnos
con la pieza que daba título a su última obra de estudio “The King Of Metal”.
Con la sala totalmente entregada, gracias al ambiente de hermandad y
camaradería que el vocalista supo crear a lo largo de todo el show, llegaba
otro de los momentos culminantes de la noche, el ultimo recuerdo a su etapa
“Maiden”, de manos de un coreadísimo “Man On The Edge”, que volvió a
convertir, una vez más, el Bóveda en un
clamor popular coreando aquel legendario “Faling Down”. La encargada de echar
el cierre a esta primera parte del show fue otra de las piezas rescatadas de su
primer álbum, la hard roquera “Tough As Steel”, que marcó un nuevo descenso de
Blaze al foso para animar desde allí al resto de sus compañeros.
Con la euforia desatada, y con el vocalista completamente enajenado,
llegábamos al primer bis de la noche de manos de “Blood And Belief”, en la que
Blaze se mostró excesivamente efusivo a la hora de saludar a un jovencísimo fan
que acabó realmente asustado después del meneo que le propició el vocalista.
Tras otra pequeña charla, durante la que Blaze volvió a deshacerse en elogios y
agradecimientos hacia sus seguidores,
por fin llegaba el momento de concentrarse en una de sus composiciones más emotivas,
un sentimental y oscuro “Soundtrack Of
My Life”, que serviría de preámbulo para el último cartucho de la noche, el
eléctrico “The Man Who Would Not Die”, que ponía la rúbrica a la brillante e intensa actuación del vocalista
inglés.
Seguramente será muy difícil, por no decir imposible, que Blaze vuelva a
pisar los mismos locales que llenara en compañía de Mr. Harris
y sus muchachos, pero lo cierto es que
el carismático vocalista continua dándolo todo
sobre las tablas en cada uno de sus conciertos, mostrando un gran respeto y dedicación hacia
el público que sigue acudiendo a sus descargas.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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