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miércoles, 5 de marzo de 2014

ROYAL HUNT+CLOUDSCAPE-BIKINI-BCN-27-FEB-2014



Considerados como vardaderos estandartes del hard rock sinfónico, Royal Hunt llevan un cuarto de siglo regalándonos esas brillantes composiciones  repletas de grandilocuencia y virtuosismo. Aunque, personalmente, pienso que la banda nunca ha disfrutado del reconocimiento que sin duda se  merece,- salvo en las lejanas tierras del sol naciente-, lo cierto es que desde el regreso del vocalista americano D.C. Cooper en 2011, la banda parece estar viviendo una segunda juventud, facturando trabajos tan brillantes  como su anterior "Show Me How To Live", o su más reciente entrega "A Life To Die For”", un plástico que nos muestra la plena madurez de una banda que, pese a su longeva trayectoria, parece seguir conservando el espíritu y la ilusión necesarios para seguir descargando sus composiciones por los escenarios de medio mundo.

A diferencia de lo que sucediera en su anterior visita de 2012, en la que la banda presentó "Show Me How To Live" ante un Salamandra que registró una entrada ciertamente desalentadora, la descarga de esta noche  estaba programada en la acogedora Sala Bikini, un marco ideal para que el centenar de fieles que se dieron cita para seguir el show de los daneses pudieran deleitarse con la interpretación de algunos de los clásicos más representativos de su extenso catálogo.

Para abrir la descarga de esta noche, los protagonistas de la velada contaban con la participación de  los suecos Cloudscape, una banda poco conocida por estos lares, pero que venían avalados por la calidad de sus cuatro obras de estudio. Con su último trabajo bajo el brazo "New Era", la formación sueca se presentaba ante un auditorio bastante reducido para descargar los mejores temas de su repertorio. En un cuanto a su estilo, el quinteto práctica un potente hard rock en el que son claramente apreciables esas pequeñas pinceladas sinfónico-progresivas que hacen que en algunos momentos su propuesta recuerde a la de los americanos Symphony X.

Sin excesivos alardes escénicos, tan solo flanqueados por una pantalla de  leds en la que podía leerse el nombre de la banda, aparecía en escena el quinteto sueco para arrancar su descarga con la pieza que abría su tercer trabajo "Global Drama", protagonizando un poderoso  arranque conducido por  la contundencia de las guitarras de Patrik Svärd y Stefan Rosqvist. Aunque la gente no conocía los temas del combo sueco, lo cierto es que Cloudscape dejaron una muy buena impresión desgranando las sugerentes armonías contenidas en piezas como "Kingdom Of Sand", con las que la banda nos mostraba su predilección por unas melodías repletas de intensidad y buen gusto.

Pero sin duda los temas que mejor definieron  el personal estilo de Cloudscape fueron esos arrolladores pasajes progresivos contenidos en las composiciones de su más reciente trabajo "New Era", del que brillaron con luz propia temas como "Before Your Eyes", que recibió una cálida acogida por parte de un público que acompañó con palmas el inicio. Aunque evidentemente el grueso de su show estuvo centrado en su última placa, el quinteto no quiso dejarse en el tintero las atmósferas cambiantes del vibrante "Eyes Of Jaleousy", durante el que su vocalista Mike Andersson  nos ofreció una buena muestra de su personal registro, mezclando elegantes tonalidades agudas con unas dosificas dosis de grandilocuencia épica.

Centrándose en unas guitarras más oscuras y envolventes tampoco faltaron las atmósferas opresivas contenidas en "Demon Tears", que sería la elegida para que el vocalista nos presentara al resto de sus compañeros. La encargada de cerrar sus cuarenta minutos de show fue la primeriza "Under Fire", el tema más rápido de su  show, y con el que  consiguieron animar a todos los presentes.

Desde que a finales de la década de los ochenta el virtuoso teclista André Andersen formará Royal Hunt  junto al guitarrista zurdo Jacob Kjaer y al vocalista Henrik Breckmann, la trayectoria de la formación danesa ha estado marcada por un interminable desfile de grandes músicos. Pese a haber contado con la participación de excelentes vocalistas a lo largo de su dilatada trayectoria, algunos tan prestigiosos como John West o Mark Boals, lo cierto es que el que más ha marcado a los seguidores de la formación danesa ha sido el incombustible D.C. Cooper. Desde que el vocalista regresara al seno de la formación en 2011, para la gira conmemorativa de su clásico “Paradox”, Cooper parece haber asumido todo el protagonismo escénico durante los directos, convirtiéndose no sólo en la cara visible de la formación, sino también  en el auténtico motor que impulsa a la banda.

Para cualquiera que haya seguido la trayectoria del combo danés a lo largo de los años, resulta evidente que el quinteto nunca ha sido una banda más del montón, ya que siempre han seguido su propia línea evolutiva  demostrando una gran personalidad. Pese a ello, a todos nos pareció ciertamente sorpresivo que la banda se decantara por abrir su show con los aires más melódicos y comedidos de la instrumental “Double Conversion”, todo un ejercicio de virtuosismo en un arranque que desembocaría  en los teclados que nos anunciaban, junto a la base rítmica, el primer estreno de la noche, el dramático “One Minute Left To Live”, que era el elegido para elevar el nivel de intensidad, y sumergirnos de lleno en la actuación del quinteto danés, con D.C. Cooper acaparando todas las miradas, mientras el resto de la banda permanecía en un discreto segundo plano.

Consumida la primera degustación de su material más novedoso, la banda se abalanzaría de lleno sobre una buena selección de sus temas más conocidos. El primero en hacer acto de presencia fue el tema que prestaba el título a su sexto trabajo, un contundente “The Mission”, en el que el público acompañó con palmas en el inicio, antes de que el vocalista empezara a jugar con las voces filtradas, para posteriormente, dejar paso a unos melódicos coros pregrabados que darían un mayor dramatismo al tema. Tras la primera gran ovación de la noche, y después de que Cooper se dirigiera por primera vez al respetable, llegaba el momento del primer gran clásico de la noche, un ampuloso “Tearing Down The World”, que fue la excusa perfecta para el primer devaneo neoclásico del guitarrista Jonas Larsen, quien se mostró muy activo e inspirado durante toda la actuación.

La encargada de darnos unos minutos de tregua fue la elegante y delicada “Hard Rain´s Coming”, extraída de su anterior trabajo “Show Me How To Life”, y que se convertiría en una de las pocas composiciones en las que el teclista y fundador de la banda André Andersen gozaría de unas altas cuotas de protagonismo. Con la banda rayando a gran altura, y con el vocalista interpretando a la perfección su  papel de auténtica rock-star, la fiesta continuaría de la mano de los contagiosos coros de la primeriza “Running Wild”, que se convirtió en el reclamo perfecto para que toda la sala coreara al unísono el estribillo del tema, convirtiéndose en uno de los momentos más vibrantes de este primer tramo de show.

Tras semejante descarga de clásicos era el momento de regresar sobre el material más reciente, y que mejor que hacerlo con el tema que sirve para cerrar y titular su último plástico, el envolvente “A Life ToDie For”, un tema que fue fantásticamente recibido por la audiencia y que consiguió la complicidad de toda la sala a la hora de acompañar el inicio con palmas, ratificando así, la buena acogida que ha tenido el último lanzamiento de la veterana formación danesa. Sin darnos un segundo de tregua, y sin dejarnos apenas tiempo para saborear la dulce complejidad del tema anterior, la siguiente en sonar fue “Cold City Lights”, rescatada de su álbum “Fear” de 1999, que nos mostraba al D.C. Cooper más elegante y hard roquero, dirigiendo con maestría al público durante los coros mientras permanecía fuertemente aferrado a su pie de micro.

Tampoco faltaron durante la descarga de los daneses esas ambientaciones más sosegadas y baladísticas contenidas en piezas clásicas como el emotivo y sentimental “Clown In The Mirror”, para el que D.C. Cooper se mostró muy simpático a la hora de presentarlo y que, una vez más, volvió a emocionar a todos los asistentes por su intensidad y emoción. La encargada de hacer recuperar la dinámica efervescencia del show fue la siempre efectiva “Half Past Loneliness”, que se convirtió en una nueva demostración de técnica, virtuosismo y elegancia, consiguiendo arrastrar a toda la sala a tararear su pegadizo estribillo,  para convertirse en otro de los puntos álgidos de la moche.
    
Tributada una nueva ovación, por parte de un público que se mostró entregado y devoto con la descarga del quinteto danés, llegaba el momento de poner el broche de oro a su actuación, y la dupla escogida para ello fue la compuesta por los arreglos grandilocuentes de  “Last Goodbye”, tema que abría aquel lejano “Moving Target”, que marcaba el debut del vocalista americano , y el emotivo “Message To God”, que nos sirvió para comprobar la excelente sintonía existente entre el batería Allan Sorensen y el bajista Andreas Passmark, que fueron los encargados de dar intensidad y mordiente a un arrollador tema de clausura.

Tras unos minutos en los que la sala no cesó de reclamar, insistentemente, la vuelta de los músicos sobre el escenario, la encargada de retornar al quinteto sobre las tablas fue la pieza de apertura de su más reciente entrega discográfica “ A Life To Die For”, una envolvente y ambiental “Hell Comes Down From Heaven”, una de las piezas que mejor resume la actual propuesta de la banda danesa, mezclando a lo largo de sus diez minutos de duración: sensibilidad, virtuosismo, potencia y elegancia, convirtiéndose en un opus que, no me cabe la menor duda, acabará consagrándose como un auténtico clásico dentro de sus directos. La encargada de proseguir con la descarga del quinteto fue un extenso desarrollo instrumental, durante el que el vocalista aprovecho, además de para jugar con la audiencia, para presentarnos al resto de sus compañeros, llevándose la mayor ovación, como no podía ser de otra forma, su teclista y fundador André Andersen. Para poner el broche definitivo a su actuación la banda apostó por la intensidad dramática de “Epilogue”, la pieza que cerraba su segundo trabajo “Clown In The Mirror”, y que el propio D.C. Cooper cualificó como una de sus favoritas.

Aunque en esta ocasión la banda apostó por una presentación bastante  más sobria y contundente, prescindiendo de coristas y números acústicos, lo cierto es que el quinteto  volvió a exhibir los argumentos que hacen que, a día de hoy, sean considerados como todo un referente dentro de la escena sinfónico-progresiva. Puede que la banda no tenga el apoyo mayoritario del que sí disfrutan otras formaciones del género, pero lo cierto es que Royal Hunt tienen una audiencia fiel y devota que, sin ser excesivamente numerosa, siempre responde a la convocatoria de sus héroes.


TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:ALFREDO RODRIGUEZ

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