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viernes, 4 de abril de 2014

GAMMA RAY+RHAPSODY OF FIRE-APOLO-BCN-3-ABR-2014



Dentro de la escena metálica internacional  hay personajes que por su trayectoria, carisma y personalidad no necesitan presentación. Desde qué a principios de la década de los 80 un jovencísimo Kai Hansen uniera sus fuerzas con Michael Weikath para crear a los míticos Helloween, una de las bandas más reconocidas e influyentes del metal europeo, la carrera del guitarrista alemán ha sido imparable. Tras vivir los momentos de mayor esplendor de los teutones y después  abandonar la banda tras la edición de sus dos "Keepers", Hansen reclutó al vocalista Ralf Scheepers para ponerlo al frente de su nuevo proyecto Gamma Ray. Pero no fue hasta 1995 con el álbum "Land Of The Free", cuando el guitarrista decidió retomar su faceta como vocalista para liderar una nueva etapa que se visto jalonada por grandes trabajos como "Somewhere Out In Space", "Powerplant"...

Asiduos visitantes de nuestros escenarios, los alemanes regresaban después de su última visita junto a la banda de las Calabazas para presentarnos su más reciente entrega "Empire Of The Undead", un plástico en el que el cuarteto parece retornar a su mejor época, apostando por unas composiciones cargadas de velocidad, épica y estribillos pegadizos que han conseguido revitalizar la trayectoria de una banda que parecía que se estaba acomodando y perdiendo algo de fuelle con la edición de su anterior trabajo "To The Metal".

El marco escogido para este nuevo reencuentro con su fiel parroquia de seguidores volvía a ser la Sala Apolo, al igual que sucediera en su última visita como cabezas de cartel.  En esta ocasión, los encargados de abrir la velada serían los italianos Rhapsody Of Fire, una formación que pese a los continuos cambios de formación  y a los altibajos en la calidad de sus últimas obras de estudio parece haber recobrando la credibilidad y la buena senda que iniciaron con sus primeros trabajos publicados bajo el nombre de Rhapsody.

Como no podía ser de otra forma el público barcelonés volvió a responder a la convocatoria de los alemanes, consiguiendo llenar la sala y crear un ambiente y una vibración muy del estilo de los años 80, congregando a un público de diferentes generaciones, entre el que podíamos encontrar a veteranos seguidores de la banda y  fans más jóvenes que se han ido “enganchando” durante los últimos años.

A la hora prevista para el inicio de la descarga de Rhapsody Of Fire la sala ya presentaba un aspecto muy animado y concurrido. De hecho entre las primeras filas se podía palpar la expectación  previa al desembarco de la formación italiana, que fueron  muy cálidamente recibidos   por un buen número de incondicionales. Aunque debo reconocer que fui de los que disfrute enormemente con sus tres primeros trabajos, una deslucida actuación en el festival Machina de 2001 hizo que mi interés por la banda decayera notablemente. Atrás han quedado su cambio de nombre y el abandono de su ideólogo y guitarrista Luca Turilli, pero lo cierto es que  actualmente la formación se muestra se muestra mucho más madura y entregada que en épocas pasadas.

Un escenario muy acotado por el equipo de los cabezas de cartel sería el que albergaría  la descarga de un  combo italiano que salía a escena acompañado de la intro que abre su última obra de estudio "Vis Divina" ,  para rápidamente embarcarnos  en la fulgurante "Rising From Tragic Flames", que fue la elegida por los transalpinos para romper el hielo. Desde los primeros compases del show me llamo mucho la atención la entrega y el fervor de un público muy metido en el show y  al que se vio especialmente entregado a la hora de apoyar con palmas y corear cada uno de los estribillos que proponía el quinteto. Igualmente destacable me pareció el detalle  del vocalista Fabio Lione quien  se esforzó en presentar todos los temas en un más que correcto castellano, consiguiendo crear una buena conexión y complicidad con el público, potenciando un buen ambiente que explotaría definitivamente al caer el primer clásico de su repertorio, el primerizo "Land Of Immortal", que convirtió la sala en un mar de puños apoyando fervientemente  el estribillo, mientras Fabio nos regalaba esas personales líneas vocales, casi operísticas,  que dieron al tema una ambientación  épica y grandilocuente.

A pesar del extenso catálogo de los italianos,  la formación es consciente de que los temas con más arraigo entre sus seguidores son los que facturaron durante su primera etapa, es por ello que la gran mayoría del repertorio de esta noche consistió en un repaso a sus primeros trabajos, de modo que no faltaron esas sugerentes melodías medievales contenidas en piezas como "The March Of The Swordmaster", que puso a toda la sala a dar palmas antes de adentrarnos en su envolvente tramo final, con Fabio haciéndonos calentar nuestras gargantas. La velocidad más netamente powermetalera  regresaría con la arrolladora cabalgada de "Unholy Warcry", que haría subir las revoluciones de la audiencia para  convertirse en uno de los momentos más intensos y destacados de su actuación, con los teclados de Alex Staropoli  y la guitarra de Roberto de Michelli  batiéndose en un trepidante intercambio de melodías.

Con el paso de los años  Fabio Lione se ha convertido en uno de los vocalistas  más prolíficos y representativos de la actual escena power, ya que además de su trabajo al frente de los italianos, el vocalista ha girado últimamente con Los brasileños Angra,  adquiriendo unas tablas y un carisma que se notan en su forma de dirigirse al público para presentar piezas como "Dark Wings Of Steel", extraída de su última obra de estudio y en la que Lione cedió gran parte del protagonismo a su compañero Roberto De Micheli, quien se ha acoplado perfectamente a la formación, mostrándose como un reemplazo de garantías para Luca Turilli. Tampoco faltaron durante sus sesenta minutos de show algunos momentos más intensos y vibrantes como el introspectivo "Lamento Eroico", cantado en la lengua materna del quinteto y protagonizado por un enorme Lione que dio al tema una soberbia interpretación.

Tras recobrar el  aliento, llegaba el momento de regresar a las poderosas cabalgadas a ritmo de doble bombo, y que mejor elección que el despiadado "Holy Thunderforce", que se convertiría en la antesala perfecta para la devastadora épica contenida en "Dawn Of Victory", redondeando así una suculenta dupla extraída de su álbum del año 2000. Para encarar la recta final de su actuación los italianos optaron por la atmósferas  más oscuras de  "Reign Of Terror", con las que mantuvieron el nivel de entrega e intensidad de las primeras filas, para acabar dejando paso a un final por todo lo alto de manos de una coreadísima "Emerald Sword", que nos hacía retroceder en el tiempo hasta finales de la década de los 90 para poner el broche de oro a una convincente actuación.

Aunque dudo que Rhapsody Of Fire vuelvan  alcanzar las cuotas  de éxito y popularidad de  que disfrutaron durante finales de los noventa, la verdad es que ahora el quinteto de Trieste transmite una credibilidad y una autenticidad de la que antes carecían.

Con el ambiente plenamente caldeado, después de la actuación del combo italiano, y ante la imagen de una sala prácticamente llena, todos los presentes consumíamos ansiosos los minutos previos que nos separaban de la descarga del plato fuerte de la noche, los alemanes Gamma Ray. A diferencia de lo que sucediera en anteriores visitas, en esta ocasión el escenario no tenía ninguna clase de atrezo ni plataformas a diferentes niveles, únicamente destacaba una enorme tarima sobre la que reposaba la batería de Michael Ehré, y un gran telón trasero que reproducía la portada de su más reciente entrega discográfica  "Empire Of The Undead".

Durante las jornadas previas al inicio de esta gira española, los organizadores habían anunciado a través de las redes sociales el adelanto del horario de las actuaciones para favorecer que los teutones pudieran ofrecer un concierto más largo. Así que a nadie pillo de improviso cuando unos minutos antes de la hora prevista las luces se apagaron y a través del equipo de la sala empezó a atronar la sintonía que acostumbra a marcar el inicio de las descargas de la banda "Welcome", desatando la euforia entre sus seguidores y  provocando un rugido ensordecedor. Aunque quizás pueda parecer una maniobra un tanto arriesgada, lo cierto es que el cuarteto optó por arrancar su show con "Avalon", ese grandilocuente uptempo que abre su último trabajo  y que fue introduciendonos poco a poco en el show hasta que su   inminente explosión épica acabó contagiando a las primeras filas, ratificando la excelente acogida que ha tenido el último lanzamiento de la banda. Liderados por un Kai Hansen en estado  superlativo la banda se mostró en todo momento como una maquinaria implacable de hacer heavy metal, sonando mucho más compacta y potente que en las últimas ocasiones que había podido verles, con la base rítmica formada por Ehré y, el fiel escudero de Hansen, Dirk Schalächter sonando realmente cruda y devastadora, mientras la dupla formada por Hansen y Richter se intercambiaba, desde el mismo arranque, esas incendiarías y contagiosas armonías "marca de la casa" que el público coreó incansablemente durante toda la noche.

Amparados por un sonido devastador, en el que quizás la voz estaba un poco alta, y tras el primer baño de masas del cuarteto germano, llegaba el momento de prender fuego a un Apolo prácticamente lleno con uno de los himnos clásicos de la primera etapa de la banda, el contagiosamente optimista "Heaven Can Wait", que convertía la sala en un hervidero con todo el mundo saltando y coreando incansablemente la letra junto a un Hansen sonriente y dicharachero, que no se reservó ninguna de sus poses y guiños, demostrando  porque es uno de los músicos más carismáticos y simpáticos de la escena. Tras la primera ovación de la noche, era el propio Hansen el encargado de darnos la primera charla para presentarnos una de las piezas de su nuevo trabajo, un rotundamente metálico "Hellbent", que teñía el escenario de rojo mientras el guitarrista confiaba en sus seguidores para que le ayudarán en los estribillos, creando un clima de comunión absoluta con el respetable.

Y es que durante toda la noche el cuarteto de Hamburgo se mostró plenamente confiado en el material de su último trabajo "Empire To the Undead", del que llegaron a desgranar un total de seis composiciones, todas ellas fantásticamente recibidas y ,a tenor por la respuesta que obtuvieron algunas de ellas,  con muchos números de convertirse en nuevos  clásicos y permanecer en el repertorio de la banda durante los próximos años. Pero evidentemente, los temas que se llevaron una mejor acogida fueron piezas como la arrolladora "Tribute To The Past", rescatada de su "Insanity And Genius", un tema originalmente grabado por Ralf Scheepers pero que Hansen ha acabado haciendo suyo, dándole su estilo y su toque personal a la hora de encarar esos altísimos agudos. Por si no  fuera suficiente el arrollador arranque que nos propusieron los teutones, la sala se vino literalmente abajo al reconocer los primeros compases de uno de los clásicos más coreados de la historia del  heavy metal "I Want Out", que puso a todos a cantar haciendo prácticamente inaudible la voz de un Hansen que no paraba de sonreír y bromear con sus compañeros viendo las evoluciones de un público completamente desmadrado.

Con toda la sala coreando el ya tradicional "Happy Happy Gamma Ray", y con los niveles de adrenalina por las nubes era un buen momento para ofrecernos una nueva muestra del potencial de su nuevo trabajo, y la elegida para que la fiesta no decayera fue la feroz "Pale Rider", que volvió a corroborar las buenas sensaciones de su nuevo material, ya que su bien no consiguió mantener la fogosidad del tema anterior, sí que consiguió mantener de intensidad y entrega  de un público que apoyó con devoción el arranque con unas incansables palmas. El primer momento de relax de la noche llegó de manos de la grandilocuente  "Time For Deliverance", que Kai presentó, entre risas, como una balada y que nos imbuyó con esas majestuosas melodías deudoras de los Queen más roqueros. Mientras la banda se perdía entre bambalinas, para recuperar el aliento, era Michael Ehré el encargado de mostrarnos sus credenciales con un extenso y técnico solo, en el que el percusionista se dedicó a jugar con la audiencia haciéndonos rugir con fuerza en cada silencio entre las  trepidantes ráfagas de sus bombos y platos.

Habiendo el cuarteto tomado posiciones nuevamente, el show se reanudaba con un pegadizo “Blood Religion”, único recuerdo que la banda tuvo para su plástico de 2005 “Majestic”, que sí bien no fue uno de los momentos más brillantes de la noche, sí que nos sirvió para reírnos un rato al contemplar como Hansen se movía cómicamente por el escenario dirigiendo nuestro canto a la hora de encarar los estribillos, alternando la parte izquierda del recinto con la derecha, hasta que las guitarras acabaron rugiendo con fuerza en un final rotundo y poderoso, con toda la sala coreando al unísono el nombre del tema. Sin entretenerse durante las presentaciones, la banda volvía a mostrar su faceta más speed metalera regalándonos una vertiginosa dupla formada por dos de los temas más rodados de su última placa, en este caso los elegidos serian “Master Of Confusion”, en la que volvió a brillar intensamente Henjo Richter quien, con su cara de profesor de conservatorio y con su innata elegancia a la hora de atacar su instrumento, se ha consolidado con el paso de los años como el mejor complemento para Kai Hansen; y la agresiva pieza que presta el nombre a su ultimo plástico “Empire Of The Undead”, que con su pegada imponente y el vistoso  despliegue lumínico ofrecido  se convirtió en uno de los momentos álgidos de la noche.

Si a estas alturas del show el triunfo del cuarteto germano era ya  inapelable, todavía faltaba una última guinda para convertir la actuación de esta noche en realmente memorable. Un Kai Hansen pletórico se dirigía nuevamente a la audiencia para solicitar nuestra colaboracion para apoyarle a la hora de encarar otro de esos clásicos himnos, cargados de épica y sentimiento, que tanto gustan a los incondicionales de la banda. “Rebelion In Dreamland”, sería la encargada de provocar un clímax que no haría más que ir en aumento, cuando a mitad del tema el cuarteto atacó ,sin previo aviso, una suculenta versión de su “Land Of The Free”, con la que la sala se volvió literalmente loca. La encargada de cerrar este primer tramo de actuación consolidando una rotunda tripleta de su clásico álbum de 1995, fue la vertiginosa cabalgada contenida en la trepidante “Man On A Mission·, que hacía cantar como posesos, una vez más, a una audiencia que parecía acariciar el cielo con sus manos al alzar su voz junto a la del carismático guitarrista.

Tras unos minutos en los que la sala coreó intensamente el nombre de la formación germana, por fin  los músicos regresaban sobre las tablas para poner el broche de oro a su actuación. Un reverencial “To The Metal”, introducido por Kai tras preguntarnos cual era nuestro estilo de música favorito, sería el encargado de dar por inaugurados los bises, con toda la sala cantando apoyando al máximo en los estribillos, convirtiendo el reciento en una verdadera fiesta metálica. Mientras que la encargada de poner la rúbrica a sus dos horas de espectáculo fue una contagiosa versión de su “Send Me A Sign”,  única pieza rescatada de su álbum de 1999 “Powerplant”, y que a la postre sería la elegida para cerrar la velada.

Aunque seguramente muchos podrán opinar que faltaron algunos temas clásicos en el repertorio de esta noche, lo cierto es que me parece admirable que una banda con la trayectoria y la discografía de Gamma Ray tenga la valentía de apostar tan abiertamente por las composiciones de su última entrega discográfica. Aunque yo mismo había criticado, en ocasiones anteriores, que la banda se estaba repitiendo durante sus últimas actuaciones, lo cierto es que en esta ocasión, con un repertorio totalmente renovado y con nuevos bríos y un espíritu totalmente rejuvenecido la banda se marcó un concierto realmente fantástico, a la altura de sus mejores giras de finales de los noventa.




TEXTO:ALFONSO DIAZ
 FOTOS:ALFREDO RODRIGUEZ

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