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jueves, 15 de mayo de 2014

ALQUIMIA-MUSIC HALL-BCN-10-MAY-2014



Tras consumarse la despedida de una de las formaciones más respetadas y admiradas de la escena nacional Avalanch, a principios del pasado año 2013 el compositor y guitarrista Alberto Rionda se ponía manos a la obra y empezaba a trabajar en la composición de los temas que formarían parte de su nuevo proyecto Alquimia. Poco a poco, a través de las redes sociales, se fueron desvelando tanto los músicos que le acompañarían,  como todos los detalles de esta nueva obra que acabó viendo la luz el pasado mes de Noviembre. Desde que la nueva formación nos ofreciera los primeros anticipos del disco  quedaba clara la férrea voluntad de Alberto Rionda de regresar a ese power metal rápido, técnico y melódico que caracterizó obras como “Llanto De un Héroe” (1999), o “El Ángel Caído” (2001). De modo que con la edición de su prometedor debut, la dupla formada por el guitarrista Alberto Rionda y el vocalista Israel Ramos conseguía colmar las expectativas creadas por todos sus seguidores, logrando  crear una conexión que vinculaba directamente los trabajos anteriormente citados con el nuevo material compuesto por el excelso guitarrista ovetense.

En una noche de Sábado en la que había mucha oferta de conciertos en la Ciudad Condal, con Sober descargando en la Sala Apolo y el mítico guitarrista Jacke E. Lee haciendo lo propio con sus Red Dragon Cartel en el Salamandra, fueron muchos los que optaron por desplazarse hasta la céntrica sala Music Hall para reencontrarse con el guitarrista asturiano, logrando dar al recinto un ambiente de lo más cálido y acogedor para albergar la puesta de largo en tierras catalanas de estos Alquimia de Alberto Rionda.

Haciendo gala de una  puntualidad inglesa, a las 20,30 horas, se apagaban las luces de  un recinto prácticamente lleno para que la rimbombante introducción que abre su debut "Mutus Liber" empezara a caldear el ambiente mientras  los músicos ocupaban sus posiciones para iniciar  su show con " El Lobo Y El Arca", protagonizando un arranque potente, técnico y melódico con el que el quinteto asentaba las sólidas bases de su propuesta. Ya desde los primeros compases del show llamó la atención el excelente dominio escénico de Israel Ramos, quien durante toda la noche se mostró como un frontman sólido y de garantías, sabiendo manejar a la audiencia, haciéndonos cantar y sin dejar, en ningún momento, que el enorme carisma de Rionda le eclipsara. Otro detalle digno de mención, y que denotó la excelente acogida que ha recibido el soberbio  debut del quinteto,  fue la pasión y la entrega con la que el público coreó cada uno de sus vibrantes  estribillos. Tras la prometedora apertura,  era Israel el encargo de introducirnos junto a los teclados de Chez García en la segunda pieza de la noche, la cambiante "Dama Oscura", que arrancó de forma delicada  para acabar convirtiéndose   en una clásica cabalgada, a ritmo de doble bombo, que desató el entusiasmo entre una audiencia especialmente participativa.

Aunque a tenor de lo visto durante los primeros compases del show resultaba obvio que las nuevas composiciones de Alberto Rionda siguen conservando toda la fuerza y la garra powermetalera, lo cierto es que la expectación y la impaciencia por ver a  la banda interpretar alguno de los clásicos de Avalanch podían palparse en el ambiente. Así que la euforia se desató definitivamente cuando Israel presentó el perturbador “El Ángel Caído”, con el que consiguieron poner, por primera vez, la sala patas arriba. Mucha curiosidad había por ver como defendería el vocalista catalán los temas de la anterior formación  del guitarrista, y en honor a la verdad hay que decir que Israel superó el reto con sobrada solvencia, haciendo suyos los temas,  dándoles su toque personal pero sabiendo conservar intacta su esencia y personalidad.
 
Pese a que algunos puedan pensar que las letras del power metal son cosa de fantasía e historias medievales, no faltó el espíritu crítico y reivindicativo durante la presentación de la mordaz "La Penitencia Del Noble", en la quizás sí que se echó en falta  un poco más de volumen en el sonido de la guitarra de Rionda. Con la sala en estado de ebullición y con la gente muy metida en el show llegaba el momento de adentrarse en uno de los temas más complejos de su debut "Divina Providencia", todo un ejercicio de elegancia y buen gusto durante el que Rionda se adueñó del centro del escenario para ofrecernos una nueva muestra de virtuosismo, demostrando, una vez más,  porque es uno de los mejores guitarristas en su estilo.

Desmarcándose ligeramente de los parámetros más netamente powermetaleros, también hubo tiempo para adentrarnos en terrenos más  melódicos, cediendo todo  el protagonismo a los teclados de Chez García durante el hardrockero "Aliento",  que sería el encargado de relajar mínimamente los ánimos para convertirse en la antesala perfecta del delicado  "Claro De Luna", que sirvió para que Rionda diera rienda suelta a otra de sus grandes pasiones, la música clásica, mezclando sus delicados desarrollos instrumentales   junto a los registros de un espectacular Israel Ramos, que se marcó una interpretación realmente memorable, derrochando feeling e intensidad,  metiéndose a todos los presentes en el bolsillo y  mostrando unas tonalidades y unas texturas que le desconocíamos los que hemos venido siguiendo  su trabajo con Amadeüs.

La velocidad, la caña y el recuerdo volvían a hacer acto de presencia con ese legendario himno épico que es "Pelayo", que significó el primer recuerdo a "Llanto De Un Héroe", proponiéndonos un viaje a finales   de la década de los noventa que serviría  para escenificar la estrecha conexión existente entre el pasado y el presente del guitarrista asturiano. La vuelta al material más reciente del quinteto estuvo marcada por el complejo "Lagunas De Sal", creando diferentes atmósferas y ambientaciones, en las  que brillaron con luz propia tanto la compacta base rítmica,- formada por un activo Rubén Lanuza y un preciso Leo Duarte-, como las sugerentes orquestaciones introducidas por los teclados de Chez García.

Tampoco faltaron los pasajes repletos de virtuosismo neoclásico contenidos en el arranque del medio tiempo "La Cuna De Arce", que fue coreada con verdadera devoción por todos los presentes, consiguiendo ganarse, desde ya, la consideración de auténtico clásico para todos los fans de Alquimia. A continuación, nos  ofrecieron el efectivo "La Fuente Dorada", una nueva muestra de ese power metal repleto de pinceladas sinfónicas, coros grandilocuentes y virtuosismo guitarrero con el que el quinteto sellaba, definitivamente, el pacto con sus seguidores, desatando, aún más si cabe, la euforia al atacar  Israel esos espeluznantes agudos que servirían de preámbulo para un virtuoso ejercicio solista  a cargo  del maestro Rionda.

Con la sala sumida en un rotundo ambiente festivo, con todos los presentes coreando ese característico “Oe…Oe…Oe…”, llegaba el momento de una nueva dosis de nostalgia de manos de la emocionante “Antojo De Un Dios”, que nos dejó a un Israel intenso y emotivo, consiguiendo transmitir con su notable interpretación toda la emoción y la magia del tema, para posteriormente pisar el acelerador al máximo para ofrecernos esa clásica cabalgada powermetalera que protagonizaría “La Llama Eterna”. Una lástima que el tema quedara  un  tanto deslucido por los problemas que tuvo Rionda con su instrumento, unos contratiempos que obligaron al guitarrista  a cambiar su característica Ibanez blanca por un modelo clásico de Gibson. Sin abandonar el legado de la mítica formación asturiana, la encargada de proseguir el show fue la grandiosa “Xana”,- una auténtica delicia el volver a disfrutar de   esta excelente composición contenida en aquel legendario “El Ángel Caído”-, con la que  consiguieron  emocionar a más de uno de los presentes, además de ser la elegida para cerrar esta primera parte del show.

Con sala pidiendo insistentemente el retorno  de los músicos sobre las tablas, los miembros de Alquimia volvían a pisar el escenario del Music Hall. En esta ocasión era el propio Alberto Rionda quien, visiblemente emocionado, nos daba las gracias por el cariño y por el apoyo prestado, mientras pedía un aplauso para todos sus compañeros. Pero sin duda la mejor forma de devolvernos toda esa pasión y entrega fue ofreciéndonos una doble ración de elegancia y sutileza instrumental, regalándonos ese fantástico “Santa Bárbara”, que fue prácticamente solapado con la pieza que sirve como epilogo para su debut “Cábala XIII”.

El sprint final de su arrolladora presentación  estuvo protagonizado por “Torquemada”, que nos dejó otra nueva exhibición a cargo de una banda que lo dio todo sobre las tablas, especialmente Israel que, tal y como reconoció el propio Rionda, se dejó la voz y el alma en cada uno de sus estratosféricos agudos, sin perder en ningún momento su eterna sonrisa. Las encargadas de poner la guinda al pastel fueron “Sacrificio”, uno de los temas más potentes e incisivos de su debut, y la “Morada Del Alquimista”, que con su pegadiza melodía medieval servía para ratificar el triunfo absoluto de una banda que, tras finiquitar  su actuación, tuvo que permanecer varios minutos en escena  para recibir todo el cariño y la admiración  de sus incondicionales.

Pocas veces he visto en directo a una formación que con tan solo un álbum  publicado se embarqué   en un show de más de dos horas de duración, pero ya desde su misma génesis estaba claro que los Alquimia de Alberto Rionda no son una banda al uso, ya que además de la excelsa brillantez de sus propias composiciones, el quinteto, y muy especialmente su ideólogo y principal compositor,  tiene a su disposición a la hora de confeccionar el repertorio todo un catálogo de verdaderos himnos del power nacional. Si ya después de escuchar su  debut  el quinteto  se posicionaba como uno de los máximos referentes del metal en nuestro país, tras presenciar su directo  no me cabe la menor duda de que Alquimia son una   formación que está llamada a ofrecernos grandes discos y conciertos  durante los próximos años.


TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER


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