DIA 2: VIERNES 25 DE ABRIL DE 2014
Habiendo repuesto fuerzas, nuevamente volvíamos a presentarnos en el
recinto del XVII Metalfest para asistir
a esta segunda jornada de festival. Curiosamente fue este segundo día, el
viernes, el que más afluencia de público registró, gracias en gran medida a que
la jornada coincidía con la festividad nacional del 25 de Abril. Curiosamente,
también sería la jornada que peor nos
trataría climatológicamente hablando, ya que durante todo el día estuvimos bajo
una intermitente lluvia que hizo muy difícil e incómodo abandonar la zona
habilitada para los conciertos.
Dejando a un lado la complicada y desapacible climatología, la jornada se
abría con la actuación de los islandeses
ANGIST. El joven cuarteto
proveniente de Reykjavik practica un death metal potente y de corte clásico,
que resultó ideal para sacudirnos el sueño a los más madrugadores. Aunque su
propuesta no resultó especialmente novedosa, sí que llamó la atención que las
guitarras corriesen a cargo de dos chicas, Gyöa Hrund y Edda Tegeder, un hecho
cuanto menos destacable en una escena
copada, casi de forma exclusiva, por hombres. En cuanto al repertorio
que nos ofrecieron desgranaron de forma íntegra los temas que integran su
primer EP “Circle Of Suffering”, además de ofrecernos algún tema de nuevo cuño
que irá incluido en su inminente debut. Aunque personalmente creo que todavía
tienen muchos detalles que pulir, sobretodo en el apartado solista, de su
actuación destacaría la intensidad y la potencia de cortes como “Silence”, o la oscura
y tormentosa “Unwelcome Thoughts”.
Seguramente hace tan solo unos años sería impensable que una banda como los
portugueses THE QUARTET OF WOAH, descargara
en un festival como éste, orientado hacia las vertientes más extremas del
metal, pero afortunadamente parece que los tiempos están cambiando y cada vez
es más habitual la presencia de formaciones que se salen un poco de la norma
habitual del festival. Y por qué digo esto, pues porque aunque parezca extraño y
hasta cierto punto, sorpresivo lo que
nos ofrecieron The Quartet Of Woah para abrir el escenario principal en esta
segunda jornada fue una rotunda explosión de hard rock clásico, marchoso y eléctrico,
con unas sofisticadas líneas
psicodélicas introducidas por los omnipresentes teclados de Rui Guerra.
Pese a que en un primer momento me temí lo peor, la gente aceptó de buen
grado la colorista propuesta del cuarteto lisboeta, e incluso pareció disfrutar
al máximo de este remanso melódico dentro de un cartel copado por la oscuridad
y la distorsión. De hecho el propio Gonçalo Kotowicz, guitarrista y vocalista de
la banda, bromeó con el asunto e incluso el cuarteto se atrevió a embarcarse en
los desarrollos más lentos y cuasi baladísticos de “The Path Of Our
Commitment”. En definitiva una actuación cuanto menos sorprendente que se basó
en la electricidad y dinamismo roquero de piezas como el contagioso “Prodigal
Son”, y en los ramalazos purpelianos
contenidos en “Empty Stream”.
Si entretenida había sido la actuación de The Quartet Of Woah, los
siguientes en tomar posiciones en el segundo escenario fueron los cachondos CREPITATION. Ya desde que la banda arrancara
su descarga con el conocido “Scatman”, a modo de introducción, estaba claro que el quinteto británico venia predispuesto a pasárselo en grande con
la audiencia lusa. Para ello su alocada dupla de vocalista nos ofreció una
constante e incansable sucesión de
gruñidos y guturales, transformando su actuación en una cachonda sesión de “Pig-metal” compuesta
por temas cortos, directos, cargados de
suciedad, distorsión y unas escatológicas letras que parecieron entusiasmar a
todos los presentes y que provocaron los primeros “pits” de esta segunda
jornada.
De ente su torrente de temas locos y
disparatados, que perfectamente podrían ser la canción del verano en un hotel
de “deathers”, destacaría “Elephantitis Jimmy Hill Style Gigantic Chin Pandas”, “Erotic Depravity” y, por supuesto, no me
gustaría olvidarme de esa escatológica joya sonora, de irreproducible título, que la banda
interpretó como cierre de su actuación y que
aseguró que estaba inspirada en la película de “Parque Jurásico”.
Los italianos ANTROPOFAGUS son
una de esas joyas del underground death metalero. Fundados a finales de la
década de los noventa, el cuarteto de Genova publicó su segundo trabajo
“Architecture Of Lust”, el pasado 2012,
un plástico en el que se combinan el clasicismo death con un sonido y una
producción muy actual, consiguiendo que las guitarras de Meatgrinder suenen tremendamente
devastadoras. Su concurso en el escenario principal constituía el primer plato
fuerte de esta segunda jornada, ya que su presencia había suscitado bastante
expectación y en honor a la verdad hay que admitir que los genoveses estuvieron
a la altura, e incluso me atrevería a decir que sobrepasaron con creces las
expectativas creadas.
Conscientes de la oportunidad que suponía el poder desplegar todo su arsenal
death ante una audiencia tan numerosa, Antropofagus salieron a escena muy
intensos y animados, proponiéndonos para abrir boca la tralla arrolladora de “Exposition Of
Deformities” y “Architecture Of Lust”, con las que demostraron su enorme
potencial metálico y su clara intención de devastarnos. Aunque evidentemente su
descarga estuvo centrada en su última obra de estudio, no faltó algún pequeño guiño
hacía su arrollador debut “No Waste Of Flesh”, en
forma de un aniquilador “Bloodhunger”, mientras que las encargadas de cerrar su
descarga fueron la tétrica “The Lament
Configuration” y “Demise If The Carnal Principle”.
Con el subidón de adrenalina que nos había propiciado la devastadora
descarga de combo italiano, era el momento de trasladarse nuevamente al
escenario 2 para seguir de cerca las
evoluciones de los portugueses BOSQUE. Habiendo
publicado 2 álbumes y un par de Ep´s, su
descarga de esta noche representaba su
debut en el marco del SWR Metalfest, y, personalmente, creo que la suya fue una de
las actuaciones más flojas y desangeladas de todo el festival.
Pese a gozar de una buena reputación entre sus compatriotas, la formación
lusa no llegó a convencerme en ningún momento, ya que planteó un show denso,
cadencioso y muy lineal, llevando su funeral doom hasta sus últimas
consecuencias, arrastrando de forma enfermiza esos riffs lentos y atmosféricos,
consiguiendo que temas como “Lethargy” o “Metamorphosis”, sonaran
extremadamente pesados y aburridos.
Afortunadamente, para quitarnos el regusto amargo que nos había dejado la
actuación de Bosque contábamos con la presencia en el Stage 1 de toda una
leyenda dentro del underground metálico germano, WARHAMMER. Y es que toda la
descarga del cuarteto alemán fue fantástica. Desde que las luces se apagaron y
empezó a sonar la grandilocuente y épica introdución que precedía a la entrada
del cuarteto, la banda ya había conseguido captar la atención de todos los
presentes. El inicio, como no podía ser de otra forma, fue realmente
incendiario con la formación
arrollándonos sin piedad con la devastadora sucesión de riffs de “Necrophobia”
y con la crujiente “Warriors Of The
Cross”, con las que la banda dejaba clara su absoluta devoción por nombres
clásicos como Motörhead o sus idolatrados Hellhammer.
Parapetados en su característica puesta en escena, con su bajista Christop
Erdmann luciendo unas llamativas gafas de sol y su inseparable muñequera de
clavos, y con Kevin Wittek sacando de su
instrumento esos riffs ardientes y netamente speed metaleros, la descarga del
combo alemán fue una carrera desbocada contra el reloj, sin ofrecer ni un
segundo de tregua y consiguiendo crear el ambiente idóneo para que cortes
como el garajero “Infernal Tempest”, se
convirtiera en uno de los momentos álgidos de su show y en la excusa perfecta
para recordarnos a otro de sus máximos referentes Venom. Tampoco faltaron los
guiños a su material más reciente con “Strike Of The Infernal”, perteneciente a
su último Split, ni la rabia incontrolada de la primeriza “Downed In
Blackness”, que su vocalista Volker “Iron Lung” Frerich presentó como un viaje
a través del tiempo.
Aunque en líneas generales su actuación fue muy entretenida y altamente
adictiva, sí que me pareció que Kevin Wittek estuvo especialmente fallón con su
guitarra a la hora de atacar algunos de sus solos, desmereciendo ligeramente piezas
como “Total Maniac”. Crudos, sucios,
potentes e irresistiblemente irreverentes, debo reconocer que la actuación de
Warhammer fue una de las mejores de esta segunda jornada, y de todo el
festival.
El retorno al escenario pequeño estuvo marcado por la descarga de AGE OF WOE, un joven quinteto sueco que
está dando mucho que hablar desde que a mediados del pasado 2013 pusiera en
circulación su debut “Inhumanform”. Además de haber cosechado unas excelentes
criticas, la banda ha compartido escenario con nombres tan destacados como los
Soulfly del carismático Max Cavalera, descargando su poderoso death metal impregnado de algunas pinceladas doom y de unas
altas dosis de ese crujiente y ardiente Crust-punk. Durante sus cuarenta minutos de
show el quinteto sueco nos ofreció un detallado repaso a su álbum debut
“Inhumanform”, poniendo especial énfasis en la arrolladora crudeza de “The King
Of Thieves”, las incendiaria guitarras
de “No Remorse”, extraída de su EP de
debut, o la amenazante base rítmica de la impactante “Born
Of Fire”, de la que recientemente el quinteto ha estrenado un video.
Sin duda otra de las bandas que tenía más ganas de ver, y que por cierto
disfrutaron de una calurosísima acogida, eran los noruegos BLOOD RED THRONE. Recibidos como auténticos héroes, la descarga del
quinteto de Kristransad fue verdaderamente apoteósica, de aquellas que sirven
para sentar cátedra. Ya desde que empezara a rugir, a través del P.A., esa
inquietante voz que deseaba insistentemente nuestra muerte, la banda mostró una
actitud decidida de destruir todo a su paso, arrollándonos de entrada con el
clasicismo de “Unleashing Hell”, que nos mostraba el desmedido apetito de los noruegos por la velocidad y los ritmos
devastadores. Poco importó que el de esta noche fuera únicamente el segundo
concierto de su nuevo batería, ya que trallazos descomunales como
“Brutalitarian Regime” o el más intenso y melódico “Soulseller “, sonaron como
proyectiles impactando contra nuestras cabezas.
Igualmente cabe destacar la entrega de un público que estuvo a la altura de
la descarga que se marcó el explosivo quinteto noruego, bailando en círculos de
forma incansable y dejándose arrastrar de forma lasciva por la arrolladora
tormenta de riffs y blast-beats contenidas en piezas como “Incarnadine
Mangler”. Pero sin duda los momentos más intensos y alocados de su bizarra
actuación se vivieron durante una abrumadora recta final en la que la banda nos
preparó una jugosa sorpresa, concretamente una brutal tripleta extraída de su
álbum de 2005 “Altered Genesis”, y que estuvo compuesta por la abrupta y
sofisticada “Smite”, con la banda prendiendo la mecha y provocando al máximo a
la audiencia, la cambiante y quirúrgica “Arterial Lust”, y como fin de fiesta
definitivo, y provocando el delirio de un personal completamente desatado, esa
rotunda explosión de velocidad y brutalidad que representa “Mephitication”, que
sirvió para rubricar una actuación verdaderamente antológica.
Militantes destacados de las corrientes más oscuras, clásicas y satánicas
del black metal los brasileños MYSTIFIER, unos verdaderos iconos
dentro de la escena carioca, serían los siguientes en tomar posiciones en el escenario
pequeño. A diferencia de lo que sucediera con otras formaciones más jóvenes,
los brasileños salieron a escena ataviados con sus vestimentas clásicas de
combate: cuero, tachas, muñequeras de clavos y maquillaje, proponiéndonos una
ambientación ideal para encuadrar su satánico repertorio de oscuras invocaciones.
Liderados por su vocalista, bajista
y teclista Sorcerer Do´Urden, el tenebroso trio brasileño nos ofreció una
suculenta muestra de su clásico sonido black metalero, oscuro, sucio y con unas
letras despiadadas y repletas de alusiones al misticismo pagano. Evidentemente
no faltaron durante su actuación las tenebrosas invocaciones contenidas en la
inicial “(Inviocaciones) The Almighty Satanas”, ni tampoco las referencias a
personajes malditos como el autor británico “Aleister Crowley”. Debo reconocer
que me sorprendió mucho el enorme tirón y carisma que tiene el trio brasileño,
de hecho la gente siguió con autentica devoción su descarga, hasta tal punto
que durante la ejecución del clásico “The Sign Of The Unholy Cross”, pudimos
ver una biblia en llamas volando hacia el escenario.
También ayudó a crear ese
ambiente oscuro y tétrico, más propio de un pequeño club, las constantes
arengas del guitarrista Beelzeebuth quien no se cortó a la hora de increpar a
las primeras filas con sus comentarios jocosos y su vocabulario soez,
espoleando aún más a una audiencia que se mostró muy entusiasta con piezas como
la demoniaca “Belzebuth”, con la que la banda demostró por qué son un referente
dentro de la escena suramericana.
Muchísima expectación había suscitado esta primera visita de los veteranos METAL CHURCH a tierras lusas. Pese a la
orientación inminentemente extrema del cartel del festival, la apuesta por el
clasicismo metalero del quinteto americano significaba un nuevo impulso a esta
XVII edición del SWR Metalfest, atrayendo a un puñado de seguidores metaleros
que, ataviados con sus tachas y sus tejanas repletas de parches, tomaban
posiciones frente al escenario principal para seguir la actuación del guitarrista
Kurdit Vanderhoof y sus muchachos. Cinco largos años hacía que los metaleros
americanos no editaban nuevo material, pero por fin al final del pasado año
2013 la formación ponía en circulación
su nuevo trabajo “Generation Nothing”, un plástico que si bien no aportaba
grandes novedades a su sonido, sí que servía para ratificar, una vez más, su
estatus como banda clásica y de culto dentro de la escena metálica americana.
Con el escenario a oscuras y mientras una grandilocuente introducción
atronaba a través del P.A., los miembros de la banda fueron tomando posiciones
para arrancar su descarga con la arrolladora dupla compuesta por “Ton Of
Bricks” y “Start The Fire”, dos rotundos trallazos pertenecientes a la primera época de la banda,
con los que el quinteto americano nos proponía un viaje a través del tiempo guiado
por la característica voz de Ronny Munroe. Aunque el guitarrista Kurdt
Vanderhoof permaneció siempre en un discreto segundo plano, sus efectivos y
potentes riffs se convirtieron en protagonistas de la marchosa y crujiente
“Generation Nothing”, única pieza rescatada de su más reciente entrega
discográfica, que se convirtió en el preámbulo idóneo para la eléctrica “A Light In The Dark”,
durante la que brilló especialmente su
compañero a las seis cuerdas Rick Van Zandt.
Hasta aquí fue donde llego el escueto repaso que la banda nos ofreció de
sus últimos lanzamientos, ya que a partir de este momento lo que se sucedió fue
una fulgurante sucesión de clásicos de la época dorada de la banda, proponiéndonos
una sesión de ese clásico heavy/thrash que siempre ha caracterizado a la formación
americana. De su tercer trabajo “Blessing In Disguise”, el quinteto rescató la
hímnica y poderosa “Fake Healer”, que contó con el apoyo de una audiencia
entregada y devota que tarareó su envolvente melodía, y la más intensa e
introspectiva “Badlans”.
Como si de un viaje en el tiempo se tratará, las agujas del reloj siguieron
girando en sentido inverso al habitual hasta situarnos en 1985 para que hiciera
acto de presencia “Gods Of Wrath”, rescatada de su debut homónimo y que contó
con invitación a cantar por parte de un extrovertido Ronny Munroe. Igualmente
intenso y altamente emotivo resultó el arrebatador “Watch The Children Play”,
que dejaría paso a un melódico “Beyond The Black” y a un estratosférico “Metal
Church”, que nos retrotraía a la vertiente más netamente thrashera del combo
americano. Y cuando parecía que todo había terminado y gracias a la entrega e
insistencia del público, la formación americana tuvo que regresar sobre las
tablas para rematar su actuación con su cover del “Highway Star” de Deep
Purple. Aunque en líneas generales la actuación de Metal Church fue más que
correcta, debo admitir que me faltaron en su repertorio más temas de nuevo
cuño, ya que el quinteto planteó su descarga como una colección de clásicos
favoritos de la década de los 80.
Tras el desembarco metalero que
supuso la descarga de Metal Church, las sonoridades más oscuras y extremas
regresaban al stage 2 del festival de la mano de BLACK WITCHERY. El seminal trio de Florida se presentaba ante el
respetable ataviado con sus habituales hábitos de combate, revestidos de ese
omnipresente halo de misticismo y predispuestos a asestarnos una brutal
embestida con su black metal “old school”.
Veteranos dentro de la escena extrema americana, Black Witchery nos sumergieron
de lleno en su oscura y decadente concepción musical, utilizando para ello el
aplastante potencial satánico de piezas como “Holocaustic Church Devastation” o
el irreverente y mordaz “Blasphemer Onslaught”.
Parapetados en todo momento en la
envolvente oscuridad de la que se rodearon, y aprovechando el marchamo que da
el haber publicado obras clásicas dentro del
género como “Summoning Of Infernal Legions”, o su mas reciente “Inferno
Of Sacred Destruction”, el trío americano no nos concedió ni un segundo de
tregua y se reivindicó como uno de las máximos estandartes del metal más oscuro
y extremo, desgranando una sucesión de
clásicos repletos de velocidad,
intensidad y épica metalera, dejando en
el aire momentos arrebatadores como
“Unholy Vengeance Of War” o “The Angelholocaust”, con las que
consiguieron movilizar a una audiencia muy metida en su actuación y que no dejó
de animar en ningún momento del show.
Con las fuerzas ya muy mermadas y
con el cansancio haciendo mella en muchos de los asistentes, los más osados
todavía tendríamos ocasión de deleitarnos con una buena sesión “revival” con la
festiva actuación de SCHIREN PLAYS
PUNGENT STENCH, que no es más que la nueva aventura de guitarrista Martin
Schiren, (Don Cochino), para revisitar los desternillantes himnos que grabara
con su antigua formación Pungent Stench. Habiendo visto el directo de la mítica
formación austriaca, a mediados de los noventa en la extinta sala Garatge de
Barcelona, sabía perfectamente lo que podía depararme la actuación de Schiren y sus muchachos: mucha
fiesta y una convincente invitación al desfase que no iba a dejar indiferente a
nadie.
Tal y como lo recordaba, el
tiempo parece no haber hecho mella en el guitarrista, Schiren tomaba el
escenario dispuesto a robarnos hasta el ultimo aliento con sus composiciones
disparatadas y divertidas, provocando constantes “circle-pits” y consiguiendo
que clásicos como “Dead Body Love”, o “Happy Re-birthday”, fueran coreados por
los mas veteranos, mientras los más jóvenes se dedicaban a dejarse arrastrar
por esa batería supersónica y esos riffs poderosos e incisivos.
Igual de arrollador y participativo
se mostró su bajista quien, con su aspecto de roquero de los años 50, no dejo
de menear su flequillo durante todo el show al desquiciante ritmo de piezas
como el primerizo “For God Your Soul… For Me Your Flesh”. Pese a no poder usar,
momentáneamente, el nombre de su antigua banda la filosofía y la entrega de los
músicos que acompañan al carismático Don Cochino es la misma que la de sus ex
compañeros, así que trallazos del calibre de “Klyster Boogie” o “ Rip you
Without Care”, sonaron igual de hirientes e histriónicos que a mediados de la
década de los noventa.
Ante una audiencia completamente desbocada,
la formación austriaca afrontaba la recta final de su actuación proponiéndonos el desfase generalizado que provocó “Viva La
Muerte”, todo un himno para los seguidores de Don Cochino, y a modo de bis, el
escatológico y divertido “Blood, Pus And Gastric Juice”, una guarrada sonora
que servía para poner el broche de oro a esta segunda jornada de festival.
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