domingo, 4 de mayo de 2014

XVII SWR BARROSELAS METALFEST-PORTUGAL 25-ABR-2014



DIA 2: VIERNES 25 DE ABRIL DE 2014

Habiendo repuesto fuerzas, nuevamente volvíamos a presentarnos en el recinto del XVII  Metalfest para asistir a esta segunda jornada de festival. Curiosamente fue este segundo día, el viernes, el que más afluencia de público registró, gracias en gran medida a que la jornada coincidía con la festividad  nacional del 25 de Abril. Curiosamente, también sería la jornada  que peor nos trataría climatológicamente hablando, ya que durante todo el día estuvimos bajo una intermitente lluvia que hizo muy difícil e incómodo abandonar la zona habilitada para los conciertos.

Dejando a un lado la complicada y desapacible climatología, la jornada se abría con la  actuación de los islandeses ANGIST. El joven cuarteto proveniente de Reykjavik practica un death metal potente y de corte clásico, que resultó ideal para sacudirnos el sueño a los más madrugadores. Aunque su propuesta no resultó especialmente novedosa, sí que llamó la atención que las guitarras corriesen a cargo de dos chicas, Gyöa Hrund y Edda Tegeder, un hecho cuanto menos destacable en una escena  copada, casi de forma exclusiva, por hombres. En cuanto al repertorio que nos ofrecieron desgranaron de forma íntegra los temas que integran su primer EP “Circle Of Suffering”, además de ofrecernos algún tema de nuevo cuño que irá incluido en su inminente debut. Aunque personalmente creo que todavía tienen muchos detalles que pulir, sobretodo en el apartado solista, de su actuación destacaría la intensidad y la  potencia de cortes como “Silence”, o la oscura y tormentosa “Unwelcome Thoughts”.


Seguramente hace tan solo unos años sería impensable que una banda como los portugueses THE QUARTET OF WOAH, descargara en un festival como éste, orientado hacia las vertientes más extremas del metal, pero afortunadamente parece que los tiempos están cambiando y cada vez es más habitual la presencia de formaciones que se salen un poco de la norma habitual del festival. Y por qué digo esto, pues porque aunque parezca extraño y  hasta cierto punto, sorpresivo lo que nos ofrecieron The Quartet Of Woah para abrir el escenario principal en esta segunda jornada fue una rotunda explosión de hard rock clásico, marchoso y eléctrico,  con unas sofisticadas líneas psicodélicas introducidas por los omnipresentes teclados de Rui Guerra.

Pese a que en un primer momento me temí lo peor, la gente aceptó de buen grado la colorista propuesta del cuarteto lisboeta, e incluso pareció disfrutar al máximo de este remanso melódico dentro de un cartel copado por la oscuridad y la distorsión. De hecho el propio Gonçalo Kotowicz, guitarrista y vocalista de la banda, bromeó con el asunto e incluso el cuarteto se atrevió a embarcarse en los desarrollos más lentos y cuasi baladísticos de “The Path Of Our Commitment”. En definitiva una actuación cuanto menos sorprendente que se basó en la electricidad y dinamismo roquero de piezas como el contagioso “Prodigal Son”, y en  los ramalazos purpelianos contenidos en  “Empty Stream”.

Si entretenida había sido la actuación de The Quartet Of Woah, los siguientes en tomar posiciones en el segundo escenario fueron los cachondos CREPITATION. Ya desde que la banda arrancara su descarga con el conocido “Scatman”, a modo de introducción,  estaba claro que el quinteto británico  venia predispuesto a pasárselo en grande con la audiencia lusa. Para ello su alocada dupla de vocalista nos ofreció una constante e incansable sucesión de  gruñidos y guturales, transformando su actuación en  una cachonda sesión de “Pig-metal” compuesta por  temas cortos, directos, cargados de suciedad, distorsión y unas escatológicas letras que parecieron entusiasmar a todos los presentes y que provocaron los primeros “pits” de esta segunda jornada.

De ente  su torrente de temas locos y disparatados, que perfectamente podrían ser la canción del verano en un hotel de “deathers”, destacaría “Elephantitis Jimmy Hill Style Gigantic Chin Pandas”,  “Erotic Depravity” y, por supuesto, no me gustaría olvidarme de esa escatológica joya sonora, de  irreproducible título, que la banda interpretó como cierre de su actuación y que  aseguró que estaba inspirada en la película de “Parque Jurásico”.

Los italianos ANTROPOFAGUS son una de esas joyas del underground death metalero. Fundados a finales de la década de los noventa, el cuarteto de Genova publicó su segundo trabajo “Architecture Of Lust”, el pasado  2012, un plástico en el que se combinan el clasicismo death con un sonido y una producción muy actual, consiguiendo que las guitarras de Meatgrinder suenen tremendamente devastadoras. Su concurso en el escenario principal constituía el primer plato fuerte de esta segunda jornada, ya que su presencia había suscitado bastante expectación y en honor a la verdad hay que admitir que los genoveses estuvieron a la altura, e incluso me atrevería a decir que sobrepasaron con creces las expectativas creadas.

Conscientes de la oportunidad que suponía el poder desplegar todo su arsenal death ante una audiencia tan numerosa, Antropofagus salieron a escena muy intensos y animados, proponiéndonos para abrir boca  la tralla arrolladora de “Exposition Of Deformities” y “Architecture Of Lust”, con las que demostraron su enorme potencial metálico y su clara intención de devastarnos. Aunque evidentemente su descarga estuvo centrada en su última obra de estudio, no faltó algún pequeño guiño  hacía  su arrollador debut “No Waste Of Flesh”, en forma de un aniquilador “Bloodhunger”, mientras que las encargadas de cerrar su descarga fueron  la tétrica “The Lament Configuration” y “Demise If The Carnal Principle”.

Con el subidón de adrenalina que nos había propiciado la devastadora descarga de combo italiano, era el momento de trasladarse nuevamente al escenario 2  para seguir de cerca las evoluciones de los portugueses BOSQUE. Habiendo publicado 2 álbumes y  un par de Ep´s, su descarga de esta noche representaba  su debut en el marco del  SWR Metalfest,  y, personalmente, creo que la suya fue una de las actuaciones más flojas y desangeladas  de todo el festival.

Pese a gozar de una buena reputación entre sus compatriotas, la formación lusa no llegó a convencerme en ningún momento, ya que planteó un show denso, cadencioso y muy lineal, llevando su funeral doom hasta sus últimas consecuencias, arrastrando de forma enfermiza esos riffs lentos y atmosféricos, consiguiendo que temas como “Lethargy” o “Metamorphosis”, sonaran extremadamente pesados y aburridos.

Afortunadamente, para quitarnos el regusto amargo que nos había dejado la actuación de Bosque contábamos con la presencia en el Stage 1 de toda una leyenda dentro del underground metálico germano, WARHAMMER.  Y es que toda la descarga del cuarteto alemán fue fantástica. Desde que las luces se apagaron y empezó a sonar la grandilocuente y épica introdución que precedía a la entrada del cuarteto, la banda ya había conseguido captar la atención de todos los presentes. El inicio, como no podía ser de otra forma, fue realmente incendiario  con la formación arrollándonos sin piedad con la devastadora sucesión de riffs de “Necrophobia” y con   la crujiente “Warriors Of The Cross”, con las que la banda dejaba clara su absoluta devoción por nombres clásicos como Motörhead o sus idolatrados Hellhammer.

Parapetados en su característica puesta en escena, con su bajista Christop Erdmann luciendo unas llamativas gafas de sol y su inseparable muñequera de clavos,  y con Kevin Wittek sacando de su instrumento esos riffs ardientes y netamente speed metaleros, la descarga del combo alemán fue una carrera desbocada contra el reloj, sin ofrecer ni un segundo de tregua y consiguiendo crear el ambiente idóneo para que cortes como  el garajero “Infernal Tempest”, se convirtiera en uno de los momentos álgidos de su show y en la excusa perfecta para recordarnos a otro de sus máximos referentes Venom. Tampoco faltaron los guiños a su material más reciente con “Strike Of The Infernal”, perteneciente a su último Split, ni la rabia incontrolada de la primeriza “Downed In Blackness”, que su vocalista Volker “Iron Lung” Frerich presentó como un viaje a través del tiempo.

Aunque en líneas generales su actuación fue muy entretenida y altamente adictiva, sí que me pareció que Kevin Wittek estuvo especialmente fallón con su guitarra a la hora de atacar algunos de sus solos, desmereciendo ligeramente piezas como  “Total Maniac”. Crudos, sucios, potentes e irresistiblemente irreverentes, debo reconocer que la actuación de Warhammer fue una de las mejores de esta segunda jornada, y de todo el festival.

El retorno al escenario pequeño estuvo marcado por la descarga de AGE OF WOE, un joven quinteto sueco que está dando mucho que hablar desde que a mediados del pasado 2013 pusiera en circulación su debut “Inhumanform”. Además de haber cosechado unas excelentes criticas, la banda ha compartido escenario con nombres tan destacados como los Soulfly del carismático Max Cavalera, descargando su poderoso death metal  impregnado de algunas pinceladas doom y de unas altas dosis de ese crujiente y ardiente  Crust-punk. Durante sus cuarenta minutos de show el quinteto sueco nos ofreció un detallado repaso a su álbum debut “Inhumanform”, poniendo especial énfasis en la arrolladora crudeza de “The King Of Thieves”,  las incendiaria guitarras de   “No Remorse”, extraída de su EP de debut, o la amenazante base rítmica de la impactante   “Born Of Fire”, de la que recientemente el quinteto ha estrenado un video.

Sin duda otra de las bandas que tenía más ganas de ver, y que por cierto disfrutaron de una calurosísima acogida, eran los noruegos BLOOD RED THRONE. Recibidos como auténticos héroes, la descarga del quinteto de Kristransad fue verdaderamente apoteósica, de aquellas que sirven para sentar cátedra. Ya desde que empezara a rugir, a través del P.A., esa inquietante voz que deseaba insistentemente nuestra muerte, la banda mostró una actitud decidida de destruir todo a su paso, arrollándonos de entrada con el clasicismo de “Unleashing Hell”, que nos mostraba el desmedido apetito  de los noruegos por la velocidad y los ritmos devastadores. Poco importó que el de esta noche fuera únicamente el segundo concierto de su nuevo batería, ya que trallazos descomunales como “Brutalitarian Regime” o el más intenso y melódico “Soulseller “, sonaron como proyectiles impactando contra nuestras cabezas.

Igualmente cabe destacar la entrega de un público que estuvo a la altura de la descarga que se marcó el explosivo quinteto noruego, bailando en círculos de forma incansable y dejándose arrastrar de forma lasciva por la arrolladora tormenta de riffs y blast-beats contenidas en piezas como “Incarnadine Mangler”. Pero sin duda los momentos más intensos y alocados de su bizarra actuación se vivieron durante una abrumadora recta final en la que la banda nos preparó una jugosa sorpresa, concretamente una brutal tripleta extraída de su álbum de 2005 “Altered Genesis”, y que estuvo compuesta por la abrupta y sofisticada “Smite”, con la banda prendiendo la mecha y provocando al máximo a la audiencia, la cambiante y quirúrgica “Arterial Lust”, y como fin de fiesta definitivo, y provocando el delirio de un personal completamente desatado, esa rotunda explosión de velocidad y brutalidad que representa “Mephitication”, que sirvió para rubricar una actuación verdaderamente antológica.

Militantes destacados de las corrientes más oscuras, clásicas y satánicas del black metal  los brasileños MYSTIFIER, unos verdaderos iconos dentro de la escena carioca, serían los siguientes en tomar posiciones en el escenario pequeño. A diferencia de lo que sucediera con otras formaciones más jóvenes, los brasileños salieron a escena ataviados con sus vestimentas clásicas de combate: cuero, tachas, muñequeras de clavos y maquillaje, proponiéndonos una ambientación ideal para encuadrar su satánico repertorio de oscuras invocaciones.

Liderados por su vocalista, bajista y teclista Sorcerer Do´Urden, el tenebroso trio brasileño nos ofreció una suculenta muestra de su clásico sonido black metalero, oscuro, sucio y con unas letras despiadadas y repletas de alusiones al misticismo pagano. Evidentemente no faltaron durante su actuación las tenebrosas invocaciones contenidas en la inicial “(Inviocaciones) The Almighty Satanas”, ni tampoco las referencias a personajes malditos como el autor británico “Aleister Crowley”. Debo reconocer que me sorprendió mucho el enorme tirón y carisma que tiene el trio brasileño, de hecho la gente siguió con autentica devoción su descarga, hasta tal punto que durante la ejecución del clásico “The Sign Of The Unholy Cross”, pudimos ver una biblia en llamas volando hacia el escenario. 

También ayudó a crear ese ambiente oscuro y tétrico, más propio de un pequeño club, las constantes arengas del guitarrista Beelzeebuth quien no se cortó a la hora de increpar a las primeras filas con sus comentarios jocosos y su vocabulario soez, espoleando aún más a una audiencia que se mostró muy entusiasta con piezas como la demoniaca “Belzebuth”, con la que la banda demostró por qué son un referente dentro de la escena suramericana.

Muchísima expectación había suscitado esta primera visita de los veteranos METAL CHURCH a tierras lusas. Pese a la orientación inminentemente extrema del cartel del festival, la apuesta por el clasicismo metalero del quinteto americano significaba un nuevo impulso a esta XVII edición del SWR Metalfest, atrayendo a un puñado de seguidores metaleros que, ataviados con sus tachas y sus tejanas repletas de parches, tomaban posiciones frente al escenario principal para seguir la actuación del guitarrista Kurdit Vanderhoof y sus muchachos. Cinco largos años hacía que los metaleros americanos no editaban nuevo material, pero por fin al final del pasado año 2013  la formación ponía en circulación su nuevo trabajo “Generation Nothing”, un plástico que si bien no aportaba grandes novedades a su sonido, sí que servía para ratificar, una vez más, su estatus como banda clásica y de culto dentro de la escena metálica americana.

Con el escenario a oscuras y mientras una grandilocuente introducción atronaba a través del P.A., los miembros de la banda fueron tomando posiciones para arrancar su descarga con la arrolladora dupla compuesta por “Ton Of Bricks” y “Start The Fire”, dos rotundos trallazos  pertenecientes a la primera época de la banda, con los que el quinteto americano nos proponía un viaje a través del tiempo guiado por la característica voz de Ronny Munroe. Aunque el guitarrista Kurdt Vanderhoof permaneció siempre en un discreto segundo plano, sus efectivos y potentes riffs se convirtieron en protagonistas de la marchosa y crujiente “Generation Nothing”, única pieza rescatada de su más reciente entrega discográfica,   que se convirtió en el preámbulo idóneo  para la eléctrica “A Light In The Dark”, durante la que brilló especialmente  su compañero a las seis cuerdas Rick Van Zandt.

Hasta aquí fue donde llego el escueto repaso que la banda nos ofreció de sus últimos lanzamientos, ya que a partir de este momento lo que se sucedió fue una fulgurante sucesión de clásicos de la época dorada de la banda, proponiéndonos una sesión de ese clásico heavy/thrash que siempre ha caracterizado a la formación americana. De su tercer trabajo “Blessing In Disguise”, el quinteto rescató la hímnica y poderosa “Fake Healer”, que contó con el apoyo de una audiencia entregada y devota que tarareó su envolvente melodía, y la más intensa e introspectiva “Badlans”.


Como si de un viaje en el tiempo se tratará, las agujas del reloj siguieron girando en sentido inverso al habitual hasta situarnos en 1985 para que hiciera acto de presencia “Gods Of Wrath”, rescatada de su debut homónimo y que contó con invitación a cantar por parte de un extrovertido Ronny Munroe. Igualmente intenso y altamente emotivo resultó el arrebatador “Watch The Children Play”, que dejaría paso a un melódico “Beyond The Black” y a un estratosférico “Metal Church”, que nos retrotraía a la vertiente más netamente thrashera del combo americano. Y cuando parecía que todo había terminado y gracias a la entrega e insistencia del público, la formación americana tuvo que regresar sobre las tablas para rematar su actuación con su cover del “Highway Star” de Deep Purple. Aunque en líneas generales la actuación de Metal Church fue más que correcta, debo admitir que me faltaron en su repertorio más temas de nuevo cuño, ya que el quinteto planteó su descarga como una colección de clásicos favoritos de la década de los 80.

Tras el desembarco metalero que supuso la descarga de Metal Church, las sonoridades más oscuras y extremas regresaban al stage 2 del festival de la mano de BLACK WITCHERY. El seminal trio de Florida se presentaba ante el respetable ataviado con sus habituales hábitos de combate, revestidos de ese omnipresente halo de misticismo y predispuestos a asestarnos una brutal embestida  con su black metal “old school”. Veteranos dentro de la escena extrema americana, Black Witchery nos sumergieron de lleno en su oscura y decadente concepción musical, utilizando para ello el aplastante potencial satánico de piezas como “Holocaustic Church Devastation” o el irreverente y mordaz “Blasphemer Onslaught”.

Parapetados en todo momento en la envolvente oscuridad de la que se rodearon, y aprovechando el marchamo que da el haber publicado obras clásicas dentro del  género como “Summoning Of Infernal Legions”, o su mas reciente “Inferno Of Sacred Destruction”, el trío americano no nos concedió ni un segundo de tregua y se reivindicó como uno de las máximos estandartes del metal más oscuro y extremo,  desgranando una sucesión de clásicos repletos  de velocidad, intensidad  y épica metalera, dejando en el aire momentos arrebatadores como  “Unholy Vengeance Of War” o “The Angelholocaust”, con las que consiguieron movilizar a una audiencia muy metida en su actuación y que no dejó de animar en ningún momento del show.

Con las fuerzas ya muy mermadas y con el cansancio haciendo mella en muchos de los asistentes, los más osados todavía tendríamos ocasión de deleitarnos con una buena sesión “revival” con la festiva actuación de SCHIREN PLAYS PUNGENT STENCH, que no es más que la nueva aventura de guitarrista Martin Schiren, (Don Cochino), para revisitar los desternillantes himnos que grabara con su antigua formación Pungent Stench. Habiendo visto el directo de la mítica formación austriaca, a mediados de los noventa en la extinta sala Garatge de Barcelona, sabía perfectamente lo que podía depararme  la actuación de Schiren y sus muchachos: mucha fiesta y una convincente invitación al desfase que no iba a dejar indiferente a nadie.

Tal y como lo recordaba, el tiempo parece no haber hecho mella en el guitarrista, Schiren tomaba el escenario dispuesto a robarnos hasta el ultimo aliento con sus composiciones disparatadas y divertidas, provocando constantes “circle-pits” y consiguiendo que clásicos como “Dead Body Love”, o “Happy Re-birthday”, fueran coreados por los mas veteranos, mientras los más jóvenes se dedicaban a dejarse arrastrar por esa batería supersónica y esos riffs poderosos e incisivos.

Igual de arrollador y participativo se mostró su bajista quien, con su aspecto de roquero de los años 50, no dejo de menear su flequillo durante todo el show al desquiciante ritmo de piezas como el primerizo “For God Your Soul… For Me Your Flesh”. Pese a no poder usar, momentáneamente, el nombre de su antigua banda la filosofía y la entrega de los músicos que acompañan al carismático Don Cochino es la misma que la de sus ex compañeros, así que trallazos del calibre de “Klyster Boogie” o “ Rip you Without Care”, sonaron igual de hirientes e histriónicos que a mediados de la década de los noventa.

Ante una audiencia completamente desbocada, la formación austriaca afrontaba la recta final de su actuación proponiéndonos  el desfase generalizado que provocó “Viva La Muerte”, todo un himno para los seguidores de Don Cochino, y a modo de bis, el escatológico y divertido “Blood, Pus And Gastric Juice”, una guarrada sonora que servía para poner el broche de oro a esta segunda jornada de festival.



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