Fiel a la cita con sus seguidores e incombustible al desaliento la indiscutible reina del metal, Doro Pesch, regresaba a los escenarios de nuestro país para echar el cierre a su actual periplo europeo. En esta ocasión, el motivo principal de su visita era este “30 Years String And Proud Tour”, que sirve para conmemorar las tres décadas en el negocio musical de la carismática vocalista de Düsseldorf. Pese a la asiduidad con la que Doro visita nuestros escenarios, sus incondicionales no quisieron perderse tan señalada efeméride y volvieron a responder fielmente a su convocatoria. Seguramente, el hecho de que el repertorio de la presente gira estuviera centrado, casi de forma exclusiva, en los clásicos de su anterior etapa al frente de Warlock, acabó siendo un atractivo reclamo para que los más reticentes e indecisos se acercaran a presenciar, una vez más, su arrollador directo.
Aunque la sala mediana del Razzmatazz no llegó a colgar el cartel de "No hay billetes", sí que pudimos observar una mayor afluencia de público con respecto a su anterior visita de finales del pasado año 2012, lo que viene a corroborar que, pese al paso de los años, Doro sigue conservando una excelente reputación y un buen tirón entre la parroquia metálica barcelonesa. Los encargados de abrir esta fiesta conmemorativa fueron sus compatriotas NulldB, una banda poco conocida en nuestro país pero que lleva batallando por hacerse un hueco en la escena germana desde 2008. Durante este tiempo la banda ha facturado dos trabajos “Im Auge Des Sturms” (2010) y su más reciente “Endzeit” (2012). Aunque, a priori, la propuesta de la formación bávara no parecía la más idónea para abrir una velada de heavy metal clásico, lo cierto es que el cuarteto salió a escena muy motivado y dispuesto a dejar una buena impresión a los cerca de dos centenares de seguidores que aguardaban su descarga.
Seguramente lo más destacable de la presentación de NulldB fue la llamativa apariencia de su
guitarrista, Mischa Matveev, quien salió a escena con el torso descubierto y
pintado de blanco y negro, luciendo un “look” que recordaba a los que suele
utilizar Wes Borland de Limp Bizkit. Musicalmente hablando la propuesta del
cuarteto alemán se basa en un metal potente y vanguardista, con algunas
pinceladas industriales, y en el que conviven las melodías volátiles y
atmosféricas junto a unos riffs más densos y agresivos, además de contar con la
particularidad de cantar en su lengua materna, el alemán. Precedidos de una
presentación, llamémosle peculiar, con tres personajes disfrazados de raperos
anunciando su entrada, el cuarteto asaltaba el escenario del Razzmatazz con la
pieza que abre su último trabajo “Tyrannei”, un trallazo directo y avasallador
que les servía para romper el hielo y presentarse ante una audiencia expectante
y curiosa. Siguiendo con el material contenido en “Endzeit”, la siguiente en
hacer acto de presencia fue la pieza que presta su nombre al plástico, en la
que la banda alemana se mostró algo más densa y cadenciosa, apostando por unos
desarrollos más complejos y unas guitarras con más "grovee" y
machaconas.
El cuarteto bávaro consciente de sus limitaciones de tiempo y de
su papel como “supporters” derrocharon en escena potencia y descaro, intentando
en todo momento conectar con el público, así que temas como “Versuch Es Dich”, o el hímnico
“Kinder Des Zous”, consiguieron mantener la atención de las primera filas,
llegando a contagiar al resto de la sala cuando incluyeron un pequeño fragmento
del “All We Are”, convirtiendo la sala en un clamor que nos anunciaba que el ambiente estaba ya
caldeado de cara al inminente desembarco de la diosa teutona. Aprovechando la
euforia reinante, llegaba el momento de recuperar una de las piezas de su debut
“Im Augue Des Sturms”, la elegida fue su musculosa y personal adaptación del
clásico del maestro Hendrix “Purple
Haze”, que a la postre se convertiría en
la pieza que mejor acogida obtuvo. Para encarar la recta final de su actuación
la banda optó por las ambientaciones cambiantes de “Roter Regen”.
Corta pero muy intensa, así fue la
descarga de NulldB. Treinta escasos minutos en los que el cuarteto bávaro
desplegó todo su potencial metálico. Aunque quizás la banda no estaba ante un
público excesivamente receptivo, lo cierto es que acabaron cuajando una
actuación solvente y divertida, cumpliendo con creces su cometido,
entreteniendo a la audiencia y
preparando el ambiente de cara al plato fuerte de la noche.
Como suele ser habitual, el receso que separó las actuaciones de ambas
formaciones fue aprovechado por los más
rezagados para acceder a la sala y ocupar
sus posiciones, dando al recinto un aspecto cálido y acogedor hasta
completar las tres cuartas partes del aforo. Con un montaje escénico muy
similar al de su última visita, con dos pequeñas tarimas laterales sobre las
que descansaban sendos cráneos y con un gran telón de fondo con la efigie y el
nombre de la vocalista presidiendo el escenario, todo parecía estar preparado
para el desembarco de la formación alemana.
Precedidos de un breve “speech”, que anunciaba el inminente arranque del
show, los músicos que vienen acompañando a la vocalista durante los últimos
años saltaban a escena con el cuchillo entre los dientes, atacando de forma
rotunda el clásico “I Rule The Ruins”, que era el escogido para dar el
pistoletazo de salida al show con un sonido potente e impecable. La explosión
de júbilo fue total cuando irrumpió en escena la carismática vocalista alemana,
ataviada con su chaleco de cuero negro, sus tachas, su melena rubia y su
característica sonrisa, haciendo gala de un nivel vocal envidiable y
desbordando carisma y simpatía por los cuatro costados. Y es que si hay algo que ha caracterizado la longeva carrera de la
vocalista teutona es la excelente conexión con su público y esa actitud
entusiasta y contagiosa con la que consigue que cada una de sus actuaciones se
convierta en una auténtica celebración metálica.
Sintiendo el apoyo incondicional de sus seguidores y sin concedernos un
segundo de tregua, el ambiente continuo caldeándose al reconocer la entregada
audiencia los primeros compases de “Earthshaker Rock”, que nos dejaba la imagen
de Doro descendiendo hasta el foso para ceder el micrófono a los fans de las
primeras filas. Tras una fantástica e incontestable dupla inicial, en la que
Doro puso, literalmente, la sala patas arriba, llegaba el momento de los
saludos y los agradecimientos, mezclando
inglés, castellano y catalán para
completar la presentación de un atronador “Burning Witches”, que se
convertiría en el preámbulo perfecto
para la rotunda declaración de
intenciones que representa “Fight For Rock”, que lograba, aún más, caldear el
ambiente, alcanzándose tal nivel de
decibelios que hacia prácticamente inaudible la voz de Doro a la hora de atacar los estribillos.
Con el escenario sumido en la más absoluta oscuridad empezaba a sonar a
través del P.A. la introducción que nos adentraba en la intensa y vibrante
“Night Of the Warlock”, única pieza rescatada de su “Fear No Evil” de 2009 y que significó la
primera concesión a su material en
solitario, mostrándonos a una sala
enloquecida acompañando su característica melodía ante la cara de satisfacción
y felicidad de una agradecida Doro. Pese a que indudablemente la vocalista fue
la protagonista absoluta de la velada,
muy destacable me pareció la participación del resto de sus compañeros,
especialmente el del tándem formado por
Bas Mass y Luca Princiotta, quienes firmaron una actuación realmente notable,
repartiéndose los solos de los temas e imprimiendo una fuerza y garra
descomunal a clásicos del calibre de la
primeriza “Metal Racer”.
Aunque el grueso del repertorio de esta noche estuvo centrado en la primera
etapa de la carrera de la vocalista, no faltó algún pequeño guiño hacia su material
más reciente, incluyendo cortes como el hímnico “Raise Your Fist In The Air”,
que a tenor de la respuesta obtenida se ha convertido en un nuevo clásico para
todos los seguidores de la alemana. El
retorno al material de Warlock estuvo
marcado por la tripleta compuesta por “True As Steel”, “Metal Tango”, incluida
en el repertorio de esta noche al entregarle un fan una pancarta con el nombre
del tema, y la emotiva “Für Immer”, a la que Doro dio toda la magia y la
intensidad necesarias, cantándola con mucho sentimiento y haciéndonos
estremecer a muchos de los presentes.
Tras recuperar el aliento, el show seguía adelante de forma eléctrica y arrolladora con una de las piezas más vibrantes de la noche “Burn It Up”, que volvía a recuperar el entusiasmo y la euforia entre los asistentes, haciéndonos nuevamente cantar mientras las primeras filas no dejaban de saltar. De hecho durante toda la actuación fueron constantes las muestras de apoyo y cariño que recibió la carismática vocalista, obligándole a interrumpir, en un par de ocasiones, las presentaciones de temas como el mítico “East Meets West”, que nos dejó la imagen de un entregadísimo Bas Maas exprimiendo al máximo su guitarra, mientras arrodillado rendía pleitesía a la figura de su “jefa”. Pese a que en ningún momento la intensidad del show decayó, también tuvimos tiempo para momentos algo menos explosivos como el clásico de Warlock “Out Of control”, que fue el elegido para albergar el brutal solo de batería Johnny Dee, que si bien esta vez no nos deleitó con ninguno de sus números acrobáticos, sí que nos hizo cantar la melodía del popular “I Love It Loud” de Kiss.
Tras recuperar el aliento, el show seguía adelante de forma eléctrica y arrolladora con una de las piezas más vibrantes de la noche “Burn It Up”, que volvía a recuperar el entusiasmo y la euforia entre los asistentes, haciéndonos nuevamente cantar mientras las primeras filas no dejaban de saltar. De hecho durante toda la actuación fueron constantes las muestras de apoyo y cariño que recibió la carismática vocalista, obligándole a interrumpir, en un par de ocasiones, las presentaciones de temas como el mítico “East Meets West”, que nos dejó la imagen de un entregadísimo Bas Maas exprimiendo al máximo su guitarra, mientras arrodillado rendía pleitesía a la figura de su “jefa”. Pese a que en ningún momento la intensidad del show decayó, también tuvimos tiempo para momentos algo menos explosivos como el clásico de Warlock “Out Of control”, que fue el elegido para albergar el brutal solo de batería Johnny Dee, que si bien esta vez no nos deleitó con ninguno de sus números acrobáticos, sí que nos hizo cantar la melodía del popular “I Love It Loud” de Kiss.
Una vez presentados el resto de sus compañeros, la vocalista alemana continúo exprimiendo al máximo el sentimiento de hermandad que se respiraba en el recinto, aunando nuestras voces para entonar todos juntos ese emotivo “We´re The Metalheads”, que se ha convertido en el himno oficioso del multitudinario festival de Wacken. Como no podía ser de otra forma, y al igual que sucediera en su anterior visita de 2012, no faltó un emocionado recuerdo hacia uno de sus grandes amigos y una de las figuras más emblemáticas del heavy metal, el añorado Ronnie James Dio, del que la vocalista de Düsseldorf nos ofreció la faraónica “Egypt (The Chains Are On), magistralmente interpretada y con doble ración de teclados a cargo de Luca Princiotta y Harrison Young. Pero sin duda si hubo un tema que hizo temblar los cimentos de la sala fue el clásico himno que abría "Triumph And Agony", un coreadísimo “All We Are”, que volvió a convertir la sala en una auténtica olla a presión, con toda la audiencia cantando enfervorecida, mientras Doro se paseaba de izquierda a derecha del foso ofreciendo su micrófono a cualquiera que estuviera dispuesto a entonar su estribillo.
Tras semejante demostración de poderío y comunión con sus seguidores,
lógicamente la vocalista alemana optó por no abandonar el escenario, ahorrándose el típico ritual de los bises, y prefirió permanecer en
escena junto a sus compañeros para ofrecernos
una arrolladora recta final. Respaldada en todo momento por su fiel escudero,
el larguirucho bajista Nick Douglas, Doro arrancaba una de las composiciones
más brillantes de su última época, la perturbadora “Revenge”, que servía para
mantener los ánimos en todo lo alto, antes de adentrarnos de lleno en otra
versión de un tema clásico del heavy metal. En esta ocasión, la elegida fue una
composición de los maestros británicos Judas Priest, una celebradísima “Breaking The Law”, que volvía a hacer saltar
las alarmas de los sismógrafos al ponerse toda la sala a botar haciendo tambalear nuevamente los cimientos del Razzmatazz 2. Aunque parecía que la descarga ya había
terminado, Doro es de aquellas artistas que se deben enteramente a su público,
y ante la aclamación popular de sus incondicionales, la vocalista no pudo
resistirse a ofrecernos una última muestra de su cariño e infinito
agradecimiento. Así que después de oír las peticiones de las primeras filas,
finalmente se decantó por un festivo y rotundo "Bad Blood", que
serviría para poner la rúbrica y certificar
la mejor descarga de la alemana
en los últimos años en la Ciudad Condal.
En resumen, seguramente serán muchos los que repitan, como si de un mantra se tratara, que la vocalista alemana viene cada año de
gira por nuestro país, pero lo cierto es que, aunque no les falta razón,
mientras "The Metal Queen" siga firmando actuaciones tan brillantes y apoteósicas como la de esta
noche siempre será bienvenida. ¡Gracias Doro, muchas felicidades por este
trigésimo aniversario.... y hasta pronto!
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTO:CARLOS OLIVER
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