Hacía tiempo, mucho tiempo que la capital catalana y su cinturón
metropolitano no disfrutaban de un festival de heavy metal que reuniera en su
cartel un buen elenco de formaciones tanto nacionales como internacionales dentro del rock.
Quizás, lo más próximo han sido las últimas ediciones del festival itinerante
Sonisphere, pero en cualquier caso, no acierto a recordar un cartel de dos
jornadas dedicadas integramente al hard rock y al heavy metal dentro de la Ciudad Condal.
El escenario escogido para esta primera edición del Rock Fest era el Parc
de Can Zam de Santa Coloma, un recinto amplio a las afueras de la localidad
que, pese a las reticencias de muchos, acabó resultando una excelente ubicación. Como
suele ser habitual en la mayoría de los festivales nacionales, hubo durante estos
dos días muchos aciertos organizativos: una buena cantidad de aseos, un acceso
rápido al recinto, así como la posibilidad de entrar y salir del mismo. Pero en
contrapartida también hubo varios detalles que tendrían que mejorarse de cara a
futuras ediciones como: una preocupante escasez de sombras para protegerse del
inclemente sol que castigaba nuestras cabezas a primeras horas de la tarde,
algún puesto más de comida ( ya que tres puestos se me antojan totalmente
insuficientes para abastecer de forma ágil a una numerosa audiencia como la que
se congregó durante el segundo día), y ,como no, unos precios, tanto en la bebida
como en la comida, excesivamente altos.
Dejando a un lado todos estos
detalles, subsanables de cara a futuras ediciones, lo que es el festival en sí
estuvo bastante bien. Las actuaciones principales tuvieron como marco un
escenario grande, alto y perfectamente ubicado, que permitía su visualización
desde la extensa explanada central. Aunque quizás sí que se hubieran agradecido
unas pantallas laterales que hubieran favorecido el visionado de los conciertos
a los que estaban más alejados.
Por otro lado, me pareció un rotundo acierto de la organización la
inclusión de un segundo escenario “Rock Tent”. Un espacio ubicado dentro de una
carpa y por el que fueron desfilando un montón de bandas, - la mayoría de
versiones-, que durante los tiempos muertos del escenario principal dispusieron
de treinta minutos para darse a conocer.
KAPICHE CLUÉ
Los encargados de abrir el
festival fueron los locales Kapiche Klú quienes, ante un público todavía escaso y formado
mayoritariamente por amigos y vecinos de la localidad, nos ofrecieron treinta desternillantes minutos de rock mestizo y diversión.
Aunque el sonido, al igual que
sucediera durante las primeras actuaciones de la tarde, no fue especialmente
brillante, su rock n´roll cachondo y crítico a partes iguales sirvió para
arrancarnos las primeras sonrisas del día. Así que temas disparatados y
sátiros como el funkero “Gordito” o el contagiosos “Yo No
Fumo”, sirvieron para ayudarnos a sobrellevar el asfixiante calor. Pese a lo
desenfadado de su propuesta, el cuarteto de Santa Coloma también quiso dejar
algún “recadito” a las instituciones y no se olvidó de la difícil situación
laboral por la que atraviesan algunos de sus vecinos, mostrándose bastante ácidos
en algunas de sus letras. Pero sin duda el ambiente festivo propició que temas
como “Borracho” se acabaran convirtiendo
en todo un vaticinio sobre como finalizarían esta primera jornada del festival algunos de los presentes.
En definitiva, diversión,
mestizaje musical y buen rollo fueron
las principales bazas que explotaron los locales Kapiche Klú para abrir esta
primera edición del Rock Fest.
LACUNA COIL
Los siguientes en hacer acto de
presencia y tomar posiciones sobre el escenario, siendo la primera
representación internacional, fueron los italianos Lacuna Coil. La veterana
formación milanesa, liderada por la dupla de vocalistas que forman Andrea Ferro
y Cristina Scabbia, salió a escena a una hora muy temprana, las 16:30 horas. Pese
a ello, ni lo intempestivo del horario, ni el intenso calor que azotaba en esos momentos el Parc de Can Zam fueron un
obstáculo para que los transalpinos desarrollaran su trabajo.
En cambio, lo que si condicionó,
y mucho, su actuación fue el fuerte viento racheado, que se levantó
impidiéndonos disfrutar de un buen
sonido, y un inoportuno problema en la batería, que obligó a parar el
show durante unos minutos después de la interpretación del tema de apertura. Pese
a estos desafortunados contratiempos, salvados con buen humor por la simpática Scabbia, los italianos nos
ofrecieron cincuenta intensos minutos de
poderoso metal gótico, proponiéndonos un show en el que fueron protagonistas
los dos últimos lanzamientos de la formación “Dark Adrenaline” (2010) y “Broken Crown Halo” (2013). De modo que
piezas como “Trip Of Darkness”, o el crujiente “Kill The Light”, se fueron
alternando con composiciones de su último trabajo como “Death & Rise” o “Victims”, que quedó algo
deslucida debido a los problemas técnicos.
Aunque parece que la formación
italiana hace años que encontró la fórmula perfecta para su propuesta, lo
cierto es que la dualidad vocal que forman Scabbia y Ferro sigue sonando igual de poderosa y equilibrada que antaño, y continua siendo el máximo baluarte de los transalpinos en
directo. Aunque personalmente creo que Cristina es cada vez más protagonista sobre las tablas,
y no solo por ser el blanco de la mayoría de las miradas sino porque es ella quien se encarga de
presentar la práctica totalidad de los temas, ejerciendo como maestra de
ceremonias.
Además del material incluido en
sus dos últimas referencias de estudio, la banda no quiso desaprovechar la ocasión
para recuperar alguna pieza clásica de su discografía como “Fragments Of Faith”,
que disfrutó de una muy cálida acogida por parte de las primeras filas, o
“Heaven´s A Lie”, que se convirtió en la excusa perfecta para ponernos a todos
a cantar. Las elegidas para poner el broche definitivo a su actuación fueron la
novedosa “Nothing Stands In Our Way”, que nos dejó la imagen de gran parte de la
audiencia levantando sus puños para gritar junto a la vocalista un poderoso “We
Fear Nothing”, y la envolvente “Our
Thruth” rescatada de su “Karmacode” de 2006.
STRATOVARIUS
A medida que la tarde avanzaba el recinto se fue poblando lentamente de seguidores que empezaban dar colorido a la
zona habilitada para los conciertos. De modo que a las seis de la tarde un buen número de aficionados
se congregaban frente al escenario para seguir las evoluciones de una autentica
leyenda dentro de la escena power europea, Stratovarius. Aunque muchos
perdieron la pista a la formación finlandesa tras la salida de su guitarrista y
fundador Timo Tolkki, la banda, capitaneada ahora por el vocalista Timo Kotipelto
y el teclista Jens Johansson, ha seguido haciendo giras y facturando trabajos
como Polaris (2009), Elysium (2011) o Nemesis (2013), con los que han sabido
revitalizar su sonido gracias a la inyección de ilusión y sabia nueva que han aportado los nuevos miembros, el
bajista Lauri Porra y el guitarrista Matias Kupiainen, consiguiendo mantener el nombre de una
formación clásica que alcanzó sus cuotas de máximo esplendor a finales de la
década de los noventa.
Precisamente sería un tema de su
época dorada, el vertiginoso “Speed Of Light” el encargado de dar el
pistoletazo de salida a su efectiva descarga. Encabezados por un Kotipelto
brillante, que sigue manteniendo intacto el “feeling” y la elegancia en su
registro, la banda se abalanzó sobre una cuidada selección compuesta por clásicos del power l y antiguas favoritas
de sus seguidores. De modo que de su época más clásica no faltaron trallazos
del calibre de “Legions”, que hizo vibrar intensamente al respetable, o un
portentoso “Paradise”, que casi dos décadas después sigue conservando su plena
vigencia y su mensaje altamente crítico. Siguiendo con esa filosofía de concienciación y respeto hacia el medio ambiente tampoco quisieron dejar
aparcado un coreadísimo “Hunting High And Low”, que puso a todos los presentes
a cantar como si les fuera la vida en ello.
De su última etapa no faltaron
piezas como “Deep Unknown”, en los compases iniciales del show, con Kotipelto
demostrando que sigue manteniendo
intactas sus facultades vocales, poniéndose a jugar con las armonías que le
proponía Matias Kupiainen con su instrumento. Algo más oscura y virtuosa sonó
la pieza compuesta por el teclista Jens Johansson
para su último trabajo “Nemesis”, la acelerada “Dragons”. Sin abandonar su última
obra, también hubo tiempo para esa muestra de sutileza y elegancia que lleva
por título “Unbreakable”, que sirvió para que el hacha de los finlandeses,
Matias Kupiainen, nos dejara una buena muestra de su talento y virtuosismo.
Pero sin duda si hubo un momento
realmente emocionante para los antiguos
fans de la banda este llegó con la interpretación de ese añorado “Black
Diamond”, rescatado de su magistral
“Visions” de 1997 y que nos dejó
la imagen de la silueta del vocalista recortada contra el viento dando al
momento un aire emotivo y, hasta cierto punto, épico.
Seguramente habrá quienes piensen que los finlandeses tienen ya poco que decir
a estas alturas de la película, ya que sus mejores momentos quedaron atrás hace
muchos años. Pero para los que
pertenecemos a esa generación que se empapó intensamente del power metal de mediados de los noventa resulta difícil no emocionarse
cuando el quinteto empieza a echar mano de sus composiciones más clásicas.
MEDINA AZAHARA
Tras la doble descarga de metal
internacional llegaba el momento de una de las formaciones más longevas de la
escena roquera nacional, Mediana Azahara. Pese a que algunos pudo parecerles un
tanto sorpresiva la inclusión de los cordobeses en un festival de estas
características, lo cierto es que los andaluces demostraron seguir conservando
un buen tirón entre el público catalán. De modo que a la hora prevista para el
inicio de su actuación, las 19,30 horas, un buen número de fieles, algunos niños
y muchos curiosos aguardaban impacientes
la salida de la mítica formación capitaneada por el incombustible
vocalista Manuel Martínez.
Los cordobeses, conscientes de que la de esta tarde era una actuación de festival y no para sus más
fieles incondicionales, se decantaron por un repertorio de grandes éxitos,
dando a su descarga un ritmo ágil y dinámico, y consiguiendo que su descarga se pasara como un suspiro dejando
un fantástico sabor de boca entre todos los asistentes.
Haciendo gala de su profesionalidad
y de su contrastada experiencia la banda abría su descarga con “Algo Nuevo”,
con un sonido todavía algo embarullado, para rápidamente dejar paso a los
teclados que marcarían los primeros compases de “Palabras De Libertad”. Además
del enorme carisma que desprende Manuel Martínez sobre el escenario, resulta
incuestionable la excelente labor que desempeña Paco Ventura, un guitarrista al que quizás nunca se le ha prestado la
atención que se merecía, pero que ha demostrado con su trabajo, tanto con Medina
como en sus discos en solitario, poseer unas excelentes cualidades técnicas y un alto nivel compositivo. Una buena muestra de
su virtuosismo y su elegancia quedó plasmado en el brillante solo que se
marcó durante el clásico “Favorita De Un Sultán”.
A medida que fue avanzando la
descarga de los cordobeses fueron muchos los que acabaron acercándose al
escenario, sin duda atraídos por el buen ambiente y por la invitación a cantar
que la banda nos proponía con temas como el clásico “Niños”. Tampoco faltaron
esas letras cargadas de sentimiento y sutileza que siempre han caracterizado a
los andaluces, y que estuvieron representadas por piezas como “No Quiero Pensar
En Ese Amor” o la inigualable “El Lago”.
Como no podía ser de otra
forma los momentos más vibrantes y
mágicos de su actuación se vivieron durante la recta final de su show, con la banda atacando los contagiosos
estribillos de ese adictivo “Velocidad”, con Martínez animando al máximo al
respetable. Mientras que para rematar su escasa hora de show, los cordobeses optaron por una dupla extraída
de su fantástico “Sin Tiempo” de 1992, el meloso “Necesito Respirar”, y su
versión de Modulos “Todo Tiene Su Fin”, que sería la encargada de cerrar su
actuación ante la estruendosa ovación de una audiencia plenamente satisfecha.
BARON ROJO
Con el sol empezando a declinar y ofreciéndonos una tregua que
resultaría casi definitiva, era el
momento idóneo para volvernos a deleitar, una vez más, con la descarga de una
de las formaciones más longevas y queridas de nuestro rock, Barón Rojo. Aunque
los hermanos de Castro continúan haciendo oídos sordos a las peticiones de
muchos de sus seguidores, la actual encarnación de la banda, con Gorka Alegre y
Rafa Díaz, sigue en la carretera y continúa manteniendo el nombre y el legado
de una de las bandas más míticas de la historia de nuestro rock. Muchos fueron
los que aprovecharon su actuación en este Rock Fest para reencontrarse con los
Barones después de haber asistido a sus
conciertos de reunión y tras haber “hecho pellas” en su última visita en la
Sala Bóveda de la Capital Catalana.
Como no podía ser de otra forma
su actuación fue toda una ceremonia roquera amenizada por clásicos intemporales
como “Satánico Plan” o “Incomunicación”, que serían las encargadas de dar el
pistoletazo de salida poniendo a todo el mundo a cantar, demostrando que sus temas siguen siendo
auténticos himnos para los roqueros de este país. Aunque la voz de Carlos ya no
suena ni tan limpia ni tan potente como antaño, el veterano vocalista atacó con
bastante solvencia piezas como “Las Flores Del Mal”, mientras su hermano,
Armando, se erigía como líder absoluto de la banda, mostrándose hiperactivo,
llenando todo el escenario con su presencia y tirando de carisma a la hora de enganchar a
un público que se mostró de lo más entusiasta
y participativo.
Algo más tibia fue la respuesta
que recabó el rescatado “Seguimos Vivos”, que Armando presentó como una
declaración de intenciones. Acto seguido, sería el propio Armando el encargado
de hacerse cargo de las voces de “El Presidente”, una composición rescatada de su primer trabajo que nos servía para
ratificar que después de más de treinta años poco ha cambiado la situación
política de nuestro país.
Aunque el repertorio de esta
tarde estuvo sustentado sobre las canciones que se han convertido en piedras
angulares de su dilatada carrera, no faltó un pequeño recuerdo hacia su más
reciente trabajo “Tommy Barón”, de manos de “El Rey Del Pinball”, que se
acabaría convirtiendo en el preámbulo perfecto para el mítico “Larga Vida Al
Rock n´Roll”, en la que la banda nos ofreció esos clásicos y característicos movimientos sincronizados,
con Carlos, Armando y Gorka moviendo al unísono sus instrumentos. Seguramente
habría quien echaría en falta tal o cual canción del repertorio clásico de la
banda, pero evidentemente el formato reducido de su actuación obligada a dejar
fuera alguno de sus grandes himnos. Pese a ello, volvieron a sonar, una vez
más, para alegría de un público muy entregado, temas como “Hermano del Rock
& Roll”, o una extensa y alargada versión
del tema que abría su debut de 1981 “Con Botas Sucias”.
La encargada de poner el punto emotivo a su descarga fue “Concierto Para Ellos”, que continua emocionando y poniendo los pelos de punta con su sentido homenaje a los mártires del rock. Continuando con los homenajes, tampoco podía faltar la mítica composición que Armando dedicó a su guitarra en “Cuerdas De Acero”. Mientras que la elegida para poner el broche final a su show sería “Los Rockeros Van Al Infierno”, con todos los presentes coreando intensamente el estribillo mientras el aforo se convertía en un mar de puños clamando al cielo. En definitiva, aunque no fue la mejor descarga que he visto de Los Barones, los hermanos de Castro ratificaron que continúan siendo una apuesta segura de cara al directo. Sin duda con su actuación en Can Zam Barón Rojo volvieron a darse un baño de masas, reencontrándose nuevamente con algunos de sus fans más veteranos.
Tras haber sido testigos de la
doble descarga de dos de las bandas más longevas y queridas de la escena
nacional, el escenario se preparaba para recibir la visita de la formación más
potente,- junto a nuestros Ktulu y Napalm Death-, de esta primera jornada del Rock
Fest, los alemanes Kreator. Mucha expectación había suscitado esta nueva visita de Mille Petrozza y cía. Y en honor a la
verdad, hay que decir que los alemanes dieron un concierto verdaderamente
brutal. Quizás el único pero que se puede poner a su actuación fue que Petrozza
se hizo querer demasiado, ya que paró el ritmo del show en un par de ocasiones
para arengar al personal con unas charlas, a mi parecer, excesivamente largas.
Pero en contrapartida el cuarteto de Essen presentó una cuidada puesta en
escena, en la que no faltaron: un vistoso juego de luces, un enorme telón de
fondo que reproducía la portada de su último trabajo y unos cañones que
apuntaban al público y que durante la
actuación escupirían humo y confeti dando más contundencia e intensidad a los
momentos álgidos del show. En cuanto al sonido, que durante la tarde jugó
alguna mala pasada a las primeras bandas, hay que remarcar que fue bastante
bueno.
Con la introducción que abre su
última referencia de estudio “Mars Mantra” quedaba inaugurada la descarga del
cuarteto alemán, para rápidamente adentrarnos en una rotunda sesión de ese
furibundo thrash metal de corte clásico que practican los alemanes y que nos
hizo mover la cabeza frenéticamente al ritmo del poderoso “Phantom Antichrist”.
Tras el primer impacto de la noche, y sin darnos apenas tiempo para recuperar
el aliento, el segundo trallazo, también extraído de su último trabajo, fue
“From Flood Into Fire”, que sería el escogido para que los cañones que
apuntaban hacia el público escupieran esas intensas columnas de humo que harían
crecer la expectación de una audiencia
totalmente entregada ante la exhibición de fuerza y actitud que estaban
ofreciendo los germanos.
Si ya con esta arrolladora dupla
de apertura Kreator lo tenían todo en su mano para triunfar, la euforia acabó
desatándose entre sus fieles cuando la
banda empezó a recurrir a sus clásicos, rescatando para este tramo inicial del
show la crudeza de un primerizo “Endless Pain”, para que el que Petrozza nos
pidió un gran “mosh-pit”, o ese seminal pelotazo que es “Pleasure To Kill”, en el
que la banda nos ofreció sus mejores
prestaciones pisando el acelerador al máximo. Aunque resulta obvio que el
principal referente de la banda es su líder Mille Petrozza, quien a estas
alturas se sabe una autentica institución dentro del metal europeo, lo cierto
es que el resto de sus compañeros rayaron a un excelente nivel, especialmente
el guitarrista finlandés Sami
Yli-Sirniö quien se mostró como el complemento perfecto para Petrozza, haciendo
un gran trabajo y sabiendo asumir su cuota de protagonismo.
De los temas más reciente de la banda me gustó especialmente la intensidad
y la épica que transmitió “Hordes Of Chaos (A Necrologue For The Elite), con el
público de las primeras filas dándolo absolutamente todo y convirtiendo la zona
central del escenario en un auténtico campo de batalla, mientras la batería de
“Ventor” destrozaba nuestras castigadas cervicales. Una nueva mirada sobre
“Phantom Antichrist”, nos conduciría sobre los crujientes y explosivos cambios
de ritmo de la fulgurante “Death To The
World”. De su etapa más oscura e irregular, de finales de los noventa,
rescatarían un corrosivo “Phobia”, que fue recibida con mucha excitación por
parte de una audiencia que coreó intensamente su estribillo.
Ante semejante derroche de velocidad, actitud y contundencia, el público no
tuvo más remedio que rendirse y corear el nombre de la formación en un par de
ocasiones, como sucedió durante la presentación de “Enemy Of God”, que serviría
como preámbulo para la última pieza que tocaron de su más reciente entrega
“Civilization Collapse”. Tras un pequeño impás, con el escenario sumido en la
más absoluta oscuridad, “The Patriarch” dejaría paso a un brutal “Violen
Revolution”, que nos dejaría la imagen de un enloquecido Petrozza
ametrallándonos con su guitarra al más puro estilo Steve Harris.
Acto seguido, sería el propio vocalista el encargado de adueñarse del
centro del escenario para empuñar una bandera con el nombre de la formación durante la presentación de una de las piezas
más clásicas y agresivas de su repertorio “Flag Of Hate”, que volvería a
convertir la parte frontal del escenario en un verdadero infierno, con
centenares de cuerpos danzando alocadamente y chocando entre si ante la cara de
satisfacción de Petrozza y sus compinches. Tras presentarnos al resto de sus
compañeros, y después de un pequeño amago del “Painkiller” a cargo del incombustible “Ventor”, llegaba
el momento de cerrar su devastadora actuación, y que mejor elección que uno de
los cortes más rápidos e intensos de su carrera, el abrumador “Tormentor” que
volvía a someternos a un intenso castigo para cerrar su actuación por todo lo
alto.
En resumen, gran concierto de Kreator que demostraron el por qué son una autentica institución dentro de la escena thrash europea. Aunque he
visto a la formación en diferentes ocasiones a lo largo de los últimos años,
debo reconocer que me sorprendió muy gratamente el planteamiento que hicieron
de su show, demostrando que no son únicamente una banda para degustar en salas,
sino que tienen tablas y temas suficientes
para liderar un cartel como el de esta primera jornada del Rock Fest.
MOJINOS ESCOZIOS
Curiosamente tras la arrolladora descarga de los titanes alemanes Kreator,
llegaba el momento de una de las actuaciones más subversivas y cachondas de
esta primera jornada del Rock Fest, la de los Mojinos Escozios. Lo que empezó
siendo una banda de versiones de clásicos del rock con las letras
disparatadamente cambiadas, se ha acabado convirtiendo en una de las bandas más
seguidas de nuestro país. Pese a que debo admitir que fui de los que me partía
de risa cuando aparecieron sus tres primeros trabajos, actualmente me parece
que su propuesta está totalmente caduca y obsoleta, ya que llevan bastante años
repitiendo una fórmula que hace tiempo que dejo de sonar fresca y , hasta me
atrevería a decir que, divertida.
Pese a ello no eran pocos los que resistieron hasta bien entrada la noche
para seguir las desternillantes historias que explica ese personaje televisivo
en que se ha convertido su carismático vocalista “El Sevilla”, quien a pesar de
los años sigue manteniendo esa chulería
y ese desparpajo que le permite conectar con todos sus seguidores. Al igual que
sucediera a finales de los noventa, no faltaron las alusiones cariñosas hacia
la mujer y la madre del Zippy, ni las constantes alusiones despectivas hacia su
batería “El Puto”.
Entre bromas, carcajadas y un jolgorio generalizado no faltaron algunas de
sus piezas más destacadas como el irreverente “El Cura”, para el que volvieron
a repetir la misma broma de siempre, la marchosa “Mucho Gay”, que hizo cantar
al respetable convirtiéndose en uno de los momentos más impactantes de la
noche, con la banda paseando orgullosa en escena sus discretos modelitos, o su
particular versión de Status Quo rebautizada como “No Vale Pa Na”, que sirvió
como sintonía para su despedida.
Han pasado casi veinte años desde que la banda editara su primer trabajo y
parece que los Mojinos Escozios continúan
empeñados en ofrecernos lo mismo de siempre. Quizás fuera hora de que
empezaran a plantearse nuevos objetivos, sino puede ser que cuando quieran
reconducir su carrera,- si es que quieren-, no tengan público al que dirigirse.
OBUS
Hay formaciones dentro del panorama nacional que por su historia y su
trayectoria merecen un lugar de privilegio dentro de la historia del rock de
nuestro país. Nacidos durante la década de los ochenta, el exito de los
madrileños Obús es el fruto del trabajo
duro y de que creer en unas convicciones
y unos ideales que la pareja formada por Paco Laguna y Fortu Sánchez ha
mantenido inalterables durante los últimos treinta años. Aunque para muchos la
mención del nombre de la mítica formación del foro puede sugerir
"revival" y nostalgia, los madrileños demuestran en cada una de sus actuaciones
que son puro y genuino rock n´roll,
ofreciendo unas descargas potentes, intensas y, sobretodo, altamente divertidas.
Pese a su edad, su vocalista Fortu Sánchez, es uno de los mejores "front-man" que
ha dado el hard rock en nuestro país, no
deja momento de animar en ningún momento, chulea y vacila e incluso provoca a
un público rendido ante su talento y su desparpajo. Por si no fuera suficiente con
el poder escénico de la banda, el cuarteto tiene a su disposición uno de los
mejores colecciones de clásicos, con lo que resulta prácticamente imposible que
los madrileños den un mal show.
Aunque, a estas horas y después de una maratoniana jornada de conciertos,
el cansancio empezaba a hacer mella en muchos de los asistentes, bastaron tan
solo los primeros compases de ese
socarrón "Corre Mamón", para que la banda convirtiera el recinto de
Can Zam en una verdadera celebración roquera, con todo el mundo saltando
mientras cantaba junto al carismático vocalista el pegadizo estribillo. Aunque
durante todo el show se mantuvo en un discreto segundo plano, Paco Laguna
volvió a demostrar que con su guitarra es todo “feeling” y pasión, dando
contundencia y mordiente a piezas como el crujiente "Más Que un
Dios", que nos sirvió para volver a echar una risas con esos característicos andares llenos de gracia y chulería de Fortu.
Tras habernos dado la bienvenida con un par de temas de su segunda etapa
llegaba el momento de destapar el tarro de las esencias, adentrándonos en el
material clásico de la banda. Así que la primera en hacer acto de presencia fue
una coreadísima "Necesito Más", que fue introducida por las palmas
del público y que acabaría dejando paso a otra gema de su discografía "El
Que Más", que desató la locura total de la audiencia, mientras un Fortu
poseído no dejaba de menear el pie de micro animando intensamente al desbocado
personal. Como buenos hijos del rock n´roll y el heavy metal que son los
madrileños, no faltó durante su show el emotivo recuerdo hacia uno de los
vocalistas más grandes de todos los tiempos Ronnie James Dio, durante la emotiva
presentación de "Juego de Sucio", que fue interpretada por el
vocalista inmóvil encaramado sobre el bombo de la batería.
Con la banda habiendo conseguido
crear ese clima de comunión total con su público, tan propio de sus conciertos
en salas, Fortu se despojaba de su chaqueta para seguir ofreciéndonos un
exhaustivo repaso a los temas más representativos de su longeva carrera. Así
que sin apenas tiempo para podernos reponer del impacto anterior le llegaba el
turno a "Te Visitará La Muerte", que sin dilación alguna dejaría paso o una composición mucho más reciente,
pero igualmente efectiva, "Que Te Jodan", que se ha acabado
convertido en todo un himno para los seguidores de los madrileños.
El retorno sobre sus composiciones más clásicas estaría protagonizado por
ese celebradísimo "Dinero, Dinero", que volvió a hacer rugir con
fuerza, una vez más, a todo el recinto del Parc de Can Zam, para acto seguido
dejar paso a el himno que la banda
dedicó a la juerga y la diversión "Vamos Muy Bien", con el vocalista
dando vueltas enloquecido sobre el escenario ante animando incansablemente a
sus seguidores. Si hasta este momento la actuación de los madrileños había sido
realmente excitante y frenética, fue durante la última pieza de la noche “Prepárate”,
cuando Fortu, una vez más y como suele ser habitual, se perdió en un larguísimo
monologo con el público, poblando el escenario de chicas que subían reclamadas
por el vocalista. Aunque resulta hasta cierto punto gracioso el vacile de ese
“Sube, Sube”, lo cierto es que acabó cortando un poco el ritmo rápido que hasta
entonces había llevado el show, dejándonos a todos con un extraño regusto
final. En cualquier caso y pese a quien
pese, Obús son una parte indispensable de nuestro hard rock, y una vez más volvieron a demostrar con
hechos porque siguen siendo los más chulos y los más heavys del lugar. ¡Y que
sea por muchos años!
ESCENARIO ROCK TENT
Paralelamente al
escenario principal había un segundo espacio en el que había un segundo
escenario ROCK TENT. Por esta carpa a lo largo de todo el fin de semana fueron
desfilando una multitud de bandas que dejaron buena muestra de su potencial y
de su propuesta.
Los primeros en hacer acto de presencia para inaugurar este segundo espacio
de festival fueron CRETINS, quien nos ofrecieron una refrescante sesión de
clásicos de The Ramones que contaban con la particularidad de tener sus letras
adaptadas al catalán. Así que fue cuanto menos curioso escuchar clásicos del
punk como “Shenna Is A Punk Rocker”, o el inmortal “Blitzkrieg Bop”, cantados
en catalán.
Aunque durante toda la tarde fueron desfilando por el escenario habilitado
dentro de la carpa muchas formaciones, la mayoría de versiones, en este segundo
escenario también tuvieron cabida algunas de las bandas más poderosas que
descargaron en el festival. De modo que los siguientes en tomar las tablas
fueron los veteranos KTULU. Liderados por su carismático e incombustible
vocalista Willy la banda presentó a su nueva formación, ofreciéndonos un buen
recorrido a lo largo de su dilatada carrera discográfica. Durante su hora de
show, los de Bellviche entremezclaron temas como “Pura Vida” o “Vamos”, con
algunas de sus piezas más conocidas publicadas a mediados de la década de los
noventa “Deliriums Tremens” o “Justicia”, que puso a todo el mundo a saltar
intensamente.
El clasicismo roquero se apoderaba del escenario de Rock Tent cuando
tomaban las tablas los chicos de CASINO MONTREUX, para ofrecernos sus
particulares versiones de una de las bandas más longevas y legendarias de la
historia del rock, Deep Purple. Sin duda la de Casino Montreux fue de las
actuaciones más seguidas de la noche, ya que la formación en los escasos
treinta minutos que estuvo en escena nos ofreció unas suculentas pinceladas en
forma de medley, un menú que incluyo fragmentos de piezas como “Fireball”,
“Demon´s Eye” o “Blood Sucker”, entre otras. Mientras que el cierre, como no
podía ser de otra forma, lo puso la legendaria “Smoke On The Water”.
Muchos eran los que tenían marcado en rojo en su programa del festival la
actuación de los legendarios NAPALM DEATH, todo una institución dentro de la
escena grindcore internacional, que sorpresivamente descargaba su poderosa
propuesta en el segundo escenario del festival. El resultado fue que la carpa
se desbordó para acoger la actuación de Shane Embury y compañía. Los británicos
llevan muchos años en el negocio y saben perfectamente que buscan sus seguidores
y, evidentemente, su trabajo es dárselo. De modo que el cuarteto nos ofreció
una descarga realmente despampanante y arrolladora, dejando totalmente fuera de sitio a quienes
no les conocían. Fueron algo más de cincuenta minutos de show y redención, pero en ese tiempo la banda tuvo tiempo de
ofrecer todas sus diferentes facetas destripando sin ninguna clase de
miramiento ni piedad trallazos como “Silence Is Deafening” “You Suffer” o el crujiente “Breathe To Breathe”. Sin duda
la actuación de los británicos fue uno de los momentos más salvajes de todo el
fin de semana.
Al igual que sucediera en el escenario principal, una de las mayores
virtudes de este Rock fest, fue la variedad estilística de las bandas
participante. Así que después del metal quebrantahuesos de los británicos
llegaba el turno de BOUNCE, la banda de tributo a Bon Jovi. Magnifica impresión dejaron los chicos de
Bounce con su respetuosa y devota interpretación de los clásicos de la banda
New Jersey, sin duda un material super-conocido con el que consiguieron
convertir la carpa en una auténtica fiesta. No faltaron en su repaso piezas de
toda su discografía como “Born To Be My Babe”, “Living g On A prayer”, “It´s My
Life” y en el tramo final un coreadísimo “Runaway”.
Los encargados de clausuras este segundo escenario Rock Tent fueron KISS OF
DEATH. Pese a que los chicos le pusieron muchas ganas, lo cierto es que el
cuarteto no tuvo su día, ya que no sonaron nada bien. Además su actuación fue
bastante accidentada con algunos problemas técnicos e incluso la caída de “Paul
Stanley” en mitad de “Shout It Out Loud”. Como digo una autentica lástima
porque los chicos lo intentaron y le pusieron ganas, además de que reprodujeron
la estética clásica de la banda, pero temas como “Love Gun”, “Firehouse” o “Heavens Of Fire” no acabaron de cuajar
entre una audiencia que quizás estaba ya
demasiado cansada.
Enlace a la cronica del Sabado 5 de julio
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:ALFREDO RODRIGUEZ
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