Si hay una banda en este país que es sinónimo de solvencia de cara al
directo, esos son Hamlet. Curtidos en 1000 batallas los madrileños llevan
muchos años demostrando su enorme talento, dedicación y personalidad, tanto en sus grabaciones de
estudio como en sus imparables actuaciones en vivo. Pese a llevar casi tres
décadas en la brecha, la banda parece estar viviendo una “eterna segunda
juventud”, ya que actualmente suenan más compactos y potentes que nunca.
Unos escasos e insuficientes treinta minutos era el tiempo que tenía
asignado el quinteto madrileño para firmar con letras de oro su estreno en este
Resurrection Fest. Y sin duda Hamlet fue una de las bandas que mejor supieron
aprovechar y rentabilizar cada uno de
los minutos que estuvieron en escena. Ya desde el arranque con ese devastador
“Irracional”, se vio que la formación venia dispuesta a quemar el escenario. Pero
evidentemente la espoleta que convirtió la actuación de Hamlet en una
auténtica bomba de relojería fue la actitud y entrega de un Molly
totalmente desatado, que no se lo pensó dos veces a la hora de subirse a la
valla, encaramarse a las torres del escenario, cantar surfeando de espaldas
entre sus seguidores, e incluso permitirse la licencia de meterse dentro de un
“circle-pit”, mientras Luis Tárraga y Alberto Marín daban buena cuenta de clásicos como “Egoísmo”,
o esa apisonadora que es “Habitación 106”, en la que la banda rescató toda su
esencia thrashera.
Pese a lo longevo de su trayectoria el repertorio de esta tarde estuvo focalizado
en sus primeros trabajos, concretamente en la trilogía que forman los discos
“Sanatorio de Muñecos”, “Revolución 12111” e “Insomnio”. De modo que no faltó
la despiadada critica contenida en “Muérdesela”, con la gente completamente
enloquecida cantando junto a Molly ese imparable estribillo, o la declaración
de intenciones que contiene “Tu
Medicina”, con la base rítmica formada por Paco y Álvaro haciendo retumbar
fuertemente el escenario.
Le elegida para rematar la faena fue la impactante “J.F.”, que se iniciaba con Tárraga subido a los monitores mientras
escupía el riff de apertura de uno de
los temas que se ha convertido por derecho propio en uno de los clásicos más
coreados de la extensa carrera del combo madrileño. Sin duda Hamlet, como representantes
del metal nacional, dejaron el pabellón muy alto, reivindicándose, una vez más,
como una de las formaciones más importantes, influyentes e impactantes de
nuestro país. ¡Sencillamente Brutales!
HAVOK
De
entre la nueva hornada de bandas que están actualmente resucitando el viejo
sonido thrasher, los americanos Havok se han convertido en un referente
obligado para todos los seguidores del genero. Viejos conocidos de la afición
española los americanos cuentan con una nutrida legión de seguidores, y eso se
notó, y mucho, en la gran cantidad de publico que se dio cita para seguir su
descarga.
Pese
a disponer de poco mas de media hora Havok supieron condensar al máximo lo
mejor de su propuesta, ofreciéndonos un recital de actitud metalera y riffs
arrolladores junto a una puesta en
escena jovial y desenfadada que acabó contagiándose a todos los presentes. Así
que durante su show no faltaron esos portentosos “circle-pits” ni algún vistoso
“wall of death”.
Liderados
por un incisivo David Sanchez la banda se mostro en todo momento intratable,
fiera y muy salvaje, asolándonos sin ninguna clase de miramientos con piezas
como el pertinaz “Covering Fire” o el crujiente y machacón “Point of No
Return”, que desató la euforia generalizada entre las primeras filas.
Pese
a lo fugaz de su actuación la banda tuvo tiempo para ofrecernos algunas de sus
clásicas proclamas, como durante la introducción del incisivo “ Give Me
Liberty… Or Give Me Death”, que a la postre se acabaría convirtiendo en uno de
los puntos álgidos de su show.
Sin
perder esa mordaz y critica visión de la actual situación política no podía faltar la incisiva “I Am The State”,
que se acabaría convirtiendo en la antesala perfecta para “D.O.A.”. Con la
gente totalmente entregada y con la banda rallando a un excelente nivel,
llegaba el momento de una precipitada despedida, y la elegida como colofón para su descarga fue
esa colosal bomba de relojería que es “Time Is Up”.
ABORTED
Tras la rotunda descarga de los thrashers americanos Havok, los siguientes
en comparecer en el marco del Ritual Stage eran Aborted. Los belgas arribaban a
tierras gallegas con su octavo trabajo bajo el brazo " The Necrotic
Manifesto", un plástico en el que el quinteto ha llevado su death metal técnico
y brutal a su máxima expresión.
Aunque en esta ocasión la formación prescindió de su habitual indumentaria
quirúrgica, Aborted fueron una de las pocas bandas que engalanaron el escenario
con varios paneles que hacían alusión a la portada y al título de su última entrega.
En cuanto al sonido de la actuación de los belgas, cabe remarcar que fue
impecable, quizás de los mejores de toda la jornada, permitiéndonos degustar
con total nitidez esas vertiginosas aceleraciones marca de la casa, esos
parones rotundos, y como no, deleitarnos
con el sobrecogedor registro de Sven De
Caluwe.
Como un ciclón desatado y sin ninguna clase de misericordia el quinteto
abordó el escenario dispuesto a aplastar y convencer a los allí congregados. Y
es que la formación belga demostró una gran polivalencia, ya que ellos tienen
de todo y para todos. Da igual que te gusten los trallazos precisos y certeros,
las partes más oscuras y machaconas que te aplastan contra el suelo, o los
pasajes más crujientes y con grovee, ya que Aborted poseen todas esas
cualidades, además de una coordinación y
un nivel técnico realmente envidiables.
En sus escasos cuarenta minutos el quinteto belga aprovechó para ofrecernos
un buen repaso a los mejores momentos de su última obra, escupiendo
violentamente sobre nuestros oídos trallazos como el sanguinario "The Extirpation
Agenda", con ese regusto a los clásicos Carcass, o el machacón y abrasivo
" Necrotic Manifesto".
Como era de esperar a lo largo de su actuación no faltaron unos vistosos
"circle-pits", dando color y ambiente, o un imponente "wall of
death" a lo largo del descomunal "Coronary Reconstruction".
Mención especial merece la excelente compenetración entre los dos hachas de la
banda, Danny Tunkery y Mendel Bij De Leij", quienes ofrecieron todo un
recital de técnica y velocidad, especialmente Mendel que se destapó con algún
solo realmente despiadado y vertiginoso.
En resumen, tras casi dos décadas en activo Aborted parecen estar viviendo,
con su actual formación, su mejor momento como banda. Durante los próximos
meses la banda tiene previsto girar por nuestro país. Yo si fuera tú, no me los
perdería.
GOJIRA
Con
la euforia desatada después de la actuación de Aborted, llegaba el momento de
una nueva peregrinación, en esta ocasión, hacia el escenario principal del
festival para presenciar en primera persona la actuación de los emergentes
Gojira. Pese a que los franceses, a priori, no son de las bandas que levantan
grandes pasiones, lo cierto es que poco a poco, y a base mucha entrega y
trabajo, están consiguiendo hacerse un nombre muy importante y respetado dentro
de la escena metálica.
Buena
muestra de su importante poder de
convocatoria fue la nutrida legión de seguidores que aglutinaron para seguir su
vespertina actuación. Con el cielo totalmente encapotado y amenazando ya
seriamente el chaparrón que se desarrollaría durante la actuación de los americanos
Testament, el combo francés salió a
escena totalmente de negro, como mandan los cánones, para ofrecernos una buena
muestra de su propuesta.
Liderados
por un comunicativo Joe Duplantier la banda no tuvo ningún clase de problemas
para conectar con una audiencia que se mostró muy receptiva y que jaleo
totalmente enfervorizada la llegada de trallazos como “The Axe”. Tampoco
faltaron las alusiones a sus anteriores entregas con piezas como un coreadísimo
“Backbone” o la imponente declaración de intenciones que supuso esa gema
titulada “The Heaviest Matter Of The Universe”.
Conscientes
del gran aumento de popularidad que la
banda ha experimentado durante los últimos años, Duplantier no quiso
dejar pasar la ocasión para tener un simpático guiño con sus seguidores
presentando la composición que da nombre a su ultimo trabajo en castellano,
rebautizando la pieza como “El niño Salvaje”. Lejos de relajarse o aplacar su
ira, los franceses sonaron cada vez más metálicos y poderosos, regalándonos una
recta final de show realmente antológica, recurriendo para ello a la envolvente
“Toxic Garbage”, o la devastadora “Oroborus”.
La
encargada de finiquitar sus cincuenta minutos de show sería “Vacuity”, dejando
a una audiencia totalmente entregada que no dudó en despedir a los franceses
coreando su nombre como si fueran auténticos héroes. Y es que la suya fue una
de las confirmaciones más sonadas de esta novena edición del Resurrection Fest.
CALIBAN
Por su propia propuesta y filosofía si hay una banda que debía estar presente en
esta novena edición del Resurrection
Fest esos eran Caliban. Los germanos llevan desde mediados de la década de los
noventa fusionando el poderoso estallido
de unas guitarras genuinamente metálicas
con sus raíces y estribillos claramente hardcoretas. De modo que el marco del
festival gallego se presentaba con un lugar idóneo para la descarga del
veterano quinteto de Hattingen.
En una jornada en la que el Ritual Stage había estado copado por las bandas de thrash y death , la descarga de los alemanes supuso una explosión de frescura y buen rollo, contagiando a todos los presentes con esa camaradería hardcore y esos bailes salvajes y desatados que se convertirían en protagonistas de cortes como "Kings" o "We Are The Many", provocando escenas realmente dantescas entre las primeras filas, con lluvia de vasos y calzado incluidas.
En una jornada en la que el Ritual Stage había estado copado por las bandas de thrash y death , la descarga de los alemanes supuso una explosión de frescura y buen rollo, contagiando a todos los presentes con esa camaradería hardcore y esos bailes salvajes y desatados que se convertirían en protagonistas de cortes como "Kings" o "We Are The Many", provocando escenas realmente dantescas entre las primeras filas, con lluvia de vasos y calzado incluidas.
Aunque me dio la impresión de que el quinteto comenzó su actuación un tanto
frío, lo cierto es que se entonaron rápidamente, logrando una comunión total
con sus enfervorizados seguidores, dando
calor y actitud a trallazos de nuevo cuño como " I Am Ghost" o
"Devil's Night", que sin duda
están llamados a convertirse en clásicos
de su repertorio.
Pese a la extensa trayectoria de la
formación alemana, el grueso de su repertorio estuvo centrado casi de forma
exclusiva en sus últimas obras, haciendo especial hincapié en su vertiente más
metalera. Como viene siendo habitual en los directos de la banda, su vocalista,
Andreas Dörner, se mostró muy activo y comunicativo, y no se lo pensó dos veces
a la hora de abalanzarse sobre las primeras filas para corear junto a sus
incondicionales el contagioso estribillo
de "Your Song", que sería la escogida para cerrar su actuación,
dejando tras de sí una cerrada ovación y un excelente sabor de boca.
FIVE
FINGER DEATH PUNCH
Al
igual que sucediera con Gojira, los americanos Five Finger Death Punch se
presentaban en Viveiro para intentar ratificar las buenas sensaciones que la
banda ha dejado con su material más reciente. La trayectoria de los de Los Angeles
ha sido una travesía lenta pero segura, escalando poco a poco posiciones hasta
consolidarse como una de la bandas más
carismáticas y reconocidas de la actual escena americana.
Con
semejantes antecedentes resultaba obvio que la banda intentaría aprovechar al
máximo su oportunidad de tocar ante un publico tan numeroso, y a decir verdad,
los americanos supieron salir victoriosos del envite. Apostando desde el mismo
inicio por su material mas cañero e impactante los angelinos empezaron a
desgranar ante sus seguidores poezas como la visceral “Under And Over It”, que
sería la encargada de poner a funcionar la aplastante maquinaria yankee.
Pese
a la tímida lluvia, que hizo acto de presencia durante los primeros compases
del show, el publico no pareció intimidado y apoyo con gran fervor piezas como
la coreable y explosiva “Burn It Down”, para posteriormente dejar paso a las
envolventes melodías de “Hard To See”, que nos dejo la imagen de Ivan Moody
dirigiéndose a sus fieles mientras permanecía fuertemente agarrado a su pie de
micro.
Cambiando
totalmente de tercio y volviendo a convertir las guitarras en las autenticas
protagonistas, llegaba el momento de una nueva ración de ese incontestable
poder metálico de manos de un incontestable “Lift Me Up”. El guiño hacia las
bandas clásicas llegaría con su acostumbrada y metalizada versión del clásico
“Bad Company”, que seria la encargada de poner la nota de elegancia en un show
realmente matador.
Los
saltos y los “circle-pits”, harían acto de presencia durante la voraz y
explicita “Burn MF”., que fue coreada
como si de un autentico himno se tratara, mientras que las encargadas de
certificar la abrumadora descarga del
combo americano serian la cambiante “Never Enough” y la mordaz de “The Bleeding”.
OBITUARY
Referentes absolutos de la escena death americana, y auténticas leyendas
del género, la banda capitaneada por los
hermanos Tardy llegaba al Ritual Stage
para ofrecernos otra de sus lecciones magistrales, descargando esa colección de riffs densos y ametrallantes
que ayudaron a definir el estilo a
finales de la década de los 80. Sin duda la inclusión de los de Florida en el cartel de esta novena edición del
Resurrection Fest, junto a sus
compatriotas Suffocation y los británicos Carcass, había despertado mucho
morbo, conformando una imponente tripleta que prometiría una
verdadera lucha de "gallos" entre bandas históricas dentro de la
escena.
Con un enorme telón de fondo con el
logo clásico de la banda en color rojo, el quinteto asaltaba el escenario
frente a una carpa totalmente abarrotada para espetarnos sin previo aviso el clásico
“Stinkupuss”. Pese al paso del tiempo la banda sigue conservando esa imagen
clásica, con todos sus miembros aporreando sin piedad sus instrumentos,
mientras que un errático John Tardy se dedica a ir recorriendo el escenario
buscando el apoyo y el respaldo de sus fieles seguidores. Tras esta primera
toma de contacto, y sin abandonar el material del primerizo “Slowly We Rot”,
llegaba el momento de pisar el acelerador al máximo con el torbellino sonoro
que representan “Intoxicated” y
“Bloodsoaked”, con las que la banda certificaba la plena vigencia de su
material más antiguo.
Tampoco faltaron durante sus cuarenta y cinco minutos de show los recuerdos
hacia su segunda obra “Cause Of Death”, del que nos ofrecieron un lóbrego paseo
a través de las atmosferas densas y pantanosas contenidas en piezas como
“Infected”, “Chopped In Half”, o la más vibrante y despiadada “Body Bag”, en la
que destacó especialmente la aportación
del otro miembro original de la banda, el guitarrista Trevor Peres. Tras un
arranque copado por algunas de las piezas más representativas de sus inicios,
por fin llegaba el momento de degustar algo del material que la banda incluirá
en su nuevo trabajo de estudio “Inked In Blood”, del que interpretaron
“Violence”, una pieza rápida y directa que dejó una magnifica impresión entre
todos los asistentes, y la propia “Inked In Blood”, con un ritmo algo más denso y cadencioso.
El tramo final del show estuvo marcado por el recuerdo hacia otra de las
piezas maestras de su discografía “The
End Complete”, del que desgranaron la
propia pieza que prestaba su nombre al plástico, y la salvaje “Back To One”.
Para poner la guinda a su fantástica actuación el quinteto volvió a echar nuevamente la vista atrás para regalarnos una
demoledora “Slowly We Rot”, con la que
se despedían definitivamente, dejando totalmente olvidados los temas de su
última etapa y sin dejarnos saborear
ninguna exquisitez de ese fantástico ”World Demise”.
TESTAMENT
Evidentemente
el plato fuerte de esta tercera y ultima jornada de festival, especialmente
para los amantes del metal, era la actuación de los legendarios Testament. La
banda del carismático gigantón Chuck Billy arribaba a Viveiro para presentar su
ultimo trabajo de estudio “The Dark
Roots Of Earth”, un álbum con el que la banda ha recuperado el estatus que
nunca debió haber perdido. Como
principal novedad en el seno de la formación, los americanos contaban
nuevamente con los servicios del bajista Steve De Giorgio lo que añadía un plus
de calidad a la propuesta de los míticos thrashers californianos.
Desafortunadamente su actuación se vio lastrada, en cuanto a asistencia de publico, por la monumental tormenta que convirtió el recinto de este Ressurrection Fest en un inmenso barrizal. Pese a ello, la banda no desfalleció en ningún momento, consiguiendo hacer las delicias de los valientes que se decidieron a aguantar el chaparrón mientras Testament interpretaba una excelente colección de clásicos thasheros a un volumen aterrador.
Con
un escenario presidido por un gran telón que reproducía la portada de su ultima
obra, los americanos salieron a por todas desde los primeros compases del show
con un poderoso “Rise Up”, que rápidamente dejaría paso al primero de los
clásicos de la noche, un celebradísimo “The Preacher”, liderado por un Chuck
Billy en un estado de forma envidiable, que no dejo de jugar durante todo el
show con su medio pie de micro fluorescente.
Como
si de una maldición bíblica se tratara y mientras la lluvia era cada vez más
intensa, la formación fue escupiendo sus imparables bombas de alcance masivo,
aliviando nuestro sufrimiento con piezas como “More The Meets The Eye”, “Native
Blood” o “Dark Roots Of Earth”, que ponían de manifiesto que la banda esta
viviendo una segunda juventud.
Conscientes
de la entrega de unos fans que aguantaron estoicamente el chaparrón, la banda
repitió en numerosas ocasiones sus mensajes de agradecimiento, e incluso el
propio Billy espetó un poderoso “fuck the rain”, antes de abalanzarse
sobre una despiadada versión de “Into
The Pit”. Sin abandonar su material más clásico de la década de los ochenta, la
siguiente en sonar fue “The New Order”, que fue seguida por una incontestable
“Practice What You Preach” y por una celebradísima “Over The Wall”.
Aunque
la intensa lluvia no amainó en ningún momento, la formación americana no quiso
dejar pasar la oportunidad de premiar a sus seguidores por su fidelidad, de
modo que aun nos ofrecerían una ultima doble ración de ferocidad thrashera en
forma de “D.N.R. (Do Not Resuscitate) y
la oscura y afilada “3 Days In Darkness”, que sería la elegida para echar el
cierre a su épica actuación.
CARCASS
Tras el enorme chaparrón que convirtió el recinto del festival en un inmenso
barrizal, y mientras los americanos Testament finiquitaban su actuación en el
escenario principal, el Chaos Stage se preparaba para albergar una de las
visitas más esperadas de todo el festival, el retorno de los británicos
Carcass. Con un imponente telón de fondo, en el que se reproducía la portada de su último trabajo
“Surgical Steel”, el cuarteto tomaba posiciones para reivindicarse como uno de
los pesos pesados dentro de la escena death metalera. Recibidos con verdadero
fervor por sus incondicionales, los británicos se marcaron un concierto
realmente brillante, gracias en gran medida a un sonido limpio y potente. En
cuanto al repertorio creo que fue muy equilibrado, ya que además de una buena
ración de su última obra, también hubo tiempo para algunos guiños al material
de su primera época, haciendo especial hincapié en las composiciones de su aclamado
“Heartwork”.
Con una entrada épica, acompañados
por la introducción “1985”, el cuarteto
británico iniciaba su truculento viaje a través de las vísceras y la
descomposición orgánica con la pieza que abría su cuarto trabajo “Buried
Dreams”, para rápidamente adentrarse en su pasado más oscuro y tormentoso,
haciendo subir las revoluciones al máximo durante la seminal “Incarnated
Solvent Abuse”, que desató la euforia entre las primeras filas. Corrosivo,
ácido y desafiante Jeff Walker demostró que sigue siendo un excelente frontman,
consiguiendo focalizar sobre él todas las miradas. Otro de los puntos fuertes
de la descarga de los británicos fue su dinamismo, ya que el cuarteto fusionó
la mayoría de los temas para estirar al máximo el tiempo del que disponían.
Tras los habituales saludos, llegaba el momento de empezar a destripar el
material de “Surgical Steel”, de modo que la siguiente en hacer acto de
presencia fue “Cadaver Pouch Conveyor System”, con las guitarras de Bill Steer
y Ben Ash batiéndose en un intenso duelo que acabaría desembocando en la
subversiva y cambiante “This Mortal Coil”.
Aunque con los años la melodía ha ido
ganando presencia en la propuesta de la
mítica formación británica, Walker y sus muchachos demostraron
no haber perdido esa parte más extrema y visceral, así que sin ninguna clase de
complejos firmaron una colosal interpretación del primerizo “Exhume To
Consume”. Tras poner de manifiesto las fantásticas prestaciones de la actual
encarnación de la banda, llegaba el momento retornar a su material más
novedoso, apostando por la dupla formada por “The Granulating Dark Satanic
Mills” y “Unfit For Human Consumption”.
Pese a que el tiempo de Carcass se estaba agotando, Walkers anunció que la
banda iba a descargar su show completo. Así que rápidamente el cuarteto volvió
a echar la vista atrás para centrarse en la oscura y desconcertante “Genital
Grinder”, que a la postre se acabaría convirtiendo en la única representante de
su seminal debut de 1988 “Reek Of Putrefaction”. Una nueva muestra de su
material más reciente, en esta ocasión, de manos de “Captive Bolt Pistol”, sería la encargada de conducirnos hacia una
recta final realmente demoledora, en la que se fundirían la brutalidad de
“Corporal Jigsore Quandary”, con la envolvente melodía de la pieza que
prestaba su título a su cuarto trabajo “Heartwork”.
Fantástica descarga de los maestros británicos que demostraron, en esta
única descarga en nuestro país, que no han perdido ni un ápice de la
contundencia y la voracidad que siempre
les ha caracterizado.
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