Sin duda uno de los objetivos primordiales para un festival estival es el crecimiento
sostenido a lo largo de los años. Para esta cuarta edición del Sonic Blast los
organizadores daban un importante paso adelante, convirtiendo la cita en una
doble jornada y apostando abiertamente por un importante salto cualitativo en cuanto
a los grupos participantes, ya que en esta ocasión, los encargados de copar los puestos de privilegio dentro del
cartel eran formaciones internacionales como
los japoneses Church Of Misery, los prometedores Blues Pills, o los americanos The
Atomic Bitchwax.
El
resultado, como no podía ser de otra forma, ha sido un triunfo
arrollador y sin precedentes. Y es que el festival además de crecer en
cuanto a número de asistentes, también ha experimentado un acusado
crecimiento en lo referente a infraestructuras y servicios.
Además
de la zona habilitada para los conciertos, en esta ocasión, el
festival estrenaba un nuevo emplazamiento para la acampada. Una
extensión situada muy
cerca de la bonita playa de Moledo, rodeada de una frondosa zona de
árboles, lo que
proporcionaba una abundante zona de sombra, algo que siempre es de
agradecer en
los festivales veraniegos. Tampoco faltaron en el recinto habilitado
para la acampada duchas, servicios, y un pequeño puesto con bebida y
comida casera que
se encargó de abastecer a los campistas.
En
cuanto a las zonas de conciertos, el festival mantenía intacta su
primigenía personalidad, conservando el recinto de la piscina, donde se
celebrarían los primeros conciertos de la jornada, ofreciéndonos la
posibilidad de podernos dar
un refrescante chapuzón mientras acompañábamos las actuaciones. Mientras
que
las descargas más importantes y destacadas se celebrarían en el recinto
donde
estaba ubicado el escenario principal, a escasos 50 metros del recinto
de la
piscina. En cuanto a los precios de la comida y la bebida, lo cierto es
que fueron bastante razonables y asequibles para todos los bolsillos.
SOLAR CORONA
Pese a que siempre resulta difícil la labor de abrir fuego en un festival,
los encargados de empezar a hacer rugir sus instrumentos ante el inclemente sol
de primera hora de la tarde fueron Solar Corona. El trio de Barcelós nos
ofreció una buena muestra de su potencial, presentándonos los mejores cortes de
sus dos Ep´s “Innerspace”, y su más reciente “Outerspace”, proponiéndonos un
ácido viaje a través de la psicodelia y la experimentación sonora.
Aunque en algunos momentos se echó en falta una voz solista que canalizara
las emociones de sus composiciones, lo cierto es que su propuesta sonó personal,
refrescante y atractiva, consiguiendo
mantener la atención de los presentes mientras iban sonando temas como “Átila”
o “Holy Wisdom”.
ACID MESS
Tras un pequeño descanso, durante el que pudimos aprovechar para darnos un rápido remojón en la piscina,
llegaba el momento de los ovetenses Acid Mess.
Nacidos a finales de 2009 este
power-trio ha sabido ir dando forma
y personalidad a una propuesta basada en el rock setentero y psicodélico.
Luciendo un “look” muy acorde con el entorno en el que les tocaba
descargar, Acid Mess salieron a escena dispuestos a aprovechar al máximo su
tiempo, demostrando sus tablas y su experiencia ante una audiencia que olvidó
la piscina para concentrarse en saborear el intenso magnetismo sonoro que
desprendían piezas como la que presta el
título a su último lanzamiento “Madre Muerte”.
Tampoco faltaron durante su actuación
esos intensos increscendos instrumentales marca de la casa contenidos en temas
como el cambiante “Mental War”, que nos ofreció una amplia muestra de las
diferentes influencias de la banda, ni tampoco quisieron dejarse en el tintero
su particular versión del “I Want You (She´s So Heavy), que sería la encargada
de poner la nota colorista al tramo final de su compacta actuación.
JIBÓIA
Si las primeras actuaciones de la tarde habían estado marcadas por el rock
más clásico y psicodélico, los encargados de cerrar esta primera jornada dentro
del recinto de la piscina serian Jibóia. Sin duda este explosivo dúo consiguió
llamar la atención de todos los presentes con una propuesta experimental, diferente y totalmente
inclasificable.
Sustentados sobre una atípica formación de dúo, únicamente contando con la batería
y con los teclados y la guitarra, Jibóia
nos ofrecieron una buena muestra de lo eclético y variado de su material, proponiéndonos
un entretenido viaje a través de las atmósferas cambiantes y las festivas
melodías que nos ofrecieron en temas como “Dvapara Yuga”, primer single de
su último trabajo “Badlav”.
BURNPILOT
Tras una tórrida tarde dentro del recinto de la piscina, con los últimos rayos
del sol y mientras la brisa del atardecer empezaba a refrescar el ambiente, llegaba el
momento de trasladarse al marco del escenario principal, en donde descargarían las
bandas más relevantes de esta primera jornada festivalera..
Los encargados de abrir fuego en este segundo espacio del festival fueron
los alemanes Burnpilot, quienes con su punk psicodélico y ambiental conseguirían animar
al recinto de cara al inminente vendaval que se nos venía encima.
Con casi una década a sus espaldas el contundente trio alemán demostró estar
muy versado en situaciones de este tipo, y cuajó ante el expectante público del
Sonicblast una actuación de la más compacta y atractiva.
Sin duda uno de los
mayores alicientes de su actuación fue ver como su batería, Sidney, se encargaba
de las voces solistas mientras no dejaba de aporrear intensamente su instrumento.
Simpáticos, eléctricos y divertidos, la actuación del combo alemán se hizo
realmente corta, y es que a lo largo de su show el trio nos obsequió
con los mejores temas de su longeva trayectoria. De modo que piezas marchosas y contagiosas como “Feedback Mind”,
fueron la mejor excusa para ponernos a todos a agitar la cabeza. Mientras que
otras composiciones como “No Catharsis”, extraída de su último trabajo “Intense”,
nos sometieron irremediablemente a esas atmósferas más densas y experimentales.
PRISMA CIRCUS
Los encargados de poner el clasicismo roquero a esta primera jornada del
SonicBlast eran los catalanes Prisma Circus. El portentoso trio procedente de
la ciudad de Barcelona llegaba hasta tierras lusas dispuesto a darse a conocer presentándonos
los temas de su última referencia de estudio “Reminiscence”.
Habiendo girado por España, Alemania, Francia y Portugal la formación salió
a escena con el guión perfectamente aprendido y dispuestos a dejar una magnifica
impresión entre los que todavía no habían tenido ocasión de degustar su
propuesta.
Y es que esa mezcla tan especial y
genuina que practica la formación catalana, mezclando la esencia del mejor rock
de los sesenta con el espíritu inconformista e innovador de la década de los setenta,
constituyó el mejor de los reclamos para
piezas como “Joseph Merrick (The Elepahan Man), una composición inspirada en la
vida del mítico hombre elefante, o la marchosa “Asylum´s Gate”.
Tampoco faltaron a lo largo de su eléctrico show esos pasajes cargados de
suntuoso blues, ni esos intensos desarrollos en los que la poderosa base rítmica, formada
por Alex Carmona y Joaquín Escudero, se encargo de crear el marco propicio para que la
guitarra de Oscar García nos regalara sus incisivas diabluras.
En definitiva,
que los catalanes fueron la primera de las formaciones que, sinceramente,
pienso que dio cache y elevó notablemente el nivel de esta primera jornada del
festival luso.
THE BELLRAYS
Tras el fantástico sabor de boca que nos había dejado la actuación de Prisma
Circus, llegaba el momento de adentrarnos en el amplio universo sonoro que nos
proponían los americanos The
Bellrays.
La formación capitaneada por
la excentrica vocalista Lisa Kekaula y el insigne guitarrista Robert Vennum, siempre se ha
caracterizado por tener un directo intenso, divertido y vibrante, en el que
conviven con igual intensidad el rock clásico, el soul, e incluso algunas
pinceladas punk.
Con muchas ganas y contagiados por la enorme actitud de su vocalista, la
banda saltó a escena dispuesta a convertir el recinto del SonicBlast en una auténtica
fiesta, y en honor a la verdad hay que decir que los americanos salieron
triunfadores ante el reto, consiguiendo mover a toda la audiencia desde los
primeros compases de su actuación.
Quizás su estilo no sea excesivamente brillante ni ortodoxo, pero lo cierto
es que The Bellrays se dejaron la piel sobre el escenario, haciéndonos mover
intensamente los pies al ritmo de piezas como “On The Top”, “Coming Down” o la pegadiza “Voodo
Train”.
Mención especial merece el carisma y la forma de liderar a sus compañeros
de la vocalista Lisa Kekaula, quien se metió a todo el mundo en el bolsillo a
base de gritar, una y otra vez, que esto era un concierto de rock n´roll. Y es
que los americanos tienen esa chispa y ese embrujo que consigue que uno salga
plenamente satisfecho de sus conciertos y con una amplia sonrisa dibujada en el rostro.
Aunque toda su actuación fue un jolgorio generalizado, sin duda los momentos más
intensos y vibrantes de su show vendrían
marcados por temas como “Everybody Get
Up” o “Revolution Get Down”, que convertirían
el recinto en un clamor popular que coreaba intensamente sus estribillos ante la asombrada cara de satisfacción
de los músicos de la formación americana.
BLACK BOMBAIM
Sin duda uno de los grandes alicientes que siempre ha tenido este
SonicBlast, ha sido la convivencia en su cartel de bandas de muy diferentes
estilos, y esta cuarta edición no iba a ser una excepción.
De modo que tras la
impactante y marchosa descarga de los americanos The Bellrays, llegaba el momento
de cambiar completamente de registro para adentrarnos en las atmosferas
introspectivas y pesadumbrosas de los portugueses Black Bombaim.
Aunque en un principio, quizás el cambio pudo resultar bastante abrupto, lo
cierto es que el trio de Barcelós poco a poco supo irnos adentrarnos en su
propuesta, arrastrándonos sin piedad a través de ese stoner crudo y desértico,
que se vio potenciado a su máxima expresión por esa iluminación rojiza del
escenario.
Lejos de la inmediatez de las composiciones de The Bellrays, los lusos
prefirieron optar por unos temas largos, densos y muy trabajados, en los que
tuvieron cabida la experimentación y unos brillantes desarrollos instrumentales.
Buena
prueba de la solidez y la contundencia de Black Bombaim quedó
reflejada en composiciones como la extensa y ambiental “Arabia”,
extraída de
su último trabajo “Far Out”, o la más roquera “Africa II”, con las que
recibieron unas buenas muestras de cariño y aceptación de parte de un
público
que permaneció muy atento durante todo su show.
En resumen, música instrumental
y extensos desarrollos de muchos quilates y psicodelia fue lo que nos
propusieron unos Black Bombaim que abandonaron el escenario envueltos en una grandísima
ovación.
CHURCH OF MISERY
Con la noche ya bien entrada y con el ambiente suficientemente caldeado,
por fin, era el momento del plato fuerte de esta primera jornada de la cuarta edición
del SonicBlast, la actuación de los míticos Church Of Misery.
Sin duda los
nipones son una de las bandas más reconocidas y admiradas dentro de la escena
doom/stoner internacional, y no sólo por lo exótico de su procedencia, sino porque la formación
ha demostrado a lo largo de las últimas dos décadas tener un material y un
directo realmente aplastantes.
Podría sonar a tópico si dijera que los japoneses salieron a escena con el público
totalmente entregado, pero lo cierto es que fue totalmente cierto, ya que
durante la prueba de sonido la audiencia no dejó de animar y jalear a los
miembros de la banda, haciendo crecer la expectación del respetable y las
ansias de los músicos por dar el pistoletazo de salida a su actuación.
De modo que contando con el apoyo incondicional de todo el auditorio, y
ataviados con sus característicos pantalones de campana, los nipones se
apresuraron en sumergirnos en sus contundente catarata de robustos riffs y esos envolventes
ritmos de escuela sabática, convirtiendo el recinto en una oscura ceremonia de
ocultismo místico.
Sonriente, intenso y maliciosamente subversivo su vocalista
Hideki Fukasawa, no dejó en ningún momento de animar a las primeras filas
mientras no dejaba de tocar sus sintetizadores, o de dar palmas agitando su larga melena seducido por las
melodías de sus compañeros.
Igualmente
pertinaz y entregado se mostró el bajista Tatsu Mikami, único miembro
que todavía perdura de la primera encarnación de la banda, quien se
paseó por
el escenario prácticamente arrastrando su bajo por el suelo, adoptando
esa típica pose que le diferencia del resto de los bajistas.
Otro de los puntos a destacar de la actuación de la formación nipona fue la
excelente calidad de su sonido a lo largo de todo el show, quizás el mejor de toda la jornada, lo
que nos permitió disfrutar en todo su esplendor de piezas de nuevo cuño como “Lambs To The Slaughter (IanBrady/ Myra
Hin Diey)”, que para nada desentonaron con la rugosidad de viejas favoritas
como “Killfornia (Ed Kemper).
Sin
darnos ni un segundo de tregua los nipones fueron lanzando sobre
nosotros
todo su arsenal metálico, consiguiendo crear un clima de comunión total
con el respetable. De hecho el tramo final de su actuación estuvo
marcado por algunas
de las composiciones más crudas y viscerales de su repertorio, lo que
terminó repercutiendo en la entrega de una audiencia que acabó
totalmente seducida por
la violencia sonora que nos propusieron en trallazos como “El Padrino
(Adolfo
de Jesus Constanzo), o “Candyman (Dean Corll).
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario