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martes, 19 de agosto de 2014

SONICBLAST MOLEDO-PORTUGAL-15-AGO-2014



Sin duda uno de los objetivos primordiales para un festival estival  es el crecimiento sostenido  a lo largo de los años. Para esta cuarta edición del Sonic Blast los organizadores daban un importante paso adelante, convirtiendo la cita en una doble jornada y  apostando abiertamente por un importante salto cualitativo en cuanto a los  grupos participantes, ya que en esta ocasión, los encargados de copar los puestos de privilegio dentro del   cartel eran formaciones  internacionales como los japoneses Church Of Misery, los prometedores  Blues Pills, o los americanos The Atomic Bitchwax.
El resultado, como no podía ser de otra forma, ha sido un triunfo arrollador y sin precedentes. Y es que el festival además de crecer en cuanto a número de asistentes, también ha experimentado un acusado crecimiento  en lo referente a  infraestructuras y servicios.


Además de la zona habilitada para los conciertos, en esta ocasión, el festival estrenaba un nuevo emplazamiento para la acampada. Una extensión situada muy cerca de la bonita playa  de Moledo,  rodeada de una frondosa zona de árboles, lo que proporcionaba una abundante zona de sombra, algo que siempre es de agradecer en los festivales veraniegos. Tampoco faltaron en el recinto habilitado para la acampada  duchas, servicios, y un  pequeño puesto con bebida y comida casera que se encargó de abastecer a los campistas.


En cuanto a las zonas de conciertos, el festival mantenía intacta su primigenía personalidad, conservando el recinto de la piscina, donde se celebrarían los primeros conciertos de la jornada, ofreciéndonos la posibilidad de podernos dar un refrescante chapuzón mientras acompañábamos las actuaciones. Mientras que las descargas más importantes y destacadas se celebrarían en el recinto donde estaba ubicado el escenario principal, a escasos 50 metros del recinto de la piscina. En cuanto a los precios de la comida y la bebida, lo cierto es que fueron  bastante razonables y asequibles para todos los bolsillos.



SOLAR CORONA


Pese a que siempre resulta difícil la labor de abrir fuego en un festival, los encargados de empezar a hacer rugir sus instrumentos ante el inclemente sol de primera hora de la tarde fueron Solar Corona. El trio de Barcelós nos ofreció una buena muestra de su potencial, presentándonos los mejores cortes de sus dos Ep´s “Innerspace”, y su más reciente “Outerspace”, proponiéndonos un ácido viaje a través de la  psicodelia y la experimentación sonora.


Aunque en algunos momentos se echó en falta una voz solista que canalizara las emociones de sus composiciones, lo cierto es que su propuesta sonó personal, refrescante  y atractiva, consiguiendo mantener la atención de los presentes mientras iban sonando temas como “Átila” o “Holy Wisdom”. 


ACID MESS


Tras un pequeño descanso, durante el que pudimos aprovechar para  darnos un rápido remojón en la piscina, llegaba el momento de los ovetenses Acid Mess.

Nacidos a finales de 2009 este power-trio ha sabido ir dando forma y personalidad a una propuesta basada en el rock setentero y psicodélico. 


Luciendo un “look” muy acorde con el entorno en el que les tocaba descargar, Acid Mess salieron a escena dispuestos a aprovechar al máximo su tiempo, demostrando sus tablas y su experiencia ante una audiencia que olvidó la piscina para concentrarse en saborear el intenso magnetismo sonoro que desprendían  piezas como la que presta el título a su último lanzamiento “Madre Muerte”.

Tampoco faltaron durante su actuación esos intensos increscendos  instrumentales marca de la casa contenidos en temas como el cambiante “Mental War”, que nos ofreció una amplia muestra de las diferentes influencias de la banda, ni tampoco quisieron dejarse en el tintero su particular versión del “I Want You (She´s So Heavy), que sería la encargada de poner la nota colorista al tramo final de su compacta actuación.


JIBÓIA


Si las primeras actuaciones de la tarde habían estado marcadas por el rock más clásico y psicodélico, los encargados de cerrar esta primera jornada dentro del recinto de la piscina serian Jibóia. Sin duda este explosivo dúo consiguió llamar la atención de todos los presentes con una propuesta experimental, diferente  y totalmente inclasificable.


Sustentados sobre una atípica formación de dúo, únicamente contando con la batería y con los teclados y la  guitarra, Jibóia nos ofrecieron una buena muestra de lo eclético y variado de su material, proponiéndonos un entretenido viaje a través de las atmósferas cambiantes y las festivas melodías  que nos ofrecieron  en temas como “Dvapara Yuga”, primer single de su último trabajo  “Badlav”.


BURNPILOT


Tras una tórrida tarde dentro del recinto de la piscina, con los últimos rayos del sol y mientras la brisa del atardecer empezaba a refrescar el ambiente, llegaba el momento de trasladarse al marco del escenario principal, en donde descargarían las bandas más relevantes  de esta primera  jornada festivalera.. 


Los encargados de abrir fuego en este segundo espacio del festival fueron los alemanes Burnpilot, quienes con su punk psicodélico y ambiental conseguirían animar al recinto de cara al inminente vendaval que se nos venía encima.


Con casi una década a sus espaldas el contundente trio alemán demostró estar muy versado en situaciones de este tipo, y cuajó ante el expectante público del Sonicblast una actuación de la más compacta y atractiva. 

Sin duda uno de los mayores alicientes de su actuación fue ver como su batería, Sidney, se encargaba de las voces solistas mientras no dejaba de aporrear intensamente  su instrumento. 

Simpáticos, eléctricos y divertidos, la actuación del combo alemán se hizo realmente corta, y es que a lo largo de su show el trio nos obsequió con los mejores temas de su longeva trayectoria. De modo que piezas  marchosas y contagiosas como “Feedback Mind”, fueron la mejor excusa para ponernos a todos a agitar la cabeza. Mientras que otras composiciones como “No Catharsis”, extraída de su último trabajo “Intense”, nos sometieron irremediablemente a esas atmósferas más densas y experimentales.



PRISMA CIRCUS


Los encargados de poner el clasicismo roquero a esta primera jornada del SonicBlast eran los catalanes Prisma Circus. El portentoso trio procedente de la ciudad de Barcelona llegaba hasta tierras lusas dispuesto a darse a conocer presentándonos los temas de su última referencia de estudio “Reminiscence”.


Habiendo girado por España, Alemania, Francia y Portugal la formación salió a escena con el guión perfectamente aprendido y dispuestos a dejar una magnifica impresión entre los que todavía no habían tenido ocasión de degustar su propuesta.


 Y es que esa mezcla tan especial y genuina que practica la formación catalana, mezclando la esencia del mejor rock de los sesenta con el espíritu inconformista e innovador de la década de los setenta, constituyó el mejor de los  reclamos para piezas como “Joseph Merrick (The Elepahan Man), una composición inspirada en la vida del mítico hombre elefante, o la marchosa “Asylum´s Gate”.


Tampoco faltaron a lo largo de su eléctrico show esos pasajes cargados de suntuoso blues, ni esos intensos  desarrollos  en los que la poderosa base rítmica, formada por Alex Carmona y Joaquín Escudero, se encargo de crear  el marco propicio para que la guitarra de Oscar García nos regalara sus incisivas diabluras.

En definitiva, que los catalanes fueron la primera de las formaciones que, sinceramente, pienso que dio cache y elevó notablemente el nivel de esta primera jornada del festival luso.


THE BELLRAYS


Tras el fantástico sabor de boca que nos había dejado la actuación de Prisma Circus, llegaba el momento de adentrarnos en el amplio universo sonoro que nos proponían  los americanos The Bellrays. 

La formación capitaneada por la excentrica  vocalista Lisa Kekaula y el insigne guitarrista Robert Vennum, siempre se ha caracterizado por tener un directo intenso, divertido y vibrante, en el que conviven con igual intensidad el rock clásico, el soul, e incluso algunas pinceladas punk.


Con muchas ganas y contagiados por la enorme actitud de su vocalista, la banda saltó a escena dispuesta a convertir el recinto del SonicBlast en una auténtica fiesta, y en honor a la verdad hay que decir que los americanos salieron triunfadores ante el reto, consiguiendo mover a toda la audiencia desde los primeros compases de su actuación.


Quizás su estilo no sea excesivamente brillante ni ortodoxo, pero lo cierto es que The Bellrays se dejaron la piel sobre el escenario, haciéndonos mover intensamente los pies al ritmo de piezas como “On The Top”, “Coming Down” o la pegadiza  “Voodo Train”.


Mención especial merece el carisma y la forma de liderar a sus compañeros de la vocalista Lisa Kekaula, quien se metió a todo el mundo en el bolsillo a base de gritar, una y otra vez, que esto era un concierto de rock n´roll. Y es que los americanos tienen esa chispa y ese embrujo que consigue que uno salga plenamente satisfecho de sus conciertos y con una amplia  sonrisa dibujada en el rostro.


Aunque toda su actuación fue un jolgorio generalizado, sin duda los momentos más intensos y vibrantes de su  show vendrían marcados por temas como  “Everybody Get Up” o  “Revolution Get Down”, que convertirían el recinto en un clamor popular que coreaba intensamente  sus  estribillos ante la asombrada cara de satisfacción de los músicos de la formación americana.


BLACK BOMBAIM


Sin duda uno de los grandes alicientes  que siempre ha tenido este SonicBlast, ha sido la convivencia en su cartel de bandas de muy diferentes estilos, y esta cuarta edición no iba a ser una excepción. 

De modo que tras la impactante y marchosa descarga de los americanos The Bellrays, llegaba el momento de cambiar completamente de registro para adentrarnos en las atmosferas introspectivas y pesadumbrosas de los portugueses Black Bombaim.


Aunque en un principio, quizás el cambio pudo resultar bastante abrupto, lo cierto es que el trio de Barcelós poco a poco supo irnos adentrarnos en su propuesta, arrastrándonos sin piedad a través de ese stoner crudo y desértico, que se vio potenciado a su máxima expresión por esa iluminación rojiza del escenario.


Lejos de la inmediatez de las composiciones de The Bellrays, los lusos prefirieron optar por unos temas largos, densos y muy trabajados, en los que tuvieron cabida la experimentación y unos brillantes desarrollos instrumentales.


Buena prueba de la solidez y la contundencia de Black Bombaim quedó reflejada  en composiciones como la extensa y ambiental “Arabia”, extraída de su último trabajo “Far Out”, o la más roquera “Africa II”, con las que recibieron unas buenas muestras de cariño y aceptación de parte de un público que permaneció muy atento durante todo su show. 

En resumen, música instrumental y extensos desarrollos de muchos quilates y psicodelia fue lo que nos propusieron unos Black Bombaim que abandonaron el escenario envueltos en una grandísima ovación.


CHURCH OF MISERY


Con la noche ya bien entrada y con el ambiente suficientemente caldeado, por fin, era el momento del plato fuerte de esta primera jornada de la cuarta edición del SonicBlast, la actuación de los míticos Church Of Misery.

Sin duda los nipones son una de las bandas más reconocidas y admiradas dentro de la escena doom/stoner internacional, y no sólo por lo exótico de su procedencia, sino porque la formación ha demostrado a lo largo de las últimas dos décadas tener un material y un directo realmente aplastantes. 


Podría sonar a tópico si dijera que los japoneses salieron a escena con el público totalmente entregado, pero lo cierto es que fue totalmente cierto, ya que durante la prueba de sonido la audiencia no dejó de animar y jalear a los miembros de la banda, haciendo crecer la expectación del respetable y las ansias de los músicos por dar el pistoletazo de salida a su actuación. 


De modo que contando con el apoyo incondicional de todo el auditorio, y ataviados con sus característicos pantalones de campana, los nipones se apresuraron en sumergirnos en sus contundente catarata de robustos riffs y esos  envolventes ritmos de escuela sabática, convirtiendo el recinto en una oscura ceremonia de ocultismo místico. 

Sonriente, intenso y maliciosamente subversivo su vocalista Hideki Fukasawa, no dejó en ningún momento de animar a las primeras filas mientras no dejaba de tocar sus sintetizadores, o de dar palmas agitando su larga melena  seducido por las melodías de sus compañeros.


Igualmente pertinaz y entregado se mostró el bajista Tatsu Mikami, único miembro que todavía perdura de la primera encarnación de la banda, quien se paseó por el escenario prácticamente arrastrando su bajo por el suelo, adoptando esa típica pose  que le diferencia del resto de los bajistas.


Otro de los puntos a destacar de la actuación de la formación nipona fue la excelente calidad de su sonido a lo largo de todo el show, quizás el mejor de toda la jornada, lo que nos permitió disfrutar en todo su esplendor de piezas de nuevo cuño  como “Lambs To The Slaughter (IanBrady/ Myra Hin Diey)”, que para nada desentonaron con la rugosidad de viejas favoritas como “Killfornia (Ed Kemper).


Sin darnos ni un segundo de tregua los nipones fueron lanzando sobre nosotros todo su arsenal metálico, consiguiendo crear un clima de comunión total con el respetable. De hecho el tramo final de su actuación estuvo marcado por algunas de las composiciones más crudas y viscerales de su repertorio, lo que terminó  repercutiendo en la entrega de una audiencia que acabó totalmente seducida por la violencia sonora que nos propusieron en trallazos como “El Padrino (Adolfo de Jesus Constanzo), o “Candyman (Dean Corll).


TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ 

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