Un año más y coincidiendo con el
inicio de la festividad Mayor de
Ripollet, población cercana a la ciudad de Barcelona, la asociación Ripollet
Rock ponía en marcha una nueva edición de su festival, en esta ocasión, la
vigésimo segunda. A lo largo de todos estos años los organizadores del evento
han contado con lo más selecto del panorama metálico nacional, ofreciéndonos las
actuaciones de bandas como Hamlet, Tierra Santa, Barón Rojo u Obús, e incluso
otras de carácter internacional como Grave Digger, Edguy, U.D.O., Primal Fear,
Epica o Masterplan, consiguiendo dar relevancia y prestigio a un evento que se ha acabado consolidando
como una cita ineludible para la parroquia metálica catalana, además de contar
con el importante aliciente de ser
siempre de carácter gratuito.
Como ha venido siendo habitual a lo largo de las últimas ediciones, la cita se desarrollaría en el “Parc Dels Pinetons”, un paraje amplio situado a las afueras del núcleo urbano de la población. Además, en los alrededores se había habilitado un extenso recinto que haría las funciones de parking. La gran repercusión y la trascendencia que ha ido ganando el festival a lo largo de los últimos años propicio que desde última hora de la tarde hubiera un buen número de metaleros llenando las terrazas de los bares colindantes al recinto. Otro de los aspectos a destacar de este Ripollet Rock fueron los precios tanto de la bebida, bastante asequible para todos los bolsillos, como del “merchandising”, lo que sin duda ayudó a que muchos fueran los que se animaran a llevarse una camiseta conmemorativa del festival.
En cuanto al menú musical que nos
tenían preparado los organizadores, los elegidos para abrir la velada serían Drakum, con su folk cargado de potencia
y death metal melódico. Los encargados de tomarles el relevo serían los
gerundenses Morphium, quienes están dando los últimos coletazos a la gira de
presentación de su segundo trabajo “Crónica De Una Muerte Anunciada”. Para
poner la nota de elegancia y distinción contábamos con la participación de los
metaleros madrileños Dark Moor, quienes continúan presentando por todo el mundo
su más reciente entrega “Ars Musica”. El cupo de bandas internacionales estaría
este año copado por los metaleros italianos Vision Divine, quienes con su
carismático vocalista al frente, Fabio Lione, venían dispuestos a ofrecernos una
buena muestra de su virtuosismo melómano. Mientras que los encargados de
finiquitar la velada serían los suecos The Poodles, unos viejos conocidos de la
escena roquera, que llegaban al Ripollet Rockn con el propósito de montar
una buena fiesta, descargando su rotundo hard rock repleto de melodías accesibles
y estribillos altamente coreables.
DRAKUM
Tras un verano en el que la
formación catalana ha tenido ocasión de presentarse en diferentes festivales
europeos como el Underwall Festival de Croacia, o el MatalDays de Slovenia, los chicos de Drakum asaltaban el
escenario del Ripollet Rock para contagiarnos de su vitalidad festiva, ofreciéndonos una buena muestra del rotundo folk metal del que están impregnadas las composiciones
que formaran parte de su inminente nuevo trabajo “The Torches Will Rise Again”.
Ataviados de riguroso negro, y
con algunos de sus miembros luciendo unas vistosas faldas, saltaban a escena los ocho
componentes que integran Drakum. Aunque
en un primer momento no disfrutaron de un buen sonido, teniendo que lidiar con
bastantes acoples y una mezcla excesivamente
embarullada, en la que únicamente eran perceptibles la batería, la
flauta y la voz, lo cierto es que rápidamente la cosa se fue subsanando,
permitiéndonos disfrutar de las poderosas acometidas death metaleras contenidas
en temas como “The Wanderer”, o del
dramatismo épico de “Song For Your Death”, en el que brilló especialmente su violinista Caleb.
Pese a que en un principio el público
pareció algo estático y expectante, la gente poco a poco se fue metiendo en su
descarga, contagiándose de la entrega y la vitalidad de la banda, consiguiendo
que temas como “Spirit”, se convirtieran en el primer punto álgido de la noche,
con la gente danzando mientras una enorme pelota recorría el foso dando
colorido y ambiente. Y es que a lo largo de todo el show Drakum supieron compaginar a la perfección las brutales
embestidas contenidas en piezas como “Shadow Of Time”, con el jolgorio
generalizado que proponían cortes como “Wall Of Deadly Troll”, que, por cierto,
fue la encargada de poner la nota simpática de la noche, ya que durante su
presentación su vocalista, Javi, nos dio una clase práctica en la que nos
ilustró sobre las diferencias entre los
bailes de los trolls y los vikingos.
Ya con la banda dando los últimos
coletazos a su descarga, y aprovechando
el buen rollo creado con las versiones del “Trollhammaren” de Fintroll y
“Beltaine”, llegaba el momento de ofrecernos esa rotunda invitación al
descontrol contenida en el alocado folk de
“Whiskey”, que sería contestada con una buena ración de pogo de manos de
unas primeras filas que estaban disfrutando de lo lindo. Tampoco faltaría una vistosa lluvia de confeti durante los
instantes finales de la actuación, dando la bienvenida al último corte de la
noche, un celebradísimo “Arround The Oak”, que a la postre sería el encargado
de poner la rúbrica a su entretenida actuación.
MORPHIUM
Hace ya más de un año que los gerundenses Morphium publicaron su segundo
trabajo "Crónica De Una Muerte Anunciada", una obra que representó
una bocanada de aire fresco dentro del panorama nacional y la consagración
definitiva para una banda que ha compartido escenario con pesos pesados como
Anthrax, Testament o Motörhead en diversos festivales al otro lado del
Atlántico. La principal novedad que nos ofrecían Morphium de cara a esta
presentación en el Ripollet Rock era la participación de su guitarrista David
García, quien se mostró plenamente integrado dentro del engranaje de la
formación.
Con muchas ganas y una fuerza imparable Morphium saltaban a escena con un
rotundo "Vuelvo A Caer", con el conseguían sorprender, muy
positivamente, a los que todavía no conocían su propuesta, mezclando para ello
la brutalidad de los guturales de Alex Bace y las melódicas líneas vocales de
su teclista y cantante, Lur Meir, inyectando fuerza y empaque a una propuesta atractiva,
impactante e innovadora. Como era previsible el grueso del repertorio del
sexteto estuvo centrado en las composiciones de su segundo trabajo, concediendo
un protagonismo estelar a temas como "Mi Anhelo", en el que los
teclados de Lur Meir dieron la réplica a los contundentes riffs de guitarra.
Avalados por su experiencia y por una poderosa puesta en escenas la
formación no dejo en ningún momento de alentar al personal, derrochando entrega
y actitud, consiguiendo hacer partícipe a las primeras filas de temas como
"Sin Sentido", rescatado de su debut "La Era De La
Decadencia", durante la que Alex bajó hasta el foso para animar a los
seguidores que se agolpaban frente al escenario. El retorno a su última obra
vendría marcado por "Libérame" y la abrumadora contundencia metálica
contenida en "En el Abismo", una dupla con la que los
gerundenses ponía de manifiesto que se
puede hablar de sentimientos y frustraciones personales utilizando una base cañera y devastadora.
Con el público muy metido en su descarga, la encargada de proseguir con el
show fue "Crónica De Una Muerte Anunciada", con el escenario
cubriéndose de humo mientras la formación machacaba intensamente sus
instrumentos, a la vez que Alex no dejaba de saltar y provocar al respetable,
para posteriormente dejar paso a la tortuosa sutileza de "Tendencias
Suicidas". Pero sin duda el momento cumbre de su actuación llegaría
durante la final "La Era De La Decadencia", en la que tras crear un
vistoso "Wall Of Death", Alex nos invitó a agacharnos antes de que la banda rematara su actuación
con una poderosa acometida final.
DARK MOOR
Tras su accidentada presentación en la Sala Bóveda de Barcelona a
principios de este mismo año, los madrileños Dark Moor se presentaban en esta
vigésimo segunda edición del Ripollet Rock dispuestos a seducirnos con su
poderoso metal de corte sinfónico, intentando sacarse la espinita y regalándonos un rotundo show en
el que concederían un papel destacado a las composición de su último trabajo
"Ars Música". De modo que, teniendo en cuenta los antecedentes, la
suya era una de las actuaciones más esperadas por todos los asistentes, y eso
se notó en el apoyo y el respaldo que obtuvo el cuarteto del foro.
Pese a tener que lidiar con un sonido que no les acabó de hacer justicia,
la guitarra de Enrik García no terminó de sonar con la potencia y la
contundencia a la que nos tiene acostumbrados, la banda acabó cuajando una
actuación muy destacable. Acompañados por la rimbombante introducción que abre
su última obra, los componentes del cuarteto fueron tomando posiciones para abrir
su descarga con una rápida y compacta "First Lance Of Spain", que
servía para refrendar la excelente acogida que "Ars Música" ha tenido
entre los seguidores de la banda, ya que muchos fueron los que se animaron a la hora de acompañar a Alfred al encarar
los estribillos. Tras un arranque impecable llegaba el momento de echar la
vista atrás y recuperar "Before The Duel", que a la postre sería la
piezas más clásica que interpretaron los
madrileños, significando su único recuerdo hacia aquel lejano "Beyond The
Sea".
Aunque sobre las tablas la mayoría de las miradas recayeron sobre el tándem que forman Enrik García y Alfred Romero, lo cierto es que disfrute especialmente con el concurso de
su bajista, Mario García González, quien se mostró como un auténtico virtuoso
con su instrumento, dando la réplica a los excelentes desarrollos de Enrik,
protagonizando entre ambos momentos verdaderamente memorables como durante la elegante
"Together As Ever", que con sus pegadizas melodías se convertiría en
el preámbulo perfecto para un deslumbrante "The City Of Peace".
Sin abandonar el material contenido en "Ars Musica", la siguiente
en hacer acto de presencia sería, la primera de las composiciones cantada en
castellano, ese personal homenaje que la banda tributa a la ciudad de Granada, "El Ultimo
Rey", que inundó de esos seductores aromas arábigos el recinto, con Alfred
inyectando a su interpretación unas
altas dosis de emoción, que dieron al corte una mayor carga épica. Cabe
destacar que durante toda la actuación la química entre banda y público fue absoluta, de hecho
la audiencia volvería a convertirse en protagonista a la hora de acompañar los
grandilocuentes coros de "Love From The Storm".
A lo largo de los años Dark Moor han demostrado que son una banda muy peculiar,
ya que siempre han decidido hacer las cosas a su manera. De modo que para
presentar "This is My Way", Alfred nos ofreció un “speech” en el que
aseguraba que esta composición recogía la filosofía del cuarteto ante la
música. Mucho más incisiva y metalizada sonó "Living In A Nightmare",
con esa oscura ambientación y el propio
Alfred ofreciéndonos esas desquiciantes inflexiones vocales que acabaron
contagiando a unas primeras filas que no dejaron de animar en ningún momento.
Una nueva mirada al pasado, en esta ocasión hacia su álbum de 2009
"Autumnal", nos conduciría hacia "On The Hill Of Dreams",
que servía para que la banda encarara de forma triunfal la recta final de su
actuación. No podía faltar, para poner la guinda a su show, la interpretación
de su último single "The Road Again", que fue fantásticamente
recibida, ni el sentimiento de hermandad que proclamaba Alfred al encarar los
versos de "La Canción Del Pirata", que sería la encargada de
finiquitar la actuación de los madrileños, pese a que Alfred manifestó que
habían preparado un par de temas más que, desafortunadamente, se quedaron fuera
del repertorio a causa del estricto "timing" del festival.
VISION DIVINE
Tras un nuevo receso, durante el que la “crew” de la formación transalpina
se afanó en poner todo en orden, llegaba el momento de uno de los platos
fuertes de la noche, la descarga de Vision Divine. La banda capitaneada por el
guitarrista Olaf Thörsen (Labÿrinth) y el polifacético vocalista Fabio Lione
(Rhapsody Of Fire, Angra) demostró conservar un buen tirón entre la parroquia
metálica catalana, ya que fueron muchos los “visionarios” que se acercaron
hasta Ripollet para poder disfrutar en
primera persona de su potente power
metal cargado de virtuosismo y pinceladas progresivas.
Al igual que sucede en su último trabajo “Destination To Nowhere”, el
inicio de la descarga del combo italiano estuvo marcado por la introducción
“S´lo Fosse Foco”, para que rápidamente el sexteto se embarcara en una doble
ración de su material más novedoso, regalándonos el sinfonismo progresivo de
“The Dream Maker” y la poderosa andanada powermetalera contenida en “Beyond The
Sun And Far Away”, dos piezas que definen a la perfección la propuesta de una banda en la que la
personal voz de Fabio Lione tiene un
papel absolutamente fundamental. Pese a que los italianos tuvieron que
sobreponerse a unos inoportunos problemas técnicas, que obligaron a Fabio a
cambiar varias veces de micrófono, lo cierto es que el vocalista supo ganarse a
la audiencia, presentando algunos de los
temas en castellano, demostrando una cercanía y una simpatía que le valieron
una calurosa ovación.
Tras un arranque fulgurante los transalpinos no cambiaban su registro y
seguían apostando por el virtuosismo, prosiguiendo su peculiar viaje espacial
con la melódica “The Street Of Laudomia”, que espoleaba, aún más si cabe, a una
audiencia deseosa de agitar la cabeza mientras coreaba cada uno de sus
estribillos. Sin abandonar el material de su penúltima entrega “9 Degress West
To The Moon”, que significó el retorno del vocalista al seno de la banda, la
siguiente en sonar fue “Violet Loneliness”, para posteriormente dejar paso a
una de las pocas concesiones que la banda se permitió hacia la época del
vocalista Michele Lupii, el ambiental
“Colours Of My World”, durante el que brillaron con luz propia los teclados de
Alessio Lucatti.
El recorrido por los tiempos más pretéritos del combo italiano prosiguió
con piezas como la emotiva y
emocionante “Taste Of Goodbye”, para posteriormente dejar paso a una de las
sorpresas de la noche, su versión del clásico de Maiden “Wasted Years”, que a
petición popular fue incluida en el repertorio de esta noche ganando la partida
al “The Final Countdown” de los suecos Europe. Una fugaz mirada hacia su debut homónimo de 1999 nos acercaría hasta
el elegante “Of Light And Darkness”, en el que Fabio LIone desplegó todas sus dotes teatrales para facturar una
interpretación realmente brillante.
Tampoco faltarían durante su actuación algunos de esos vibrantes up tempos
marca de la casa como “Taste Of Goodbye”, que sería la encargada de adentrarnos
en la recta final del show, recurriendo para ello a una de las piezas más
agresivas de su última entrega “The House Of The Angels”, todo un derroche de
velocidad y virtuosismo que se vio premiada con una de las mayores ovaciones de
la noche. La penúltima escala en el viaje que nos propusieron los italianos
llegaría con la pieza que presta su título a su última referencia “Destination
Set To Nowhere”. Mientras que la elegida para cerrar por todo lo alto su
actuación sería “Send Me An Angel”, con los teclados de Alussio Lucatti
ofreciéndonos uno de esos trepidantes
duelos con la guitarra de Olaf Thörsen.
THE POODLES
Hay formaciones que por su propia personalidad y naturaleza resultan
idóneas para animar cualquier tipo de fiesta, de modo que la elección de The Poodles para cerrar esta vigésimo segunda
edición del Ripollet Rock me pareció una decisión de lo más acertada por parte
de los organizadores del festival. Y más, cuando el último tour de la formación
sueca por nuestro país no hizo escala en
la Ciudad Condal. Así que había muchas ganas de volver a corear
junto a Jakob Samuel y sus muchachos cada uno de esos grandiosos
estribillos marca de la casa.
Pese a que algunos decidieron dar por concluida la jornada tras la
actuación de Vision Divine, muchos fueron los que aguantaron la espera hasta que
a eso de las tres de la madrugada los suecos dieron el pistoletazo de salida a
su actuación. Dinámicos, eléctricos, muy activos y capitaneados por un
incombustible Jakob Samuel, que salió a escena con un llamativo traje blanco,
la banda comenzó su actuación con la contagiosa pieza que abre “Tour De Force”, “Misery Loves Company”, con la que
nos hacían olvidar el cansancio y mover los pies al son de sus roqueros guitarrazos y sus pegadizos
estribillos. Si impactante había sido el arranque, el auditorio se vino
literalmente abajo cuando los suecos empezaron a tocar uno de sus himnos más
conocidos y celebrados “Metal Will Stand Tall”, en el que Jakob demostró que
sigue siendo un fantástico “frontman”, consiguiendo mover a la audiencia a su
antojo mientras no dejaba de hacer “headbanging” como un poseso.
Con la gente completamente entregada llegaba el momento de recuperar
mínimamente el aliento con el inicio intenso y emocionante de “Cuts Like a
Knife”, para que posteriormente el cuarteto sueco nos asolara con una nueva
dosis de melodía y estribillos pegadizos, ofreciéndonos una de los temas más
eléctricos de su último trabajo, un rotundo “Shut Up!”, que hizo las delicias
del respetable gracias a esa suculenta guitarra deudora de los Van Halen más
clásicos. A diferencia de lo que sucediera con las actuaciones previas, la
formación sueca gozó de un sonido realmente potente, siendo los que disfrutaron
del mejor sonido de todo el festival, y eso
ayudó a que temas como el primerizo “Shadows”, sonaran vibrantes,
compactos y emocionantes.
Pero evidentemente los cortes que mejor acogida obtuvieron fueron los más
desenfadados y fiesteros, y buena muestra de ello fue la ovación con la que fue
acogida “Line Of Fire”, introducida por el bajista Pontus Egderg y que a la
postre se acabaría convirtiéndose en uno de los puntos álgidos del show. El
momento emotivo de la noche llegaría con la brillante interpretación de la
balada “Crying”, todo un derroche de elegancia que nos acabaría poniendo los
pelos de punta, para acabar desembocando
en un extenso desarrollo instrumental que concluiría con el solo de batería de
Christian Lundqvist.
Con las energías renovadas y luciendo una nueva indumentaria, en esta
ocasión mucho más roquera, el vocalista
retornaba sobre las tablas para liderar a sus compañeros en una contagiosa
versión de su “hit” “Caroline”, que ponía
a todo el mundo a botar mientras cantábamos al unísono su conocido estribillo. El vacile y los aromas
más netamente sureños se apoderarían de todos los presentes a lo largo de “Kings & Fools”, para acabar dejando paso
a un descarado “Like No Tomorrow” que, a modo de declaración de intenciones,
nos acercaba la faceta más descarada y macarra
del cuarteto sueco.
Antes de despedirse por primera vez, Jakob todavía tuvo tiempo de informarnos de su inminente entrada
en el estudio para grabar la continuación de “Tour De Force”, para acto seguido
ponernos a todos nuevamente a cantar ese aplastante “Seven Seas”. A pesar de
las altas horas de la madrugada, la gente aún tenía ganas de fiesta, así que la
banda se vio obligada a retornar al escenario para ofrecernos una última dosis
de su efectivo hard rock. La elegida para volver a hacer rugir los instrumentos
fue la pieza que abría su segundo trabajo “Sweet Trade”, una vibrante
“Flesh And Blood”, mientras que la encargada de poner el punto y final a
su actuación sería la primeriza “Night Of Passion”.
En definitiva, un año más los responsables
del Ripollet Rock volvieron a regalarnos
una gran noche de hard rock y heavy
metal, demostrando que con
trabajo, esfuerzo y dedicación es viable
sacar adelante un festival de carácter internacional y gratuito, dando
continuidad a una cita que año a año va ganado en prestigio y reconocimiento.
De modo que simplemente queda felicitarles por la excelente organización y por
el cumplimiento escrupuloso de todos los horarios programados. ¡El año que viene más y mejor en el Ripollet
Rock 2015!
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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