Muchos comentarios y críticas había
suscitado la programación musical de las
fiestas de La Mercè en la Ciudad Condal, ya que una vez más, y van unas
cuantas, los programadores volvían a
dar la espalda al hard rock y al heavy
metal. Afortunadamente el azar quiso que una de las giras más genuinamente
metálicas de este Otoño aterrizase en Barcelona coincidiendo con la fiesta
grande de la ciudad, propiciando que los
fanáticos de este estilo tuviéramos la posibilidad de disfrutar de una suculenta ración de heavy
metal tradicional, reuniendo sobre el escenario de la sala pequeña del Razzmatazz un cartel de
auténtico lujo para todos los seguidores de este estilo, contando con la
presencia de Bullet, unos habituales de
nuestros escenarios, como principal reclamo presentado las composiciones de su
último trabajo "Storm Of
Blades". Como “supporters” de los suecos contábamos con la presencia de
los canadienses Striker, unos acompañantes de altura y otros
que también nos visitan de forma asidua, quienes en esta ocasión presentaban su
flamante "City Of Gold". Mientras que los encargados de abrir fuego serían Stallion, la nueva promesa del metal germano que venían
dispuestos a ratificar las magníficas sensaciones dejadas con su reciente debut
"Rise And Ride".
Sin duda cuando hablamos de heavy metal tradicional creo que la primera imagen que a todos se nos
viene a la cabeza es una banda de jóvenes melenudos, recubiertos de tachas y
parches, ataviados con mayas y chaquetas de cuero tocando a todo volumen, haciendo “headbanging”
incesantemente y mostrando una actitud combativa e irreverente. Pues bien, eso
fue exactamente lo que nos ofrecieron Stallion,
una descarga repleta de todos los clichés clásicos dentro del mundo del metal. Pero que nadie
quiera ver en esto una crítica negativa hacia ellos, porque los chicos lo viven
realmente y lo hacen fantásticamente bien, de modo que ese “feeling” y esa entrega se acabó contagiando
a una audiencia que les recibió de forma calurosísima y que les apoyo desde que tomaron el escenario para someternos al
contagioso "Rise And Ride", que servía como carta de presentación
para una banda que llegaba dispuesta a aprovechar al máximo su oportunidad.
Rápidos, dinámicos y muy sonrientes los alemanes nos ofrecieron un set
corto pero intenso, durante el que su vocalista, Pauly, se destapó como un
frontman solvente y de garantías, consiguiendo enganchar a la audiencia gracias
a su carisma y a las continuas invitaciones a alzar los puños para corear los
rotundos estribillos de temas como la speed metalera "Wild Stallions"
o la más hard roquera "Stigmatized". Pese al corto recorrido que
todavía tiene la banda, lo cierto es que el quinteto sonó realmente bien,
mostrando unas tablas y un dominio de la situación impropios para una banda
nueva, sabiendo manejar el “timing” de la actuación y consiguiendo que en
ningún momento bajara el nivel de intensidad del show.
Tras firmar un arranque fulgurante, con el que consiguieron meterse a toda
la sala en el bolsillo, llegaba el momento de las presentaciones durante las
que el vocalista se mostró
verdaderamente excitado con la acogida recibida. Sin levantar el pie del acelerador
prosiguieron su descarga con el estreno
de "Right One", con la que
acabarían dejando paso al primero de los
recuerdos que tuvieron hacia su demo del pasado año, de manos de ese
desenfadado "Give It To Me", que sonó como un cruce entre el
característico sonido de la N.W.O.B.H.M.
y el desenfreno speed metalero
que tanto gusta desarrollar a los alemanes,
tal y como evidenciaba la inscripción
"Lick' Em All", que lucía Äxxl
en el mástil de su guitarra.
Con la gente totalmente entregada llegaba el momento de volver a centrarse
en el material de su debut, apoyándose en las dobles armonías de "Watch
Out", que se convertiría en el
preámbulo perfecto para el hímnico "Heavy Metal Rock N' Roll", un
auténtico proyectil rescatado de su EP
"Mounting The World", que puso a toda la sala a cantar mientras Pauly se paseaba por el filo del escenario cediendo
su micro para que los fans de las primeras filas corearan el estribillo. Con el
local convertido en una fiesta llegaba el momento de finiquitar su fantástica actuación y que mejor forma,
teniendo en cuenta que Striker pisarían
el escenario minutos más tarde, que el homenaje que la banda tributa a los grupos canadienses de manos de su adictivo "Canadian Steele".
Pocas veces he podido ver a una banda novel que abriendo un concierto sea
capaz de generar tanto entusiasmo y
alboroto entre los asistentes. Estaremos
de acuerdo en que Stallion no demostraron ser unos virtuosos con sus
instrumentos, pero supieron convencer a la audiencia con unos temas rápidos, directos y matadores,
capaces de hacer mover a la gente y poner la sala literalmente patas arriba.
Pese a proceder de las lejanas tierras canadienses, lo cierto es que
Striker pertenecen a ese selecto grupo de formaciones que parecen haber
consagrado su vida a estar
constantemente en la carretera. Y es que desde que debutarán en 2009 con el EP
"Storm Warrior", el quinteto de Edmonton no ha parado de girar
intensamente a ambos lados del Océano Atlántico, de modo que esas tablas y esa
madurez se ha ido plasmando no sólo en sus posteriores obras de estudio sino
también en unos directos cada vez más calientes y arrolladores. Con su último
trabajo "City Of Gold" todavía calentito, los canadienses regresaban
a nuestros escenarios para demostrar que están en su mejor momento, ya que viendo
las reacciones que suscitó su show
resultaba obvio que para muchos su descarga constituía
el plato fuerte de la noche. Si
ya la actuación de Stallion había sido
intensa y poderosa, la de Striker resultó verdaderamente apoteósica,
como si un torbellino metálico nos pasara literalmente por lo alto. Y es que la
formación canadiense planteó un show sólido, vibrante y eléctrico, escupiendo
de forma salvaje y consecutiva cada una de sus composiciones, sin apenas darnos
tregua entre tema y tema, hasta completar los 50 minutos de su perturbador
show.
Para los que pensaban que los canadienses son una banda más que intenta
vivir de recrear el clásico sonido de los 80, lo siento por ellos pero no
podían estar más equivocados. Ya que aunque Striker siempre han mantenido ese
nexo de unión con las estructuras tradicionales, lo cierto es que su propuesta
y su sonido ha ido evolucionando hasta
sonar totalmente contemporáneos. Pese a las escasas dimensiones del escenario
del Razzmatazz3 Striker no se mostraron para nada intimidados por la proximidad
del público y, lejos de permanecer estáticos en escena, no pararon de moverse e
intercambiar sus posiciones durante todo el show, especialmente los
guitarristas Chris Segger y Timothy Brown,
quienes desde el mismo arranque con la novedosa "Underground" nos
ofrecieron un auténtico recital. Igualmente solventé se mostró su vocalista Dan
Cleary a la hora de encarar esas
altísimas tonalidades agudas que marcaron temas como el aplastante y corrosivo
"Let It Burn", que conseguía desatar la euforia entre las primeras
filas.
Pese al poco tiempo que lleva a la venta su nuevo trabajo la gente pareció
haber aceptado de muy buen grado las nuevas composiciones, y eso se notó en el
fantástico seguimiento que obtuvieron temas como el que presta su título al
álbum "City Of Gold", que para nada desmereció la euforia y el
desenfreno con el que fueron recibidos
clásicos como "Fight For Your Life", que se acabaría convirtiendo en
uno de los momentos cumbre de este arranque del show, con ambos hachas ocupando
el centro del escenario para ofrecernos un incendiario duelo de armonías.
Especialmente destacable me pareció la actuación de Dan Cleary al que noté
mucho más técnico y maduro que en ocasiones anteriores, sabiendo modular su
registro y dando un toque a lo Dickinson a nuevas composiciones como "
Crossroads", la hard roquera
"All I Want" o
"Start Again", con las que se ganaron una buena ovación por parte de
un entregadísimo público. Tampoco faltó el recuerdo a su material más clásico y speed metalero con
las estratosféricas acometidas del
rabioso "Eyes Of The Night",
con un sonriente y preciso Adam Brown aporreando sus parches sin ninguna
clase de compasión.
Para redondear una descarga realmente impresionante los canadienses optaron
por ofrecernos los hímnicos estribillos de "All For One",
convirtiendo el recinto en un clamor popular, para posteriormente rematarnos definitivamente
con dos piezas pertenecientes a su debut de 2010, el mosheante e incipiente
"Terrorizer", y un aceleradísimo "Full Speed Or No Speed",
toda una declaración de intenciones con la que conseguían despedirse dejando a
un respetable completamente extasiado.
Los canadienses se han currado a fondo durante los últimos años los
escenarios de nuestro país, así que
ahora les ha llegado el momento de recoger los frutos de tan intenso
trabajo, y con descargas como la de esta
noche en Barcelona no hacen más que ratificar que siguen creciendo y sumando nuevos adeptos a
su causa, demostrando que todavía no han alcanzado su techo y que están
llamados a dar mucho juego durante los próximos años.
No hacía mucho tiempo que Bullet habían estado tocando en nuestro país acompañando a la banda del carismático Udo Dirkschneider y a los titanes germanos Primal Fear, pero
afortunadamente los suecos son de
aquellas formaciones que siempre sorprenden y convencen en directo. Además, la principal excusa para esta nueva visita era
la presentación de su último trabajo “Storm Of Blades”, un nuevo paso en su carrera que les sigue adentrando, cada
vez más, en un sonido más metálico y afilado, rescatando la esencia de las
grandes formaciones de la década de los ochenta. A diferencia de lo que
sucediera en anteriores visitas, en esta ocasión, Bullet traían con ellos un
montón de trucos escénicos con los que poner el acento a los momentos más
vibrantes de su actuación, un detalle
muy de agradecer si tenemos en cuenta que últimamente los grupos que nos visitan no suelen prodigarse en exceso en el apartado del espectáculo visual y la escenografía.
Con unas vistosas letras luminosas en las que podía leerse el nombre de la
banda y con una imponente mesa de afilar presidiendo el centro del escenario,
los componentes del quinteto sueco fueron tomando posiciones acompañados por la introducción “Uprising”, mientras
la sala les tributaba una calurosa bienvenida,
para acto seguido arrancar su descarga
con la pieza que titula su última entrega discográfica “Storm Of Blades”, que
ponía a todo el mundo en movimiento mientras Dag Hell Hofer, ataviado con gafas
de sol y un llamativo guardapolvos negro, se paseaba errático por el escenario
hasta acabar blandiendo un cuchillo que se dispuso a afilar ante el delirio de
los allí congregados al ver que el vocalista
reproducía la imagen que sirve
como portada para su quinto trabajo. Sin
duda los suecos son conscientes de la calidad de su nuevo material, de modo que
durante el concierto de esta noche hubo una amplia representación del mismo.
Así que no faltaron durante el tramo inicial del show piezas como la melódica “Riding High”, con
Klang y Lyrbo arrodillados a los lados de Hell Hofer para doblar sus guitarras,
o ese contagioso y efectivo “Tornado”, con el que los suecos parecían querer tributar un emotivo homenaje a los australianos Ac Dc.
Tras ofrecernos una buena dosis de su material más reciente llegaba el
momento de echar la vista atrás para rescatar la marchosa pieza que titulaba su
lejano debut de 2006 “Heading For The
Top”, que fue fantásticamente recibida por una audiencia deseosa de corear sus vibrantes
estribillos, y más cuando el hiperactivo bajista Adam Hector se situó en primera línea
para levantar su instrumento y animarnos a todos a apoyar al máximo. Como viene
siendo norma habitual en todas las descargas del quinteto no faltaron esos
clásicos movimientos sincronizados, tan típicos de la década de los 80, en
temas como “Rolling Home”, que fue el escogido para que la formación hiciera su
primer parón, con los músicos
abandonando uno a uno el escenario ante el asombro y el desconcierto de las primeras filas.
Afortunadamente no tardaron mucho en regresar sobre las tablas acompañados
del rugido de una motocicleta para reanudar su descarga con “Rush Hour”, con
Hell Hofer ya sin su guardapolvos y luciendo
una camiseta de la banda. Sin duda uno de los mayores activos de la formación
sueca es que, a diferencia de lo que suele suceder en la mayoría de bandas, en
Bullet todos y cada uno de sus miembros tiene un protagonismo muy destacado,
por lo que no resultó extraño que su bajista, Adam Hector, se hiciera cargo de
las presentaciones de muchos de los temas de la noche, como sucedió con himnos
como el perturbador “Turn It Up Loud”, que nos dejaría la imagen de Klang y
Lyrbo tocando sus instrumentos por detrás de la nuca ante el jolgorio
generalizado de una audiencia que estaba disfrutando al máximo con su descarga.
Pero afortunadamente la fiesta y las sorpresas no habían hecho más que comenzar, de modo que
cuando Alex Lyrbo se quedó solo en escena no se le ocurrió otra cosa que poner
al máximo el volumen del cabezal de su Marshall, partiéndolo en dos para dar la
bienvenida a un simpático personaje que desde dentro del amplificador sería el
encargado de presentar el siguiente corte de la noche “Dusk Till Dawn”, con el
que caldearían todavía más el ambiente para adentrarnos acto seguido, y sin
darnos tregua, en el novedoso “Hawk Eyes”, que fue intensamente acompañado con palmas por el respetable. El
retorno a su material más clásico
vendría propiciado por el vacilón y eléctrico
“Rambling Man”, que sería el escogido por el quinteto para una nueva
salida del escenario.
Con toda la sala expectante y prácticamente a oscuras, únicamente iluminada
por las letras que reproducían el nombre del grupo, un ensordecedor ruido de
cadenas servía como preámbulo para un
metálico y oscuro “Hammer Down”, que se
convertiría en uno de los temas más vibrantes de la noche, viéndose potenciado
a su máxima expresión por la aparición de un encapuchado enlutado, cubierto de cadenas, que estrellaba su maza en un yunque
colocado en el centro del escenario cada vez que llegaba el estribillo de la
canción. Lejos de decaer el fenomenal
ambiente reinante, la recta final del concierto estuvo marcada por los enérgicos guitarrazos del festivo “Stay Wild”, sumergiendo a banda y público en una intensa sesión de “headbanging”,
la novedosa y afilada “Run With The Hunted”, mientras que la encargada de
finiquitar esta primera parte del show fue la imprescindible “Bang Your Head”,
convertida ya en un himno absoluto de los suecos y uno de los puntos álgidos en cada uno de sus
conciertos.
El retorno del quinteto sobre las tablas, con Hell Hofer luciendo su
clásica capa roja, para finiquitar definitivamente su actuación vendría de la
mano de dos de las piezas más directas y rotundas de su segundo trabajo “Bite
The Bullet”, ese crujiente y chispeante “The Rebels Return”, toda una
declaración de intenciones que, una vez más, volvió a convertir el foso en un
mar de puños apuntando hacia el escenario, y el definitivo “Bite The Bullet”,
con los miembros de la banda mostrando el reverso de sus instrumentos para
formar el título de la canción como colofón definitivo a una noche realmente
memorable.
Aunque debo reconocer que tras la brutal descarga de Striker pensaba que
los suecos lo iban a tener realmente difícil, lo cierto es que Bullet nos
ofrecieron un espectáculo verdaderamente soberbio, y no tan solo en el aspecto
musical, ya que con sus trucos escénicos y con su actitud divertida y
desenfadada consiguieron hacernos pasar un rato realmente entretenido y
agradable. Quizás algunos puedan pensar que su propuesta está totalmente caduca
y amortizada, pero la verdad es que he podido ver a la banda en diferentes
ocasiones a lo largo de los años y siempre me han convencido y divertido, que a
fin de cuentas es de lo que se trata.
TEXTO:ALFONSO DÍAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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