No creo que a estas alturas nadie pueda discutir el estatus y lo que
representan Cannibal Corpse dentro de la escena extrema internacional. Tras su última visita de hace
un par de años, en la que la formación de Búfalo se vio relegada al papel de
meros "supporters" de los finlandeses Children Of Bodom, descargando un escueto set
de 45 minutos, las huestes capitaneadas por el vocalista George “Corpsegrinder”
Fisher regresaban a la Ciudad Condal para presentar su nueva obra "A
Skeletal Domain". Habiendo capeado los incidentes de su reciente gira por Rusia,
que se saldó con la cancelación de sus presentaciones en Ufá, Moscú y San
Petersburgo, los americanos arribaban a terrenos más afines contando en el cartel de
esta noche con la participación de los suecos Aeon y sus compatriotas Revocation,
que serían los encargados de calentar el ambiente antes de la seminal descarga
de los míticos deathers neoyorquinos.
El local escogido para esta nueva visita fue la sala 2 del Razzmatazz, un
marco que si bien no llegó a llenarse, sí que congregó a un buen número de
seguidores que dieron calor y ambiente a una cita tan especial como la de esta
noche. A una hora muy temprana, las 19,30 horas, estaba previsto el Inicio de
las actuaciones.
Así que haciendo gala de una puntualidad británica los chicos
de Aeon tomaban posiciones sobre el escenario para descargar de forma rotunda su devastador
death metal de reminiscencias clásicas. Aunque como era de esperar a esas horas
la sala estaba todavía a medio gas, lo cierto es que poco importó este detalle
al quinteto de Östersund que se destapó, en sus escasos treinta minutos, con un
set muy potente y convincente, ofreciéndonos un interesante recorrido a través de toda su
trayectoria.
Quizás el mayor hándicap de su descarga fuera la poca movilidad de sus componentes, especialmente de su
vocalista Tommy Dahiström, quien pese a menear la cabeza incesantemente, no se
movió en ningún momento de la parte central de escenario, limitándose a mirar desafiante
a las primeras filas mientras nos ofrecía la brutalidad sonora de piezas como
la inicial “Satanic Victory”, o los explosivos cambios de ritmo contenidos en “Living Sin”, que sirvieron para
que el batería Nils Fjeliström nos ofreciera una buena muestra de sus aptitudes
tras los parches.
Si el inicio de la descarga de Aeon había estado marcado por el material de
sus dos primeros trabajos, tras las primeras palabras que nos dirigió Tommy,
haciendo referencia al clásico futbolero
que se celebraría al día siguiente, llegaba el momento de centrarnos en su tercera
obra de estudio “Path Of Fire”, del que
el quinteto nos ofreció la dupla compuesta por “Forgiveness Denied”, dejando
una buena muestra de su potencial melódico, y “Kill Them All”, todo un derroche
de contundencia y velocidad que provocó los primeros “circle-pits” de la noche.
Durante todo el show la formación sueca se mostró como una banda compacta y con muchas
tablas, así que después de la lección de agresividad que había supuesto la
pieza anterior llegaba el momento de cambiar de registro y adentrarnos en las
atmosferas más machaconas y pesadumbrosas de la composición que presta título a su última entrega discográfica “Aeons Black”, que acabó recabando una buena
ovación de manos de una audiencia cada vez más participativa y numerosa. Pero
obviamente la mayoría de los asistentes preferían esa faceta más visceral y
aniquiladora de los suecos, y buena muestra de ello fue la brutal acogida que obtuvieron
piezas como la irreverente “Biblewhore”
o “Still The Pray”, que hicieron subir la temperatura en una sala que a estas
alturas presentaba un muy buen aspecto. La encargada de rematar la abrumadora
descarga de Aeon fue “Forever Nailed”, tras la que los suecos se retiraron dejando una buena impresión.
Tras un rápido cambio de equipo le tocaba el turno a los americanos
Revocation. Sin duda uno de los máximos atractivos de este cuarteto de Boston,
liderado por el vocalista y guitarrista David Davidson, es saber enriquecer sus composiciones con diferentes elementos y
matices, dando a su técnico thrash/death una amplitud de miras realmente asombrosa. Pese a llevar en activo casi una década, la de esta noche
representaba su primera visita a la Ciudad Condal, de modo que los chicos
salieron muy motivados y dispuestos a pescar un buen botín en forma de nuevos
adeptos a su causa.
A diferencia de lo que sucediera con la formación sueca, Revocation se
mostraron mucho más eléctricos y dinámicos sobre las tablas, especialmente su
extrovertido bajista Brett Bamberger, quien en ningún momento dejó de animar a
las primeras filas. Otro detalle que contribuyó, y mucho, a dar empaque a su
actuación fue el vistoso juego de luces que utilizaron, ya que me atrevería a
decir que fue mucho más cuidado y efectivo que el de los propios Cannibal Corpse. En
cuanto al repertorio que nos ofrecieron, podría decirse que se dedicaron a
hacer un rápido repaso por los mejores momentos de su discografía, ya que de su
última entrega “Deathless” apenas nos
ofrecieron un par de pinceladas.
Respaldados por un sonido poderoso y
fulgurante el cuarteto americano abría
fuego con el clasicismo thrashero contenido en “The Hive”, que hacía que rápidamente la gente
se aproximara al escenario. Aunque a priori la propuesta de Revocation estaba
bastante alejada de la de los cabezas de
cartel, lo cierto es que los americanos supieron buscar la complicidad de un público
que se mostró muy entusiasta a la hora de animar en temas como “Teratogenosis”.
Con las presentaciones hechas, David tomaba el micrófono para hablarnos de su
nuevo trabajo “Deathless”, que hacia escasamente unas semanas que se había
puesto a la venta, de modo que la siguiente pieza en sonar fue la composición que presta su nombre al plástico.
Y es que David Davidson se mostró en todo momento
como el auténtico líder y motor de la
banda, encargándose no sólo de llevar las riendas vocales, sino también de protagonizar
la mayoría de las aportaciones solistas, consiguiendo que temas como el
visceral “Dismantle The Dictator”, se convirtiera en uno de los puntos
culminantes de su actuación, con la gente muy entregada, mientras hacían acto
de presencia los primeros “surfers” de la noche. Sin bajar el nivel de
intensidad de una sala que lo estaba pasando en grande, llegaba el momento de
seguir agitando la cabeza al son del vibrante
“Fracked”, para acto seguido, y sin ofrecernos ni un segundo de tregua,
adentrarnos nuevamente en el material de “Deathles”, de manos de un crujiente y
despiadado “Madness Opus”, que fue el elegido para dar el contrapunto a tanta
velocidad, apostando por su faceta más letal y machacona.
Viendo el ambiente que se había generado durante
la actuación de Revocation, no creo que nadie pudiera poner la más mínima pega
a su puesta de largo en tierras catalanas, pero por si todavía había alguien
que no estaba convencido del enorme potencial del cuarteto de Boston, la guinda
al pastel la pondría una imparable “No Funeral”, que servía para ratificar el
rotundo triunfo de Davidson y sus muchachos ante una audiencia que les tributó
una sonora ovación final.
Quizás una de las mayores virtudes de los actuales
Cannibal Corpse es que, pese al cambio de músicos que la banda ha tenido a lo
largo de su dilatada trayectoria, dejándose por el camino a piezas básicas como
el vocalista Chris Barnes o el guitarrista Jack Owen, los de Búfalo siguen
manteniendo intacta su personalidad. De modo que si alguien esperaba una
descarga centrada en los trabajos con
George Fisher al frente, la sorpresa fue mayúscula cuando el quinteto
abrió fuego ofreciéndonos una brutal tripleta perteneciente a su seminal “The
Bleeding” de 1994, enlazando de forma consecutiva "Staring Through The
Eyes Of The Dead", un hiriente "Fucked With A Knife", con ese
amenazante sonido de bajo marca de la
casa y "Stripped, Raped And
Strangled", toda una declaración de intenciones que ponía de manifiesto la voluntad del
quinteto de arrancarnos la cabeza y
vapulearnos desde los compases iniciales del show.
Y es que la actual encarnación de Cannibal
Corpse lleva ya mucho tiempo girando y grabando junta, y esa
conexión se nota en la absoluta compenetración de unos músicos que descargaron
sus temas como si de auténticos proyectiles se tratase. Por si no fuera
suficiente la entrega y la arrolladora
actitud de sus componentes, los de Búfalo
contaron con un sonido absolutamente
demoledor, con la veterana base rítmica
formada por el batería Paul Mazurkiewicz y
el bajista Alex Webster
arrastrándonos sin compasión a través de trallazos del calibre de "Kill Or Become", "Sadistic
Embodiment" o "Icepick Lobotomy", que se convertirían en las
primeras muestras del material contenido en su más reciente entrega "A
Skeletal Domain", ratificando así la excelente acogida de sus nuevas composiciones.
Tras haber arrancado su descarga con una curiosa conjunción
entre el pasado y el presente, una audiencia completamente enfervorizada
coreaba insistentemente el nombre de la formación americana. Vista la salida en
tromba de los neoyorquinos parecía obvio
cual iba a ser el planteamiento del show, atenazaremos con tandas de
tres composiciones para posteriormente
dejarnos recobrar mínimamente el aliento antes de someternos a un nuevo castigo
en forma de otro demoledor asalto. De modo que no hicieron falta ni elementos
escenográficos, ni un apabullante juego de luces, ya que Cannibal Corpse sólo
necesitaron de la potencia exterminadora de "Scourge Of Iron " o
"Demented Aggression", ambas rescatadas de su “Torture” de 2012,
para captar la atención de sus incondicionales y conseguir que la pista
se convirtiera en un autentico infierno, con la gente haciendo pogo e incluso
produciéndose algún conato de invasión
al escenario que fue abortado por los miembros de seguridad de la sala.
Sin duda si hay una palabra que pueda definir la
descarga que nos ofrecieron Cannibal Corpse esa es intensidad, ya que la banda
fue descargando, cual hachazos sobre nuestras cabezas, temas como el hiriente
“Evisceration Plague”, que servían para que las guitarras de Pat O´Brien y Rob
Barrett taladraran impenitentemente nuestros tímpanos. Poco se prodigó George Fisher a la hora de las presentaciones. Pese
a ello, el vocalista se mostró como un torbellino desatado sobre las tablas,
haciendo mover a todos los presentes mientras no dejaba de hacer molinillos con
la cabeza. Hambrientos como estábamos de violencia y emociones fuertes la
respuesta a la pregunta del propio Fisher sobre si queríamos un tema rápido fue
obvia. De modo que la siguiente en sonar
fue la abominable "Dormant Bodies
Bursting", que sería la encargada de marcar el ecuador del show para
convertirse en el preámbulo perfecto para la primitiva brutalidad que nos
propuso un sorpresivo "Addicted To
Vaginal Skin", que fue la primera pieza rescatada del subversivo "Tomb Of The Mutilated".
Con una banda completamente desatada, y disfrutando
al máximo sobre las tablas, el ritual blasfemo de los americanos prosiguió con el
despiadado ataque de “The Wretched
Spawn”, que provocó la respuesta
inmediata de las primeras filas. Pero sin duda fue a partir de este momento
cuando el show entró en su parte más trepidante y abrasiva, ya que la banda
empezó a desgranar sus temas clásicos de la década de los noventa, desatando la
euforia entre sus incondicionales al enlazar de forma repentina “Pounded Into
Dust”, con la banda pisando el acelerador al máximo, la irreverente “I Cum
Blood”, presentada de forma magistral por un ocurrente Fisher, para acabar
noqueándonos a todos con “Make Them Suffer”, que supuso el único recuerdo a su
álbum “Kill” de 2006.
Aunque a estas alturas resultaba obvio que la
banda había convencido sobradamente a su legión de incondicionales, todavía
tuvieron tiempo de asestarnos un último ataque a base de proyectiles como “A Skull Full Of
Maggots”, el visceral “Hammer Smashed Face”, que sigue siendo una de
las favoritas entre la audiencia, o el
definitivo “Devoured By Vermin”, tras el que el quinteto de Búfalo abandonaba el
escenario en olor de multitudes dejando
tras de sí a una audiencia completamente agotada y satisfecha.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
Los Motorhead del Death Metal. Qué tíos.
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