A día de hoy resulta innegable la enorme
influencia y repercusión que tuvieron
los alemanes Helloween dentro de la escena metálica europea. Y es que difícilmente sería imaginable
un cartel como el de esta noche si no hubiera existido la mítica formación de las calabazas. No creo que a nadie se le escape que los de Hamburgo
fueron durante muchos años el espejo en el que se miraron unos jovencísimos
Edguy. Mientras que por otro lado, si nos referimos a Masterplan, es más que
evidente que la aportación del guitarrista Roland Grapow fue absolutamente crucial durante la etapa post Kai Hansen.
Tras el enorme éxito y el
reconocimiento unánime que ha alcanzado el vocalista Tobias Sammet con su
proyecto paralelo Avantasia, debo admitir que tenía muchísimas ganas de
enfrentarme nuevamente a un concierto de
su banda, Edguy. Aunque debo reconocer
que su anterior trabajo “Age Of The Joker” (2011) me dejó un tanto
indiferente, lo cierto es que en su
último redondo “Space Police – Defenders Of The Crown”, el quinteto de Fulda
parece haber recobrado la chispa y el entusiasmo que siempre les ha
caracterizado y que les ha permitido ofrecer unos directos divertidos y
convincentes. Además, para acabar de redondear un cartel realmente atractivo
para todos los amantes del power metal contábamos con la presencia de Masterplan,
quienes después de unos años un tanto convulsos, con múltiples cambios de
personal, parecen haber recobrado la buena senda junto al vocalista Rick Altzi,
con quien han grabado su último trabajo
“Novum Initium”.
Durante los últimos años parece que ha cobrado fuerza la opinión, cada vez
más generalizada, de que el power metal está totalmente desfasado, es decir,
que ya no goza del respaldo masivo del que disfrutó durante la década de los
noventa. De modo que la primera sorpresa de la noche fue acceder a la sala
mediana del Razzmatazz y ver que la cita de esta noche había despertado una enorme expectación entre la parroquia metálica
catalana, ya que la sala estaba prácticamente llena. Tirando de experiencia y
tablas las huestes del guitarrista Roland Grapow saltaban a escena acompañados por la introducción “Per
Aspera Ad Astra”, para acto seguido iniciar su andadura con una pieza clásica
dentro de su repertorio “Enlighten Me”,
que hacia explotar de júbilo a una sala de lo más participativa y animada.
Dejando a un lado las odiosas comparaciones, Rick Altzi me pareció un vocalista
de lo más convincente, con un timbre muy similar al de su antecesor. Quizás
Altzi no tenga la personalidad arrolladora en directo de Lande, pero en todo
momento se mostró como un “frontman” solvente, animando al personal, y sabiendo
conceder a su compañero Roland Grapow su cuota de protagonismo a la hora de presentar
algunos de los temas, como sucedió durante “Heroes”, que la banda dedicó a todos los
presentes.
Tras su anterior visita a tierras catalanas, liderando el Ripollet Rock del
pasado año, la audiencia tenía muchas ganas de volver a ver al quinteto alemán en
directo, y eso se notó en la excelente
acogida que tuvieron temas como la poderosa “Crimson Rider”, rescatada de su
“Aeronautics” de 2005. Sin duda hasta ese el momento la elección del repertorio había sido
de lo más acertada, proponiéndonos un jugoso recorrido a través de la primera
época de la banda, pero obviamente Masterplan tenían un nuevo álbum que
presentar, así que la primera muestra de “Novium Initium”, llegaría con el
toque oscuro y progresivo que nos proponían en “Keep Your Dream Alive”. Otro
detalle muy significativo fue la buena sintonía entre los miembros de la banda,
ya que durante todo el show fueron constantes las bromas y guiños que se
dedicaron los músicos sobre las tablas, demostrando el buen ambiente y la excelente
sintonía existente entre ellos.
Igualmente reseñable me pareció la actitud de una audiencia tremendamente
volcada con los alemanes, ya que durante todo su show fueron constantes las
palmas de apoyo y unos seguidísimos estribillos que hicieron que temas como
“Crystal Night”, se convirtieran en momentos realmente memorables, con toda la
banda descargando su arsenal épico mientras la sala animaba intensamente.
Evidentemente, una de las señas de
identidad de Masterplan ha sido el buen gusto que siempre ha tenido Grapow para
escribir buenas melodías, y buena muestra de ello fue “Spirit Never Dies”, otra
joya rescatada de su debut que sonó
igual de fresca e intensa que antaño, consiguiendo emocionar a algunos de sus viejos
seguidores.
Sin abandonar los temas de su debut
la siguiente en hacer acto de presencia, prolongando el éxtasis, sería “Soulburn”,
con la voz de Altzi emanando potencia y feeling mientras los teclados de Axel
Mackenrott sonaban cada vez más rotundos
y omnipresentes. Además de su excelsa labor a las seis cuerdas Grapow demostró
unas excelentes aptitudes como vocalista, ocupándose de la segunda voz en
algunos de los temas, como sucedería durante el apoteósico “Kind Hearted
Light”, que fue presentado a medias por Altzi y el público, y que nos dejaría en
su final la imagen de la banda aplaudiendo complacida a sus seguidores. La
encargada de cerrar la actuación del
quinteto alemán sería la oscura y tenebrosa “Crawling From Hell”, con la que
ponían el toque oscuro y contundente a una descarga a la medida de sus
seguidores más veteranos. Quizás lo único que se pueda objetar a la brillante
actuación de Masterplan fuera el excesivo protagonismo que concedieron a su
álbum homónimo, dejándose en el tintero algunas piezas de nuevo cuño que,
personalmente, tenía muchas ganas de escuchar en directo.
Con el ambiente todavía más caldeado y con una sala deseosa de que empezara
nuevamente la acción, por fin, llegaba el momento de las estrellas de la noche.
La primera sorpresa,- y esta vez negativa-, fue ver que la banda no había
montado parte del decorado que les está acompañando
durante su actual periplo europeo,
seguramente por problemas de espacio. Pero dejando a un lado estos elementos, llamémosles,
“accesorios” estaba claro que los allí reunidos teníamos ganas de pasarlo bien,
y que mejor para ello que un concierto de Edguy. Con verdadera devoción fueron
recibidos los alemanes, y el primero en darse un auténtico baño de masas fue su
batería Felix Bohnke, que tomaba posiciones para que sus compañeros se le
unieran en el arranque con un fulgurante “Love Tyger”, que les servía para
meterse a la gente en el bolsillo y dar
el pistoletazo de salida a una fiesta
que se prolongaría durante los siguientes noventa minutos.
Sólidos, compactos y sonrientes Edguy se mostraron en todo momento como una
maquinaria perfectamente engrasada, y es que los alemanes llevan muchos años
con la misma formación y esa conexión y complicidad se nota, y mucho, sobre las
tablas. Especialmente activo estuvo su bajista Tobias Exxel, quien no paró de
recorrerse el escenario dando esos graciosos saltitos. Tras haber calentado
nuestras gargantas, y después de habernos puesto a dar los primeros saltos de
la noche, llegaba el momento de seguir buceando en su más reciente entrega
discográfica, y que mejor opción que la pegadiza “Space Police”, que les servía
para poner de manifiesto que su último trabajo ha tenido una excelente acogida
entre sus seguidores.
Pero sin duda el invitado de honor en la fiesta de esta noche era Tobias
Sammet. El vocalista se mostró igual de ingenioso y divertido que de costumbre,
consiguiendo en más de una ocasión arrancarnos una sonrisa. También hubo tiempo
para recordar su primera visita a Barcelona junto a Hammerfall, justo antes de que la
banda se abalanzará sobre una vertiginosa interpretación de su clásico “Babylon”,
desbordando potencia y velocidad, y en la que incluyeron ese estudiado guiño al “The
Trooper” de la Doncella, que serviría
para desatar la euforia en una sala que a estas alturas estaba completamente entregada.
El primer momento emotivo de la noche llegaría durante el “speech” que se largó Tobias para la presentación de
“Superheroes”, que sorpresivamente, y
ante el jolgorio generalizado, se dedicó a él mismo.
Tras habernos regalado dos piezas verdaderamente importantes dentro de su
repertorio tocaba regresar sobre su material más reciente, y la elegida para
ofrecernos una nueva muestra de “Space Police- Defenders Of The Crown”, fue la
propia “Defenders Of The Crown”, que sorpresivamente consiguió mantener el
nivel de intensidad del show, ya que toda la sala respondió a la perfección
entonando de forma unánime su pegadiza melodía, mientras Sammet nos dirigía
como si fuera un director de orquesta. Otro momento realmente hilarante se
produjo durante el arranque del mítico “Vain Glory Opera”, que Sammet inició como si
fuera el “The Final Countdown” de los suecos Europe, ante el despiporre
generalizado, para posteriormente firmar junto a sus compañeros una
interpretación realmente vibrante, consiguiendo alcanzar unas altas cuotas épicas.
Con el escenario completamente a oscuras llegaba el momento del
“espectáculo” del percusionista Felix
Bohnke, que si en giras anteriores nos había puesto a cantar la melodía del
Equipo A, en esta ocasión, optó por tocar la fibra a los seguidores de la saga
de La Guerra De Las Galaxias, ya que la base musical sobre la que
desarrolló su solo fue la “Marcha
Imperial” de las tropas de Darth Vader. Habiendo recuperado el aliento, y con energías
renovadas, sus compañeros se le sumaban para volver a la carga con una rotunda
versión del “Ministry Of Saints”, tema que abría su álbum “Tinnitus Sanctus” y
que se ha acabado convirtiendo en una habitual de sus descargas.
Tras una nueva ovación Sammet
ejercía de maestro de ceremonia para darnos las gracias por nuestra lealtad y
explicarnos su personal visión del heavy metal, divagando en una extensa charla
que desembocaría en el momento exótico de la noche, una sorprendente “Rock Me Amadeus”, que ponía a toda la sala a
cantar, convirtiéndose en la antesala perfecta para uno de los momentos mágicos
de la noche “Land Of The Miracle”, otra de las gemas rescatadas de su brillante
“Theater Of Salvation”, que nos puso la piel de gallina a muchos de los
presentes, gracias a su elegancia melódica y a la excelente conjunción vocal de
Sammet con el resto de sus compañeros. Con la gente coreando intensamente el
nombre de la banda, una nueva mirada atrás, en esta ocasión, a su álbum
“Mandrake”, nos conduciría a través de la grandilocuencia de “Tears Of A
Mandrake”, tras la que los alemanes abandonaban por primera vez el escenario
dejando tras de sí a una audiencia completamente enfervorizada.
Para poner la guinda al pastel y cerrar una noche realmente vibrante y
entretenida, Edguy se habían reservado dos ases en la manga, dos trallazos
pertenecientes a su “Hellfire Club” de 2004, un coreadísimo y celebradísimo
“Lavatory Love Machine”, y para dar la puntilla definitiva “King Of Fools”,
toda una declaración de intenciones si tenemos en cuenta la actitud divertida y excéntrica de la formación
alemana. En resumen, Edguy volvieron a brillar intensamente en su presentación
en la Ciudad Condal, demostrando que pese al paso de los años y a las
incursiones conceptuales de Tobias Sammet, la banda vuelve a estar en un gran
momento de forma y, lo que es más importante, sigue conservando el tirón y el favor de sus
seguidores.
Noche Power en Barcelona. Mola. Yo llevo mucho tiempo sin escuchar nada, pero a Edguy siempre le tuve cariño.
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