Pioneros del death metal melódico y abanderados indiscutibles del
reconocido sonido Göteborg, los suecos In Flames siempre han sido considerados
como un claro ejemplo de evolución y vanguardia dentro de su estilo. Atrás
queda el clasicismo death metalero contenido
en obras como “The Jester Race”(1996),
“Whoracle”(1997), “Colony”(1998) o “Clayman”(2000), que les consolidaron como
uno de los pilares básicos del género. En cambio, durante los últimos tiempos
la banda ha decidido dar un giro radical a su sonido, y lejos de seguir apostando
por una propuesta ganadora el quinteto ha decidido afrontar su presente con
nuevos bríos, absorbiendo un montón de nuevas influencias para facturar álbumes como “A sense Of
Purpose”(2008), “Sounds Of A Playground Fading”(2011), o su más reciente
entrega “Siren Charms”(2014), que si
bien no han acabado de convencer a sus antiguos fans, sí que les han servido
para llegar a una nueva generación de seguidores que les adoran como auténticos
héroes.
Ante semejante disyuntiva esta nueva visita del combo sueco se presentaba como la ocasión idónea para poder calibrar su verdadero potencial a escasos meses de la celebración de su vigesimoquinto aniversario, todo un hito para una banda del género. El motivo principal de este nuevo tour era presentar las composiciones de su flamante nuevo trabajo “Siren Charms”, undécima obra de estudio y segunda desde la salida de su guitarrista y fundador Jesper Strömblad. Para acabar de redondear una noche que prometía emociones fuertes en la sala grande del Razzmatazz teníamos programada la rabiosa descarga de los británicos Where She Sleeps, mientras que los encargados de amenizar la espera antes de la llegada de In Flames serían los americanos Wovenwar.
Pese a la temprana hora prevista para la descarga de While She Sleeps, lo
cierto es que el combo británico disfrutó del incondicional apoyo de una legión
de “hambrientos jovenzuelos” que se volvieron literalmente locos con su
actuación. Aunque a los más veteranos el nombre de los de Sheffield no les resultará familiar,
While She Sleeps fueron galardonados como banda revelación en 2012 por la
revista Kerrang! Impulsados por la
notable acogida de su debut “This Is The Six”, la formación capitaneada por el
explosivo vocalista Lawrence Taylor salió a por todas desde los primeros
compases del show, destapando el tarro de las esencias con obuses del calibre
de “Death Toll” o “Death Behind The
Eyes”, con los que dieron rienda suelta a su devastador metal-core.
Durante toda la actuación la actitud de la banda fue realmente asombrosa,
arrastrando en todo momento a sus
seguidores y consiguiendo crear una excelente conexión con ellos. Pese a que no
gozaron de un sonido especialmente brillante y tuvieron que tocar con un juego
de luces bastante limitado, no creo que nadie pudiera poner ninguna objeción a
la potencia abrumadora de trallazos como “This Is The Six”, con el que ponían a
toda la pista a botar, para posteriormente adentrarnos en el más denso y subversivo
“Our Courage, Our Cancer”, con el que el quinteto nos daba su auténtica medida,
mezclando sus salvajes acometidas con partes más lentas y melódicas.
Corta, muy corta se nos hizo su descarga, pero antes de despedirse definitivamente
de sus incondicionales todavía tendrían tiempo de dejarnos una nueva muestra de
su feroz voracidad ofreciéndonos una
apabullante versión de su aclamadísimo “Seven Hill”, que sirvió para que Taylor
se abalanzara sobre el respetable. Magnificas sensaciones nos dejaron los
británicos a su paso por la Ciudad Condal, certificando que junto a bandas como
Architecs o Bring Me The Horizon el metal-core tiene el futuro asegurado.
Tras un rápido cambio de “backline”,
y con la sala algo más concurrida, llegaba el turno de los americanos Wovenwar, -la nueva formación de los miembros
de As I Lying junto al vocalista y
guitarrista Shane Blay-, quienes mostraron un registro radicalmente opuesto al
de los británicos, ofreciéndonos una propuesta bastante más melódica y
accesible, dejando a un lado las voces rasgadas para concentrarse en unas
composiciones más dinámicas y roqueras. Pese a ello, el quinteto se mostró muy
compacto y enérgico sobre las tablas desgranando de forma muy convincente las composiciones que forman parte de su
debut.
Acompañados de la intrigante
introducción “Foreword” los americanos tomaban posiciones para espetarnos en el
arranque la pieza de presentación de su álbum “All Rise”, con la que dejaban
clara la orientación de este nuevo proyecto, desmarcándose de forma deliberada
de la crudeza de su anterior banda para concentrarse en desarrollar una
propuesta más moderna y guitarrera. Aunque como decía, la descarga de Wovenwar
fue bastante más relajada que la de While She Sleeps, no faltaron algunos temas
en los que la banda mostró sus garras, como en la incisiva “Death To Rights”,
protagonizada por un triple ataque guitarrero y un rotundo juego de voces a cargo de Blay y el
impetuoso bajista Josh Gilbert.
Conforme fue avanzando la
descarga de los americanos la gente se
fue animando, consiguiendo que piezas como “The Mason”, potenciada al máximo
por la fantástica pegada del batería Jordan Mancino, se convirtiera en uno de
los momentos álgidos de su actuación. Aprovechando que el ambiente se estaba
caldeando Wovenwar no quisieron dejar pasar la ocasión de mostrarnos todo su
potencial melódico, concediendo un protagonismo estelar a piezas como la adictiva “Profane”, con la que
conseguirían recabar la complicidad del público a la hora de entonar sus
estribillos.
Sin duda uno de los principales atractivos
de la propuesta de los de San Diego es su amplitud de miras, de modo
que no podían faltar los explosivos cambios de ritmo que marcaron piezas como el
camaleónico up-tempo “Identity”, muy orientado hacia ese metal de corte
alternativo y vanguardista, que acabaría dejando paso a la abrupta contundencia
de “Matter Of Time”, con la que consiguieron movilizar a los integrantes de las
primeras filas para encarar una rotunda recta final.
Continuando con el exhaustivo
repaso a su debut Wovenwar se habían reservado
un par de balas en la recamara para finiquitar su descarga, la
envolvente “Tempest”, con un excelente trabajo vocal a cargo de Shane Blay, y “Prophets”.
En resumen, buena descarga en líneas generales del combo americano, quienes
demostraron tener potencial y tablas, pero a los que personalmente pienso que
les faltó un poco más de garra y mala leche.
Pocas formaciones hay, a día de
hoy, que se atrevan a llevar su espectáculo
a la sala grande del Razzmatazz, pero pese a que el recinto distó mucho
de alcanzar su máximo aforo, lo cierto es que In Flames congregaron a algo más
de media sala para presentar sus nuevas composiciones y ofrecernos un concierto realmente impactante,
en el que la formación sueca apostó por
un sonido arrollador y un espectáculo luminotécnico a la altura de las grandes
ocasiones.
Muchas ganas había de volver a
disfrutar de su directo en nuestros escenarios, y el primer detalle que me
llamó la atención fue la curiosa
configuración de la audiencia, ya que mientras que las primeras filas estaban
copadas por un montón de jóvenes seguidores, que apenas superaban la veintena
de edad, la parte trasera del local estaba ocupada por veteranos metaleros que
venían dispuestos a reverdecer viejos tiempos y deleitarse con la
interpretación de algunos de los
clásicos de la primera etapa de la banda. Otro detalle a destacar es que
los actuales In Flames ya no son aquellos tipos fríos e inaccesibles de sus
inicios, ahora el quinteto se muestra mucho más cercano y comunicativo sobre
las tablas.
Dejando a un lado las críticas
recibidas de los más “puristas”, y fieles a su personalidad, los suecos iniciaron
su descarga con una doble ración de su última obra, ofreciéndonos en el arranque
“In Plain View” y “Everything´s Gone”, con las que ratificaban su plena confianza
en sus nuevas composiciones; una confianza que se vería refrendada por la
excelente acogida que ambos cortes recibieron de manos de sus seguidores más
jóvenes. Con banda y público sellando una alianza que se prolongaría durante
los siguientes noventa minutos llegaba el momento de retrotraernos a su
anterior trabajo “Sounds Of A Playground Family”, del que nos ofrecieron un compacto
“Fear Is The Weakness”, con el que lograban caldear todavía más los ánimos del
respetable, mientras que Anders, ataviado con su inseparable gorra de baseball,
se retorcía sobre una pequeña plataforma situada entre los monitores centrales
del escenario.
Si los compases iniciales de la
descarga habían significado un regalo para sus fans más recientes, el guiño a los
más veteranos llegaría con los primeros compases de “Trigger” y con la
posterior “Resin”, rescatada de aquel
lejano “Colony” de 1999, que a la postre se convertiría en la pieza más antigua
que interpretaron, dejando totalmente aparcado el material de sus tres primeras
obras. Tras una primera parte en la que el quinteto había concedido un
protagonismo equitativo a su presente y su pasado, el segundo segmento del show
estuvo plenamente centrado en el material de su etapa más reciente, concediendo
un protagonismo absoluto a sus dos últimas referencias de estudio. De modo que
tras un pequeño discurso del vocalista, que hizo que a más de uno se le
escapara una sonrisa, llegaba el momento de “Where The Dead Ships Dwell”, para
acto seguido someternos a una intensa ración de “Siren Charms”, enlazando de
forma consecutiva los aromas introspectivos de “With Eyes Wide Open” con la brutal pegada de los estribillos de
“Paralyzed”, sin duda una de las nuevas composiciones que mejor funcionó en
vivo. La encargada de redondear esta novedosa trilogía sería la envolvente e intensa
“Through Oblivion”.
Pese al extenso catálogo que
atesoran los suecos resulta evidente, viendo el repertorio que están ofreciendo
en su actual periplo europeo, que la formación está plenamente centrada en el
material de la era post-Strömblad. En cualquier caso, la banda en todo momento
se mostró sólida y compacta, consiguiendo que temas como “Ropes”, sonaran mucho
más crudos y viscerales que en su versión de estudio. Sin duda otro de los
temas que mayores pasiones despertó entre las primeras filas fue “Delight And
Angers”, con las guitarras de Björn y Niclas sonando cortantes y asesinas. La
anécdota de la noche llegaría con los entrecortados riffs de “Cloud Connected”,
durante la que Anders tuvo el detalle de invitar a subir a un chaval, para
seguir el tema sentado en la tarima de la batería, y a una chica, que se lo
pasó en grande grabando un video desde
encima del escenario. La vuelta a la normalidad, provocando la locura
generalizada, llegaría con el tremendo clasicismo contenido en “Only For The
Weak”, rescatado de su aplastante “Clayman” del año 2000, que serviría para
poner la sala literalmente patas arriba.
Tras semejante derroche de
potencia y agresividad el cambio de tercio llegaría con el inicio lento e
introspectivo del dramático “The Chosen Pessimist”, que acabaría dejando paso
al vanguardista “The Quiet Place”, que sería el responsable de volver a poner a
botar a las primeras filas. La ultima representante de su más reciente entrega
discográfica sería “Rusted Nail”, que personalmente no me acabó de convencer,
ya que me dio la sensación de que
cortaba un poco la eufórica desatada durante este tramo del show.
A diferencia de lo que suele ser
habitual esta noche no hubo bises propiamente dichos, ya que el quinteto sueco
no abandonó las tablas para regresar después. De modo que la recta final
estaría marcada por la tripleta que conformaron “The Mirror´s Thruth”, durante
la que se desató un violente “circle-pit”, un coreadísimo “Deliver Us”,
convertido ya en uno de los nuevos himnos de la banda, mientras que la
encargada de rubricar la velada sería “Take This Life”, con la formación
nuevamente ofreciendo su vertiente más agresiva a la vez que sacaban el máximo
partido a su espectacular juego de luces.
Aunque debo reconocer que
personalmente hubiera preferido un
repertorio con una mayor presencia de su material clásico, lo cierto es que los
suecos se marcaron una actuación realmente convincente, demostrando que siguen
apostando firmemente por la evolución y la innovación. Quizás la solución para reconciliarse
con sus viejos seguidores sería embarcarse
en una gira “revival” en la que dieran cabida a su material más añejo y death metalero,… pero esa opción, a día de hoy, parece poco probable.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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