miércoles, 12 de noviembre de 2014

ELUVEITIE+ARKONA+SKÁLMÖLD-SALAMANDRA-BCN-4-NOV-2014





Hay formaciones que no precisan de grandes campañas de marketing para seguir creciendo disco a disco, congregando en cada una de sus visitas a un público cada vez más numeroso y entusiasta. Sin duda Eluveitie son una banda con una propuesta personal y característica, en la que confluyen a la perfección  la oscura contundencia del death melódico y la sugestiva elegancia celta-folk que aportan instrumentos como el violín, la mandolina, la flauta, la gaita  o  la zanfoña.

A diferencia de lo que sucediera en sus anteriores visitas, en las que los suizos asumieron el papel de teloneros de bandas ya consagradas como Kreator o Sabaton, o en sus  apariciones en festivales como el Leyendas Del Rock, por fin llegaba el momento de que sus seguidores pudieran disfrutar de la experiencia Eluveitie en todo su esplendor, enfrentándose a  una banda en plena madurez  que arribaba a la Ciudad Condal para presentar su última entrega discográfica "Origins". Como “supporters” de la formación capitaneada por el carismático vocalista y multi-instrumentista Chrigel Glanzmann, contábamos con la participación de dos bandas que  ya nos habían visitado en anteriores ocasiones, los islandeses Skálmöld y los rusos Arkona.

Resulta innegable que durante los últimos años se ha producido una explosión de bandas que se salen de la ortodoxia y los convencionalismos, que apuestan abiertamente por introducir en su propuesta diferentes sonoridades y elementos propios del  folk  más autóctono y arraigado. De modo que todo ese apoyo y ese creciente interés que han suscitado  etiquetas  como  “Folk”, “Pagan”, “Viking”… etc,  se tradujo en una excelente entrada en la sala  grande del Salamandra, donde una audiencia bastante joven se dio cita para disfrutar en primera persona de una velada verdaderamente apasionante.

Pese a  ser los encargados abrir la velada me sorprendió muy positivamente la acogida que recibieron Skálmöld, quienes con su último trabajo bajo el brazo “Med Vaettum” saltaron a escena con una consigna muy clara: aprovechar al máximo su tiempo ofreciendo a todos los presentes una buena muestra de su rutilante viking-folk. Para cualquiera que se haya acercado  al material facturado por el combo   islandés resulta obvio que sus principales virtudes son: la contundencia de su tripleta de guitarras, su aplastante base rítmica y el gran trabajo vocal que realiza toda la banda a la hora de apoyar en los coros y en las armonías vocales, dando a temas  como “Árás” o “Miögarösormur” una ambientación épica y grandilocuente.

Como comentaba anteriormente los islandeses ya habían pisado con anterioridad los escenarios españoles, y eso se tradujo en que un buen número de incondicionales entonó junto a la banda, pese a la barrera idiomática, los cánticos contenidos en piezas como  “Narfi”. Tampoco faltaría durante su show esa vertiente más festiva y desenfadada al atacar el sexteto las adictivas  melodías contenidas en  “Gleipnir”, que pusieron instantáneamente  a toda la pista a saltar, ni los pasajes más oscuros y tenebrosos contenidos en piezas como “Meö Fuglum”, que de las nuevas composiciones fue de las que mejor funcionó. La otra muestra que nos dejaron de su flamante “Med Vaettum” llegaría con los impenetrables riffs  de “Aö Hausti”. Mientras que la encargada de poner el punto y final a su escueta presentación seria la primeriza “Kvaöning”, extraída de su debut “Baldur”.

Los siguientes en hacer acto de presencia sobre las tablas de un Salamandra prácticamente lleno fueron Arkona.  Formados hace más de una década la formación rusa puede vanagloriarse de poseer una de las carreras más longevas y fructíferas dentro de la escena pagan-folk. Y es que la banda liderada por la vocalista Masha “Scream” Arhipova  tiene una personalidad muy marcada, lo que le convierte en una de las formaciones más reconocibles para todos los seguidores del género. Evidentemente, una de sus mayores características es la lírica de sus composiciones, con unos textos basados en la historia, las leyendas  y la mitología de su país.

Aunque debo reconocer que tenía muchas ganas de verles en directo, lo cierto es que su descarga no me acabó de convencer por varios motivos. Pese a que durante toda su actuación la banda contó con el respaldo de una audiencia fiel y devota, en ningún momento me convenció un volumen excesivamente alto y poco matizado, que no permitía diferenciar con claridad cada uno de los instrumentos. Y eso, en una propuesta como la de los rusos, puede llegar a convertirse en un hándicap muy importante. Tampoco me acabó de convencer la actuación individual de Masha, ya que si bien es verdad que puso mucha garra y pasión a sus interpretaciones, lo cierto es que me pareció excesivamente acelerada, yéndose de tono en varias ocasiones e incluso omitiendo algunas de las estrofas.

Pero dejando a un lado estas observaciones, la gente pareció disfrutar con la descarga del combo moscovita. Como viene siendo habitual, la temperamental Masha apareció en escena ataviada de negro y luciendo un vistoso adorno de pieles, mientras que el resto de sus compañeros aparecieron perfectamente uniformados. Todos a una, y sonando a un volumen atronador, la formación rusa arrancaba su show con la pieza que presta el título a su última entrega  “Yab”, que acabaría dejando paso a la primera favorita de la noche “Goi, Rode,  Goi!”, presentándonos a una banda muy compacta, que imprimía mucha  fuerza a sus temas a la vez que  nos ofrecía una desquiciante sesión de  “headbanging”.

Está claro que una de las señas de identidad de  la formación moscovita es la arrolladora personalidad de su visceral vocalista, pero la otra particularidad que diferencia la propuesta de Arkona son las aportaciones de Vladimir Cherepovsky, quien se encargó  de introducir  esas sugerentes melodías con los instrumentos de viento, consiguiendo dar ese toque especial y sublime a cortes como la emocionante “Serbia”, que junto con la tribal “Na Strazhe Novikh Let” y la camaleónica “Chado Indigo” serían las encargadas de completar la representación de su más reciente trabajo “Yav”.

Aunque el arranque de la formación rusa fue verdaderamente fulgurante, poco a poco la excitación inicial se fue desvaneciendo, no tanto por el concurso de la banda sino más bien porque al público le costó bastante entrar en la descarga de los moscovitas. En cualquier caso, fue al atacar composiciones  de sus obras previas como “Zakliatie”, que se convirtió en uno de los momentos culminantes de lo noche, o la seductora  “Slav´sja, Rus´!”, cuando la banda llegó a conectar plenamente con la audiencia, espoleando a la gente  y poniendo a gran parte de la  sala a cantar.

Para la recta final de su actuación Arkona se guardaron en la manga dos valores seguros de cara al directo, lo  que les permitió dejarnos a todos con un buen sabor de boca. Por un lado nos ofrecieron las contagiosas y adictivas melodías contenidas en “Stenka Na Stenku”, toda una invitación a mover los pies, para acabar rematando la faena con los aromas festivos de “Yarilo”. En resumen, actuación algo irregular la que nos ofrecieron los moscovitas, dejándonos con la sensación de que sus cuarenta y cinco  minutos podrían haber dado mucho más de sí.

Tras el  abrumador paso de Skálmöld y la pequeña decepción que supuso la descarga de Arkona, por fin llegaba el momento cumbre de la noche, la actuación de Eluveitie. Mucha expectación había suscitado esta nueva visita de unos Eleuvitie que venían dispuestos a ratificar el enorme crecimiento que han experimentado durante los últimos años. Para ello la formación presentaba un montaje escénico muy vistoso, en el que destacaban, además de un enorme telón de fondo, 2 biombos laterales y tres plataformas repartidas a lo largo del escenario, que permitirían  a los miembros de la banda moverse con  plena libertad sobre las tablas. En cuanto al sonido fue nítido y poderoso, permitiéndonos apreciar con claridad  todos los matices y elementos que conforman la atractiva propuesta de Chrigel Glanzmann y sus muchachos.

Recibidos con auténtica devoción por sus fieles incondicionales los de Wintherthur abrían su descarga con la introducción  “Origins”, para acto seguido adentrarse en una de las piezas más poderosas de su último trabajo, "King", prendiendo así la llama de una audiencia muy entusiasta y participativa. Ahondando en  su faceta más implacable la descarga proseguía con "Nil", que se convertía en la primera de las muchas ocasiones en que la sala, prácticamente al completo, se puso a saltar ante la cara de satisfacción de los músicos. Evidentemente, los suizos son conscientes de la excelente acogida que han recibido sus últimos lanzamientos, de modo que no creo que a nadie le sorprendiera que el grueso de su repertorio  estuviera  basado en el material de sus tres últimas entregas "Everything  Remains As It Never Was"(2010), "Helvetios” (2012) y "Origins" (2014).

Tras las pertinentes presentaciones, y con la audiencia coreando el nombre de la banda, llegaba el momento de seguir desgranando piezas como "From Darkness", la suculenta " Carry The Torch" y la incisiva "Thousandfold", que se convertiría en el primer punto  álgido de la noche, con el violín y la zanfoña dejándose oír con fuerza sobre el resto de los instrumentos. Pero sin duda el gran protagonista de la velada fue el público, que en todo momento espoleó al máximo a la banda suiza,  consiguiendo que temas clásicos en su discografía como "AnDro", que significó el primer y único recuerdo a su debut "Spirit", sirviera como preámbulo para el siguiente bombazo de la noche "Sucellos", que daba arranque con todos los miembros de la banda de  espaldas al público y que tendía un puente imaginario entre el pasado y el presente de la banda.

Con los ánimos muy encendidos era  Ana Murphy la que se encargaba de coger el micrófono para presentarnos la siguiente pieza de la noche, la delicada "The Call Of The Mountains", interpreta por elección de la audiencia en alemán, y que para la ocasión fue rebautizada como "La Veu De Les Montanyes ", con toda la sala coreando junto a Anna el estribillo en catalán.  Sin abandonar su faceta de  vocalista, sería la propia Anna la encargada de adentrarnos en la parte más melódica del show con una elegante  versión de "Omnos", que suscitó una cerrada ovación.

La vuelta a su vertiente más agresiva llegaría de manos  de "The Nameless", que fue la escogida por Chrigel para organizar un seguidísimo "wall of death", que hacía que la temperatura en la pista subiera varios grados. El nivel de intensidad no decaería al continuar desgranando los temas de su última entrega “Origins”, de manos de la oscura y agresiva "Inception", en la que un desatado vocalista clavó sus rodillas en el suelo para protagonizar una devastadora recta final. Una nueva mirada al pasado nos conduciría sobre una fulgurante "Kingdom Come Undone", que servía para culminar la tripleta más aplastante y poderosa de la noche, con la banda exprimiéndose al máximo mientras Chrigel se golpeaba el pecho victorioso.

Durante toda la descarga la comunión entre banda y público fue realmente asombrosa, de hecho Chrigel fue interrumpido en varias ocasiones por una audiencia desatada que coreó intensamente el nombre de la banda, como sucedió durante la presentación de "The Silver Sister", que nos servía para deleitarnos con la explosiva mezcla que nos proponían las feroces guitarras de Ivo Henzi y Rafael Salzmann y la gaita de Päde Kistler. El momento de volver aunar nuestras gargantas llegaría con la imponente "Vianna", que acabaría dejando paso a una de las composiciones más queridas por los seguidores de la formación suiza "A Rose Of Epona", con las voces  de Anna y Chrigel compartiendo las estrofas.

La recta final de esta primera parte del show llegaría con "Quoth The Raven", recuperada para la ocasión de su "Everything Remains As It Never Was", para posteriormente ponernos a todos a saltar con la inevitable "Havoc", tras la que los suizos abandonaban el escenario por primera vez. El último bocado de la noche estaría protagonizado por dos sabrosas píldoras de su repertorio, dos composiciones con las que se puede resumir a la perfección lo que fue la descarga de Eluveitie. La potencia atronadora de “Helvetios”, con las incisivas guitarras dando la réplica a las flautas y al  violín de Nicole Ansperger,  y la áspera sutileza de "Inis Mona”, que fue la elegida para poner el broche definitivo a su primera visita como cabezas de cartel.

Dejando etiquetas a un lado, Eluveitie demostraron con su descarga en Barcelona que  son un valor en alza dentro de la actual  escena europea. La calidad de sus últimas entregas les avala, pero sin duda, lo más atractivo para su creciente legión de seguidores es que la banda es capaz de llevar al directo de forma fidedigna todas y cada una de sus composiciones, consiguiendo recrear la ambientación y el feeling que transmiten sus grabaciones de estudio.


TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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