Durante los últimos tiempos la sala Rocksound de Barcelona se
ha convertido en un punto de encuentro obligado para todos los seguidores del
rock y el metal en cualquiera de sus múltiples vertientes. Por su pequeño
escenario hemos visto desfilar a algunas de las formaciones más prometedoras
del panorama actual, pero también hemos sido testigos de las descargas de
algunas bandas de culto que, por su legado y su carisma, se han acabado
convirtiendo en referencias obligadas para todos los seguidores de la música.
Aunque en un principio el lunes no parecía el mejor día para un concierto de este tipo, lo cierto es que la sala presentó un fantástico aspecto, y es que la ocasión la merecía. El principal reclamo de esta noche dedicada a los sonidos extremos eran los míticos Master, una banda que a lo largo de las últimas tres décadas, primero como Death Striker y posteriormente como Master, ha dejado una importante impronta con su propuesta sucia, ácida y corrosiva.
Como acompañantes del mítico trío americano contábamos con la actuación de
los holandeses Entrapment, quienes venían dispuestos a dejarnos una buena
muestra de un incendiario death metal muy
influenciado por las bandas clásicas de la escena sueca de mediados de
los noventa.
Capitaneados por el guitarrista y vocalista Michel Jonker, el trío holandés se lanzó al ataque con una descarga realmente arrolladora, mostrando todo su potencial extremo con las rápidas acometidas que representaron temas como "Putrefying Stench Of Death" o "Infernal Bladphemies", que si bien no puede decirse que aportarán nada sustancialmente nuevo, la verdad es que sonaron rotundas y redondas, pero ante todo crudas y descarnadas, consiguiendo ganarse la complicidad de una audiencia que poco se fue animando.
Pese a que la banda público hace escasamente unos meses su último trabajo
"Lamentarions Of Flesh", su repertorio de esta noche estuvo
básicamente centrado en el material de sus obras previas, concediendo un
especial protagonismo a piezas como el tenebroso "The Obscurity Within...", que
prestaba su título a su anterior trabajo de 2012, "Carnals Fears" o la sangrante y
diabólica "Crawling Morbidity".
En todo momento la formación holandesa supo conectar al máximo con todos
los asistentes creando un clima de euforia desmedida entre un público que no
dejo de agitar la cabeza.
Especialmente brillante me pareció el concurso de su batería Martin Kah quien no dejo en ningún momento de aporrear su kit, convirtiéndose en el auténtico motor de la banda para llevar en volandas a sus compañeros a la hora de atacar temas de nuevo cuño como "Infernal Blasphemies" o la final "Lamentarions Of Flesh".
Especialmente brillante me pareció el concurso de su batería Martin Kah quien no dejo en ningún momento de aporrear su kit, convirtiéndose en el auténtico motor de la banda para llevar en volandas a sus compañeros a la hora de atacar temas de nuevo cuño como "Infernal Blasphemies" o la final "Lamentarions Of Flesh".
En resumen, la formación holandesa cumplió con creces su cometido,
ofreciéndonos una actuación vibrante y arrolladora con la que consiguió calentar el ambiente de cara al plato fuerte
de la noche.
Tras un pequeño receso, que resultó idóneo para salir fuera del local a
tomar el aire y recuperar el aliento,
llegaba el momento de volver a tomar posiciones cerca del escenario para seguir
muy de cerca las evoluciones de la mítica formación americana.
Con un sala prácticamente llena y con un ambiente bastante caldeado Paul Speckmann y sus muchachos tomaban posiciones para arrancar su descarga con uno de los himnos clásicos de su discografía, el primerizo Master que nos ponía en sobre aviso de que el trio, pese al paso de los años, no ha perdido ni un ápice de su garra, su pegada y, por supuesto, de su abrumadora contundencia.
Con un sala prácticamente llena y con un ambiente bastante caldeado Paul Speckmann y sus muchachos tomaban posiciones para arrancar su descarga con uno de los himnos clásicos de su discografía, el primerizo Master que nos ponía en sobre aviso de que el trio, pese al paso de los años, no ha perdido ni un ápice de su garra, su pegada y, por supuesto, de su abrumadora contundencia.
Con su apariencia de veterano motorista , un orondo y barbudo Paul
Speckmann demostró que sigue siendo ese “frontman” cercano y accesible,
dialogando con las primeras filas mientras daba buena cuenta de su cubata antes
de volver a la carga con piezas como la incendiaria "Shoot To Kill",
o la despiadada critica que supuso "Slaves Society".
Quizás los más puntos más destacados de la descarga de Master fueron el abrumador ritmo que impusieron a su show y el detallado repaso que nos ofrecieron a toda su longeva trayectoria. De hecho el trío no quiso dejarse en el tintero trallazos como el primerizo "Judgement Of Will", que pese a ver la luz hace algo más de una década pertenecía a aquel mítico debut grabado en 1985, que no llegó a ver la luz hasta 2003.
Quizás los más puntos más destacados de la descarga de Master fueron el abrumador ritmo que impusieron a su show y el detallado repaso que nos ofrecieron a toda su longeva trayectoria. De hecho el trío no quiso dejarse en el tintero trallazos como el primerizo "Judgement Of Will", que pese a ver la luz hace algo más de una década pertenecía a aquel mítico debut grabado en 1985, que no llegó a ver la luz hasta 2003.
Las sonoridades más netamente death
metaleras, de las que los americanos son precursores, llegarían con la
crujiente ampulosidad de "Submerged In Sin", con la cazallosa voz de
Paul Speckmann torturando nuestros tímpanos de forma rotunda. Tampoco se
libraron de las críticas los gobiernos y los políticos a los que el irreverente
vocalista dedicó la ácida "Smile As You Told", rescatada de su
anterior trabajo de 2012 "The New Elite", que se convertiría en la ante sala perfecta para
una descarnada "Unkow Soldier", que exaltaba al máximo los ánimos de una audiencia especialmente
animada. De hecho tan caliente estaba el personal que incluso pudimos
presenciar un pequeño conato de pelea que afortunadamente no paso a mayores.
Tampoco faltaría durante la velada ese socarrón y ocurrente sentido del
humor del que siempre ha hecho gala el incombustible Speckman, ofreciéndonos algún pequeño monologo, como el que sirvió de introducción para el primerizo “Funeral
Bitch”, para rápidamente proponernos un cambio radical que nos adentrarían en las
acometidas thrasheras de un novedoso “The Parable”, que se convertiría en la
excusa perfecta para que el batería de la banda, Zdenek Pradiovsky, nos
ofreciera una buena muestra de sus excelentes aptitudes a la hora de pisar el
acelerador al máximo tras su kit.
Que Master nunca han sido una banda al uso es algo que todos los fans que
les hemos seguido a la pista a lo largo de los años siempre hemos tenido bastante claro. Así que no creo que a ninguno de los presentes les sorprendiera esa extraña improvisación bluesera que nos
conduciría de forma irremediable sobre una versión del desquiciante
“Remorseless Posion”, una pieza rescatada de aquel mítico “Fuckin´Death”, que
Speckmann publicó en 1991 bajo la denominación de Death Striker.
Pese a que su compañero a las seis cuerdas, Alex Nejezchleba, no es precisamente un virtuoso, lo cierto es que su trabajo fue en todo momento impecable, dejándonos una buena muestra de su efectiva y sobria forma de tocar su guitarra, siempre mostrándose muy agresivo y estrangulando de forma recurrente sus cuerdas para dar ese incendiario punch a temas como “Pay To Die”, que fue la elegida para que el trío regresara sobre las tablas para protagonizar los bises.
Pese a que su compañero a las seis cuerdas, Alex Nejezchleba, no es precisamente un virtuoso, lo cierto es que su trabajo fue en todo momento impecable, dejándonos una buena muestra de su efectiva y sobria forma de tocar su guitarra, siempre mostrándose muy agresivo y estrangulando de forma recurrente sus cuerdas para dar ese incendiario punch a temas como “Pay To Die”, que fue la elegida para que el trío regresara sobre las tablas para protagonizar los bises.
La encargada de poner un soberbio punto y final a su descarga fue una
atronadora versión del clásico de Black Sabbath “Children Of The Grave”, con la
que conseguían espolear al máximo a una audiencia que acabó coreando el nombre
del trío y que salió tremendamente satisfecha después de haber presenciado una clase
magistral de manos de una formación que desborda profesionalidad, entrega y, como
no, personalidad por los cuatro costados.
Aunque para algunos Master siempre serán considerados como una banda de segunda línea, condenada al más puro “underground”
metálico, lo cierto es que los que sabemos apreciar esos pequeños placeres que
nos ofrece la cara menos agradecida y glamurosa del metal seguiremos
disfrutando intensamente de los discos y los directos de una banda que puede presumir de
haber ejercido una enorme influencia dentro de los círculos más extremos de la
escena metálica actual.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario