Tal y como me
comentaba un buen amigo al finalizar el concierto, no sé si
H.e.a.t son la última esperanza del hard
rock europeo, pero de lo que no me cabe la menor duda es que el quinteto
sueco está absolutamente “on-fire”. Y es
que el presente 2014 ha sido su año, y
no lo digo únicamente por su excelente último trabajo "Tearing Down The
Walls", que ha supuesto su consagración definitiva con Erik Grönwall al
frente, sino porque la banda ha facturado unos directos verdaderamente
imparables, derrochando una potencia y una entrega solo al alcance
de los nombre clásicos del género.
Para el que
suscribe su presentación de esta noche en la Ciudad Condal significaba
su tercera aproximación a los suecos en lo que va de año,- tras sus
descargas estivales en el Rock Fest
y el Leyendas-, y debo admitir que tras seducirme en sus actuaciones previas
tenía muchas ganas de enfrentarme a ellos en la cercanía y la calidez que da el entorno de una sala.
Los encargados de
abrir la velada fueron sus compatriotas Sherlock Brothers, quienes con su nuevo
trabajo bajo el brazo “Monkey Made Nation”, se presentaban sobre las tablas de
un Razzmatazz 2 prácticamente vacío con el objetivo de darse a conocer antes de
la inminente llegada de las estrellas de
la noche.
Lejos del
clasicismo hard roquero de H.e.a.t, la propuesta del combo sueco estuvo centrada en un rock de
reminiscencias alternativas, en el que resultaron evidentes las influencias de
bandas como Creed o Nickealback. Aunque salieron a escena con muchas ganas y
muy motivados, especialmente su
vocalista André Andersson, lo cierto es que en ningún momento llegaron a conectar con una audiencia que se mantuvo
muy distante al atacar el quinteto temas
como “Rollin´” o “Down”, ambas rescatadas de su anterior obra de estudio
“Black Cat Tango”.
De su último
trabajo no quisieron dejarse en el
tintero piezas como “Sinkhole”, protagonizada por la rotunda densidad de sus
guitarras, “Control”, que les servía para mostrar sus influencias más “grunge”,
con un final realmente bizarro que acabó con Andersson revolcándose por los
suelos ante la cara de estupefacción del público, o su último single “My Way”,
que sería la elegida para cerrar su show.
Pese a que tampoco
les acompañó el sonido, los mejores momentos de su actuación estuvieron marcados por los estribillos más accesibles y
melódicos de temas como “This Motel” o “Crave”. En resumidas cuentas, actuación
bastante discreta de un quinteto sueco
que intentó, sin excesiva suerte,
amenizar la espera de cara a la llegada de Erick Grönwall y sus
muchachos.
Ante una sala que
presentaba un aspecto bastante más cálido y concurrido, por fin, llegaba el
momento del desembarco de H.e.a.t. Viendo el ambiente que se respiraba en el local resultaba evidente que la gran mayoría de los asistentes habían preferido saltarse la descarga de
Sherlock Brothers para reservar fuerzas de cara a la incendiaria actuación del combo sueco.
Al igual que
sucediera durante sus últimas apariciones en nuestros país, el clásico de Glenn
Frey “The Heat Is On”, fue el encargado de
ponernos en sobre aviso del vendaval roquero que estaba a punto de
azotar nuestras cabezas. Con mucha fuerza y con un sonido realmente arrollador
saltaban a escena los músicos para proponernos el primer tema de la noche
“Point Of No Return”, dejando claro desde los primeros compases del show que su
hábitat natural es el directo y que la banda venia dispuesta a arrasar con todo
a su paso. Sin duda la actitud descarada y enérgica de H.e.a.t quedó personificada en la arrolladora puesta en escena de Erik Grönwall,
a quien, personalmente, considero uno de
los mejores “front-man” de la actualidad. Así que contagiados por la vitalidad inagotable
del hiper-activo vocalista la sala se
ponía dar palmas para acompañar el vacilón arranque de “A Shot At Redemption”,
que servía para continuar caldeando el ambiente de un recinto en el que ya se
podía percibir ese inconfundible aroma festivo.
Tras ofrecernos una
primera muestra de su material más reciente llegaba el momento de mirar por el
retrovisor y centrarse en las composiciones de su anterior entrega “Adress The
Nation”, de modo que la encargada de proseguir con el show fue una
coreadísima “Better Off Alone”. Sin
abandonar su álbum de 2012, y tras recibir la primera gran ovación de la noche,
la fiesta proseguiría con el subidón de
adrenalina que significó la temperamental “Heartbreaker”, que puso a banda y público
a botar para conducirnos sobre un final
verdaderamente apoteósico, con los
músicos levantando al aire sus instrumentos mientras la sala se venía
literalmente abajo. Con el ambiente totalmente caldeado, Erik se despojaba de
su chupa de cuero y nos presentaba a su compañero Eric Rivers, quien nos
adentraría en un elegante desarrollo “bluesy” que culminaría con el serpenteante
arranque
de “It´s All About Tonight”, sin
duda una de las piezas más jugosas de su anterior entrega, y para la que el
vocalista no dudó en bajarse al foso para animar, todavía más, a los integrantes de
las primeras filas.
Si hay algo que
caracteriza las descargas de H.e.a.t es la energía y el buen rollo que tramiten
desde el escenario, especialmente Erik, quien no vaciló a la hora de
interpretar a capela un pequeño fragmento del "Barcelona" de
Montserrat Caballé, antes de atacarnos con una potente "Inferno", que
nos mostraba la faceta más guitarrera y contundente de la banda, con sus
compañeros roqueando ardientemente mientras el vocalista se bajaba al foso para
recoger un móvil e inmortalizarse
cantando el tema. Tampoco faltaría ese toque cachondo que supuso la aparición
de Darth Vader durante la introducción
instrumental "The Wreckoning", sosteniendo un lienzo en el que podía
leerse el título de la siguiente pieza de la noche, el adictivo medio
tiempo "Tearing Down the Walls", que con Erik empuñando su
guitarra acústica se convertiría en uno de los momentos más intensos de la noche.
Pese a no abandonar
en ningún momento esa flema hard roquera que siempre les ha caracterizado,
durante su actuación también hubo
espacio para esas melodías más accesibles y comerciales, y buena muestra de
ello fue una celebradísima
"Mannequin Show", que consiguió aunar las voces de todos
presentes a la hora de corear sus melosos estribillos. Una de los pocas licencias que la banda se
permitió hacia el material de sus
primeros trabajos llegaría con la irreverente
"Late Night Lady”, que acompañada por esos bailes provocativos y
subidos de tono se convertiría en la antesala perfecta para una descomunal "Beg Beg Beg" que
hizo retumbar los cimientos de la sala, con toda la audiencia botando
enloquecida mientras la banda introducía
un pequeño fragmento del "Highway Star" de Deep Purple.
Tras semejante explosión
de euforia, los sutiles teclados de Jona
Tee nos conducirían sobre los aires más
melancólicos de la balada de su último trabajo "All The
Nights", con Erik recuperando su chaqueta de cuero para ofrecernos una brillante interpretación,
inundando todo el recinto de magia y elegancia,
mostrando todos los matices de su voz para conseguir arrancar una cerrada
ovación. Pero, evidentemente, la calma duró muy poco. Así que la temperatura en
la sala se recuperaría rápidamente al reconocer el respetable los primeros
compases de "Downtown", con el
vocalista nuevamente desatado
ofreciéndonos esos característicos movimientos pugilísticos en la parte final
del tema. El último tramo del show estaría marcado por la rotunda dupla que,-
al grito de “rock n´ roll”-, protagonizarían la vitalista "Enemy In Me", que recababa el apoyo
con palmas de toda la sala, y la
adictiva "Emergency", con Erik nuevamente filmando al respetable, en
un explosivo colofón para su show, mostrándonos a una banda que pese a su
juventud parece haber alcanzado su plena madurez.
Si vibrante había sido
todo el show, los bises se convirtieron en una auténtica locura. La salida del
quinteto fue totalmente en tromba, como si acabara de empezar otra vez el
concierto, con el vocalista a pecho descubierto recorriendo el escenario de
punta a punta para captarnos en los coros de “Breaking The SIlence”. Pese al
alto nivel de intensidad, nadie parecía estar cansado, y el sprint final estuvo
protagonizado por uno de los temas que mejor
define la filosofía de la formación sueca “Living On The Run”, con el que
parecía que ponían el punto y final a su actuación. Pero… sorpresa, cuando parecía
que todo había terminado, Erik se daba
repentinamente la vuelta y agarraba su
guitarra acústica para poner el epilogo a
la descarga con una delicada versión de
“Laughing At Tomorrow”, que, ahora sí, marcaría el adiós definitivo del
quinteto envuelto en una rotunda ovación.
Son jóvenes, tienen
unos temas matadores, una actitud arrolladora
y se están labrando una excelente
reputación entre todos los seguidores del hard rock. Sin duda H.e.a.t van a dar
mucho que hablar durante los próximos años.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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