Mientras en el
ambiente siguen resonando los ecos de las diferentes opiniones del público
sobre la idoneidad, o no, de las bandas tributo, el pasado sábado 13 de
diciembre teníamos una nueva cita en la Sala Bóveda de Barcelona para disfrutar
de una colección de clásicos intemporales
de manos de dos bandas que, con mucho respeto y plena solvencia,
desgranaron algunos de los himnos clásicos de dos instituciones dentro del hard
rock y el heavy metal respectivamente.
Los encargados de
abrir la velada fueron Bounce, que con su colección de clásicos de Bon Jovi nos
hicieron pasar un buen rato, haciéndonos mover los pies y cantar algunos de los
mejores estribillos que ha facturado la
banda New Jersey a lo largo de las últimas tres décadas. Ante una sala que
presentó un buen ambiente, con una nutrida representación de público femenino,
la formación catalana inauguraba su descarga con la inyección de rock n´roll y
buen rollo que supuso "Raise Your
Hands".
Lo primero que llamó la atención fue las excelentes aptitudes de su
vocalista, Nacho Ibáñez, quien además de abordar con notable solvencia los
temas demostró un gran dominio escénico y muchas tablas. Tampoco se quedaron
atrás el guitarrista David Moreno y el
bajista Ivan Fusté, quienes no dudaron en transformar la barra del local en una parte más del
escenario, convirtiéndola en una especie de improvisada pasarela.
Aunque la producción de la formación americana
es verdaderamente faraónica, los primeros compases del show
estuvieron marcados por el material contenido
en dos de sus obras cumbres "New
Jersey" (1988) y "Keep The Faith" (1992), de modo que los
rotundos estribillos de "Born To Be My Baby" o "Blood On
Blood", se fueron alternando con piezas más comprometidas líricamente como
"Keep The Faith", con la base rítmica que forman Enzo Beats y Ivan
Fusté dándole ese inconfundible regustillo roquero, o la más melosa "In
These Arms", que personalmente fue una de las que más me gustó con un
excelente trabajo de Nacho a las voces.
Aunque quizás
estuvo un poco escondido tras sus compañeros,
los teclados de Jodi Longán también se dejarían notar con fuerza en
algunos momentos puntuales de la descarga, y buena muestra lo tuvimos durante en
el desarrollo que sirvió de introducción para un seguidísimo "Lay Your
Hands On Me", con el que, poco a poco, se iba caldeando
el ambiente con una audiencia cada vez más metida en el show y
predispuesta a dar a la noche un cariz verdaderamente especial. Y es que
resultó imposible no dejarse arrastrar
por la excelente aptitud que mostraron Bounce sobre las tablas y el poder
melódico de piezas como "I' ll Be There For You", que fue recibida
con auténtica devoción por un público muy participativo.
Pese a que resulta evidente que para todos los seguidores
de los de New Jersey los mejores momentos de su carrera están contenidos en sus
primeras obras de estudio, Bounce no quisieron olvidarse de la etapa más
reciente del quinteto, y nos ofrecieron
una buena versión del vitalista "We Got It Going On", para
rápidamente reclamar la colaboración de todos nosotros para acompañarles con palmas el arranque de
"Wild In The Streets", en la que nuevamente volverían a
dejarse oír con fuerza los teclados de Jordi Longán.
Otro detalle muy
destacable fue que todos los miembros de Bounce disfrutaron al máximo del show,
y eso me notó en la vitalidad que desplegaron sobre las tablas, contagiando a
la audiencia en piezas como "One
Wild Night", que pusieron a saltar a banda y público. El momento emotivo
de la noche llegaría con "Never Say Goodbye", que recabaría una
rotunda ovación, dejándonos otra suculenta interpretación de Nacho. La vuelta a
la electricidad vendría marcada por un pequeño fragmento del "Sweet
Dreams" de Eurythmics, que se convertiría en el preámbulo perfecto para una
contagiosa "It's My Life".
Para encarar el
tramo final del show Bounce nos tenían
reservada otra imparable colección de clásicos
de los de New Jersey, y la elegida para poner la sala patas arriba fue
"Runaway", tocada a la vieja usanza y respetando la velocidad de la
primigenia versión contenida en aquel lejano debut de 1984. La vuelta al
material contenido en "Slippery When Wet", estaría marcada por la
dupla que formaron "You Give Love A
Bad Name" y los aires western-rock
de "Wanter Dead Or Alive".
La despedida definitiva
llegaría con el toque vacilón de un
irresistible "Bad Medicine",
con Nacho demostrando sus dotes como frontman, animando intensamente mientras
David volvía, una vez más, a pasearse por la barra del local. Mientras que el final definitivo llegaría con la balada
"Always". Pese a que Bounce anunciaron en el tramo final del show que
el de esta noche sería el penúltimo concierto de Nacho. Afortunadamente, horas después rectificaban a
través de su facebook y confirmaban la continuidad de la actual formación
durante el 2015. En resumen, excelente
descarga del quinteto catalán, haciéndonos pasar un rato entretenido y ameno, derrochando
garra, simpatía y actitud. Aunque evidentemente habrá quien echara en falta tal
o cual tema, lo cierto es que Bounce nos ofrecieron un buen repaso sobre lo
mejor de la producción musical de Jon Bon Jovi y sus muchachos, haciendo
especial hincapié en la mejor época del quinteto.
Decir que Iron
Maiden es una de las bandas más queridas e idolatradas en nuestro país resulta una obviedad. Muchos de nosotros hemos visto a
la banda de Steve Harris en múltiples ocasiones, así que la labor de Iron
What?, es totalmente loable. Y es que estos vallisoletanos no se limitan
únicamente a versionear los míticos
himnos de la Doncella, sino que buscan,
con sus lógicas limitaciones, transmitir
las mismas emociones y sensaciones que desprenden las presentaciones del
sexteto británico.
Para ello, no dudaron en engalanar el escenario con algunos paneles que hacían alusión a diferentes etapas
de la carrera de la mitica formación británica, utilizar algunas proyecciones para dar un mayor énfasis a los momentos culminantes del show, e incluso reproducir el vestuario y
los gestos de los componentes de la banda en directo, demostrando que tras su
puesta en escena hay muchas horas de ensayo y largas sesiones de video.
Todos sabemos que las descargas de Maiden son
algo así como un ritual para todos sus adeptos, de modo que la inevitable
"Doctor Doctor", sería la encargada de anunciarnos que la actuación
estaba a punto de arrancar. Al igual que sucediera durante las últimas visitas de Maiden a nuestro país, el concierto daba el
pistoletazo de salida con
"Moonchild".
Sin duda el gran animador de la velada fue Carlos "
Dickinson" Sanz, quien emuló en todo momento las poses y los gestos del
gran Bruce, consiguiendo que el público rápidamente se convirtiera en parte
activa del show, coreando intensamente
temas como "Where Eagles Daré" o un fulgurante "Can I Play With
Madness", que fue la elegida por José Enrique "Harris" nos
ametrallara con su bajo. Pero sin duda uno
de los pasajes más vibrantes de la velada llegaría con "The Trooper",
en la que no faltó la casaca roja de Carlos mientras empuñaba la Unión Jack
jaleado por el público.
Pese a que la mayoría de las miradas en escena recayeron
sobre Carlos y José Enrique, me gustó mucho el trabajo de la tripleta de "hachas", con unos roles
perfectamente repartidos, con cada uno de ellos muy metido en el papel de sus
respectivos "alters-egos".
Evidentemente, aunque el más
vistoso visualmente y animado fue
Antonio "Gers" Robus, destacaría las aportaciones de un sobrio Lander
"Murray" Fernández y Antonio "Smith" Valseca, que fue quien
arrancó esa joya que es "Wasted Years". Tampoco dejarían de lado la
magnificencia épica de "Revelations", en donde el público supo
interpretar su papel rugiendo cada vez que Carlos levantaba los brazos, o la
deliciosa "The Clansman", que los vallisoletanos dedicaron a la
libertad, y que personalmente me supo a gloria, ya que esta es una composición
que se ha caído del setlist de los británicos durante sus últimas giras.
Además, esta pieza rescatada del “Virtual XI”,
fue la única composición que
pudimos escuchar de la época de Blaze Bayley.
La vuelta sobre el
material más clásico de la Doncella estaría marcado por una brillantísima
versión del "The Number Of The Beast", que pondría a toda la sala a cantar,
para rápidamente saltar al siglo XXI para proponernos un rotundo "Brave
New World", que nuevamente ponía a saltar a banda y público durante los
estribillos, ratificando que Iron What?, habían conseguido conectar plenamente
con una audiencia que estaba disfrutando al máximo con su descarga.
Uno tras
otro los vallisoletanos nos iban dejando una buena muestra de su
profesionalidad y buen hacer, poniendo toda la carne en el asador con trallazos
del calibre de "The Evil That Men Do", que nos acabarían abocando
sobre la desbordante cabalgada contenida
en "Run To The Hills".
Como en cualquier descarga de Maiden no
podía faltar la aparición en escena del séptimo miembro de la banda, así que
fue durante la primeriza "Iron Maiden", cuando Eddie hizo acto de
presencia sobre las tablas para compartir protagonismo con el resto de
componentes de la banda para desatar la euforia de todos los presentes.
Para despedir la
noche no podía faltar el poder imparable de la vertiginosa "Acces Hig" con Carlos saliendo
airoso de sus complicados agudos, una coreadísima "Two Minutes To
Midnight", que hacia rugir, una vez más, a todos los presentes. Mientras
que la encargada de poner el broche definitivo a su actuación sería una
apabullante "Hallowed By The Name".
Bandas tributo a Maiden hay muchas, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, pero sin duda en nuestro país los vallisoletanos Iron What? son una de las mejores. Llevan ya muchos años presentando su espectáculo por toda la piel de toro, y esa soltura se nota en unos músicos que disfrutan al máximo de cada una de sus actuaciones , casi tanto o más que los propios fans de la Doncella.
Bandas tributo a Maiden hay muchas, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, pero sin duda en nuestro país los vallisoletanos Iron What? son una de las mejores. Llevan ya muchos años presentando su espectáculo por toda la piel de toro, y esa soltura se nota en unos músicos que disfrutan al máximo de cada una de sus actuaciones , casi tanto o más que los propios fans de la Doncella.
En definitiva, fantástica
noche de música la que disfrutamos en la sala Bóveda de Barcelona. Y es que
cuando el tributo es reverencial y está hecho con buen gusto y ganas se nota.
Así que la cara de satisfacción y los comentarios positivos que los asistentes
hacían a la salida del local servían
para certificar el excelente espectáculo presenciado.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
A mí las bandas tributo me cansan lo que no está escrito. Hay ya tantas y, casi siempre, de los mismos grupos, que no hay nada del factor sorpresa.
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