Titanes y capos
indiscutibles del thrash metal europeo, los alemanes Kreator se han ganado a
pulso un estatus y una reputación verdaderamente envidiables. En un tiempo en el
que la mayoría de las formaciones necesitan editar nuevos trabajos o recurrir a
esas giras conmemorativas para permanecer en la carretera, Mille Petrozza y sus acólitos continúan
batallando en primera línea de fuego, convenciendo en cada una de sus descargas
y encumbrando el nombre de la formación de Essen como uno de los más longevos y
exitosos de los últimos 30 años. Aunque
pocas veces un disco ha sido tantas veces presentado en nuestro país como “Phantom
Antichrist”, lo cierto es que, más de dos años después de su publicación,
sus composiciones continúan levantando pasiones
entres sus incondicionales.
Tras el atractivo
cartel que nos presentaron los alemanes en su última visita como cabezas de
cartel, compartiendo protagonismo con Morbid Angel, Nile y Fueled By Fire. En
esta ocasión, el reclamo era la presencia de los suecos Arch Enemy, que presentaban a su nueva
vocalista Alissa White- Gluz y su más
reciente entrega “War Eternal”. Como guinda para esta dupla absolutamente
arrolladora contábamos con la presencia de los míticos metaleros británicos
Hell. Mientras que la responsabilidad de abrir la velada recaería sobre sus
compatriotas Drone, quienes con su
cuarto trabajo bajo el brazo venían dispuestos a hacerse oír con fuerza.
Muchísima expectación
había despertado el cartel de esta noche en la Ciudad Condal, de hecho si el
papel no llegó a agotarse en la sala, estuvo muy cerca, ya que un Razzmatazz
prácticamente lleno fue testigo, una vez más, del triunfo incontestable de las
hordas alemanas comandadas por el general Petrozza.
DRONE
Abrían la velada DRONE, desconocidos por la gran mayoría, ante un público
bastante escaso debido a la temprana hora en que tomaron el escenario de la
sala principal de Razzmatazz. No obstante, los alemanes demostraron durante
media hora que están curtidos en tablas y dieron así buena muestra de su
estilo musical con sonoridades cercanas a las que practican bandas como
Machine Head u otras más actuales de la bautizada como nueva hornada del thrash
metal americano.
Todo y que repasaron brevemente al final de su actuación su nueva obra,
de título homónimo, prefirieron centrarse en su disco anterior, “For
Torch And Crown”, editado en 2012. Desde la inicial “Deepest Red” convencieron
gratamente al respetable bajo la premisa de no inventar nada nuevo, pero
ejecutando sus temas a la perfección. La banda se mostró rodada, destacando
especialmente la entrega de su frontman Moritz “Mutz” Hempel, a las voces y
guitarra. Cortes como “Welcome To The Pit”, única referencia a sus inicios,
“Format C” o “Making Believe” demostraron que la fórmula de riffs cortantes y
estribillos más melódicos nunca falla. De buen seguro que se ganaron un buen
puñado de seguidores esa noche.
CARLOS OLIVER
HELL
Durante muchos años citar el nombre de Hell era poco menos que mentar a una de esas bandas de culto y malditas del “underground” metálico europeo. Afortunadamente, y gracias al empeño del guitarrista y productor Andy Sneap, en 2011 por fin vio la luz un material que parecía condenado al ostracismo, dando forma a su prometedor debut “Human Remains”, que la banda grabó junto al vocalista David Bower. La secuela de aquel impactante trabajo llegaría dos años más tarde con “Curse And Chapter”, un álbum que servía para poner de manifiesto la plena vigencia de su heavy metal clásico.
Bastante curiosidad
y revuelo había suscitado esta tercera visita a
escenarios españoles de la formación británica, ya que muchos habíamos presenciado
ya alguna de sus impactantes presentaciones, y la verdad
es que, pese a disponer de muy
poco tiempo, Hell demostraron tener un show compacto, pero ante todo muy
atractivo visualmente. Acompañados de la grandilocuente introducción “Gehennae
Incendiis”, la formación británica tomaba posiciones para arrancar su
descarga con los fulgurantes fraseos de “The Age Of Nefarious” y la más compacta y
crujiente “The Oppressors”. Y es que la puesta en escena de Hell fue realmente implacable,
con los miembros de la banda maquillados para la ocasión mientras su vocalista
David Bower aparecía en escena ataviado con una larga gabardina negra y
luciendo una corona de espinas sobre la que sujetaba su micrófono inalámbrico,
lo que le permitía moverse con total libertad por el escenario haciendo gala de
unas excelentes dotes interpretativas. Aunque musicalmente hablando las raíces
de los británicos están enraizadas en el clásico sonido metalero de la década
de los ochenta, su propuesta rezuma contundencia y velocidad por los cuatro
costados, lo que les permitió enganchar
a una buena parte de la audiencia desde los primeros compases del show.
Tras una apertura verdaderamente apocalíptica,
el escenario se quedaba en la más absoluta oscuridad mientras un ritmo lento y pesadumbroso nos adentraba en
la sobrecogedora “Blasphemy And The Master”,
con Bower a pecho descubierto deambulando por el escenario para acabar cubierto
de sangre tras fustigarse en repetidas ocasiones, convirtiendo así el tema en
una especie de ceremonia iniciática. Volviendo
al material de su última entrega “Curse And Chapter”, la siguiente en sonar
sería “End Ov Days”, con el vocalista completamente ensotanado, mientras las
guitarras de Sneap y Kev Bower volvían a coger velocidad para acompañar a esos épicos estribillos marca de la casa. Con
el ambiente ya muy caldeado llegaba el momento de finiquitar su show, y la elegida para cerrar su escueta y
explosiva actuación fue la primeriza “On
Earth As It Is In Hell”, con un expeditivo Bower, nuevamente ataviado con su
larga gabardina negra, sentado sobre uno de los monitores espetando la letra a
los integrantes de las primeras filas, mientras sus compañeros daban buena
cuenta de sus instrumentos.
Corta, muy corta se
nos hizo la descarga de la legendaria
formación británica, ya que su show
estuvo únicamente compuesto por cinco composiciones, pero fueron suficientes
para que los que todavía no les conocían
pudieran hacerse una idea aproximada del potencial y la profesionalidad de una
banda que siempre cumple en directo, y
que, sobre todo, nunca deja indiferente a nadie.
ARCH ENEMY
Tras casi quince
años al frente de la banda, la salida
de Angela Gossow supuso un duro revés
para todos los seguidores de Arch Enemy. Afortunadamente, la formación anunció
casi de forma inmediata la incorporación de una sustituta de garantías, Alissa White-Gluz, con quien han grabado su último trabajo “War
Eternal”. Dejando a un lado el soplo de
aire fresco que ha supuesto la incorporación de la vocalista canadiense, esta
no era la única novedad que presentaba la alineación del combo sueco, ya que de
forma totalmente inesperada, durante las jornadas previas al inicio de este
tour europeo, se anunciaba la incorporación del guitarrista Jeff Loomis, como
reemplazo de Nick Cordle.
Aunque los suecos
no eran en esta ocasión el plato fuerte de la noche, lo cierto es que
dispusieron de un sonido verdaderamente arrollador, un vistoso juego de luces y
un escenario perfectamente engalanado para la ocasión. Además de un total de
cuatro banderas repartidas a lo largo del escenario, la formación capitaneada por
el mítico guitarrista Michael Amott también contó con unas impactantes
proyecciones que ayudaron a dar un mayor empaque a su descarga. Si durante las
primeras actuaciones de la tarde el ambiente en la sala había sido bastante
prometedor, lo cierto es que desde los minutos previos al arranque de la
actuación de Arch Enemy el recinto
estaba ya prácticamente lleno.
Con puntualidad
inglesa las luces se apagaban y empezaba a sonar a través del P.A. la
fantasmagórica introducción “Tempore Nihil Sanat (Prelude In F minor)",
que hacia rugir a una sala que acabaría explotando definitivamente al identificar los primeros compases del
novedoso “War Eternal”, que significaba la primera toma de contacto de Alissa
con muchos de los incondicionales de la banda. Pese a su juventud, la vocalista
canadiense se mostró como una fiera desatada sobre las tablas, liderando a sus
compañeros y sabiendo ganarse rápidamente la confianza de un público que
parecía plenamente predispuesto a darle su total apoyo y aprobación. Con una imagen provocativa y salvaje, Alissa supo cubrir
la ausencia de su carismática antecesora, y no dejó en ningún momento de animar
a la concurrencia. Pero evidentemente lo que muchos querían comprobar era si
Alissa sería capaz de sacar adelante las composiciones clásicas de la banda, y
la oportunidad de comprobarlo llegaría con el primer clásico de la noche, un
“Ravenous” que sonó particularmente crudo y descarnado, con las guitarras de Amott
y Loomis, sonando totalmente compactadas
y sincronizadas, como si el “hacha” americano llevara varios meses girando con
sus nuevos compañeros.
Sin duda otro de
los grandes atractivos de la descarga de Arch Enemy fue la movilidad de todos
sus miembros, aunque el auténtico motor de la banda en escena fue el grandullón
bajista Sharlee D´Angelo, quien se encargó de formar un tándem rítmico
verdaderamente aplastante junto al
batería Daniel Erlandsson, imprimiendo contundencia y rugosidad a piezas como
el vibrante “My Apocalypse”, que con el
escenario teñido de verde se convertiría en el primer punto álgido de la
velada, con toda la sala coreando intensamente el estribillo. Con la gente
completamente entregada, coreando el nombre de la banda, era Alissa la
encargada de adentrarnos en las tortuosas melodías de la novedosa “You Will
Know My Name”, con la que el quinteto ponía de manifiesto que no ha perdido su
buen gusto a la hora de fusionar velocidad, potencia y esos cuidados desarrollos intermedios marca de la
casa.
El primer recuerdo
a su anterior entrega, "Khaos Legion", llegaría de la mano de la
dupla que formaron "Bloodstained Cross", en la que una vez más
pudimos deleitarnos con ese toque clásico que Amott imprime siempre a sus aportaciones solistas, y
la apoteósica "Under Black Flags We March", con Alissa empuñando una
de las banderas para sellar de forma definitiva la alianza entre banda y
público, consiguiendo arrancar una de las mayores ovaciones de la velada. Su
faceta más devastadora regresaría con otra de las piezas de su última obra,
"As The Pages Burn" que no hacía más que exaltar a una audiencia que
parecía totalmente enloquecida, mientras Alissa se e encargaba de dirigir al
personal encaramada sobre la tarima de la batería.
Como no podía ser
de otra forma, el tramo final de su show
estuvo centrado en su material más clásico, de modo que no quisieron dejarse en
el tintero trallazos del calibre de "Dead Eyes See No Future",
rescatado de su álbum de 2003 "Anthems Of Rebellion", que fue el
escogido para un nuevo alarde de un Amott particularmente brillante, para acabar dejando paso a una
perturbadora "No Gods, No
Masters", que hacía que toda la sala se pusiera a saltar siguiendo las
indicaciones de la vocalista canadiense. A diferencia de la sensación que tuve
en su descarga del pasado verano en el Leyendas, en donde me dio la impresión
de que Alissa flaqueaba ligeramente en
la recta final del show, en esta ocasión, la vocalista se mostró totalmente
intratable durante toda la velada, lo que le permitió encarar con solvencia
piezas como el hímnico "We Will
Rise", coreado ensordecedoramente por toda la audiencia, o "Nemesis",
que serviría como colofón definitivo para su brillante actuación.
KREATOR
Hacia bastante tiempo que no se respiraba un ambiente como el de esta noche de viernes en la sala grande del Razzmatazz. Aunque durante los últimos meses hemos sido testigos de algunas citas con un ambiente verdaderamente vibrante en este misma sala (Accept, Machine Head o, sin ir más lejos hace escasamente unos días, Michael Schenker), lo cierto es que hacía años que no veía abiertas y concurridas las dos alas de la parte superior del local, recuperando así una imagen más propia de la década de los noventa, cuando la mayoría de los artistas internacionales (Dio, Sepultura, Blind Guardian , Slayer, etc...) abarrotaban hasta la bandera este mismo recinto.
Tras una reparadora
pausa, que resultó idónea para recuperar
el aliento, asimilar lo sucedido y comentar las sensaciones que nos
había dejado la actuación de Arch Enemy, por fin llegaba el momento
cumbre de la noche, la descarga de Kreator. Pese a que la formación alemana
había visitado recientemente nuestro país, con sendas apariciones en festivales
como el Rock Fest y el Resurrection, sus
fieles seguidores volvieron a responder masivamente a su convocatoria. Al igual
que sucediera durante la actuación de Arch Enemy, los alemanes también
apostaron por acompañar su actuación con algunas proyecciones, lo que acabaría
potenciando, aún más, su demoledora
puesta en escena.
La encargada de
abrir la descarga sería la introducción "The Patriarch", que nos
ponía en sobre aviso sobre el vendaval que se nos venía encima, para
rápidamente dejar paso a una aniquiladora
"Violent Revolution", con la que los teutones ponían la sala
literalmente patas arriba. Y es que la elección del tema de apertura no pudo
ser más acertada, consiguiendo crear un ambiente de comunión total entre banda
y público, que se prolongaría durante toda la actuación. El cuarteto de Essen,
como viene siendo habitual, se mostró en todo momento como una máquina
despiadada de escupir riffs certeros e hirientes, consiguiendo que temas más recientes como "Civilization Collapse" o la épica "From Flood Into Fire", que fue
acompañada por unas vistosas columnas de humo, sirvieran para evidenciar el
enorme calado que han tenido sus últimas
composiciones.
Sin duda el gran
baluarte de Kreator es la figura de su líder,
Mille Petrozza, quien se ha convertido en un referente
para toda una generación de thrashers,
y consciente de ello no tiene ninguna clase de reparo en tirar de su
carisma personal a la hora de incitar al desfase durante piezas como la seminal
"Extreme Aggression", toda una joya para los más veteranos, que desató la locura entre las
primeras filas y que fue la escogida
para rociar al público con una intensa lluvia de confeti. Una de las
pocas concesiones que la banda hizo hacia el material publicado durante la
oscura década de los noventa fue
"Phobia", con las columnas de humo volviendo a hacer acto de
presencia para dar al tema,- rescatado de su "Outcast" de 1997-, la
consideración de clásico indiscutible dentro de su discografía.
Fieles a sus raíces
y a su marcado espíritu crítico-combativo, los alemanes no quisieron dejar
pasar la oportunidad de cargar las
tintas contra la cúpula religiosa, políticos corruptos y banqueros estafadores durante la presentación de esa bomba de
relojería que es “Enemy Of God”, consiguiendo que la temperatura en la sala llegara
hasta límites insospechados. El encargado de apaciguar mínimamente los ánimos
sería el arranque lento y angustioso de
“Voices Of The Dead”, que nos dejaría al
bajo de Christian Giesler acompañando a Petrozza antes de que el tema
explotara definitivamente para mostrarnos la cara más melódica e intensa del cuarteto.
El retorno sobre su
material más primitivo y radical estaría marcado por una enfermiza versión del
primerizo “Endless Pain”, con las guitarras de Petrozza y Sami Yli-Sirniö
sonando crudas y afiladas, para acabar
desatando la algarabía entre las
primeras filas, mientras que el resto de la sala se abandonaba a una desquiciante sesión de “headbanging”, corroborando la pasión que siguen despertando los temas
clásicos de su catálogo. La encargada de proseguir con la ceremonia de
contundencia, velocidad y rabia desatada
seria otra nueva muestra del espíritu crítico que siempre han mantenido
las composiciones de la banda, “Suicide Terrorist”.
Tras una nueva
ovación, el escenario quedaba sumido en la más absoluta oscuridad mientras a
través de la megafonía sonaba,- casi imperceptible entre los vítores del
público-, la introducción que abría su
último trabajo “Mars Mantra”, que acabaría desembocando en ese rotundo puñetazo
sonoro que es “Phantom Antichrist”, que situada en la parte central del show se reivindicaba como uno de los puntos
álgidos de la noche. Sin apenas concedernos un segundo de tregua para recuperar
el aliento, la siguiente en hacer acto
de presencia sería la última pieza que
rescataron de su “Enemy Of God” de 2005, “Impossible Brutality”, que nos dejaba
con esos explosivos cambios de ritmo que
nos proponía un impasible Ventor, que se mostró totalmente intratable durante toda
la velada.
No creo que a estas
alturas nadie pudiera sentirse defraudado con el repertorio y la entrega que
nos estaba ofreciendo el cuarteto de Essen, pero resultaba obvio que los alemanes aun nos tenían preparada una
última ración de violencia sonora, y las elegidas para certificar su posición como líderes
indiscutibles del thrash metal continental fueron una coreadísima "Hordes
Of Chaos”, con la sala completamente volcada
mientras volvían a hacer acto de presencia esas inmensas columnas de
humo, y una trepidante y corrosiva “Pleasure To Kill”, que Petrozza dedicó a
los más veteranos y que acabaría
desatando el mayor “mosh-pit” de la noche.
Acompañados de
vítores y cánticos los alemanes regresaban sobre las tablas para dar arranque a
los bises con una adaptación thrashera
del clásico de Iron Maiden “The Number Of The Beast”, todo un detalle que
provocó una magnifica respuesta de una audiencia que coreó junto a Petrozza
cada una de las estrofas. Pero, evidentemente, el tramo final estaría reservado
para esas gemas que son capaces de desatar los instintos más primarios de sus incondicionales, de modo que el golpe de
gracia definitivo llegaría con la
velocidad endemoniada de “Warcurse”,
protagonizada por un ardiente duelo de guitarras, la innegociable “People Of
The Lie”, uno de mis temas favoritos de toda su discografía, y la histeria
colectiva que desató la dupla compuesta por
“Flag Of Hate”, donde no faltó el ritual de Petrozza empuñando la
bandera mientras nos alentaba a
destrozar todo a nuestro paso, y la
abominable “Tormentor”, que volvía a
poner, una vez más, la sala patas arriba para cerrar su show por todo lo alto.
En resumen, colosal
noche de metal la que vivimos en un Razzmatazz prácticamente lleno que acabó deslumbrado por
la potencia y la actitud de unos Arch Eneny que encaran esta nueva etapa, con Alissa
White-Gluz al frente, de forma más que
prometedora. Y triunfo incontestable de
unos Kreator que, pese a llevar 3 décadas en la brecha, parece que todavía no
han alcanzado su techo. Y es que mientras muchas formaciones coetáneas de los
alemanes se dedican a vivir del material de sus primeros trabajos, Kreator
parecen decididos a apostar por el presente, así que para corroborarlo basta con revisar su “setlist” y comprobar
que prácticamente la mitad de su repertorio estuvo centrado en el
material publicado durante la segunda mitad de su carrera. Así que como diría
el propio Petrozza: “The Kreator Has Returned!”.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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