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sábado, 27 de diciembre de 2014

SABATON+KORPIKLAANI+TYR-RAZZMATAZZ-BCN-17-DIC-2014


Durante los últimos años la carrera de Sabaton ha sido verdaderamente imparable. Muy atrás en el tiempo queda aquella visita abriendo para los alemanes Edguy en 2006, ya que en la actualidad la banda tiene poder de convocatoria suficiente para liderar sus propias giras  y ser un suculento reclamo para los principales festivales del Viejo Continente. Si en su anterior visita al Razzmatazz la banda desplegó su potencial ante unas trescientas personas en la sala mediana, en esta ocasión, su espectáculo se trasladaba a la sala grande, permitiéndonos poder disfrutar de la cuidada escenografía que siempre acompaña a los directos del sexteto. Como preámbulo a la  inminente arribada del poderoso blindado  sueco contábamos con la presencia de dos acompañantes de auténtico lujo Týr y los siempre divertidos Korpiklaani.

Los encargados de abrir fuego fueron los feroeses Týr quienes arriban a nuestro país presentando su séptima obra de estudio  “Valkyrja”. No era esta la primera vez que la banda descargaba en nuestros escenarios,  y eso se percibió en la calurosa acogida que recibieron, ya que fueron muchos los que decidieron acercarse pronto al local para seguir de cerca su actuación. Aunque la formación  sigue practicando ese personal “viking/folk”, lo cierto es que a lo largo de sus últimas entregas su propuesta se ha ido acercando progresivamente hacia derroteros  más tradicionales. Con un escenario presidido por un enorme telón de fondo, que reproducía la portada de su última entrega discográfica, el cuarteto asaltaba el escenario al son de “Blood Of Heroes”, un prometedor arranque con el que consiguieron ir calentando los ánimos del respetable. Pese a la sobriedad de su puesta en escena llamó la atención su dinamismo sobre las tablas  y que ambos guitarristas portaran sendas cámaras en el clavijero de sus respectivos instrumentos.

Sin duda uno de los principales alicientes de su descarga era comprobar  si el cuarteto sería capaz de recrear en directo la ambientación  épica que desprenden muchas de sus composiciones, de modo que piezas como "Hold The Heathen Hammer High", supusieron la excusa perfecta para que sus seguidores  se sumarán a la hora de corear sus hímnicos  estribillos.

Fieles a sus raíces nórdicas tampoco faltaron a lo largo de su show los cánticos corales  en el arranque de "Grindavísan". Aunque su última placa  "Valkyrja" disfrutó de un notable protagonismo, los feroeses no quisieron dejar pasar la ocasión de rescatar temas como "Tróndur Í Gøtu", perteneciente a su trabajo de 2009 "By The Light Of The Northern Star".

Contradiciendo la fama de fríos que siempre acompaña a los músicos nórdicos, los miembros de Týr,  especialmente su guitarrista y vocalista Heri Joensen, se mostraron en todo momento abrumados con el recibimiento del público catalán, agradeciendo en repetidas ocasiones su entrega. La encargada de proseguir con el show sería la más densa y machacona "Mare Of My Night", combinando a la perfección contundencia y esos técnicos desarrollos  de guitarra protagonizados por Joensen y Skibenaes. Rescatando su faceta más true-metalera también tendríamos ocasión de degustar el clasicismo contenido en "By The Sword In My Hand", que se convertiría en la antesala de "Sinklars Vísa", con la que nos proponían una nueva mirada a su faceta más “folky”,  centrando su objetivo sobre el material contenido en "Land".

Para encarar la recta final de su actuación Týr nos ofrecieron una última  muestra del material contenido en el conceptual "Valkyrja", de manos de la trepidante cabalgada contenida en "Lady Of The Slain”. Mientras que la elegida para poner el colofón definitivo sería una coreada “Shadow Of The Swastika", que nos dejaría la imagen de un Joensen desafiante con su guitarra apoyada sobre la pierna derecha. Sin duda los feroeses llevan muchos años paseando su propuesta por los escenarios europeos, de modo que  ese aplomo y esa experiencia se tradujeron en una notable actuación, que seguro les valió un buen puñado de nuevos seguidores.

Tras un pequeño descanso llegaba el momento de cambiar diametralmente de registro para adentrarnos en esa ambientación festiva y desenfadada que siempre proponen Korpiklaani en sus directos.  Todos sabemos que la formación finlandesa no se caracteriza precisamente por su ortodoxia metálica, ya que en sus composiciones adquieren un destacado protagonismo instrumentos como el violín y el acordeón, logrando mezclar en sus pegadizas melodías la riqueza  de su folk autóctono y la contundencia del heavy  metal.

Al igual que sucediera con los encargados de abrir la velada, los finlandeses eran viejos conocidos de la audiencia catalana, así que no tuvieron ninguna clase de dificultad para conectar rápidamente con los integrantes de las primeras filas, proponiéndonos en el arranque piezas de su último trabajo como "Tuonelan Tuvilla" o "Ruumiinmultaa", que se convertirían en la excusa perfecta para que los presentes se pusieran a bailar convirtiendo la pista en un auténtico desmadre. Si animada estuvo la concurrencia, no se quedaron atrás los músicos sobre el escenario, ya que en ningún momento dejaron de alentar a la audiencia mientras nos deleitaban con  sus disparatas danzas escénicas.

Liderados por su carismático vocalista, Jonne Järvelä", la banda demostró una excelente actitud sobre las tablas, consiguiendo que piezas añejas como su versión del  tabernero  "Juodaan Viinaa", crearan un clima de comunión total entre banda y público. Con el ambiente festivo que se respiraba en la sala la encargada de marcar  el primer punto álgido de la noche sería la desquiciante “Metsamies", que se fue acelerando de forma progresiva hasta conducirnos  sobre un final verdaderamente disparatado.

Si los  primeros compases del show habían estado marcados por el buen rollo que desprenden sus joviales melodías, la encargada de mostrarnos la faceta más oscura e incisiva de los finlandeses fue la novedosa "Petoeläimen Kuola", toda una demostración del potencial metálico del sexteto. La anécdota de la noche llegaría durante los prolegómenos de  "Sumussa Hämärän Aamun", cuando  Järvellä  invitó  a una pareja a subir al escenario, momento que el chico aprovechó  para arrodillarse y  pedir  matrimonio a su novia. Tras los aplausos y los vítores que siguieron a la  aceptación de la chica, el show retornaría a la normalidad de la mano de una suculenta "Kantasio", con el acordeón de Sami Perttula  acompañando la acelerada batería de  Matson. Aunque los finlandeses se mostraron como un colectivo muy sólido y compacto, resulta innegable que el verdadero motor de la banda fue  Järvellä, quien en ningún momento dejó de animar a la concurrencia, atreviéndose  incluso  a dirigir los rugidos del público,- al más puro estilo Dickinson-, durante los desarrollos instrumentales de "Levan Polkka".

Pero sin duda los momentos más vibrantes y eléctricos de su descarga estarían marcados por una arrolladora recta final, en la que se fueron alternando piezas como "Sahti" , con la base rítmica marcando incansablemente el paso, una coreadísima "Vodka", que puso la sala patas arriba con su invitación implícita al descontrol, para acabar dejando paso a la final "Rauta". En resumen, buena descarga en líneas generales del combo finlandés, aunque personalmente creo que su actuación tuvo algunos altibajos, ya que me pareció que el sexteto fue  incapaz de mantener la intensidad de los primeros compases del show, haciendo que los que no les conocían acabarán aburriéndose debido a la  similitud de muchas sus composiciones.

Mucha expectación había suscitado esta nueva expedición   del escuadrón sueco  liderado por el comandante Joakim Brodán y el capitán Pär Sundström. Y es que si hay algo que siempre ha acompañado a la banda ha sido esa inconfundible indumentaria castrense, que lucen todos sus miembros, y las continuas alusiones  en sus letras a la historia y a episodios bélicos relevantes. De modo que muy acertadamente, y continuando con esta ambientación militar,  el combo sueco optó por una espectacular puesta en escena, montando nada menos que un tanque en mitad  del escenario para situar en su parte superior el vistoso kit del batería Hennes Van Dahl.

Como sucede con todas las grandes bandas, los suecos tienen su propio ceremonial. Así que cuando se apagaron las luces y empezó a sonar a través del P.A. el clásico himno de sus compatriotas Europe “The Final Countdown”, todos sabíamos que faltaban escasos segundos para que el sexteto tomara las tablas al asalto. Con la gente completamente extasiada, coreando el nombre de la banda, llegaría “The March To War”, para rápidamente dejar paso a ese torbellino powermetalero que es “Ghost Division”, toda una declaración de intenciones que caldeaba al máximo el ambiente. Acompañados de un sonido potentísimo y de un cuidado juego de luces parecía que los suecos tenían todos los elementos para salir victoriosos en esta nueva incursión en territorio catalán. Además, en todo momento, Sabaton  contaron con  la complicidad de un público muy participativo, que no vaciló a la hora de tomar parte  en la batalla poniéndose  a botar junto a sus héroes en el arranque de “To Hell And Back”, que se convertiría en la primera muestra que nos dejaron de su más reciente trabajo.

Tras pasar revista a su fiel tropa de seguidores llegaba el momento de sumergirse en la magnificencia del hímnico “Carolus Rex” que, con su fantástico estribillo y acompañado por las palmas del respetable,  se convirtió en uno de los momentos álgidos de este primer tramo de show, constatando el enorme calado que tuvo su anterior entrega discográfica. Haciendo gala de un excelente sentido del humor  Joakim se dirigía al público para saludarnos antes de pisar el acelerador al máximo con una apabullante versión de “40:1”, que era la elegida para proponernos una nueva mirada sobre el material de su quinto trabajo “The Art Of War”.

Tal y como habían anunciado previamente a la gira, el objetivo de los suecos era tocar material de todos y cada uno de sus trabajos. Además, durante la velada Sabaton reclamarían nuestra opinión   para acabar de confeccionar el repertorio. La primera de las veces que solicitaron nuestra participación  fue para darnos a elegir el idioma en que queríamos escuchar la siguiente pieza de la noche. Y, como era previsible, la respuesta fue apabullante, eligiendo el respetable degustar “Gott Mit Uns”, en la lengua nativa de la formación, con todos los miembros de la banda haciéndose cargo de alguna de las estrofas.

 Con la sala coreando enfervorizadamente el nombre de la banda, Joakim volvía a ejercer de maestro de ceremonias para recordarnos su primera visita a nuestro país antes de proponernos la siguiente disyuntiva de la noche, dándonos  a escoger entre  dos piezas de nuevo cuño: “Smoking Snakes” o  “Soldiers Of 3 Armies”, que a la postre sería la elegida por abrumadora mayoría,  y que nos dejaría con la sorprendente imagen del bajista Pär Sundström encaramado en la parte frontal del tanque. Y es que durante toda la actuación los miembros de la banda no pararon de moverse por el escenario,  dotando a piezas como el poderoso  “The Art Of War”,  “7734”,- que fue la elegida para representar a “Metalizer”-, o “The Caroleans´s Prayer”,- que sonó en su versión en sueco-,  una fuerza y un empuje  imparables.

Durante todo el show el nivel de comunión entre banda y púbico fue verdaderamente asombroso, de hecho los suecos no vacilaron a la hora de cambiar el repertorio  inicialmente previsto para satisfacer las demandas de sus seguidores. Así que tras una nueva ovación la sala se arrancó a cantar “Swedish Pagans”, y la respuesta del sexteto fue ponerse rápidamente con ella, consiguiendo que la sala se viniera literalmente abajo. Sin duda otro de los momentos de la noche llegaría con la imponente “Attero Dominatus”, que volvía a aunar, una vez más, las voces de todos los presentes. La nota de humor la pondría Joakim al empuñar  una guitarra para marcarse un fragmento del  “Master Of Puppets” de Metallica, antes de embarcarse junto al resto de sus compañeros en la novedosa “Resist And Bite”, que sonó especialmente poderosa liderada por ese devastador trio de guitarras.

Con la audiencia completamente rendida todavía tendrían tiempo antes de desaparecer entre bambalinas de satisfacer la voluntad de uno de los presentes,  que se dejó oír con fuerza a la hora de demandar  “White  Death”. No se hicieron derogar en exceso para su regreso sobre las tablas, así que la encargada de inaugurar el “encore” fue una apoteósica “Night Witches”, que nos dejaría un arduo duelo entre las guitarras de  Brodén y Englund. Evidentemente todos sabíamos que la descarga del combo sueco  estaba tocando a su fin, así que todos los presentes nos conjuramos  para dar el máximo durante ese cántico  guerrero que lleva por título “Primo Victoria” y la final “Metal Crüe”, que sirvió para poner un brillante colofón a su descarga.

Parafraseando al mismísimo Julio Cesar: Sabaton llegaron, vieron y vencieron. Y es que la formación sueca está en un estado de forma  verdaderamente exultante. Llevan años demostrando que son una de las mejores bandas del Viejo Continente,  y lo cierto es que amenazan con seguir demostrándolo durante mucho tiempo. Así que  ¡Misión Cumplida!




TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ

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