Una ciudad asolada
por los rigores de una ola de frío polar, que dejó incluso alguna pequeña precipitación en forma de nieve, parecía el marco idóneo para el desembarco en la capital catalana de las hordas vikingas
comandadas por el vocalista Johan
Hegg, y
agrupadas bajo la élfica denominación de Amon Amarth. Con su novena obra
de estudio "Deceiver Of The Gods" ya muy rodada,- el plástico vio la
luz en verano de 2013-, y tras su fulgurante paso por el Resurrection Fest, donde
firmaron una de las actuaciones más destacadas de la última edición del festival gallego, el quinteto de
Tumba se presentaba liderando su propio
show y con el firme propósito de ratificar por qué son una de las bandas que más ha crecido en los
últimos años.
Tal y
como mandan los cánones y cumplimento con los requisitos propios de las grandes
ocasiones la presentación estaba
programada en la sala grande del Razzmatazz, y como compañeros de viaje,- para todo este
periplo europeo-, los “deathers” suecos contarían con el respaldo de los
británicos Savage Messiah, que regresaban a nuestros escenarios para seguir
presentando su tercera obra "The Fateful Dark", convirtiéndose así en
unos “habituales” para la audiencia catalana, y los americanos Huntress que,
tras visitarnos hace un par de años junto a Dragonforce y Kissin´ Dynamite,
venían a defender las composiciones de su segunda entrega "Starbound
Beast".
Aunque como viene
siendo habitual el inicio de las actuaciones
estaba previsto para última hora de la tarde, lo cierto es que un buen
número de seguidores no quisieron dejar pasar la ocasión de ver a Savage
Messiah sobre las tablas. Habiendo pisado los escenarios catalanes en repetidas
ocasiones durante los últimos meses, los británicos han conseguido labrarse una
excelente reputación, convirtiéndose en una referencia obligada para todos los
que gustan de ese heavy-thrash compacto, rápido y potente, salpicado de
múltiples pinceladas de corte tradicional.
Durante su escasa
media hora el cuarteto, capitaneado por el carismático guitarrista y vocalista
Dave Silver, nos ofreció un detallado recorrido a lo largo del material contenido
en su última entrega,"The Fateful Dark", dejando completamente
olvidados sus dos primeros lanzamientos “Insurrection Rising” (2008) y “Plague
Of Conscience” (2012).
Precedidos de una inquietante introducción el cuarteto
asaltaba el escenario con la implacable rotundidad de "Icanocaust",
dejando claro desde los primeros compases que, si bien sus discos son realmente
matadores, el directo pasa por ser su
hábitat natural, desplegando ante nuestros ojos todo el potencial de una
banda que va claramente a más, y que en ningún momento pareció intimidada por las grandes dimensiones del
escenario de la sala grande del Razzmatazz.
Avalados por las excelentes
sensaciones que ya habían dejado en ocasiones anteriores, Savage Messiah no tuvieron ninguna clase de
problema para conectar con una audiencia que conocía al dedillo sus composiciones
y que les apoyo al máximo en temas como la épica "Cross Of Babylon",
que fue la elegida para dejarnos esas clásicas armonías dobladas a cargo del
propio Silver y su compañero a las seis cuerdas Joff Bailey.
Tampoco faltarían a
lo largo de su actuación las atmósferas más oscuras y demoniacas contenidas en "Hellblazer",
que sumergía a banda y público en una intensa sesión de "headbanging", con el
cuarteto pisando a fondo el acelerador para desatar la euforia entre las
primeras filas. Ese toque "old school", que tanto gusta a sus
seguidores, quedaría plasmado a lo largo
de "Scavengers Of Mercy", con
las guitarras batiéndose en un incendiario intercambio de fraseos que provocaría
los primeros "circle-pits" de la velada.
El cambio de tercio
llegaría con la pieza que presta el título
a su última entrega, "The Fateful Dark", con la banda bajando el
nivel de revoluciones para adentrarse en terrenos más rotundos y machacones, con las afiladas guitarras
conduciendo el tema mientras la base
rítmica que forman Mira Slámia y Andrea
Gorio se mostraba cruda e implacable. Con una audiencia completamente volcada
llegaba el momento de finiquitar su actuación y la elegida para ello fue "Minority Of One", dejándonos a
todos con un gran sabor de boca, pero con ganas de haber podido degustar algún
tema más.
Tras el imparable
paso de Savage Messiah les tocaba el turno a los americanos Huntress. Difícil
papeleta se le presentaba al quinteto
californiano liderado por la vocalista Jill Janus, quienes tras facturar
su impactante debut "Spell Eater" en 2012 , regresaban a la Ciudad
Condal para presentar su segundo largo
"Starbound Beast", un plástico menos oscuro y más orientado hacia las
sonoridades más tradiciones del heavy metal. Aunque me dio la sensación de que
Huntress no disfrutaron de una acogida tan cálida como la de los británicos, lo
cierto es que temas como la inicial "Senicide", con Jill irrumpiendo en escena encapuchada y deambulando
erráticamente, consiguieron captar la atención de todos los presentes. Sin duda
fue su carismática vocalista quien se llevó la mayoría de las miradas, moviéndose por todo el escenario
y proponiéndonos esos descomunales
cambios vocales, pasando de altísimas tonalidades agudas a unos desgarradores rugidos demoniacos, dando
mordiente a temas como la oscura
"Destroy Your Life”.
Otro de los puntos fuertes de la descarga del combo
californiano fue la teatralidad que Jill imprimió a la interpretación de piezas como la
pegadiza "Harsh Times On Planet Stoked", mientras que la encargada de
mostrarnos su faceta más visceral y
agresiva sería la primeriza "Spell
Eater", que se convirtió en una de las piezas que mejor acogida obtuvo por
parte de una audiencia que poco a poco se fue animando. Pese a que su propuesta
está impregnada de la esencia oscura y ocultista de las formaciones de culto de
la década de los ochenta, también tendrían ocasión de explayarse a gusto en su
faceta más melódica durante los trabajados desarrollos de "Starbound
Beast", con Jill desapareciendo de escena para dejar todo el protagonismo en manos
de sus compañeros.
Para salvar la
barrera del idioma la vocalista echó
mano de su compañero, el guitarrista Eli Santana, quien en un castellano más
que digno se encargó de introducir temas
como el “speedico” "Zenith", o la novedosa "Fire In My
Heart", que formara parte de su nuevo trabajo que verá la luz el próximo
verano, y que a tenor de lo escuchado continuara con esa línea más tradicional, concediendo un
mayor protagonismo a la melodía y a unos estribillos más rotundos y marcados.
Encarando la recta
final del show no quisieron dejarse en el tintero la pieza de amor que Jill
escribió junto al mítico Lemmy Kilmister
de Motörhead y que lleva por irreverente título "I Want To Fuck You To
Death", mientras que para despedirse de forma definitiva optaron por la pieza que les dio a conocer en
2012, un estratosférico e imparable "Eight Of Swords", con Jill
acercándose al filo del escenario para espolear al máximo a la audiencia. En resumen, buena actuación en líneas
generales del combo californiano, aunque personalmente debo reconocer que disfruté
más del material de su ópera prima. Durante los próximos meses la banda
publicara su tercer trabajo de estudio, así que habrá que estar atentos para
saber cuál es el rumbo que toman sus nuevas composiciones.
Pocas bandas
podemos encontrar en la actualidad con una personalidad tan marcada y definida como la de los suecos Amon Amarth.
Y es que el quinteto de Tumba lleva muchos años paseando su personal propuesta
por los escenarios del viejo Continente.
A nadie se le escapa que el éxito de
la formación se ha forjado a base de esfuerzo y duro trabajo, con brillantes
lanzamientos de estudio y unos directos apabullantes que les han ayudado a consagrarse como uno de
los nombres más destacados de la actual escena internacional.
Tal y como
demostraba la excelente entrada que presentaba un Razzmatazz prácticamente
lleno, el retorno de los suecos había despertado una notable expectación entre
la parroquia metálica catalana, de modo que cuando empezó a sonar "Run To
The Hills" a través del P.A. todos nos dispusimos a tomar posiciones para disfrutar del espectáculo que se nos venían
encima.
Con el escenarios
decorado con dos paneles laterales y un telón de fondo que reproducía la portada de
su último trabajo "Deceiver Of The Gods" , las hordas vikingas tomaban posiciones acompañadas por
la grandilocuente introducción orquestal "Amon Amarth", para
rápidamente hacer explotar a la
audiencia con el imparable rugido de "Father Of the Wolf".
Respaldados por un sonido atronador,
Amon Amarth convirtieron con sus fulgurantes cánticos épicos y sus trepidantes
acometidas metálicas el auditorio en un mar de puños y gargantas acompañando
cada uno de sus rotundos estribillos. Si implacable fue el arranque, el
ambiente no decayó a lo largo de la segunda pieza de la noche, la también
novedosa "Deceiver Of The Gods", que era la encargada de ratificar la
excelente acogida que ha obtenido su última obra, dejándonos ver la notable evolución que ha seguido el quinteto,
mostrándose cada vez más melódicos e influenciados por el heavy metal más
clásico y tradicional.
Fieles a su
filosofía, no faltó la indumentaria vikinga de sus componentes, personificada
especialmente en la figura de su barbudo vocalista Johan Hegg, quien fue el
encargado de capitanear a sus compañeros
a lo largo de embestidas épicas como
"Live For The Kill", que, tras los primeros parlamentos de la
noche, sería la encargada de adentrarnos en el material clásico de la banda,
con la imparable batería de Fredrik Andersson conduciéndonos a la batalla. Sin
abandonar el material de “Twilight Of The Thunder God” (2008), la siguiente en
hacer acto de presencia, ante una audiencia completamente extasiada, fue
"Varyards Of Miklagaard", con banda y público en perfecta
sintonía, saltando al unísono arrastrados
por su implacable voracidad metalera.
Como era de esperar
a lo largo de la velada fueron múltiples
los guiños y las alusiones a los héroes
y los dioses de la mitología nórdica, de modo que uno de los momentos
álgidos de esta primera parte del show
llegaría con el anuncio de
"Asator", acompañada por unas grandes columnas de humo que exaltaron,
aún más, el ánimo de una audiencia que
estaba disfrutando al máximo del espectáculo.
La velocidad y la faceta más melódica de los suecos quedaría plasmada en
piezas como “For Victory Or Death”, acompañada con palmas al inicio para
desembocar en un final rotundo y aplastante.
Varias fueron las ocasiones en las que la audiencia coreó el nombre de la banda, así que Johan Hegg no tuvo más remedio que alzar su cuerno al aire para brindar con todos los presentes antes del arranque de otra de sus piezas más aclamadas "As Loke Falls", que nos sumergía en esas ambientaciones oscuras y pesadumbrosas, acompañadas de las tonalidades verdosas que cubrieron el escenario. El recuerdo a la primera época de la formación llegaría con los aires más death metaleros contenidos en la épica "Bleed For Ancients Gods", con el escenario, en esta ocasión, teñido en tonos púrpura y durante la que Olavi Mikkonen nos dejó un incendiario desarrollo solista. El momento de aunar nuevamente nuestras gargantas llegaría con los hímnicos estribillos contenidos en "Death In Fire", con Hegg paseándose victorioso por el escenario.
Sin ofrecernos ni
un segundo de tregua llegaría "The
Last Stand Of Frej", que nos adentraría en esas sonoridades más densas y correosas, conduciéndonos hacia derroteros cuasi doom metaleros, con toda la banda machacando
intensamente sus instrumentos para acabar de rendir a una audiencia completamente
entregada. Tras una nueva charla, el combo
sueco volvería a centrar su objetivo en su plástico de 2008, "Twilight Of
The Gods", recabando nuestra participación para dar ese toque
grandilocuente a los imponentes coros de "Guardians Of Asgaard", que nos
dejaría la imagen de un exultante vocalista golpeándose el pecho complacido con
nuestra entrega.
La última mirada a
su material más reciente estaría protagonizada por "Shape Shifter",
con la que el quinteto encaraba la recta final del show, para posteriormente
asolarnos con "Cry Of The Black Birds", todo un derroche contundencia
y melodía, y la pieza abría su penúltimo trabajo “War Of Words”. Para cerrar su
espectáculo los vikingos suecos decidieron destapar el tarro de las esencia con
“Victorious March”, provocando la hilaridad de una audiencia que volvía a
entonar cada una de las estrofas como si le fuera la vida en ello.
Entre los canticos
de la audiencia el inconfundible estruendo de la tormenta nos anunciaba la llegada de “Twilight Of The Thunder Gods”, con la banda
volviendo a mostrar su cara más salvaje y agresiva. Mientras que la encargada
de poner el broche definitivo a su actuación
fue la inevitable “The Pursuit Of Vikings”, poniendo a saltar nuevamente
a todo el auditorio. Tras encenderse las luces, y después de los pertinentes
saludos, la banda se mantuvo en escena durante varios minutos agradeciendo el
apoyo y la entrega del respetable, e incluso dio la sensación de que volverían a empuñar sus instrumentos para
interpretar algún tema más, pero lamentablemente la batalla había concluido.
Imparables, una vez
más Amon Amarth volvieron a sentar cátedra con un show compacto, potente y de
primerísimo nivel. Aunque entre sus seguidores más veteranos la impresión
generalizada era que faltaron algunos
himnos de sus primeras obras, lo cierto es que el quinteto de Tumba se marcó un
fantástico concierto, escogiendo con esmero un repertorio que dejaba al
descubierto las diferentes facetas de su
propuesta.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:ALFREDO RODRIGUEZ
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