Nacidos como parte de la incipiente oleada power metalera que asoló Europa durante la segunda mitad de la década de los noventa Hammerfall enarbolaron sin ninguna clase de complejos el estandarte del heavy más tradicional, dando la réplica a una escena sueca dominada por el creciente interés en el death metal y lo que se denominó como sonido Göteborg. Muy en el recuerdo queda aquella primera visita a tierras hispanas abriendo para los germanos Gamma Ray durante la gira de presentación de "Somewhere Out In Space", ya que actualmente la formación liderada por el guitarrista Oscar Dronjak y el vocalista Joacim Cans se ha convertido en todo un referente para los seguidores del metal clásico. Su última obra "(r)Evolution", ha supuesto una premeditada vuelta a sus primigenias raíces tras probar fortuna con aquel oscuro "Infected". Tras un largo periodo de retiro el quinteto volvía a la carga con un tour estival por los principales festivales europeos que nos dejó su participación en la novena edición del festival Leyendas del Rock, donde demostraron que los “templarios de acero” siguen conservando su plena vigencia, aunque ya no tengan el mismo tirón que antaño.
Pese a que como comentaba anteriormente,
la formación parece haber perdido algo
de fuelle con el paso de los años, lo cierto es que los suecos demostraron
tener una sólida base de incondicionales que no fallaron a la llamada de sus
héroes dando a la sala mediana del
Razzmatazz un aspecto de lo más cálido y acogedor. Sin duda la presencia como
invitados de los alemanes Orden Ogan presentando su quinto trabajo “Ravenhead”
supuso un atractivo reclamo para muchos de los asistentes. Para abrir la velada
contaríamos con la participación de Serious Black, una nueva súper banda que se
estrenaba en los escenarios catalanes con la puesta de largo de su prometedor
debut "As Daylight Breaks".
Lamentablemente un
baile de última de hora en los horarios de las actuaciones propició que la descarga de Serious Black se
adelantara notablemente, con la desagradable sorpresa de muchos fans que al acceder al recinto comprobaron que su show
ya había comenzado.
La segunda sorpresa, tampoco muy agradable, fue que en la alineación que estaba sobre el escenario no estaban ni el ex guitarrista de Helloween Roland Grapow, ni el ex batería de Blind Guardián Thomen Sthauch, ambos ausentes por problemas físicos, y en su lugar formaban el guitarrista Bob Katsionis y el batería Ramy Ali.
La segunda sorpresa, tampoco muy agradable, fue que en la alineación que estaba sobre el escenario no estaban ni el ex guitarrista de Helloween Roland Grapow, ni el ex batería de Blind Guardián Thomen Sthauch, ambos ausentes por problemas físicos, y en su lugar formaban el guitarrista Bob Katsionis y el batería Ramy Ali.
Sin duda ante las significativas bajas que presentaban
Serious Black, el principal reclamo para este nuevo proyecto era la figura de
su vocalista Urban Breed, quien dejo una buenas muestra de su elegancia y su potencial
al encarar las atractivas melodías contenidas en piezas como la inicial
“Akhenaton”, que se convertía en una excelente carta de presentación para el sexteto,
consiguiendo conectar inmediatamente con todos los presentes. Con la gente
accediendo apresuradamente al local, la banda continuaba desgranando las
composiciones de su debut, adentrándonos los teclados de Jan Vacik,- que por cierto se
marcó unos coros realmente buenos- en las tesituras más power metaleras de la pieza que han elegido como video de
presentación “High & Low”.
Además de demostrar
su enorme calidad como vocalista, Breed se mostró como un “frontman” solvente y
elegante, desenvolviéndose con soltura sobre el escenario y haciendo participe
al público a lo largo de temas como “Older And Wiser”, que se convertiría en
una de las más potentes de su escueto
show. El momento emotivo de esta primera actuación de la noche estaría marcado
por el buen gusto y la sutileza de la balada “Sealing My Fate”, que consiguió
recabar el apoyo unánime del respetable
que acompañó con palmas el desarrollo
del tema. Mientras que para echar el cierre a su actuación optaron por la
rotunda cabalgada contenida en “I Seek No
Other Life”, otra rotunda muestra del enorme potencial que atesora esta
nueva “super banda”, y que de seguro, si este “As Daylight Breaks”
tiene continuidad, nos hará pasar muy
buenos momentos durante los próximos años.
Tras una breve
pausa los siguientes en tomar posiciones sobre el escenario de un Razzmatazz
que a estas horas ya presentaba un mejor aspecto fueron los germanos Orden Ogan. Sinceramente debo
admitir que me sorprendió la gran expectación que había suscitado la
visita del combo de Amsberg, y es que desde minutos antes del arranque de su
actuación había ya un buen número de incondicionales tomando posiciones frente
al escenario.
Con su último trabajo “Ravenhead” recién salido del horno el quinteto no quiso dejarse en el armario su peculiar indumentaria, de modo que perfectamente ataviados para la ocasión tomaban posiciones con la introducción “Orden Ogan”, para rápidamente desplegar todo su potencial metalero con “F.E.V.E.R”, trayéndonos al recuerdo la esencia de sus compatriotas Blind Guardian, mezclando contundencia, melodía, algunas pinceladas folk y esos grandilocuentes coros que suscitaron el apoyo de sus incondicionales.
Con su último trabajo “Ravenhead” recién salido del horno el quinteto no quiso dejarse en el armario su peculiar indumentaria, de modo que perfectamente ataviados para la ocasión tomaban posiciones con la introducción “Orden Ogan”, para rápidamente desplegar todo su potencial metalero con “F.E.V.E.R”, trayéndonos al recuerdo la esencia de sus compatriotas Blind Guardian, mezclando contundencia, melodía, algunas pinceladas folk y esos grandilocuentes coros que suscitaron el apoyo de sus incondicionales.
Tras habernos
dejado una primera muestra de su nuevo trabajo, “Ravenhead”, llegaba el momento
de echar la vista atrás para transportarnos a las idílicas ambientaciones que
servirían como preámbulo para “To New
Shores Of Sadness”, con la banda al completo sumergida en un trepidante sesión
de “headbanging”, mostrándonos su faceta más agresiva y rotunda. Aunque resulta
innegable la cuidada puesta en escena del quinteto germano y la contundencia de composiciones como “To
The End”, que daba título a su anterior entrega de 2012, debo admitir que no me acabo de convencer
durante los pasajes más líricos el registro de su vocalista Sebastian Levermann “Seeb”.
La encarga de dar
continuidad al show, después de los pertinentes saludos, fue precisamente una de las piezas que mejor
puede definir su propuesta “The Lords Of The Flies”, conjuntando su habitual
contundencia con esos característicos
guiños folk. El retorno sobre su material más novedoso llegaría con una
compacta “Ravenhead”, conducida magistralmente por la contundente pegada del
batería Dirk Meyer y que fue fantásticamente recibida por todos
los presentes. Durante todo su show el combo germano pudo sentir el apoyo de sus
parroquianos, produciéndose momentos verdaderamente vibrantes como cuando
atacaron esa suculenta “We Are Pirates”, que con su vertiginosa cabalgada y sus
coros en plan hímnico se convertiría en uno de los puntos álgidos de su
descarga.
Antes de abandonar
definitivamente las tablas todavía tendrían tiempo de ofrecernos una última muestra
de “Ravenhead” de manos de un rotundo “Deaf Among The Blind”, con el que ponían
nuevamente toda la carne en el asador, y
los aires más joviales de la final “The
Things We Believe In”, rescatada de su anterior entre “To The End”, que les serviría
para rubricar una actuación que para
muchos se hizo excesivamente corta. A tenor de la respuesta que obtuvieron los alemanes, y teniendo en cuenta el auge que
han alcanzado desde sus anteriores visitas abriendo para Grave Digger en 2011 y
Luca Turilli´s Rhapsody a finales de
2012, no me extrañaría que Orden Ogan retornaran pronto por estos lares
encabezando su propio show.
Hay formaciones que
por su propia filosofía e idiosincrasia tienen la virtud de convertir a sus seguidores
en verdaderos devotos de su música. Sin
duda Hammerfall han sabido labrarse con
el paso de los años una excelente reputación como banda de directo, y aunque en esta ocasión su puesta en escena
no fue tan impactante como en ocasiones anteriores,-apenas unas lonas decorativas
y unos cañones de humo que ambientaron algunos momentos puntuales del show-, lo cierto es que desde que abrieron su
descarga con la novedosa “Hector ´s Hymn”, quedó patente que siguen contando
con un gran tirón entre la parroquia metálica. La principal novedad en el seno
de la formación sueca fue la presencia de Stefan Elmgren, ejerciendo como
bajista en sustitución de Fredrik Larsson.
Tras romper el
hielo de forma brillante con la composición que abre su más reciente trabajo, “(r)Evolution”,
una rotunda explosión de júbilo nos
adentraba en el trepidante ritmo marcial
de “Any Means Necessary”, que significaba la excusa perfecta para que todo el
público uniera su voz a la de los suecos
para dar forma a esos grandilocuentes estribillos que nos dejarían la imagen de un
mar de puños levantándose hacia el escenario. Con los ánimos ya caldeados, y
con banda y publico metidos de lleno en faena, el estruendoso rugido del motor
de una moto nos anunciaba la llegada del primer clásico de la noche, la composición
que daba título a su tercer trabajo,
“Renegade”, con un Joacim verdaderamente convincente en su papel de
líder, ocupando el centro del escenario para
pedir insistentemente el apoyo del respetable.
Aunque su anterior
entrega “Infected”, no acabó de convencer a sus más fieles seguidores por el
cambio estilístico y lírico que proponía, no faltó a su cita ese eléctrico
“Bang Your Head”, todo un ejercicio de velocidad power metalera que nos dejaría
a la guitarra de Pontus Norgren
brillando en todo su esplendor, mientras sus compañeros se mantenían en un
estudiado segundo plano. Siguiendo con el detallado repaso que nos estaba
ofreciendo el quinteto sueco a toda su discografía, Joacim nos propondría una nueva mirada al
pasado, concretamente a su “Chapter V: Unbent, Unbowed, Unbroken”, del que nos
ofrecieron el hímnico “Blood Bound”, que
nos dejaría la imagen de Stefan encaramado a la tarima de la batería mientras
el escenario se teñía de color purpura.
Aunque durante todo
el show el nivel de comunión entre banda y público fue verdaderamente intenso,
uno de los momentos más espectaculares de la velada llegaría con un
aclamadísimo “Heeding The Call, con Oscar, Pontus y Stefan moviéndose
sincronizadamente, -al más puro estilo de la década de los ochenta-, mientras
toda la sala al unísono coreaba ensordecedoramente primero el estribillo y acto seguido su característica
melodía central. Pero no sería esta la única concesión que el quinteto nos
ofreció hacia el material de su fantástico segundo trabajo de 1998, ya que la
siguiente en sonar fue una apoteósica versión de “Let The Hammer Fall”, con
toda la sala completamente entregada para llegar al éxtasis durante la parte
final, con Oscar simulando golpear su guitarra con forma de martillo contra
el suelo del escenario.
Aprovechando el
excelente ambiente creado en la sala, con la inclusión en este tramo del show de dos de sus clásicos más
celebrados, llegaba el momento de ofrecernos una nueva muestra de
“(r)Evolution” con el tema “Live Life Loud”, que sería el encargado de volver a
aunar nuestras voces para poner de manifiesto la buena acogida que ha tenido su
más reciente entrega discográfica. La nota curiosa de la noche la pondría el
propio Stefan, quien dejó de lado su bajo para colgarse la guitarra y liderar a
sus compañeros a lo largo de un extenso desarrollo instrumental que incluyó pasajes
de “Keep The Flame Burning”, “Hero´s
Return” o “Riders Of The Storm”, con los que el pequeño guitarrista demostró
que, pese a dedicarse ahora a pilotar aviones,
no ha perdido el “feeling” y la intensidad que siempre le han
caracterizado.
Con el escenario
sumido en la más absoluta penumbra, una inquietante introducción nos adentraría
en “Threshold”, con toda la banda empuñando nuevamente sus respectivos
instrumentos y con un Joacim que, tras aprovechar el interludio instrumental
para recobrar fuerzas, volvía a comandar la nave poniendo a todo el auditorio a
dar palmas durante el segmento intermedio de la canción. Aunque en esta ocasión
se mantuvo en una posición algo más distante, resulta obvio el enorme carisma
que atesora el guitarrista y fundador de la banda Oscar Dronjak, ofreciéndonos
a lo largo de todo el show un amplio catálogo de poses y muecas mientras atacaba temas como el
up-tempo “Last Man Standing”, que fue la
elegida para rebajar mínimamente el nivel de intensidad del show.
Si durante su gira
estival del pasado año los temas de su
debut tuvieron un notable protagonismo dentro del repertorio, en esta ocasión, no sería hasta
bien entrado el show cuando tendríamos ocasión de degustar la delicada pieza que le daba
título “Glory To The Brave”, que sonó realmente intensa y emotiva, con una
fantástica interpretación de Joacim y con el apoyo incondicional de una
audiencia que no dudó en seguir las indicaciones del vocalista a la hora de
mover los brazos de izquierda a derecha. Tendiendo un puente entre el pasado y
el presente, la siguiente en hacer acto de presencia sería “We Won´t Back
Down”, que quizás de entre las nuevas fue la que recibió una respuesta más
discreta. Para rematar de forma rotunda esta primera parte del show los suecos
optaron por la contundencia épica de la primeriza “Hammerfall”, que sería la
elegida para dejar las espadas en todo lo alto de cara a su inminente regreso
para los bises.
Tras haber repasado
temas de todos y cada uno de sus trabajos, llegaba el momento de afrontar la
recta final de su show, de modo que la elegida para la vuelta del quinteto
sobre las tablas sería “Templars Of Steel”, que con su ritmo tenaz y machacón
nos dejaría una nueva muestra de la facilidad de los suecos para desplegar
sobre las tablas ese potencial épico e hímnico. La última pincelada de su
material más reciente llegaría de la mano de la pieza de adelanto de “(r)Evolution”,
“Bushido”, durante la que Oscar volvería a recuperar su guitarra con forma de martillo. Pero sin duda el momento
más vibrante llegaría durante la última pieza de la noche “Hearts On Fire”, con
banda y público en un estado de comunión total para protagonizar un brillantísimo fin de
fiesta.
Seguramente siempre
habrá quien pueda argumentar que el estilo de los suecos resulta caducó y forma
parte del pasado, pero viéndolo con perspectiva resulta innegable que mientras
existan bandas como Hammerfall la llama
del heavy metal seguirá ardiendo en el
corazón de los fans que gustan de esas composiciones rápidas, épicas y repletas
de estribillos grandilocuentes, convirtiendo cada descarga en una ceremonia que reivindica la auténtica “fe metálica”.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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