Poco podían
imaginarse Andreas Geremia, más conocido como “Gerre”, y su inseparable
compañero de fatigas Frank Thorwart cuando se reunían a machacar sus instrumentos
en el destartalado sótano de la iglesia Matthäus que su afición desmedida por
la juerga, el metal y, ante todo, el alcohol les iba a acabar convirtiendo en
una de las bandas más longevas y reconocidas
de la escena thrash europea. Desde que
editaran su debut “Zombie Attack” con la
mítica discográfica Noise Records la formación alemana ha sabido labrarse una
excelente reputación, consiguiendo mantenerse siempre en activo y
sobreponiéndose a las diferentes modas que han ido azotando el mercado. Sin
duda el resurgimiento thrash metalero de los últimos años se ha convertido en
la excusa perfecta para relanzar su carrera y colocar el nombre de la formación
en el lugar que se merece, contando con el reconocimiento del respetable y
aupándoles como uno de los cuatro pilares del thrash metal teutón junto a Kreator, Sodom y Destruction.
Fieles a su
habitual rutina de publicar un disco cada dos años, a mediados del pasado 2014
el cuarteto ponía en circulación su
decimosexta obra de estudio “R.I.B.”, un álbum que mantenía intactas todas las
señas de identidad que siempre les han caracterizado y que les auguraba el
beneplácito de todos sus incondicionales. El lugar escogido para el retorno del
combo alemán a tierras catalanas era la sala mediana del Razzmatazz y como
compañeros de viaje, para todo su periplo nacional, Gerre y sus secuaces optaron por una de las bandas más en forma
dentro de nuestra escena, los catalanes Crisix.
Pese a estar
marcada la cita para un domingo, lo cierto es que desde primera hora de la
tarde se respiraba un buen ambiente en los aledaños de la sala, con los bares
de los alrededores llenos y con una buena cola de aficionados esperando para
acceder al recinto. Sin duda el hecho de que los encargados de inaugurar la velada fueran Crisix fue el espaldarazo
definitivo para que los más reticentes se animaran a acercarse pronto al local.
Hablar del quinteto igualadino es hablar de una realidad dentro de nuestro
thrash metal. Tras publicar dos fantásticos trabajos como fueron “The Menace” (2011) y “Rise…Then Rest” (2013),
la banda tiene ya la cabeza puesta en lo que será su tercera obra de estudio, que esperemos
salga a la venta durante los próximos meses. Pero para cualquiera que haya
presenciado alguna de sus descargas resulta obvio que su hábitat natural es el
directo. De modo que los igualadinos no quisieron dejar pasar la ocasión de
compartir escenario con uno de los nombres legendarios dentro de la escena y, además, uno de los grupos
favoritos de su vocalista Juli.
Como viene siendo
habitual en todas sus descargas la formación catalana salió a escena con el cuchillo entre los dientes y dispuesta
a hacernos pasar un buen rato. Sin duda el hecho de tocar en casa y que entre
el público hubiera muchas caras conocidas y amigos hizo que el quinteto se
sintiera muy a gusto sobre las tablas. Para dar el pistoletazo de salida al
show optaron por una de las piezas más conocidas de su debut “Ultra Thrash”, todo un puñetazo sonoro en
forma de carta de presentación con la que la banda mostraba sus credenciales.
Muy motivados y activos sobre las tablas,
Busi y Requena fueron los encargados de dar mordiente y pegada a piezas como
“I.Y.F.F.”, mientras Juli se aferraba a su pie de micro para liderar las
poderosas acometidas de sus compañeros, espoleando al máximo al respetable para
provocar los primeros “circle-pits” de la noche.
Muy dinámico y
especialmente participativo estuvo su bajista Dani Ramis, último en llegar a la formación pero que se ha acoplado perfectamente a sus
compañeros, especialmente con el batería Javi Carrión con el que forma un
tándem rítmico verdaderamente imparable.
Durante toda su actuación el combo catalán fue intercalando de forma sucesiva
un tema de cada uno de sus dos plásticos, de modo que completaron un repertorio
de lo más variado y equilibrado, consiguiendo que temas como el desolador “Dead
By The Fistful Of Violence”, sonaran verdaderamente rotundos, evidenciando el
estado de madurez que ha adquirido la banda a base de tocar en directo. La
vuelta sobre su material más reciente estaría marcada por la pieza que prestaba título a su segundo trabajo “Rise… Then Rest”, mezclando a la perfección
contundencia, brutalidad y esas dobles armonías que denotan el buen gusto y la calidad técnica de ambos
“hachas”.
Si de algo pueden
presumir los igualadinos es de convertir
cada una de sus presentaciones en una auténtica fiesta, y la de esta noche no
iba a ser una excepción. Así que tras una pequeña charla, en la que Juli aprovechó para darnos las gracias y agradecer nuestro apoyo, llegaba
el momento de adentrarnos en ese desternillante “Brutal Gadget”, durante el que
no podía faltar la complicidad de una audiencia desatada y ese cachondo toque
final con el vocalista agitando sus maracas. Tampoco podía faltar el momento de
rendir pleitesía a algunas de las bandas que más han marcado la personalidad de
la banda, de modo que los miembros del quinteto intercambiaron sus instrumentos
para ofrecernos un “medley” que incluyó fragmentos de clásicos del calibre de
“I´m The Man”, “Symptom Of The Universe”, “Phantom Lord”, “Black Magic” y “A
New Level”, desatando la euforia entre todos los presentes.
Mientras la gente
se reponía del impacto que supuso tal colección de clásicos en tan corto
espacio de tiempo, el quinteto volvía a
retomar su alineación habitual para rápidamente volver a la carga con otra de
las composiciones de su segundo trabajo, en esta ocasión, la escogida para
encarar la recta final del show fue “Waldi Gang”, fundiendo de forma rotunda
contundencia, unos imparables coros
marca de la casa y esas cachondas
pinceladas que tanto gustan a sus
incondicionales. Tampoco podía faltar durante la última pieza de la noche
“Bring´em To The Pit”, ese peculiar deporte que han inventado los catalanes
bajo el nombre de “Futbol Of Death”, con
Juli bajando a la pista para poner el esférico y dar la señal de inicio a un delirante partido que acabaría cuando la
banda volvió a dar un par de pasadas al estribillo de su clásico “Ultra
Thrash”, poniendo así un brillante colofón a cuarenta y cinco minutos de
incendiario show. No creo que a estas alturas los igualadinos necesiten ningún
tipo de presentación, pero por si todavía no los conoces, simplemente comentarte que si se acercan por
tu ciudad no pierdas la oportunidad de verles en directo. ¡La diversión está
garantizada!
Tras la descarga de
Crisix el ambiente estaba totalmente encendido y los alemanes no quisieron
dejar que la euforia reinante en la sala se esfumara. De modo que tras un rapidísimo
cambio de equipo y cuando el reloj marcaba las nueve en punto de la noche,
Gerre y sus muchachos asaltaban el escenario de un Razzmatazz 2 que finalmente
acabó registrando una muy buena entrada. Sin ninguna clase de complejos, sin
excesivos alardes escénicos pero con la clara intención de someternos a todos
desde los primeros compases del show, el combo germano salía a por todas con
toda una declaración de intenciones “Need Money For Beer”, consiguiendo desde
el primer guitarrazo de Andreas Gutjahr poner a toda la pista en movimiento
para convertir el reciento en una auténtica fiesta. Como era de esperar el
verdadero maestro de ceremonias fue el
carismático vocalista quien no tuvo
ninguna clase de complejo a la hora de pasear su oronda figura por el escenario
y provocar constantemente a las primeras filas, consiguiendo que las primeras
piezas de la noche “The Morning After” y esa devastadora gema que es “Zombie Attack”, convirtieran la sala
en un hervidero, provocando constantes “circle-pits” y un estado de excitación
que se prolongaría durante el resto de la noche.
Tras la primera
charla de la noche y después de esas dos
rotundas pinceladas de thrash metal “old
school”, llegaba el momento de viajar hacia el presente para empezar a
desgranar los temas de su más reciente entrega “R.I.B.”, así que la primera
muestra de su nuevo material llegaría con “Fooled By Your Guts”, que fue muy
bien acogida y que les permitió mantener el excelente ambiente que se había
creado en la sala. Un poco más atrás en el tiempo nos condujo “Not One Day Dead (But One Day Mad)”,
protagonizada por ese sonido amenazante del bajo de
Frank Thorwart y que supuso su primera mirada a su anterior obra “A Girl
Called Cerveza”. No creo que a estas alturas nadie esperara excesivos alardes
técnicos de los miembros de la formación alemana, estaremos de acuerdo en que
lo suyo no son los temas grandilocuentes ni los excelsos desarrollos instrumentales,
pero si de algo pueden presumir Gerre y sus compinches es de ser unos maestros a la hora de
componer esos trallazos rotundos,
rápidos e impactantes, con los que son capaces de poner cualquier auditorio
patas arriba.
Tal y como se
encargó de recordar el propio Gerre a lo largo de la noche, la banda lleva nada
menos que treinta y tres años descargando su corrosivo metal de alto octanaje
por los escenario de medio mundo. Pero sorpresivamente, el cuarteto no se limitó a tirar de su material clásico
de la década de los ochenta, sino que apostaron por un set bastante variado, en
el que gozaron de un especial protagonismo las composiciones facturadas durante la última década.
De modo que durante
su descarga no faltaron piezas como la
desternillante “The Beaty And The Beast”, que el vocalista, cerveza en mano, dedicó a todas
las chicas presentes, o ese himno gamberro y perturbador que es “Stay Tirsty!”,
que a la postre se acabaría convirtiendo en la única concesión que nos
propusieron hacia su trabajo de 2008 “Thirst”.
A lo largo de todo
el show la banda pudo percibir en repetidas ocasiones el cariño y la veneración
de la audiencia catalana. Varias fueron las ocasiones en las que el público se
arrancó a corear el nombre de la banda ante la cara de satisfacción de un Gerre
al que se vio particularmente emocionado.
La vuelta sobre su anterior “A Girl Called
Cerveza”, vendría marcada por “Rapid Fire (A Tyrant´s Elegy)”, con cachondo
baile del vocalista incluido, para rápidamente y sin concedernos un segundo de
tregua adentrarnos en “Rules For Fools”, que fue la encargada de provocar que
todos los presentes levantamos nuestros
puños al aire siguiendo las indicaciones del orondo vocalista.
Pese a que a lo largo
del show quedó totalmente acreditada la contundencia
y la pegada del material que la banda ha escrito durante los últimos tiempos,
los momentos más aplastantes de la noche se vivieron cuando el cuarteto hecho
mano de lo que podríamos denominar como sus himnos clásicos, y uno de los que
más revolucionó al personal fue “Maniac Forces”, que marcaba el retorno a su
primera época, y durante el que Gerre no dejó de golpearse la panza siguiendo
el ritmo de la batería de su compañero
Olaf Steckbrief.
La fiesta
proseguiría con otro de los clásicos himnos etílicos de los germanos, en esta
ocasión la elegida para dar continuidad al show sería “Die With A Beer In Your
Hand”, que conseguía que todos los vasos se alzaran al aire para brindar junto
al vocalista. Mientras Gerre parecía estar sediento, -ya que durante toda la velada
no dejo de beber cerveza-, el público cada vez parecía más sediento de ese
thrash metal que siempre les ha acompañado, y lejos de dejarse sentir el cansancio entre las primeras filas, a medida
que la noche avanzaba la gente parecía
más excitada. La primera mirada que el cuarteto dedicó al material publicado
durante la década de los noventa llegaría “Minds On The Moon”, rescatada de su
trabajo de 1995 “The Tankard”. Algo más implacable, oscura e incisiva sonaría
la más novedosa “R.I.B. (Rest In Beer)”, que siguiendo con ese segmento
dedicado al milenario brebaje amarillo nos conduciría sobre la segunda alusión al material “noventero” del
cuarteto “Space Beer”, con el que
conseguirían poner la sala patas arriba
Para cualquiera que
haya seguido la trayectoria de Tankard a lo largo de las últimas tres décadas
resulta evidente que los germanos siempre han tenido un gran sentido del humor.
Así que durante el show Gerre nos vaciló en repetidas ocasiones, como sucedió
durante la presentación de “Rectifier”, que el vocalista presentó como un tema
lento y que acabó provocando una verdadera estampida en la pista. Pero sin duda
el momento más cachondo de la velada llegaría con el clásico “Chemical
Invasion”, durante el que Gerre subió a una chica al escenario para bailar con
ella de forma acaramelada mientras la gente coreaba incansablemente el
estribillo para poner el punto y seguido a esta primera parte del show.
Si durante toda la
noche el ambiente en la sala había sido
verdaderamente abrumador, la comunión entre banda y público fue absolutamente abrumadora durante el “encore”.
La encargada de dar el pistoletazo de salida a los bises fue la inevitable
“Alien”, con la que nuevamente la sala volvería a ponerse a botar mientras
elevaba sus vasos al aire. Nadie, absolutamente nadie, quería que la descarga
terminara, de modo que con muy buen criterio la encargada de seguir con la
actuación,- como si fuera un anuncio a navegantes-, fue la novedosa “The Party
Ain´t Over´ Til We Say So”.
Con la banda completamente desatada y con una
audiencia totalmente revolucionada
llegaba el momento de “A Girl Called Cerveza”, aprovechada por Gerre para
encaramarse a la barra del local y, desde allí, cantar el tema, mientras todo
el mundo se mostraba completamente extasiado. Rozando casi las dos horas de show,
la elegida para finiquitar de forma definitiva la descarga fue la inevitable
“(Empty) Tankard”, que convertiría la sala en un clamor popular, con todos los
presentes gritando como posesos ante la
cara de satisfacción de unos músicos completamente alucinados.
Aunque puede sonar
a tópico, lo cierto es que en esta ocasión creo que la cita está muy bien
traída, y es que los germanos, como el buen vino, mejoran con los años. No creo
que a estas alturas su estilo básico, eléctrico y rotundo sorprenda a nadie,
tampoco creo que sea su objetivo, pero si de algo pueden presumir Tankard es de
haber mantenido la bandera de ese thrash metal festivo y alcohólico a lo largo
de las últimas tres décadas. Actualmente, la banda se encuentra en un gran
momento de forma, Gerre y sus muchachos parecen empeñados en perpetuarse
en su posición de privilegio dentro de la escena europea. Así que alzo mi cerveza y brindo por ellos.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
Tipos cachondos y, además, músicos excelentes. Todavía recuerdo el pelotazo que fue, para mí, escuchar por primera vez su disco debut. Maravilla entre maravillas. Y Crisix no tienen nada que envidiarle a Angelus Apátrida, pienso yo.
ResponderEliminar