La polémica y los
escándalos siempre han acompañado a una
de las bandas más longevas dentro del black metal, Marduk. Desde que los suecos dieran sus
primeros pasos a principios de la década de los noventa con aquella
impactante demo titulada “Fuck Me Jesus”, su objetivo
siempre fue ser considerados como una de las formaciones más blasfemas,
irreverentes y controvertidas de la escena. Coincidiendo con su vigésimo
quinto aniversario la banda capitaneada por el insigne guitarrista Morgan “Evil” Steinmeyer ponía en circulación su decimotercer trabajo
de estudio "Frontschwein", un plástico que, como viene siendo
habitual, provocaba la división de opiniones entre sus seguidores.
Para apoyar la
salida del álbum el cuarteto se
embarcaba en un nuevo periplo que
recorrería gran parte del viejo continente, proponiéndonos dos citas en nuestro
país, Madrid y Barcelona. Como compañeros de viaje para esta nueva andadura Marduk contarían con la partición de los italianos Krysantemia,
los franceses Bliss Of Flesh y, otro de los pesos pesados dentro de la escena black/death,
los austriacos Belphegor. El marco escogido para esta particular ceremonia de
lo extremo sería la Sala grande del Apolo.
Aunque son todavía
poco conocidos en nuestro país Krysantemia llevan en activo desde el año 2007.
Recientemente la banda ponía en circulación su segundo trabajo "Finis
Dierum", en el que sin dejar de lado su faceta más genuinamente “thrasher”
abogaban por dar un nuevo impulso a su sonido, dotando a sus nuevas
composiciones de una orientación más densa y oscura, integrando en su propuesta
algunos elementos propios del sonido Göteborg. Ante una sala prácticamente
vacía, el quinteto nos propuso un detallado recorrido a través de las
composiciones más representativas de su nueva entrega, dejando completamente aparcados los temas de su debut
de 2012 "Lay Down Forever".
Pese a que tuvieron
que lidiar con una audiencia excesivamente fría, que prefirió observar en la
distancia a dejarse arrastrar por sus composiciones,
no puede decirse que su “frontman” Andrea Vidali no le pusiera pasión y ganas, pero lo cierto
es que Krysantemia nunca llegaron a
conectar con una audiencia que obviamente prefería las sonoridades más oscuras
y agresivas que vendrían a continuación. Tampoco les ayudó un sonido poco
nítido y muy embarullado que propició
que temas como “At Last” o el más oscuro y envolvente "Not Alone", no
acabaran de sonar excesivamente
atractivos.
Tras unos primeros
compases en los que los músicos se mostraron muy inquietos entre tema y tema,-
estaba claro que algo en el sonido no acababa de convencerles-, la cosa
empezaría a encauzarse al atacar piezas como "Incarnation", con la
que los transalpinos nos mostraban su faceta más puramente deathmetalera. Ante
la apatía y el pasotismo generalizado de una audiencia muy poco receptiva, el
show prosiguió con cortes como "Try To Get Lost" o el hiriente
"Saint Evil", que si bien no puede decirse que sonarán mal, sí que
resultaron bastante livianos e inofensivos al ser descargados de forma mecánica por unos músicos que se
mostraron excesivamente estáticos sobre las tablas. Para rematar este primer
acto de la noche los italianos optaron por los aromas “old school” contenidos
en "Six Feet Away".
A medida que fue
avanzando la tarde la gente empezó a dar colorido al recinto, propiciando que a
la hora marcada para la descarga de Bliss Of Flesh el ambiente en la sala fuera algo más cálido y
animado.
A diferencia de la apatía con
la que fueron recibidos los italianos, Bliss Of Flesh fueron acogidos de forma muy efusiva por unos seguidores que
rápidamente se dejaron imbuir por el apabullante torrente black metalero que emanaba de piezas como la inicial "Possessed",
o la descomunal "Apokalyptik Fields", rescatada de su anterior
trabajo “Emacited Deity” (2009), que servía
para poner en movimiento nuestras
cervicales mientras su vocalista, Necurat, se destapaba como un fantástico “frontman”,
liderando a sus compañeros y dirigiendo
al personal mientras adoptaba una posición imposible en escena, aferrandose con las dos manos el pie de micro mientras
colgaba su pierna izquierda sobre un
estribo lateral.
El repertorio que
nos ofreció el combo francés estuvo básicamente centrado en las composiciones
de su segunda entrega "Beati Pauperes Spiritu", descargando con
absoluta convicción trallazos como "Black Procession", que conseguía
que las primeras filas se convirtieran en parte activa del espectáculo, o la invocadora " On The Paths To Expiation", que con esos aromas a lo
Behemoth fue de las que mejor acogida obtuvo.
Tras la pequeña
decepción que supuso el primer acto de la noche, la descarga del quinteto galo se hizo excesivamente corta, de modo que
cuando la banda anunció el último tema de su show la gente se entregó al máximo
para disfrutar intensamente cada nota y
cada cambio de ritmo de la más envolvente y atmosférica "Pariah".
Tras tan sólo 30 minutos de show Bliss
Of Flesh abandonaron el escenario de la Sala Apolo dejando tras de sí una magnífica impresión y la certeza de haber
reclutado algún nuevo adepto para su causa.
Si algo ha
caracterizado la carrera de Belphegor es la constancia y la coherencia que la
banda ha mantenido siempre dentro de su propuesta,
tanto a nivel musical como letrístico, lo que les ha granjeando el apoyo
incondicional de unos seguidores verdaderamente efusivos que se dejan la piel
en cada una de sus descargas. Como era de esperar no faltaron en la puesta en
escena de la formación austriaca los característicos maquillajes de sus componentes, los chalecos de cuero y los
cinturones de balas como parte de su
indumentaria de guerra. Para ambientar al personal antes de su desembarco el cuarteto
de Salzburgo optó por un interludio
musical inquietante, que junto a los restos óseos que servían como
decoración, acabarían confiriendo al escenario una imagen propia del averno.
Fieles a la filosofía
y a la personalidad que la banda se ha forjado a lo largo de los últimos
veinticinco años, la salida fue verdaderamente impactante, tomando posiciones
con el devastador instrumental “Feast
Upon The Dead”, para rápidamente elevar sus instrumentos al aire y centrarse en la pieza de apertura de su
anterior obra “Blood Magick Necromance”, de manos de un sangriento “In
Blood-Devour The Sanctity”, con el que
el cuarteto dejaba claro que son unas auténticas bestias a la hora de compactar
riffs tortuosos y unas poderosas acometidas
a ritmo de doble bombo.
Tras arrancar la
primera ovación de la noche, era el propio Helmuth el encargado de dirigirse a
la audiencia para ofrecernos la primera mirada a su última entrega discográfica
“Conjuring The Dead”, con “Gasmask Terror”, proponiéndonos un decrépito viaje a través de las sonoridades
más oscuras y devastadoras. Pese a los múltiples
cambios que ha sufrido la formación a lo largo de los años parece que el
incombustible Helmuth ha encontrado a sus perfectos escuderos en la figura del
bajista Serpenth y el guitarrista Impaler, ya que sobre las tablas se mostraron
como un equipo sólido y perfectamente cohesionado, haciendo piña en el centro
del escenario a la hora de embarcarse en los incendiarios desarrollos de temas como “Impaled Upon The
Tongue Of Sathan”.
Aunque algunos de sus
fans más veteranos parecen no acabar de comulgar con el material que la banda
ha facturado en sus últimas entregas de estudio, lo cierto es que en directo no
se puede poner ninguna clase de pega al potencial que demostraron tener piezas
como la novedosa “Black Winged Torment”, que nos dejaría la imagen del cuarteto
pisando el acelerador al máximo mientras Bloodhammer nos destrozaba los
tímpanos con la imparable pegada de su batería. Si la primera parte del
repertorio de Belphegor había estado centrada en el material de sus dos últimos
trabajos, más atrás en el tiempo nos llevaría el tema que abría su sexto
trabajo “Pestapokalypse VI” (2006), “Belphegor- Hell´s Ambassador”, que
conseguía elevar, aún más, la temperatura en una sala entregada ante el blasfemo ceremonial que nos estaban ofrendando
los austriacos.
El único reproche
que pondría a la actuación de Belphegor
fue que dejaron completamente olvidados algunos de sus temas clásicos, así como todo el material contenido
en sus primeros cinco discos, a excepción del demoniaco “Lucifer Incestus”, algo
que propició que algunos quedarán muy decepcionados con la elección del
repertorio de esta noche. Pero como contrapartida pudimos degustar una buena ración
del material de sus últimos trabajos. De modo que las encargadas de adentrarnos en la recta final de su
actuación serían “Rex, Tremendae Majestatis”, que fue la elegida para que todos
levantáramos los puños al aire invocando al maligno, y la pieza que presta el
nombre a su último plástico, “Conjuring
The Dead”.
Para poner el
broche definitivo a su descarga el cuarteto optó por la implacable voracidad de
“Bondage Goat Zombie”, que dio arranque con los músicos de espaldas al
respetable mientras elevaban sus brazos para hacer el símbolo de la bestia, y
que finalizaría con los músicos perdiéndose entre bambalinas mientras Helmuth
dejaba en el aire un amenazante “Barcelona Burn In Hell!!!”, a modo de
despedida.
Tras unos minutos
de descanso, el enorme telón que presidía el escenario, con un pentagrama y el clásico
logo de la banda, nos anunciaba el inminente desembarco de las estrellas de la noche, Marduk. Al igual
que suele suceder con otras bandas clásicas del género, en el caso de la formación
sueca no existe término medio; o los amas o los odias. Pero lo que está claro
es que Morgan “Evil” Steinmeyer y sus muchachos tienen la curiosa facultad de no dejar nunca indiferente a nadie, ya sea
en sus obras de estudio o en cada una de
sus presentaciones. Con el escenario completamente inundado por un denso humo
gris, y haciendo uso de un modesto juego de luces, los suecos habrían la velada
con la pieza que titula su última entrega “Frontschwein”, contando con la
colaboración de una audiencia que les tributó una calurosa bienvenida y que les
apoyó arduamente durante los primeros compases del show.
Pese a que el
cuarteto salió con mucha actitud y dispuesto a ofrecernos un buen espectáculo,
lo cierto es que el sonido durante los primeros compases de su actuación con
temas como el marcial “The Blond Beast” fue verdaderamente deleznable, con una
batería que devoraba todo a su paso y con unas guitarras que se perdían en la
mezcla, haciendo que descifrar el tema que la banda estaba descargando fuera una
tarea casi imposible. Ante tales perspectivas tuvo que ser Mortuus quien diera
un paso al frente y se erigiera en el auténtico motor de la banda, intentando
animar al respetable con la llegada del primer clásico de la noche, el
implacable “Slay The Nazarene”.
Afortunadamente a
medida que fue avanzando la velada el
sonido fue mejorando notablemente, permitiendo que la guitarra de Morgan
pudiera acabar alcanzando el nivel de protagonismo que se merecía, y es que el veterano
“hacha” se mostró en todo momento como el líder natural del combo, moviéndose
por todo el escenario mientras alentaba a las primeras filas a sumergirse en las melodías de corte oriental contenidas en
“The Levelling Dust”, que significó su único recuerdo hacia su “Rom 5:12” de 2007. Para
cualquiera que haya seguido la trayectoria de la formación sueca resulta obvia
la fascinación de Morgan por la historia y la
temática bélica, de forma que durante la velada no faltaron piezas como
“502”, que con su ritmo infernal nos
proponía constantes alusiones a la Segunda Guerra Mundial.
Aunque el ritmo del
show fue intenso y trepidante, los suecos no quisieron dejarse en el tintero
algunos pasajes más oscuros y rugosos,
en los que la banda levantó ligeramente el pie del acelerador para
concentrarse en su faceta más rotunda e
intensa, ofreciéndonos cortes como “Wartheland”, que fue el escogido para
devolvernos a su material más reciente. Pero rápidamente Marduk volverían a
recuperar su habitual voracidad black metalera
para espetarnos una adrenalítica
versión de “Into Utter Madness”, consiguiendo caldear al máximo el ambiente entre
las primeras filas.
Tampoco faltarían
esas composiciones más siniestras y de corte demoniaco como “Cloven Hoof”, que sonó certero y poderoso interpretado
por Mortuus. Pero sin duda el mejor momento de la noche llegaría con la pieza más antigua que
interpretaron, un abrumador “Burn My Coffin”, que puso la sala literalmente
patas arriba, con todo el púbico cantando mientras Mortuus extendía los brazos
sobre sus incondicionales. Con el escenario convertido en el altar de una
ceremonia pagana llegaba el momento de
encarar la recta final de la actuación, y la elegida sería “Warschau”, única
licencia que se permitieron hacia el
material de “Plague Angel”(2004), el plástico que significó el debut de Mortuus como vocalista del combo
sueco.
Una última mirada
sobre el material contenido en “Frontschwein”, nos acercaría a la correosa
velocidad de “Afrika”, mientras que la elegida para poner el broche definitivo
a la actuación sería la deliciosa “Sulphur Souls”, tras la que el cuarteto
abandonó las tablas. Todos estábamos convencidos de que Marduk regresarían al
escenario para rematar de forma definitiva su actuación, pero, lamentablemente,
tras unos largos minutos en los que la tensión podía palparse en el ambiente
las luces se encendieron dando por concluida la velada, algo que provocó las
quejas airadas y la indignación de muchos
seguidores a los que les parecieron insuficientes los escasos sesenta minutos que
Marduk permanecieron en escena.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
De un tiempo a esta parte, creo que Belphegor están muy por encima de Marduk; los cuales, desde el lanzamiento de Panzer Division Marduk, yo los veo perdidos. Es una opinión.
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