La evolución siempre ha sido una constante en la carrera de los
portugueses Moonspell. A lo largo de
toda su andadura la formación ha sido capaz de reinventarse disco a
disco, moviéndose entre diferentes
estilos y registros, pero conservando de forma innegociable sus acusadas señas
de identidad, algo que les ha servido para mantener la lealtad de unos
seguidores que siempre se han dejado arrastrar por lo que proponían Fernando
Ribeiro y sus muchachos. Si en su anterior entrega de 2012 “Alpha Noir/Omega
White”, Moonspell nos presentaban un trabajo extenso y ambicioso en el que nos
mostraban las múltiples encarnaciones de su polifacética propuesta, en esta
ocasión con “Etinct” la formación de Brandoa dejaba ligeramente de lado su
faceta más agresiva para adentrarse en tesituras
más góticas y melancólicas.
Como aperitivo antes del inminente desembarco de la formación lisboeta
contaríamos con la presencia de otros ilustres veteranos dentro de la escena metálica europea, los griegos
Septicflesh quienes capitaneados por el carismático e incombustible Spiros
“Seth” Antoniou llegaban dispuestos a poner las cosas muy difíciles a las
estrellas de la noche, para ello contarían con el respaldo incondicional de
gran parte de la audiencia y con el rotundo potencial del material contenido en su novena entrega de estudio “Titan”. Para romper el
hielo, y hacernos entrar en calor, contaríamos también con la presencia sobre
las tablas de una de las formaciones más prometedoras y excitantes del panorama
nacional, los gerundenses Morphium que continúan presentando los temas de su
segundo plástico “Crónica De Una Muerte Anunciada”.
Al igual que ya sucediera en la última visita de la formación lusa a
tierras catalanas, el enclave escogido para su descarga en la Ciudad Condal fue
la sala mediana del Razzmatazz, repitiéndose
una entrada similar a la que se registró a mediados de 2013 junto con
los finlandeses Insomnium. Pese a ello a la hora marcada para el inicio de la
descarga de Morphium el ambiente en la sala era todavía bastante frío y
desangelado, de modo que los gerundenses tuvieron que poner mucha actitud y un
plus de entrega para animar al personal
que de forma escalonada iba accediendo
al recinto. Habiendo participado en algunos festivales internacionales y
teniendo tras de sí una larga experiencia resultaba obvio que el quinteto no se
iba a dejar intimidar, de modo que forma decidida y expeditiva asaltaron el
escenario para espetarnos una de las
piezas que mejor puede definir su propuesta “Vuelvo a Caer”, mostrándonos de
forma explícita el incesante intercambio vocal entre las líneas agresivas de
Alex Bace y los registros más melódicos y aterciopelados de Lur Mei.
Tras un explosivo arranque, con el que el quinteto consiguió captar la
atención de los que todavía no les conocían, Lur tomaba posiciones tras sus
teclados dejando a Alex como “frontman” de la formación a la hora de atacar la
pieza que prestaba título a su segundo redondo
“Crónicas De Una Muerte Anunciada”, compactando con total convicción esos
fraseos altamente corrosivos y pasajes más crujientes y afilados sustentados
sobre una base rítmica arrolladora. Pese a la perdida de uno de sus
guitarristas,- actualmente forman como quinteto-, los gerundenses no han
perdido ese filo agresivo y devastador, consiguiendo que temas como “Sin
Sentido”, primera referencia que se permitieron hacia su debut de 2011,
sonarán totalmente tortuosos aunque con
una orientación más gótica.
Sin duda otro de los grandes atractivos de la actuación del combo
catalán fue su puesta en escena, con algunos de sus miembros mostrando el torso
y las cabezas pintados, mientras Alex se movía como una fiera sobre las tablas,
saltando constantemente para imprimir rabia y actitud a la interpretación de
temas como “En El Abismo”, que personalmente fue de las que más me gustó. Para
la última pieza de la noche Lur volvería a abandonar su posición tras los
teclados para liderar junto a Alex “La
Era De La Decadencia”, que servía para que el quinteto nos dejara una buena
muestra de su potencial y una fantástica impresión. Pese a que muchos sigan haciendo
oídos sordos ante la evidencia, lo cierto es que Morphium son a día de hoy una
de las bandas más innovadoras de nuestra escena, sus apariciones en diferentes
festivales y la calidad de sus obras les avalan.
Los siguientes en hacer acto de presencia sobre el escenario del
Razzmatazz fueron los griegos Septicflesh. Pese a que en esta ocasión los
atenienses no eran los encargados de cerrar la velada, una buena representación
de sus seguidores fueron los encargados de copar las primeras filas y dar calor
y colorido a su descarga. Y es que a lo
largo de los últimos 25 años, pero muy especialmente desde la edición de “Sumerian
Daemons” en 2003, Seth y sus muchachos
se han convertido en una referencia obligada para todos los amantes del
death metal sinfónico. Acompañados por
los aires apocalípticos de “War In Heaven” el cuarteto se adueñaba de un
escenario engalanado especialmente para la ocasión con dos paneles laterales y
un enorme telón de fondo. Embutido en su llamativo traje de cuero negro el
vocalista se mostró en todo momento como
el auténtico motor de la banda, gesticulando constantemente a la hora de
interpretar los temas mientras dejaba bastante aparcada su faceta como bajista,
limitándose a reafirmar las partes más rabiosas y crujientes.
Pese a la complejidad de su propuesta, lo cierto es que el combo
griego funcionó en todo momento como un engranaje perfectamente engrasado,
fundiendo a la perfección las partes instrumentales con los recurrentes
arreglos pregrabados, consiguiendo que piezas como “Communion”, sonaran
verdaderamente oscuras y fantasmagóricas, logrando enganchar a una audiencia muy
participativa. Como si de un ritual se tratará la banda mostró una trabajada
puesta en escena con todos sus miembros girados hacia la batería durante los interludios entre tema
y tema. Especialmente llamativa resultó la aportación de Christos Antoniou, que
con sus incendiarios fraseos fue el encargado de dar ese halo mistérico y
ocultista a piezas de nuevo cuño como “Order Of Dracul”.
Derrochando carisma por los cuatro costados Seth se erigió durante
todo el show como el vínculo perfecto entre sus compañeros y la audiencia,
reclamando nuestra colaboración en repetidas ocasiones, tal y como sucedió
cuando el cuarteto echó la vista atrás para recuperar un par de temas de su
“The Great Mass”, del que rescataron para la ocasión “The Great Mass Of Death”,
que nos mostraba el equilibrio perfecto entre contundencia y melodía, y los
aromas desgarradores y opresivos de “Pyramid God”, que fue acompañada con
palmas por una entusiasta audiencia.
El retorno sobre su material más reciente estaría marcado por el
clasicismo death metalero de la pieza que le da título “Titan”, que fue la
elegida por Seth para solicitar nuestra colaboración para hacer el símbolo de
la bestia mientras que los coros orquestales daban al momento una ambientación
épica y grandilocuente que serviría para rubricar uno de los mejores momentos
de la noche. Sin abandonar el material de su obra del pasado año el show proseguiría con la densa guitarra de Christos Antoniou introduciéndonos en las camaleónicas
ambientaciones de “Prototype”, con el nuevo miembro del cuarteto, el batería
austriaco Kerim Lechner, dejándonos una buena muestra de su calidad y su pegada.
Con la audiencia plenamente metida dentro de la descarga de los
griegos llegaba el momento de hacer una nueva incursión en su pasado, siendo la
elegida una de sus piezas más emblemáticas
y celebradas “The Vampire From Nazareth”, que desató la euforia entre
las primeras filas mientras Seth nos miraba de
forma implacable al escupir cada una de sus estrofas. Más atrás en el
tiempo nos llevarían al centrar su objetivo en el material de su álbum de 2008
“Communion”, del que nos ofrecieron una suculenta doble ración integrada por
“Lovecraft´s Death” y la monumental “Anubis”, que introducida por unas
siniestras campanas se convertiría en la antesala perfecta para la última pieza
de la noche “Prometheus”.
Tras la actuación del combo ateniense
la opinión entre los asistentes
era unánime, Septicflesh habían
fraguado una fantástica actuación en tierras catalanas. Pese a que debo admitir
que no soy excesivamente partidario de las partes pregrabadas y las
orquestaciones enlatadas, en el caso de
Septicflesh resultan verdaderamente necesarias para dar amplitud, riqueza y
dramatismo a su fulgurante puesta en escena. Esperemos que no tarden mucho en
volver presentando su propio espectáculo.
Salir de gira con
una banda que te lo pone difícil cada noche debe ser todo un desafío, además de
un estímulo para dar lo mejor de ti en cada una de tus presentaciones. Difícil
tarea a la que se enfrentaba el combo luso al tratar de superar la aplastante
descarga que nos habían ofrecido Septicflesh, pero si hay una faceta que
dominan a la perfección Fernando Ribeiro y sus muchachos es el directo. Desde que Moonspell editaran
su anterior obra "Alpha Noir/Omega White”, la banda ha permanecido
constantemente en la carretera, tomándose únicamente un pequeño lapso para
grabar su último trabajo “Extinct”. Los lusos llevan muchos años visitando
nuestros escenarios de forma asidua, lo que ha propiciado que entre la
parroquia catalana la banda disfrute de
una excelente reputación.
A diferencia de lo
que sucediera en sus anteriores visitas, en esta ocasión, la principal novedad
dentro del set escénico que traían era la vistosa estructura tubular que
envolvía los teclados de Pedro Paixâo. Y
es que para este "Road To Extinction Tour 2015" el teclista parece
haber abandonado su faceta como guitarrista de apoyo para concentrarse de forma
exclusiva en su labor tras los teclados. Con algo de adelanto sobre el horario
inicialmente previsto, un carismático Fernando Ribeiro irrumpía en escena,- ataviado con una larga gabardina
negra-, para dar el pistoletazo de salida a la velada con las primeras muestras
de su última entrega, “Breathe (Until We Are No One)” y la homónima “Extinct”, que acompañada de unas grandilocuentes
columnas de humo espoleaban al máximo al respetable, convirtiéndose en la
puerta de entrada a un show trepidante, oscuro y poderoso.
Desbordando carisma
y simpatía por los cuatro costados
Fernando se encargó de ejercer como anfitrión durante toda la velada,
dirigiéndose a sus incondicionales en un más que correcto castellano a la hora
de presentar algunas piezas como la emblemática "Night Eternal", que era la elegida
para desplegar en la sala esa ambientación enigmática y misteriosa que tanto
gusta a sus incondicionales. Pese a que el protagonista de la noche, como no
podía ser de otra forma, fue su última obra "Extinct",- de la que
presentaron hasta ocho cortes-, lo cierto es que el resto del repertorio estuvo
centrado de manera sorpresiva en sus dos primeros largos "Wolfheart"(1995)
y "Irreligious"(1996), optando así por el material que mayor conexión
guarda con su nuevo plástico. Sin duda esta elección propicio que para los
viejos seguidores de los lusos la velada fuera verdaderamente inolvidable, con
una banda imparable sacando lustre a viejas favoritas como "Opium",
con el escenario completamente teñido de rojo, o "Awake!", que nos
dejaba la estampa del vocalista haciendo "headbanging" mientras se aferraba
fuertemente a su característico pie de micro con el anagrama de la banda en su
base.
Tras haber
calentado al personal con dos joyas de su primera época llegaba el momento de
retornar al presente para seguir desgranando las composiciones contenidas en "Extinct", siendo las elegidas para
proseguir el show "The Last Of Us", con la que conseguían mantener la
intensidad y el nivel de entrega entre las primeras filas, y "Medusalem",
que se convertiría en la excusa perfecta
para que banda y público se dejarán arrastrar contagiados por la inmediatez de
su infecciosa melodía. Y es que si de algo pueden presumir los portugueses es
de tener un material variado y heterogéneo, así que la encargada de adentrarnos
en parámetros más envolventes e
hipnóticos sería la primera pieza rescatada de “Wolfheart”, la sugestiva "Of Dream And Drama
(Midnight Ride)", que provocaba el delirio entre los más veteranos.
Otro de los grandes
aciertos de la descarga del combo lisboeta fue la disposición de los temas,
entrelazando de forma precisa temas nuevos y clásicos de la primera época, algo
que sin duda sirvió para que el nivel de intensidad nunca decayera. Así que
siguiendo las directrices que el quinteto había perfilado a lo largo de la
primera mitad del show era el momento de volver a centrar nuestro objetivo en
su última referencia de estudio, adentrándonos en las siniestras melodías de
"Funeral Bloom". Sin apenas tiempo para reponernos, el quinteto se
abalanzaría de forma implacable sobre "Malignia", que nos servía para
reencontrarnos con los registros más implacables de un Fernando que, una vez
más, volvió a demostrar que es uno de los vocalistas más versátiles y
polivalentes de su estilo. Con banda y público levantando los brazos al aire
para invocar al maligno llegaría el momento de "Mephisto",
consiguiendo que la sala alcanzara el clímax absoluto cuando volvieron a
reaparecer esas monumentales columnas de
humo.
La últimas
pinceladas que los portugueses nos ofrecerían de "Extinct" llegarían
de la mano de "The Future Is Dark", todo un ejercicio de metal gótico
que quedó verdaderamente impactante con el efecto de la nieve cayendo sobre el
guitarrista Ricardo Amorim, y ese suculento "Domina", que a tenor de
la acogida que obtuvo está llamada a convertirse en una de las piezas clásicas
dentro de su repertorio.
Pero sería en este
tramo final cuando los portugueses decidieron concentrarse en ofrecernos un
último segmento verdaderamente atractivo, sumergiéndonos en el pasado para
traer hasta el presente una buena ración de su material más clásico y añejo,
proponiéndonos un recorrido que daba inicio con la tenebrosa y lúgubre
"Vampiria",- que continua sonando igual de fresca e impactante que
hace 20 años-, y que haría escala en las tesituras folk de esa delicia que
lleva por título "Ataegina", para acabar desembocando en una de las
piezas más celebradas de toda la noche "Alma Matter", que era la escogida
para que los lusos abandonarán las tablas envueltos en una rutilante ovación.
Todos sabíamos que
Moonspell regresarían sobre las tablas, así que ninguno de los presentes
abandonó su posicione hasta que nos sorprendió la intrigante introducción que
daría paso a "Wolfshade (A Werewolf Masquerade)". Para rubricar una
noche que quedara plasmada en la retina de sus incondicionales Fernando
entonaría el poderoso aullido que marcaba el arranque de una celebradísima "Full Moon
Madness".
A la salida del
recinto caras de satisfacción entre la inmensa mayoría de los seguidores de la
formación lusa, pero siendo sinceros cabe remarcar que también pudo escucharse
algún comentario crítico por un repertorio excesivamente encauzado hacia su material más siniestro y gótico, dejando
aparcada en esta ocasión su faceta más mordaz y metalera. En cualquier caso,
Fernando Ribeiro y sus muchachos volvieron a demostrar que son una de las
bandas más potentes y fiables de la escena europea.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
No hay comentarios:
Publicar un comentario