Aunque puede sonar extraño los seguidores
del heavy metal somos fieles seguidores de las liturgias que nos proponen
nuestros artistas favoritos. Así que siguiendo con la tradición, las huestes
del mítico vocalista alemán Udo Dirkschneider volvían a pisar los escenarios
catalanes. En esta ocasión, el motivo de su visita era la puesta de largo de su
décimo quinta obra de estudio "Decadent", un trabajo que continúa
agrandando su extenso legado, poniendo de manifiesto que, pese al paso de los
años, el vocalista sigue manteniendo intacto su carisma y una buena base de
incondicionales que una vez más, -aunque en esta ocasión en menor medida-,
volvieron a rendirle pleitesía en una velada repleta de actitud, nostalgia y,
ante todo, heavy metal.
Pese a que hacia poco más de un año que el vocalista había recorrido nuestros escenarios, de cara a este nuevo periplo el seno de la formación que le acompañaba presentaba dos importantes novedades. Por un lado, ocupando el puesto de batería nos encontrábamos con el hijo del propio Udo, Sven Dirkschneider. Mientras que el encargado de cubrir la plaza que dejará vacante el teclista Ulli Köllner sería Harrison Young. En cuanto al resto de componentes que conforman el sexteto, es decir los que constituyen su columna vertebral, el vocalista continúa contando con los servicios de su inseparable amigo y lugar teniente, el bajista Fitty Weinhold, mientras que los encargados de inyectar esas dosis de potencia y clasicismo son el tándem guitarrístico que conforman el ruso Andrey Smirnov y el finlandés Kasperi Heikkinen.
A diferencia de lo que sucediera en su
anterior periplo junto a Messenger, Bullet y Primal Fear en el que aterrizaron
en la sala mediana del Razzmatazz, para esta escala del “Decadent Tour 2015”,
la acción se trasladaba a la Sala Salamandra de L ' Hospitalet de Llobregat, y
como compañeros de viaje los alemanes contarían con el apoyo de los austriacos
Garagedays y los emergentes metaleros suecos Sister Sin quienes, capitaneados
por ese huracán sobre las tablas que es la vocalista Liv Jagrell, venían a
presentarnos los mejores números de su última entrega “Black Lotus”.
Viendo el ambiente que se respiraba en los
aledaños del recinto toda parecía indicar que en esta ocasión el veterano
vocalista no iba a contar con el habitual apoyo de sus incondicionales, pero lo
cierto es que a medida que se fue aproximando la hora prevista para el inicio
de las actuaciones el ambiente se fue animando. Pese a ello, cuando los
encargados de abrir la velada Garagedays aparecieron en escena el ambiente en
el Salamandra era todavía algo frío, con apenas una cincuentena de personas
dispersadas por el local. Pese a no ser excesivamente conocidos en nuestro país
el cuarteto austriaco no tuvo ninguna clase de dificultad para conectar con la
escasa audiencia presente, gracias en gran medida a una propuesta bastante
afín a la de las estrellas de la noche,
aunque con algunos toques más thrasheros. Con muchas ganas y precedidos de una
idílica introducción Garagedays pisaban el acelerador al máximo para asolarnos
con el vendaval riffero contenido en la inicial “I´m Your Hate”, con la que nos
dejaban clara su firme intención de captar nuevos adeptos para su causa.
Respaldados por un sonido poderoso y muy
punzante, la banda comandada por el guitarrista y vocalista Marco Kern se
mostró muy cómoda y ágil sobre las tablas, logrando que composiciones de su
última entrega como “Never Give Up”, dejaran una magnifica impresión entre los
asistentes. También habría espacio a lo largo de su escueta presentación para
adentrarse en terrenos más marcados y machacones, con la base rítmica que
formaron Matthias Mai y Dominik Eder llevando las riendas a lo largo de esos
pasajes mosheantes y afilados que marcaron “Lord Of Darkness”, rescatada de su
debut de 2011 “Dark And Cold”.
Los momentos de mayor interacción con el
respetable llegarían a lo largo del extenso desarrollo que precedió a “Scars Of
Life”, con Marco intentando recabar el apoyo de una audiencia que poco a poco
se iba animando contagiada por la entrega y la actitud del cuarteto. Sin duda
Garagedays no pasaran a la historia por haber inventando nada nuevo, pero
resulta evidente la efectividad de una propuesta que se apoya en los pilares
cimentados por las bandas clásicas del heavy/thrash. El único momento en el que
el cuarteto se permitió relajarse mínimamente fue al afrontar los aromas más
relajados de “Paradise Lost”. Mientras que para echar el cierre definitivo a su
descarga el combo de Rattenberg optó por volver a mostrar su faceta más
visceral, proponiéndonos uno de los puntos álgidos de su debut “Dark And Cold”,
el irreverente “Piece Of Shit”.
Los encargados de protagonizar el segundo
asalto de la noche serían unos viejos conocidos de la parroquia metálica
catalana, los suecos Sister Sin. Ante una sala bastante más concurrida las
tropas lideradas por la “comandante” Liv Jagrell aparecían en escena dispuestas
a arrasar con todo a su paso y someternos a una rotunda sesión de heavy metal
de aromas ochenteros. Sin duda la primera referencia que se le viene a uno a la
cabeza al observar el carisma y la forma de desenvolverse en escena de la
vocalista sueca, es la Diosa del metal Doro Pesch, pero resulta evidente que
Liv tiene su propia personalidad sobre las tablas.
Para cualquiera que haya seguido la
trayectoria de Sister Sin resulta evidente la progresión y la clara línea
ascendente que ha seguido la banda desde que publicara su debut “Dance Of The
Wicked”, hace ya más de una década. Así que no supuso ninguna sorpresa que el
grueso de su repertorio estuviera centrado en el material de sus tres últimas
entregas, concediendo un protagonismo destacado a su plástico más reciente
“Black Lotus”. Muy motivados y con las pilas bien cargadas el combo sueco
apareció en escena con la consigna de aprovechar al máximo el tiempo del que
disponían, así que la encargada de abrir fuego y empezar a calentar a una
audiencia deseosa de emociones fuertes fue la pieza que abre su ultimo trabajo
“Food For Worms”. A diferencia de lo que sucediera durante la descarga de
Garagedays, el sonido durante el show de Sister Sin fue casi perfecto,
permitiéndonos degustar intensamente esos inconfundibles aromas clásicos que
contienen piezas como “Outrage”, que hacían
que la comunión entre banda y público fuera total.
Otro de los grandes alicientes de la
descarga de Sister Sin fue la excelente labor como “frontwoman” de la propia
Liv, quien no titubeó a la hora de darlo todo sobre las tablas, ofreciéndonos
unos llamativos bailes mientras agitaba con destreza su gorra militar al ritmo
de “Chaos Royale”. Aunque personalmente debo admitir que me pareció excesivo el
protagonismo que llegó a alcanzar la vocalista en algunos momentos puntuales, ya
que llegó a eclipsar al resto de sus
compañeros, lo cierto es que musicalmente hablando la banda se mostró muy
solida y compacta, logrando que trallazos como “Heading For Hell” sonaran imparables y totalmente adictivos.
Sin duda la sorpresa de la noche llegaría
cuando el cuarteto se atrevió a atacar su versión del “24/7” de U.D.O., que
personalmente pensé que no tocarían y que se convirtió en la chispa perfecta
para incendiar el ánimo de un público que se tomó el tema como el preámbulo de
lo que estaba por llegar. El retorno sobre el material de “Black Lotus”,
estaría marcado por los machones estribillos contenidos en “Desert Queen”, que
sería la elegida para que la fiesta no decayera, con todos los presentes
apoyando al máximo al combo sueco. La recta final de su actuación estaría
marcada por los hardroqueros guitarrazos de “Fight Song”, con Liv volviendo a
ajustarse su gorra sobre la cabeza mientras nos proponía sus registros más
agresivos, perfectamente respaldada por los coros de sus compañeros.
Cabe remarcar que durante toda su actuación
el ritmo fue verdaderamente incendiario, con la banda empalmando sus
composiciones una tras otra, sin apenas concedernos tiempo para recobrar el
aliento. Es por ello que cuando el bajista Andreas Strandh tomó el micrófono
para dirigirse al respetable, todos sabíamos que la banda estaba dispuesta para
encarar el tramo final de su actuación, proponiéndonos la pieza que cierra su ultima
obra “Sail North”, para acto seguido hacernos capitular definitivamente con la
hímnica “Hearts Of Cold”, con la que se despedían dejándonos un fantástico
sabor de boca. Tras su actuación todos los miembros de la banda, incluida la
propia Liv, se pasearon por la sala fotografiándose con todos los que se lo solicitaron,
derrochando simpatía y buen rollo.
Una vez desalojado el equipo de Sister Sin,
fueron retiradas las lonas que cubrían
parte del equipo y del set escénico de la formación alemana, dejando al
descubierto un enorme telón en el que podía verse el clásico logo de la banda.
Como viene siendo habitual a lo largo de sus ultimas giras la encargada de
ponernos en sobre aviso sobre el inminente arranque del espectáculo sería el clásico “(You Gotta) Fight for Your Right
(To Party!)” de los Beasty Boys, que acabaría dejando paso a la primera pieza
de la noche, la novedosa “Speeder”, que era la elegida para romper el hielo y
hacer que el público empezara a rugir intensamente. Ataviado con su clásica
indumentaria militar, Udo se mostró en su línea habitual, ejerciendo como líder
y maestro de ceremonias, pero sabiendo ceder a sus compañeros las cuotas de
protagonismo que se merecen. Así que tras recibir la cálida bienvenida de una
audiencia muy animada y participativa llegaba el momento de desempolvar el
primer clásico de la noche “Blitz Of Lightning”, un tema poco habitual en sus últimas
giras, que provocó la euforia entre los seguidores más veteranos.
Al igual que sucediera durante la actuación
de Sister Sin, Udo y sus muchachos optaron por imprimir a su directo un ritmo
intenso y avasallador. Además, para completar el repertorio de esta noche la
formación nos tenia preparada una sólida conjunción entre el material clásico
de su discografía y las composiciones más vibrantes de sus últimos trabajos. De
modo que sonando a un volumen atronador, y con las guitarras de Smirnov y
Heikkinen haciendo sangrar nuestros tímpanos, llegaba el momento de atacar
“King Of Mean”, primera licencia que se permitieron hacia su anterior entrega “Steelhammer”.
Pese a sus 63 años recién cumplidos Udo se mostró en un buen estado de forma,
recorriendo constantemente el escenario mientras que de su garganta salían esos
afilados registros marca de la casa, lo que propició que el personal se
apuntara a tararear los estribillos de la novedosa “Decadent”.
Aunque indiscutiblemente fue Udo quien se
llevó la mayoría de las miradas en escena, lo cierto es que su compañero Fitty se
destapó como el auténtico motor de la banda, moviéndose incansablemente por el
escenario mientras no dejaba de machacar su instrumento y acompañar cada una de
las estrofas. Sin duda, el otro gran aliciente de la banda fue el excelente
equipo que formaron ambos “hachas”, si ya en su anterior visita Smirnov y
Heikkinen dejaron una fantástica impresión
con ese explosivo “cocktail” de furia, técnica y clasicismo, esta vez, mucho
más compenetrados y asentados en sus respectivos roles el recital fue todavía
más rotundo, incluso cuando atacaron temas que la banda facturó durante etapas
anteriores como “Independence Day”, que
fue la elegida para que Udo nos pusiera a todos a cantar su característica
melodía, o la primeriza “Black Widow”,
que nos retrotraía a los lejanos tiempos del mítico “Animal House”.
La vuelta sobre el material de los últimos
tiempos llegaría con una nueva mirada a su anterior trabajo “Steelhammer”, -que
gozó de una buena representación en la descarga de esta noche-, concretamente
de manos de la amenazante “Never Cross My Way”, con la base rítmica marcando
marcialmente el paso para conseguir el beneplácito de todos los presentes que
acompañaron con palmas su extenso desarrollo central. Como una metralleta, la
formación teutona continuó asolándonos sin compasión con los abrasivos fraseos
contenidos en piezas como “The Bullet And The Bomb”. Tras mostrarnos su
gratitud y agradecernos nuestra presencia, el diminuto vocalista tomaba el
centro del escenario para presentarnos la siguiente pieza de la noche “Under
Your Skin”, una rotunda demostración del potencial de la banda en vivo, que nos
dejaría la imagen de Udo perdiéndose entre bambalinas para ceder todo el
protagonismo a sus compañeros.
Además de la inclusión de algún clásico de
la primera época, el vocalista alemán nos había preparado una segunda sorpresa
de cara al show de esta noche. Y es que, en esta ocasión, la banda se atrevió a
sacar su faceta más emotiva a la hora de interpretar temas como “Tears Of A Clown”, con unas primeras estrofas
únicamente acompañadas con los teclados y las acústicas, para que posteriormente se les
uniera el resto de la banda, o “Secrets In Paradise”, que sonó particularmente
bien y que, no me cabe la menor duda, sorprendió a más de uno de los presentes.
Pero las sorpresas no habían terminado aún, así que para el siguiente número de
la noche llegaba el momento de viajar a su primera etapa, centrando su objetivo
sobre la pieza que prestaba título a su tercera entrega “Faceless World”, convirtiéndose
en uno de los puntos culminantes de la
noche.
Para encarar este segundo tramo del show el
sexteto nos tenia preparada una nueva y suculenta ración de su ultimo trabajo
“Decadent”, así que fueron desgranando de forma sucesiva piezas como “Pain”, con Fitty completamente
desatado moviéndose cual animal enjaulado por el escenario mientras Heikkinen Y
Smirnov copaban la zona central para batirse en un intenso duelo, el uptempo
“Untouchable” o “Let Me Out”, un nuevo
guiño hacia sus fans más acérrimos, ya que esta composición está incluida en su
ultimo trabajo como “bonus-track”.
Tras semejante ración de material novedoso
era el momento de volver la vista atrás para rescatar un par de trallazos para finiquitar
esta primera parte del show por todo lo alto, de modo que las elegidas para
cerrar la velada fueron “Metal Machine”, presentada de forma magistral, con Udo
preguntándonos aquello de: “Are You Ready For Metal?” y “Metal Eater” con la que nos ofrecerían un cierre
cargado de intensidad y épica, con ambos “hachas” elevando sus instrumentos al aire
mientras Sven aporreaba incansablemente
su kit.
El retorno de los músicos sobre las tablas
no se demoró en exceso, y la elegida para inaugurar los bises seria una
marchosa “Break The Rules”, volviendo a prender el ánimo de una audiencia cada
vez más entregada. Y Hasta aquí llego el repaso al material de U.D.O., ya que fue a partir de este momento
cuando el diminuto vocalista se decidió
a abrir el capitulo dedicado al
recuerdo, obsequiándonos con nuestra deseada ración de nostalgia.
Evidentemente, el tramo final de la descarga estuvo protagonizado por una
rotunda selección de clásicos de su ex –banda, Accept, lo que acabó provocando
el delirio generalizado de unos seguidores que volvieron a vibrar, una vez más,
al escuchar a su héroe atacar piezas que son himnos indiscutibles de la
historia del heavy metal: una coreadísima “Princess Of The Dawn”, ese grito de
rebeldía y libertad que es “I´m A Rebel”, la potencia arrolladora de la speed
metalera “Fast As A Shark”, o la memorable “Balls To the Wall”, que acompañada
del cántico de toda la audiencia sigue conservando esa magia y esa capacidad de
emocionar hasta ponernos los vellos de
punta.
En
resumen, Udo Dirkschneider volvió a demostrar el porque es una leyenda viva
dentro del mundo del heavy metal. Si, efectivamente, siempre habrá quien diga
que se prodiga en exceso en sus apariciones en nuestro país, pero lo cierto es
que los que nos acercamos al Salamandra volvimos a ser testigos en primera
persona de una auténtica clase magistral de lo que debe ser un concierto de
heavy metal. Parece mentira que un tipo que ha superado holgadamente los
sesenta siga conservando la capacidad de imprimir a sus directos un ritmo tan intenso
y devastador. Quizás la mejor lectura que se puede sacar tras el concierto es
que ya queda menos para su próxima visita. ¡Te estaremos esperando Udo!
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